Estimadas y estimados lectores:
Tenemos el agrado de presentar a continuación la versión ganadora de nuestro primer "Cuentus Interruptus" tanto en la votación del público como en la de Pizarras y Pizarrones. A disfrutar su lectura!
Autoras/es: Mario G. Marazzi, Elizabeth Jezierski
[...] Estuvo tentada de dejar que suene pero a
último momento cambió de idea y contestó con voz de alguien a quien acaban de
despertar… “hola”.
Era Paulina una amiga medio loca que siempre
tenía ideas traídas de los pelos [...]
(Fecha original del artículo: Noviembre 2012)
(Fecha original del artículo: Noviembre 2012)
Un martes terrible para Carmen Estévez. En el
Supermercado, desde las 9 de la mañana, tratando de no equivocarse con las
cuentas y los vueltos porque los errores…¡los pagan los empleados! Y el trabajo
hay que cuidarlo porque a los 46 años no es fácil encontrar ocupación. La
diferencia de hoy fue de 27 pesos con algunas monedas pero después de un
control donde la ayudó Mabel, pudo emparejar y quedó abajo con cuatro pesos y
centavos misérrimos.
Recalentó una bandejita con 2 empanadas de carne que
había traído del super, las comió con pocas ganas y tomó un insípido jugo de
ananá con soda. Puso la pava para hacer un té de hierbas digestivas y acarició
al gato de pasada, mientras Franco (se llamaba así el felino en recuerdo de un
novio extraviado de Carmen) estaba despatarrado en el único sillón del
monoambiente del barrio de San Cristóbal.
Hoy no quería perderse a Tinelli porque debutaba La Sueca y entonces, descalza y
con la taza de té a un costado, se dispuso a disfrutar de la …¿Por qué la
llamarían “la caja boba”?
Fue apoyar el culo en el sillón cuando sonó el teléfono…
Estuvo tentada de dejar que suene pero a
último momento cambió de idea y contestó con voz de alguien a quien acaban de
despertar… “hola”.
Era Paulina una amiga medio loca que siempre
tenía ideas traídas de los pelos.
-¿Qué te pasa? ¿Te desperté? – inquirió con
cierta impaciencia.
- No. Estaba por irme a dormir… Carmen
decidió mentir porque temía que su amiga se mandaría uno de estos sermones
sobre los programas de alto rating en TV. El decir mentiritas inocentes para no
perder imagen a los ojos de sus amigas se había hecho un hábito con Carmen.
Paulina era la más hinchapelotas en esto. “¿Para qué te interesa tratar de
quedar bien con gente con la cual no compartís nada?” – le había preguntado una
vez. Pero Carmenó por no tratar de explicar que lo que más temía era
quedarse sola, sin siquiera aquellos con quienes tenía tan poco en común. Es
que la mayoría de sus amigas de la secundaria que tenían formas de pensar
parecidas a las de ella ya se habían casado y tenían hijos y mantenían charlas
superficiales sobre cosas que merecerían un trato más serio. Y así el vínculo
que tenían en el colegio se rompió.
- ¿A dormir? ¿A esta hora? Medio mundo está
revuelto. Venite. Te espero en Olivos donde la otra vez. No te podés quedar
durmiendo…
Por no contrariar a su amiga más que por otro
motivo, Carmen salió a la calle. Caminó las 5 cuadras hasta el 12 que la
dejaría en Pte Saavedra. Desde allí hasta el lugar indicado la llevaba casi
cualquier bondi. Dormitó un poco en el viaje y se reprochó a sí misma por
haberse dejado sacar de la comodidad de su departamentito. Por Plaza Italia empezó a
escuchar gente caminando, voces que le sonaban familiares. “Me debo estar
volviendo loca” pensó. A la altura de Plaza Italia algo le llamó mucho la
atención porque era demasiado: todo el mundo parecía estar afuera, la calle
parecía una procesión de gente, los vecinos dejando subir los autos a la
vereda, con gentileza, tratando de que todos puedan estacionar, filas de personas
pasando entre los autos. Ya cerca de su destino, bajó del colectivo y caminó
por Maipú y cada vez estaba más sorprendida: vio la avenida cortada con gente
de lado a lado. Delante suyo iba un matrimonio con una chica de uno 10 años. La
nena decía:” Viste? Viste mamá, hay que salir para que no nos grite más por la
televisión!”
Dejó pasar
varios colectivos que la podrían haber dejado en Valkiria y Caminó hasta el
centro de Olivos, gente de lado a lado. Ningún cántico, ruidos y aplausos.
Carteles hechos a mano, algunos muy ingeniosos. Lamentó no tener un celular de
los que tienen una cámara de fotos. Los carteles decían: no a la re re, no te
creemos, no te vayas primero arreglá el kilombo que armaste, somos
constitucionalistas, democracia en serio, somos muchos, "no soy gorila, no
soy golpista, no soy resentida, no pertenezco a la ultraderecha, no me
descalifiques, reclamo democracia, honestidad, unión, diálogo con el disidente,
que la justicia sea independiente", corrupción y democracia no pueden ir
juntas, "lo único que necesitan los malos para triunfar es que los buenos
no hagan nada", respeto a la constitución, etc.
De repente Paulina apareció casi enfrente
de ella.
- ¿Por qué tardaste tanto? ¿Qué te parece lo
que estás viendo?
- Todavía no termino de enterarme de qué se
trata… ¿Es una demostración?
- Sí, claro.
- Vamos a ver si nos sentamos en algún lado…
Iba a decir que en cualquier momento podía caer la cana y si estaban en un
lugar cerrado tomando un cortado en jarrito tenían una coartada aable… Pero
le pareció que Paulina se iba a reír de ella y rápidamente inventó: - tengo los
pies que no doy más. Pero siguieron caminando un rato más en busca de un lugar
donde sentarse. A Carmen le llamó la atención un grupo de personas que llevaban
unos pasacalles que decía LIBERTAD. Detrás de ellos otro grupo que llevaban
carteles individuales: uno por cada letra la L, la
I. la B… Cosechaban muchos aplausos aunque por momentos algún
cartel se quedaba mucho más atrás o mucho más delante de los demás Así en un
momento parecía que el reclamo tenía algo que ver con IBERÁ o con BERTA… y se
sonrió. Aparecieron otros ciudadanos indignados demandando SEGURIDAD. Esto era
figurita repetida. Cada vez que alguien moría en un asalto, los amigos y los
familiares se juntan para reclamar seguridad y justicia. A veces se reunían
vecinos… A Carmen le parecía bien. Incluso no veía mal que en algunos casos los
vecinos quemaran las pertenencias de un violador. Su razonamiento era simple:
si nadie castiga a los violadores será señal que hay luz verde para ellos. Los
malhechores no deben sentirse tranquilos. Una compañera del trabajo de Carmen
tenía una prima cuya sobrina, menor de edad fue secuestrada y violada. Su madre
la convenció que fueran a la comisaría a hacer la denuncia. En la comisaría
escucharon su queja y luego le hicieron firmar un papel que luego supieron que
no tenía valor legal ninguno. Los vecinos decían: “hay que hacer la denuncia
pero no hay que quedarse en eso. Si el tipo es amigo o pariente del comisario,
no pasa nada. Hay que buscarlo, quemarle la casa y echarlo del barrio…”, pero
las demás cajeras del súper no estaban de acuerdo: “Esto sería como tomar la
justicia en las propias manos. Esto sería el Far West.” Carmen pensaba, “y sin
esto ¿cómo estamos?” Pero no se atrevió a contradecir a la mayoría por temor a
que la aíslen.
Antes que pudiera hacer ningún comentario
Paulina reconoció a su sobrino y la novia del mismo y los llamó a los gritos.
- Yo sabía que no ustedes no iban a faltar –
los saludó Paulina cuando los jóvenes se acercaron. – vengan, siéntense. Deben
estar fusilados.
- Sabías de nosotros más que nosotros mismos.
La verdad que tengo mis dudas acerca de si estamos en el lugar correcto – dijo
Cristian, el sobrino de Paulina
- ¡Cómo! Si ustedes se la pasan despotricando
contra Cristina y hay es la gran oportunidad de despotricar entre muchos…
- Creo que fuiste vos la que dijo un día que
no siempre el enemigo de mi enemigo es mi amigo – terció la novia y, ante la
mirada atónita de Paulina, agregó. – A
no ser que creamos que la esencia del modelo propuesto por Cristina radique en
quién lo ejecuta, los que tienen la voz cantante en esta marcha no son enemigos
de Cristina. Son como los perros que ladran bastante para no tener que morder.
Una carcajada coronó la atmósfera que comenzaba
a tornarse tensa. Con horror Carmen se reconoció como la insolente autora de la
risa. Por una fracción de segundo le pareció que los tres pares de ojos que se
fijaron en ella la iban a condenar al ostracismo eterno. Sintió pánico
escénico. Por su memoria relampagueó el recuerdo del día que se atrevió a
contradecir a la profesora de ERSA. Sus compañeras marcaron su diferencia con
ella y la profe se burló “No querrás dar la clase vos ahora ¿o sí?”…
Como eco de aquellos días, sonó la voz de
Paulina:
- No sabía que eras politóloga. ¿O te has
vuelto trosca ahora?
Y
luego las voces de los jóvenes:
- Pará, tía. No podés andar por la vida
impartiendo tu verdad a todo el mundo.
- ¿Por qué no le dejan hablar a la señora?
- Carmen, terció Carmen.
- Dale, Carmen. Te reíste de eso de perros
que ladran para no morder. Era porque sonaba ridículo o ¿Por qué?
Carmen llenó los pulmones de aire. Y dijo:
- Me pareció genial. Un segundo de silencio y
luego continuó con tono un tanto más vacilante… No, Paulina. No soy politóloga.
No sé si eso es bueno o es malo. Creo que cuando todavía no había amainado el
miedo producido por el genocidio, apareció la campaña de que los políticos son
todos malos, la política es sucia, los partidos son todos verticalistas… Y lo peor es que creímos como habíamos creído
otras tantas pavadas. Y es por eso que yo y millones de otras como yo no
entendemos nada de política. Pero hay cosas que son lo que mi abuela llamaba de
sentido común. ¿Por qué se reprime algunas manifestaciones y otras no? ¿Por qué
me hablan de la libertad si yo no soy libre ni siquiera de comprarme las
pilchas que usan las modelos y no puedo ir de vacaciones ni a la costa del río
porque todas estas cuestan plata que yo no gano a pesar de que me esmero y no
falto casi nunca? ¿Porque cantan el himno y hablan de la libertad si la fragata
Libertad está presa, confiscada por deudas que ni yo ni nade de mi entorno ha
contraído? ¿Por qué me hablan se seguridad – que ojalá la tuviésemos – pero
todavía no se sabe quién es el responsable de de Plaza Once? Y siguen
desapareciendo mujeres como Marita Verón y toda investigación se corta cuando
empiezan a tocar figurones. Y hay gente que se ponen contentos cuando se
estrenan patrulleros nuevos en Vicente López o esta nueva forma de policía que
no sé para que sirve en Capital si no hay quien nos proteja de los pungas en el
subte. Y vos misma me contaste, Paulina, que hace poco la policía que no tenía
medios para correr a los chorros reprimió a unos pibes que se oponían a no sé
que negocio inmobiliario en la costa porque quería conservar esta costa libre y
verde. Yo no tengo estudios. Terminé el Perito Mercantil cuando todavía se
llamaba así y era título nacional. Con esto garantizo un trabajo que me permite
poder ver programas en TV que en otros tiempos se habrían visto como una
vergüenza. No, no soy politóloga, Paulina, ni lo quiero ser. Ni vos tampoco.
Lentamente la calle se empezó a vaciar. Carmen
hizo un gesto para llamar al mozo para pagar su café. Seguía hablando en voz
cada vez más baja… perdonen mi atrevimiento pero yo en serio no entiendo nada
de política, yo solo trabajo, miro y pienso y me guardo mis pensamientos
porque… (Y acá su voz se quiebra) porque soy cagona y si uno no es rico no debe
andar diciendo lo que piensa… Así que disculpen…
…………………….
En el camino a casa Carmen dormitó bastante
porque se sentía cono avasallada por todo lo que pasó. El breve sueño hizo que
el cansancio le cedió el lugar a una rara sensación muy parecida a la
satisfacción. Ya le dejó de preocupar si su exabo de oratoria iba a hacer
que Paulina no le hablase nunca más… ahora sabía que iba a hablar con sus
compañeras del súper. En primer lugar con Mabel, porque es una piba solidaria
aunque no lo proclama como solidad, simplemente te da una mano cuando la
precisás. También hablaría con aquella compañera cuya parienta sufrió en carne
propia los efectos de la inseguridad. Se dio cuenta que fue grosera al no haber
nunca mostrado interés por saber como se resolvió el problema de aquella piba
víctima de la violencia del género. Luego, si alguien mencionaba el programa de
Tinelli y el debut de la sueca, ella contaría exactamente por qué no se quedó a
ver el programa. Sonrió maliciosamente que esta sería una manera de hacerle
saber a sus compañeras que aunque parezca tan poco interesante, hay quienes la
invitan y casi sin quererlo le abren la posibilidad de poder explayarse. Es una
Carmen casi feliz la que abre el grifo de la ducha en su departamentito. Y otra
vez suena el teléfono.
Otra vez se siente tentada de dejarlo sonar
pero al final, envuelta en una toalla de baño levanta el tubo mientras observa
con desasosiego que está dejando pisadas de agua sobre el piso.
Es Paulina
- Che, Carmen. Dice mi sobrino que yo te
traté para la mierda y que te fuiste enculada y quiere que te invite a tomar
mate. Él estudia Ciencias de la
Comunicación y quiere ver de poder hacerte una entrevista…
- Bueno, arreglá para el fin de semana que
viene. Ahora dejame dormir que si no. mañana me echan… se ríe. También Paulina
se ríe.
Es una Carmen totalmente feliz la que le
sirve una bandejita de alimento balanceado a Franco se va a dormir.
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