La admisión de los represores > Debate por los acusados de delitos de lesa humanidad que quieren entrar en UBA XXII
Autoras/es: Nicolás Kosoy *
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(Fecha original del artículo: Julio 2012)
Universidad|Martes, 10 de julio de 2012
Con extrema preocupación recibimos la información sobre la manipulación del acceso a la educación publica por un grupo de genocidas que secuestraron, torturaron, desaparecieron y asesinaron a nuestros colegas argentinos de universidades y centros de educación avanzada durante la última dictadura argentina.
Con extrema preocupación recibimos la información sobre la manipulación del acceso a la educación publica por un grupo de genocidas que secuestraron, torturaron, desaparecieron y asesinaron a nuestros colegas argentinos de universidades y centros de educación avanzada durante la última dictadura argentina.
En este sentido, repudiamos el intento de participar y disfrutar
activa y libremente de la vida universitaria por parte de estos sujetos,
cuyos derechos en la sociedad argentina y en la sociedad global en
general les han sido impugnados a través de juicios públicos y
legítimos.
Se debe aclarar la diferencia entre reclusos y genocidas. A los primeros, su participación en la sociedad se ha pausado hasta que cumplan condenas y muestren cambios en su conducta y comportamiento individual y social en conformidad con las instituciones de nuestra sociedad. En el caso de los genocidas, su participación en la sociedad ha sido revocada a parcialidad o en su totalidad debido a las condenas sentenciadas por tribunales de justicia. A estos sujetos les está vedada su participación pública desde una perspectiva histórica, han sido miembros activos de la maquinaria del terrorismo de Estado y han sido ejecutores en la destrucción de los valores y las estructuras que han llevado al avance de los derechos y deberes en la sociedad argentina y mundial basados en la igualdad y justicia.
La idea de redención y arrepentimiento no debe ofuscar nuestro análisis, sino sus actos en el contexto en el que sucedieron. Los mismos deben dar luz a las condiciones en las que se encuentran hoy día, como reclusos, juzgados por crímenes de lesa humanidad que son imprescriptibles.
Finalmente, damos nuestro apoyo al conjunto de profesores que a través del ejercicio de objeción de conciencia han demostrado que su integridad como colegas no es transable y la participación de genocidas en el ámbito público debe ser reprobada e impedida por todos los medios posibles.
Se debe aclarar la diferencia entre reclusos y genocidas. A los primeros, su participación en la sociedad se ha pausado hasta que cumplan condenas y muestren cambios en su conducta y comportamiento individual y social en conformidad con las instituciones de nuestra sociedad. En el caso de los genocidas, su participación en la sociedad ha sido revocada a parcialidad o en su totalidad debido a las condenas sentenciadas por tribunales de justicia. A estos sujetos les está vedada su participación pública desde una perspectiva histórica, han sido miembros activos de la maquinaria del terrorismo de Estado y han sido ejecutores en la destrucción de los valores y las estructuras que han llevado al avance de los derechos y deberes en la sociedad argentina y mundial basados en la igualdad y justicia.
La idea de redención y arrepentimiento no debe ofuscar nuestro análisis, sino sus actos en el contexto en el que sucedieron. Los mismos deben dar luz a las condiciones en las que se encuentran hoy día, como reclusos, juzgados por crímenes de lesa humanidad que son imprescriptibles.
Finalmente, damos nuestro apoyo al conjunto de profesores que a través del ejercicio de objeción de conciencia han demostrado que su integridad como colegas no es transable y la participación de genocidas en el ámbito público debe ser reprobada e impedida por todos los medios posibles.
* Profesor de la Facultad de Ciencias Agrarias y Ambientales, Universidad McGill (Canadá).
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