Autoras/es: Stella Maris Torre
Emile Durkeim (1858-1917) es considerado uno de los padres fundadores de la sociología, específicamente lo que se considera sociología clásica.
Desde una perspectiva basada en los métodos de las ciencias biológicas y coincidente con los fundamentos del positivismo que los precede a través del pensamiento de Augusto Comte, Durkheim sostinene en Las reglas del método sociológico y otros escritos sobre filosofía de las ciencias sociales, que el objeto de la sociología es el hecho social al que caracteriza como externo, anterior a la concreción vital de los hombres y ejerciendo coerción sobre los individuos.
Si bien sus trabajos sos ineludibles para cualquier aproximación a la sociología, la perspectiva de análisis que asume ha sido fuertemente cuestionada y rebatida. Entre estos cuestionamientos señalaremos el pensamiento de Agnes Heller.
Desde la perspectiva de Durkheim, los determinantes sociales son constitutivos de las acciones humanas, por lo que para efectuar un análisis desde su misma perspectiva, tenemos que poner en juego categorías pertenecientes a un marco teórico en particular.
En un relato perteneciente a El libro de la risa y el olvido, Milan Kundera presenta magistralmente una ridícula situación que se plantea en el contexto de una grave solemnidad fúnebre. A través del relato se expresan claramente los determinantes sociales que, desde la perspectiva de Durken, son constitutivos de las acciones humanas.
Leamos ahora un fragmento extraido del texto de Durkheim referido al concepto de hecho social:
"[...] Cuando se contemplan los hechos tales como son y como siempre han sido, salta a la vista que toda educación consiste en un esfuerzo continuo para imponer al niño los modos de ver, sentir y obrar que él no hubiera adquirido espontáneamente. Desde los primeros años de su vida le obligamos a comer, beber y dormir a horas regulares, le obligamos a estar limpio y tranquilo, a la obediencia, al silencio; más tarde le coaccionamos para que aprenda a tener en cuenta a los demás, a respetar las costumbres y convenciones sociales, le obligamos a trabajar, etc. [...]"
A la luz de esta afirmación podemos apreciar, como decíamos al inicio del artículo, de qué forma Durkheim define el concepto de hecho social y explica sus características. Los hechos sociales serían maneras de obrar, de pensar y de sentir que existen con independencia de las conciencias individuales y que, además, están dotados de una fuerza colectiva por la cual se imponen a los hombres.
Hay situaciones en que los hombres actúan guiados por los condicionamientos sociales. Muchas situaciones dan cuenta de la vigencia del hecho social de acuerdo con la perspectiva adoptada por Durkheim, aunque hay algunas situaciones que denotan esta presencia con mayor precisión.
Así podemos mencionar en qué situaciones los personajes del texto de Kundera actuan guiados por estos condicionamientos, por ejemplo:
Así podemos mencionar en qué situaciones los personajes del texto de Kundera actuan guiados por estos condicionamientos, por ejemplo:
"Papá Clevis tenía el sombrero bien encasquetado en la cabeza, pero el viento era tan fuerte que de repente se lo arrebató y lo hizo posarse entre la sepultura abierta y la familia Passer que estaba en primera fila.
En un principio su intención fue atravesar la masa de gente y recoger el sombrero, pero inmediatamente se dio cuenta de que con tal comportamiento daría la impresión de que le importaba más el sombrero que la solemnidad del homenaje dedicado al amigo. Decidió por lo tanto no interrumpir y hacer como si no hubiese pasado nada."
Sin embargo, la coerción de la que hablábamos al principio no siempre es percibida y sólo se patentiza cuando los actos humanos entran en contradicción con los valores sostenidos por el hecho social.
Entonces, desde la perspectiva teórica durkheimiana se definen además tanto el concepto de autonomía como el de imposibilidad. Muy particularmente, según el criterio y la definición adoptada por Durkheim, los hombres no son autónomos, sino que están determinados por el hecho social en acuerdo con las características esenciales de éste. Entonces, hay situaciones en que parece que actuáramos autónomamente, cuando en realidad actuamos sin que mediara ninguna resolución consciente y al darnos cuenta de la reacción social, nos sentimos en falta.
Entonces, desde la perspectiva teórica durkheimiana se definen además tanto el concepto de autonomía como el de imposibilidad. Muy particularmente, según el criterio y la definición adoptada por Durkheim, los hombres no son autónomos, sino que están determinados por el hecho social en acuerdo con las características esenciales de éste. Entonces, hay situaciones en que parece que actuáramos autónomamente, cuando en realidad actuamos sin que mediara ninguna resolución consciente y al darnos cuenta de la reacción social, nos sentimos en falta.
Desde el texto de Kundera también podemos identificar en qué situaciones los personajes obran (en apariencia) autónomamente:
"En ese mismo momento se acercó a la sepultura un hombre muy emocionado, con un papel en la mano, se dio media vuelta hacia los sepultureros, miró al papel y comenzó a leer en voz alta. Los sepultureros lo miraron, dudaron un momento si tenían que volver a dejar el cajón a la sepultura, pero luego comenzaron a bajarlo lentamente al hoyo, como si hubieran decidido ahorrarle al muerto un cuarto discurso."
Pero para Durkheim finalmente tales actos autónomos no son posibles, fundamentándose en la determinación social del individuo, lo cual apreciamos, por ejemplo, en este otro pasaje de Kundera:
"El féretro llegó al fondo del pozo, los sepultureros sacaron las cuerdas, se quedaron humildemente de pie junto a la tumba. Al darse cuenta de la insistencia con la que el orador se dirigía a ellos, agacharon la cabeza, confusos."
Así, Durkeim plantea la relación entre individuo y sociedad, la cual estaría definida por la vigencia del hecho social, equiparable en su significación a la de sociedad o estructura social o conciencia colectiva, integrada por todos los conceptos a los que se les reconoce una naturaleza sui generis de la cual no forman parte los individuos.
Durkheim define al hombre como incapaz de poner límites a sus proyectos y aspiraciones fuera de la determinación de la norma. En síntesis, tales normas son la expresión de la moral durkehimiana que objetivamente determina las conductas de los hombres.
Desde esta concepción objetivista, no es la norma el resultado de la suma de voluntades individuales, sino que, en clara relación con la conciencia colectiva que definiera Comte, tiene una condición sui generis.
Para Durkheim, el hombre está inerme ante el hecho social que lo determina a partir de los valores integradores que se materializan en normas, códigos, leyes, usos, costumbres, etc.
En Problemas fundamentales de la teoría
sociológica, Rex desarrolla un análisis detallado fundado en el concepto de
hecho social y sus especificaciones respecto de las corrientes
sociales, sustentando una interpretación semejante a la de Durkheim.
Pero el tiempo pasa, las ideas cambian... Veamos ahora otra posición posible:
Para Heller, el hombre concreto, cuya esencia está constituida por particularidad y genericidad, puede obrar con la libertad relativa que le permite, más allá de la jerarquía por la división social del trabajo, construir su propia jerarquía y, de este modo, posibilitar el regimiento de vida, propio del hombre, que constituyéndose en individuo, es capaz de mantener una relación consciente consigo mismo (autoconciencia) y con el mundo.
Amerita esto una buena comparación ¿les parece?
2 comentarios:
muy útil y simplificado!!!
muy bien explicado gracias
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