Autoras/es: Stella Maris Torre
(Fecha original del artículo: Septiembre de 2003)
Partiendo de que "la escritura no es lenguaje sino simplemente un modo de transcribir la lengua por medio de símbolos visibles" (Bloomfield, 1964:23), este autor se dedica al estudio de la lengua, no ya como sistema de signos, sino en términos de actos del habla "en circunstancias simples" (Bloomfield, 1964:25), desde una perspectiva elementalista-asociacionista, tal como desarrolló el conductismo en psicología.
Distingue entre acto del habla y los "hechos prácticos" que lo preceden (estímulos del hablante, por ejemplo, el hambre) y lo siguen (respuesta del oyente, por ejemplo, alcanzar alimento). Intentando analizar el papel del habla en la historia, afirma que " la división del trabajo y con ella, la labor entera de la sociedad humana, se debe a la lengua" (Bloomfield, 1964:27).
Vuelve al reduccionismo al considerar, de acuerdo con la fisiología y física, que el acto del habla en sí consta de tres partes, proponiendo el siguiente modelo comparativo:
Siendo E el estímulo práctico, R la reacción práctica o manual, r la reacción lingüística sustituyente, y e el estímulo lingüístico sustituyente. De tal forma, según Bloomfield los humanos reaccionan a dos tipos de estímulos, y pueden tener dos tipos de respuesta; en ambos casos, prácticos o hablados.
Considera luego los actos del habla como "sin valor en sí mismos" (Bloomfield, 1964:29), pero medios para grandes fines, como por ejemplo, pedir ayuda a otro ser humano. El significado, consistiría entonces en las cosas importantes, los hechos prácticos, con los que se relaciona el acto del habla.
Sigue en su perspectiva al considerar al hombre dentro del reino animal y diciendo que "el habla humana se distingue de las acciones en forma de señales que hacen los animales...por su gran diferenciación" (Bloomfield, 1964:30), colocando así el eje de la diferencia en lo cuantitativo, no en lo cualitativo.
Para Bloomfield, sonidos distintos tienen distintos significados y la lingüística sería el estudio de esta "coordinación" de sonidos y significados, la cual permite al hombre "interactuar con gran exactitud" (Bloomfield, 1964:31). Poniendo su acento en la función comunicativa, no desconoce su papel en la abstracción, el pensar; pero la reduce a una etapa por la que pasa el habla antes de que se materialice en la práctica.
Reconoce que "el mecanismo que gobierna el habla debe ser muy complejo y delicado" y cita al respecto dos teorías acerca de la conducta humana, que incluye el habla: la mentalista y la materialista o mecanicista. Considero que abona ésta última al afirmar que "el sistema nervioso es evidentemente un mecanismo disparador" (Bloomfield, 1964:37)
Fuente: Bloomfield, Leonard; "Lenguaje"; Universidad Nacional Mayor de San Marcos; Lima; 1964
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