Autoras/es: Eduardo Galeano
(Fecha original del artículo: 1987)
La burocracia/1
En tiempos de la dictadura militar, a mediados de
1973, un preso político uruguayo, Juan José Noueched, sufrió una sanción de
cinco días: cinco días sin visita ni recreo, cinco días sin nada, por violación
del reglamento. Desde el punto de vista del capitán que le aplicó la sanción,
el reglamento no dejaba lugar a dudas. El reglamento establecía claramente que
los presos debían caminar en fila y con ambas manos en la espalda. Noueched
había sido castigado por poner una sola mano en la espalda.
Había caído preso en dos etapas.
Primero había caído su brazo. Después, él. El brazo cayó en Montevideo.
Noueched venía escapando a todo correr cuando el policía que lo perseguía
alcanzó a pegarle un manotón, le gritó: ¡Dése preso! y se quedó con el brazo en la mano. El resto de Noueched
cayó un año y medio después, en Paysandú.
En la cárcel, Noueched quiso recuperar
su brazo perdido:
- Haga una solicitud -le dijeron.
Él explicó que no tenía lápiz:
- Haga una solicitud de lápiz - le
dijeron.
Entonces tuvo lápiz, pero no tenía
papel:
- Haga una solicitud de papel - le
dijeron.
Cuando por fin tuvo lápiz y papel,
formuló su solicitud de brazo.
Al tiempo, le contestaron. Que no. No
se podía: el brazo estaba en otro expediente. A él lo había procesado la
justicia militar. Al brazo, la justicia civil.
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