Boas vestido como pescador esquimal |
Autoras/es: Stella Maris Torre
(Fecha original del artículo: Septiembre de 2003)
Boas establece la relación entre el conocimiento de la lengua indígena y la etnología diciendo que: "el conocimiento de la lengua indígena sirve como un importante adjunto para una acabada comprensión de las costumbres y creencias... el servicio que nos aporta es, ante todo, una necesidad práctica tendiente a una más clara comprensión de los fenómenos etnológicos" (Boas, [1964], pág. 4).
Parte de la base de que el medio ideal por el que el investigador obtiene información de primera mano es conversando con los nativos, para lo cual sería muy importante tener un conocimiento práctico de la lengua del grupo a investigar: "el dominio de una lengua es un medio indispensable para obtener un conocimiento seguro y acabado, puesto que puede obtenerse mucha información escuchando las conversaciones de los nativos y tomando parte de su vida diaria" (Boas, [1964], pág. 2).
Pero como este medio, por diversos motivos, está fuera del alcance del etnólogo, normalmente se recurre a información de segunda mano, obtenida mediante:
* Informantes (intérpretes): por su intermedio el investigador puede recibir las respuestas de los indígenas, pero esta ventaja está limitada por varias razones, entre ellas, porque los intérpretes pueden:
* no estar familiarizados con la lengua del investigador
* no ser afines al punto de vista de los indígenas
* no entender la necesidad de precisión del investigador
* si son particularmente inteligentes, absorber la óptica del investigador, parcializando así la información
* Trade jargons (jergas de comercio): si bien salva las dificultades de los informantes, su vocabulario es muy limitado, haciendo casi imposible obtener información religiosa, filosófica, artística.
Para superar las limitaciones señaladas, Boas propone obtener un conocimiento teórico que comenzaría: "anotando relatos u otros registros en lengua nativa y leyéndoselo a los indígenas... Si el observador, aún no pudiendo expresarse en la lengua nativa, es capaz de entender por un rápido análisis la significación de aquello que se le dicta, está en situación de obtener información." (Boas, [1964], pág. 2). Si bien entonces habría conocimiento de muchos aspectos de la vida indígena por investigación lingüística, Boas reconoce que: "las traducciones, de todos modos son tan poco claras que requieren un completo conocimiento de la lengua de origen para explicar esa significación" (Boas, [1964], pág. 4). Con todo, según el parecer de Boas: "un estudio teórico de las lenguas indígenas no es menos importante que un conocimiento práctico... un estudio puramente lingüístico es parte de una indagación total de la psicología de los pueblos del mundo. Si se concibe a la etnología como una ciencia que trata con los fenómenos mentales de la vida de los pueblos del mundo, el lenguaje humano, una de las manifestaciones más importante de la vida mental, parecería pertenecer naturalmente al campo de trabajo de la etnología." (Boas, [1964], pág. 4).
Boas no considera que la amplitud de uso de formas gramaticales observable en los indígenas sea un obstáculo para la formulación pensamientos abstractos (ideas generalizadas), sino que "la falta de esas formas se debe a la falta de su necesidad [ya que] el hombre primitivo[1] ... no tiene por hábito discutir ideas abstractas" (Boas, [1964], pág. 5). Brinda numerosos ejemplos de la posibilidad de construir términos generales en las lenguas indígenas, reconociendo múltiples variantes, desde el concepto de que "lo que es verdad en estos casos, lo es en la estructura de cada lengua en particular" (Boas, [1964], pág. 6). En el caso particular de los sistemas numéricos, a pesar de que existen muchas lenguas donde la cantidad de números es escasa, no es que los pueblos hablantes no son capaces de formar el concepto de cifras superiores, sino que no tienen "la necesidad de expresión de valores más altos... [y que] ...la tribu en su conjunto parece siempre ser capaz de adaptarse a la necesidad del cómputo" (Boas, [1964], pág. 7). Relaciona las lenguas europeas con las primitivas diciendo que las primeras "han sido moldeadas en gran medida por el pensamiento filosófico abstracto... [y que] ...muchos de sus términos pueden emparentarse a los términos abstractos no idomáticos y artificiales que se pueden formar en las lenguas primitivas." (Boas, [1964], pág. 7).
Sigue en la misma línea al establecer la relación entre estado cultural y lengua, diciendo que existiría una relación directa entre ambos en la medida que el primero moldee la forma lingüística, no a la inversa.
Al referirse al contraste entre fenómeno lingüístico como inconsciente y fenómeno etnológico como conciente, lo califica de aparente. En efecto, partiendo de que "la diferencia esencial entre lo lingüístico y lo etnológico se da en que las clasificaciones lingüísticas nunca se desarrollan conscientemente, y que, por lo tanto, [no] conducen a un razonamiento secundario y a reinterpretaciones" (Boas, [1964], pág. 8), mientras que los fenómenos etnológicos son relativamente claros al pensamiento consciente, afirma luego que muchas costumbres "son en su origen tan poco conscientes como las ideas fundamentales del lenguaje" (Boas, [1964], pág. 8), y en muchos casos, especialmente referidos a la religión, cuando el hombre las transforma en objetos de pensamiento, "surge la especulación... y ...series enteras de explicaciones secundarias" (Boas, [1964], pág. 8), definiendo éstas como un "intento racionalista... de explicar una costumbre que de otro modo sería inexplicable" (Boas, [1964], pág. 9). Así, establece que la forma común entre los fenómenos etnológico y lingüístico "es el conjunto de un considerable número de actos regidos por una idea común, sin necesidad de que ésta se asiente en la consciencia" (Boas, [1964], pág. 10) y que la diferencia esencial sería que en los primeros, determinada idea, por ejemplo, la de pudor, es fácilmente aislable en otros conceptos, apareciendo posteriormente las explicaciones secundarias, mientras que "se hace difícil dar una prueba definitiva del carácter inconsciente del fenómeno etnológico porque muchos de ellos no se han constituido en objetos de pensamiento. La mejor evidencia que podemos aportar...debe tomarse de nuestra propia experiencia" (Boas, [1964], pág. 8). La ventaja de la Lingüística sería que las categorías permanecen inconscientes y por lo tanto los procesos que conducen a su formación pueden continuarse sin que perturben factores de explicación secundaria.
Boas afirma que para pensar claramente, lo hacemos en palabras, las cuales pueden usarse con distintos significados. En cuanto a la relación costumbres - expresión lingüística, dice: "se asume comúnmente que la expresión lingüística es un reflejo secundario de las costumbres, pero la cuestión está bastante abierta en lo que respecta a cuál es el fenómeno primario y cuál el secundario, y si las costumbres de un pueblo no se han desarrollado en una terminología de origen inconsciente" (Boas, [1964], pág. 11). Para expresar conceptos, se usan términos descriptivos o bien términos metafóricos; Boas concluye diciendo que estos últimos, mediante transferencia de ideas, tomadas con cierta amplitud literal, probablemente hayan conducido a perspectivas particulares o costumbres; reconoce que no abundan muchos ejemplos, pero los más convincentes los encontramos en la poesía.
Fuente: Boas, Franz; "Lingüística y Etnología" en Dell Hymes, "Language and Culture in Society. A reader in Linguistics and Anthropology"; Harper and Row; New York; 1964 - Traducción de la Cátedra de Elementos de Lingüística y Semiótica de la FFyL (UBA)
[1] Interpreto que Boas elige el término primitivo y sus derivados para referirse a los pueblos originarios
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