Autoras/es: Dolors Reig
Con
amazon, con los ebooks en general, no resulta difícil poder disfrutar
de los últimos lanzamientos sobre pensamiento en EEUU, los “non fiction”
que leo cuando el tiempo me permite tan preciada afición. Por este
motivo dejé en la cafetería de Barnes & Nobles en una plaza de Nueva
York los cinco o seis títulos que me llamaron la atención y me llevé en
su lugar un par de revistas, una conocida, Good y otra desconocida pero
con un subtítulo sugerente: Ode, for intelligent optimists.
Me
quedo con la primera, de la que realizaremos también algún extracto
aquí, pero rescataría de la segunda, además del nombre, un artículo de Jeremy Rifkin muy en la línea de la Sociedad 2.0 que nos ha ocupado aquí en múltiples ocasiones: How the “energy Internet” will transform political power by democratizing green power (Cómo la energía de internet transformará el poder político democratizando el poder energético).
El tema es el mismo que expresa el vídeo que acompaña este post http://www.youtube.com/watch?v=_jsxICZFB2Q&feature=player_embedded#!,
la civilización industrial está agotada y necesitamos nuevas narrativas
económicas, que permitan crear un planeta más sostenible. El petróleo
va agotándose y las tecnologías que lo precisan se van volviendo
obsoletas. Entre los resultados están los niveles de desempleo, que en
el mundo están alcanzando nuevos records. Mil millones de seres humanos,
casi una séptima parte de la población mundial muere actualmente de
hambre. El panorama es igualmente escalofriante desde un punto de vista
medioambiental, hasta el punto de que muchos científicos están avisando
de que podemos enfrentarnos a una extinción de plantas y animales en
masa antes de finalizar este siglo.
Nuevas
tecnologías de la comunicación y nuevos sistemas energéticos llevan,
para Rifkin, hacia nuevos paradigmas económicos. Nuevos regímenes
energéticos hacen posible la creación de una economía más
interdependiente, expanden los intercambios comerciales y facilitan unas
relaciones sociales más densas e inclusivas. Las revoluciones en la
comunicación que los acompañan servirán para organizar y gestionar las
dinámicas temporales y espaciales que surgen de los nuevos sistemas
energéticos. Es lo que ocurre con la revolución de internet, que junto a
las energías renovables emergentes, crearán una poderosa
infraestructura para la tercera revolución industrial, destinada a
cambiar el mundo.
En
el siglo XXI, cientos de millones de seres humanos estarán generando
energía verde desde sus casas, oficinas e industrias, compartiendo con
los demás, a través de redes inteligentes de electricidad (intergrids)
del mismo modo que hoy generan y comparten información en internet. La
democratización de la energía llevará a una reordenación fundamental de
las relaciones humanas, con impacto en la forma en que dirigimos
negocios, gobiernos educamos o nos implicamos en la vida cívica.
La
tercera revolución industrial tendrá para Rifkin un impacto importante
en el siglo presente, como lo tuvo en el siglo XIX la primera y la
segunda en el XX, cambiando como sus antecesoras cada aspecto de
nuestras vidas. Las organizaciones jerárquicas, “top down” tradicionales
que han caracterizado las épocas anteriores dejarán espacio a
relaciones distribuidas, colaborativas, hacia un poder mucho más
horizontal. estructura colaborativa de internet. La nueva revolución
creará puestos de trabajo y pondrá fin también al consumismo desmedido
de los últimos 200 años.
Conforme
nos acercamos a mediados de siglo, más y más espacio de la esfera
comercial será ocupado por tecnologías inteligentes, liberando mucho de
capital social hacia formas de activismo no vinculadas a lo económico en
la sociedad civil. Este, el de la acción cívica y social, será el
principal sector en esta nueva era. Si logramos, finalmente, paliar las
necesidades más básicas de los seres humanos, termina un Rifkin que
recuerda a los grandes teóricos de la motivación (Maslow), serán
cuestiones más trascendentes las que ocuparán a la humanidad en la
próxima etapa de nuestra historia.
Seguimos desde aquí, como veis, en el barco del optimismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario