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jueves, 12 de mayo de 2011

La vida cotidiana: análisis desde una perspectiva sociológica

Autoras/es: Stella Maris Torre
(Fecha original del artículo: Septiembre 2002)
Hay muchos problemas que debe asumir la sociología en tanto se propone la construcción de un conocimiento científico de lo social. Uno de ellos es comprender el concepto de vida cotidiana propuesto por Heller.
Por ejemplo, en el cuento breve "Instrucciones para subir una escalera" de Julio Cortázar -donde la intención del autor es hacer visibles, a través del absurdo, situaciones sobre las que no reflexionamos habitualmente- podemos señalar una característica de la estructura de la vida cotidiana que se destaca particularmente en la acción de subir una escalera.
La espontaneidad (1) es la característica dominante de la vida cotidiana, aún cuando pueda manifestarse en diversas actividades con distinto nivel. Heller realiza una teorización respecto de la esfera de la vida cotidiana (2), y hace un análisis de la tensión que en todo hombre existe entre lo particular y lo específico. La autora también propone el concepto de extrañación (3) de la vida cotidiana.


Las conceptualizaciones básicas de la sociología tienen la posibilidad de vincularse con la vida cotidianaAgnes Heller explica su estructura y, en este tema, nuestra comprensión también requiere del abandono de ciertas significaciones atribuidas desde el conocimiento común a este concepto, al que habitualmente interpretamos como lo diario.



Decíamos antes que una característica dominante de la vida cotidiana es la espontaneidad (1), que Heller caracteriza como la tendencia de toda forma de actividad cotidiana, que produce un cierto grado de conductas automáticas. 


Sin embargo, no toda actividad cotidiana es espontanea al mismo nivel, ya que si nos pusiéramos a reflexionar sobre el contenido de verdad material o formal de cada una de nuestras formas de actividad, no podriamos realizar ni siquiera una fracción de las actividades cotidianas imprescindibles y se imposibilitarían la producción y la reproducción de la sociedad humana. Al respecto, la autora señala:

...el ritmo fijo, la repetición, la rigurosa regularidad de la cotidianidad no están en modo alguno en contradicción con la espontaneidad, sino, por el contrario, lo uno implica lo otro... pues si nos dispusiéramos a reflexionar sobre el contendo de verdad material o formal de cada una de nuestras formas de actividad, no podríamos realizar ni siquiera una fracción de las actividades cotidianas imprescindibles y se imposibilitarían la producción y la reproducción de la vida de la sociedad humana.
Asimismo, Heller conceptualiza a la esfera de la vida cotidiana (2) de la siguiente forma:
...la vida cotidiana es la vida del individuo. El individuo es siempre y al mismo tiempo ser particular y ser específico...en el caso humano la particularidad expresa no sólo su ser "aislado" sino también su ser "individual"...El individuo (la individualidad) contiene tanto la particularidad cuanto lo específica que funciona consciente e inconscientemente en el hombre.
De tal modo, la vida cotidiana es una esfera en la que pueden ser comprendidas las interrelaciones del mundo económico-social y la vida de cada persona. 
En palabras de la autora, es la vida de todo hombre que, a partir del nacimiento, cada uno debe preservar satisfaciendo las necesidades que en particular son propias de su autopreservación. Este hombre particular - el que es cada uno de nosotros - también es miembro del género humano y como tal, tiene, a partir de su particularidad concreta, la posibilidad de desarrollar acciones, sustentar conocimientos, sentir motivaciones genéricas.
Sin embargo, las determinaciones proyectadas desde la jerarquía socialmente impuesta por la división social del trabajo, pueden provocar en su conciencia una cristalización total de las características de la particularidad, impidiéndole el desarrollo humano específico que le permitiría acceder a su condición de hombre entero, de individuo.
El hombre concreto que estudiamos en la esfera de la vida cotidiana es entonces particular y específico. Es necesario que tomemos en cuenta que tal particularidad no es la singularidad de un hombre aislado, sino la del individuo cuya maduración se produce en la posibilidad creciente de asimilar las relaciones sociales a través de la manipulación de las cosas y de las formas de comunicación social.
¿Acaso al aprender el hombre a vestirse, calzarse, emplear utensilios para comer, no está asimilando relaciones sociales?
Esta particularidad es una particularidad social y, a partir de ella, más allá de que el hombre perciba sus necesidades como necesidades del yo, se produce el movimiento que integra al particular en el sistema de necesidades de la comunidad, que hace posible las motivaciones y acciones en nombre del nosotros.
Teniendo en cuenta que no se trata de comunidades naturales, sino de la sociedad capitalista - que imprime a la esfera de la vida cotidiana una jerarquía determinada por la división social del trabajo y las relaciones sociales que establece -, se hace necesaria la ética, a fin de que el individuo someta su particularidad a lo específico a partir de un mandato interior.  Más allá de su poder de veto, la ética significará, en su concreción a través de la moral, la función de transformación y culturización de las aspiraciones de la particularidad.


Heller también nos habla de las formas que son necesarias para el pensamiento cotidiano: ultrageneralizacion, analogía, precedentes, imitación, entonación, que son formas que facilitan el actuar en la cotidianidad, pero que no deben cristalizar en lo absoluto o de lo contrario nos encontraremos con una extrañacion (enajenación) de la vida cotidiana, extrañacion con respecto de las posibilidades concretas del desarrollo especifico de la humanidad (y la vida cotidiana es de todas las esferas de la realidad la que mas se presta a la extrañacion). Además, cuanto mayor es la extrañacion producida por la estructura económica de una sociedad dada tanto mas irradia la vida cotidiana su propia extrañacion sobre las demás esferas.
Estas características de la vida cotidiana están presentes en la heterogeneidad de acciones a la que otorga organicidad la jerarquía propia de la formación económico-social vigente y, por consiguiente, histórica.
Tal jerarquía que se reproduce en la vida cotidiana puede provocar la cristalización de estas características, impidiendo el movimiento que posibilite el desarrollo humano específico, lo que genera en la conciencia el ya mencionado fenómeno de extrañación (3), fenómeno entendido por la autora del siguiente modo:

Hay extrañación desde que existe un abismo entre el desarrollo humano-específico y las posibilidades de desarrollo de los individuos humanos, entre la producción humano-específica y la participación consciente del individuo en ella...
Por el contrario, la homogeneización es el proceso que, mediante la abolición momentánea de tal heterogeneidad, sustenta las accions y motivaciones de la genericidad propias del individua que, aún en relación con el mundo determinado jerárquicamente por la división del trabajo, puede desarrollar una jerarquía autónoma y desde esta autoconciencia, conducir su vida.  Esto nos permite afirmar que la vida cotidiana no es necesariamente extrañada.

Finalmente Heller propone el regimiento de la vida, lo cual implica para cada cual una vida propia, aun manteniendo la estructura de la cotidianidad; cada cual ha de apropiarse a su modo de la realidad e imponerle el sello de su individualidad y este regimiento de la vida no puede convertirse en posibilidad social universal más que una vez abolida y superada la extrañacion. Aun asi es posible y significa un reto a la deshumanización. De esta forma la "ordenación" de la cotidianidad es un fenómeno nada cotidiano; el carácter representativo "provocador", excepcional, transforma la misma ordenación de la cotidianidad en una acción moral y política.


En resumen, Heller nos advierte contra una sociedad que a la vez que ha posibilitado la emancipacion y crecimiento del hombre, en la cotidianidad lo restringe, debiendo el ser humano cambiar él mismo para poder cambiar después a los demás.



Bibliografía
HELLER, Agnes, Historia y vida cotidiana, México, Enlace-Grijalbo, 1985, cap. 2: "La estructura de la vida cotidiana", págs. 39 a 69.

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