Autoras/es: Eduardo Galeano
(Fecha original del artículo: 1987)
Paradojas
Si la contradicción es el pulmón de la historia, la
paradoja ha de ser, se me ocurre, el espejo que la historia usa para tomarnos
el pelo.
Ni el propio hijo de Dios se salvó de
la paradoja. El eligió, para nacer, un desierto subtropical donde casi nunca
nieva, pero la nieve se convirtió en un símbolo universal de la Navidad desde
que Europa decidió europear a Jesús. Y para más inri, el nacimiento de Jesús
es, hoy por hoy, el negocio que más dinero da a los mercaderes que Jesús había
expulsado del templo.
Napoleón Bonaparte, el más francés de
los franceses, no era francés.
No era ruso José Stalin, el más ruso de
los rusos; y el más alemán de los alemanes, Adolfo Hitler, había nacido en
Austria. Margheríta Sarfatti, la mujer más amada por el antisemita Mussolini,
era judía.
José Carlos Mariátegui, el más marxista
de los marxistas latinoamericanos, creía fervorosamente en Dios. El Che Guevara
había sido declarado completamente inepto para la vida militar por el ejército
argentino.
De manos de un escultor llamado
Aleijadinho, que era el más feo de los brasileños, nacieron las más altas hermosuras del Brasil.
Los negros norteamericanos, los más oprimidos, crearon el Jazz, que es la más
libre de las músicas. En el encierro de una cárcel fue concebido don Quijote,
el más andante de los caballeros. Y para colmo de paradojas, don Quijote nunca
dijo su frase más célebre.
Nunca dijo: Ladran, Sancho, señal que
cabalgamos.
«Te noto nerviosa», dice el histérico.
«Te odio», dice la enamorada.
«No habrá devaluación», dice, en
vísperas de la devaluación, el ministro de Economía. «Los militares respetan la
Constitución», dice, en vísperas del golpe de Estado, el ministro de Defensa.
En su guerra contra la revolución
sandinista, el gobierno de los Estados Unidos coincidía, paradójicamente, con
el Partido Comunista de Nicaragua. Y paradójicas habían sido, al fin y al cabo,
las barricadas sandinistas durante la dictadura de Somoza: las barricadas, que
cerraban la calle, abrían el camino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario