Autoras/es:
"Del libro de las Preguntas", trabajo fotográfico de Susana R. González, 2012 |
(Fecha original del artículo: Febrero 2013)
¿Qué características posee la
población escolar que –desde la mirada educativa- requiere adaptaciones
curriculares significativas extremas en las áreas del currículum que le
correspondan por su edad, o un desarrollo curricular adecuado a sus características.
Debido a la presencia de lesiones neurológicas, se presentan en estas personas múltiples discapacidades que interactúan entre si. Encontramos algunos niños que no ven ni oyen, otros con retardo mental y sordera, otros con parálisis cerebral y ceguera, etc., etc. Aparece una multiplicidad de interacciones posibles entre las diversas discapacidades presentes (congénitas o adquiridas). Hecho que se complejiza, porque se desarrollan en un sujeto que se construye en relación con un adulto y un ambiente que responde como puede ante la situación -adecuada o inadecuadamente- y ante una situación que genera incertidumbre.
Debido a la presencia de lesiones neurológicas, se presentan en estas personas múltiples discapacidades que interactúan entre si. Encontramos algunos niños que no ven ni oyen, otros con retardo mental y sordera, otros con parálisis cerebral y ceguera, etc., etc. Aparece una multiplicidad de interacciones posibles entre las diversas discapacidades presentes (congénitas o adquiridas). Hecho que se complejiza, porque se desarrollan en un sujeto que se construye en relación con un adulto y un ambiente que responde como puede ante la situación -adecuada o inadecuadamente- y ante una situación que genera incertidumbre.
Frente a esta realidad, se nos plantea
cómo “denominar”, “caracterizar”, “categorizar” o “clasificar” a este sector de
la población escolar que va quedando en las escuelas especiales. Estas acciones
parecen clarificarnos, tranquilizarnos, reducir nuestra incertidumbre, aunque
en la realidad para nada de eso sirvan. Me permito una pequeña digresión. Pierre Bourdieu sostiene que los actos de
nominación son actos políticos. La conceptualización -subyacente al nombre que
le damos a los sujetos u objetos -implica formas de accionar en la vida
cotidiana con respecto a lo designado, supone relaciones de poder. Carina
Kaplan –refiriéndose a los actos de nominación que realizan los distintos
actores de la institución educativa dice:
“nombrar no es jamás
una operación inocente: sobre todo, si el poder de nominación emana de una
instancia jerárquica superior, de una figura legitimada y autorizada socialmente.
El docente sigue representando, por acción u omisión y a pesar de las hipótesis
de una suerte de fin del maestro, un lugar simbólico importante en los procesos
de subjetivación. La institución escolar, aún con sus crisis de sentido o
precisamente por ello, tiende en muchos casos a la humanización pero también a
la destrucción de los sujetos; y el docente es un actor clave en este péndulo”[1]
Desde hace un tiempo en las instituciones se habla de
multiimpedimento, plurideficiencia, multidiscapacidad, pluridiscapacidad,
discapacidades complejas, severas. Denominamos a los alumnos con la que
consideramos que es la discapacidad más
importante asociada a la que pensamos que no ocupa un lugar tan central
(sordoceguera, sordera con componente de retardo mental “moderado”, etc. y sus
“viceversas”) ¿Podemos determinar con seguridad la mayor incidencia de una
discapacidad sobre la otra? ¿O ambas interactúan entre si y con un medio que
responde de distintas maneras dando como resultado un todo que nunca es igual a
otro todo conformado con los mismos elementos? ¿Por qué generalmente se
prioriza la alteración sensorial y se nomina como componente el retardo mental
hasta un “grado”[2] de moderado?¿Acaso porque se evalúa como “más fuerte” en el alumno o
porque es más especializada la respuesta profesional que demanda la
discapacidad sensorial?¿Las decisiones resultantes de las respuestas a estas
cuestiones resuelven un problema de aprendizaje o un problema de enseñanza?
¿Por qué si a la ceguera o sordera se le
asocia –como se dice en los pasillos- un “ex retardo mental severo” se
diagnostica “multiimpedimento” o plurideficiencia? ¿Estos diagnósticos son
neutros? ¿Acaso, no conllevan determinadas líneas de acción en lo referido a la
derivación, la atención, la organización escolar, las estrategias de abordaje?
¿La escuela, el personal que va a atender dicha matrícula y su especialización
no dependen de estas consideraciones? ¿No será hora de comenzar a debatir otra
organización de las escuelas especiales como centros transdisciplinarios no
especializados en cada una de las “categorizaciones” atendidas, pero con todos
los especialistas interactuando dentro?
Por otra parte –desde la óptica del paradigma
educativo- hemos hablado de “necesidades educativas complejas”, “necesidades
múltiples”, “retos múltiples” como si la complejidad y la multiplicidad no
fueran cualidades presentes en los ámbitos
de lo común y cotidiano, en los espacios de las personas “normales”,
sino que tuvieran la exclusividad en este “sector” de la población escolar. Nos
debemos un profundo debate y la toma de conciencia de que cada una de estas
denominaciones implica determinadas líneas de acción y estrategias de abordaje
tanto de lo educativo como de lo médico,
de que cada una de estas categorizaciones nos ponen frente a la
presencia –muchas veces- de eufemismos que atienden algunos aspectos e ignoran
otros. Las palabras
significan tanto por lo que dicen como por lo que invisibilizan. En los últimos tiempos se ha hablado y discutido mucho sobre los términos
más adecuados.
En educación nos servirían las denominaciones que
reconozcan al discapacitado como una persona con una identidad en construcción,
por la interacción con un medio que puede facilitarle o no su vida, con un
montón de “otros”; nos serían útiles las conceptualizaciones que nos permitan traducir en líneas de acción
educativas y de apoyos las necesidades del alumno.
La óptica de la Asociación Americana
para el Retardo Mental (AAMD) arroja un
poco de luz con respecto al tema.
Este extracto pertenece al Capítulo
2 escrito por María Elena Haramboure, en el mencionado E-book y puede
bajarse gratuitamente del sitio www.bajalibros.com siguiendo las
instrucciones que se indica en dicha página web. Buscar como
"discapacidad mental severa" y descargarlo sin costo alguno. Posee
conceptualizaciones, experiencias y técnicas útiles para directivos y
docentes de cualquier especialidad.
[1] Kaplan C. (2004). “Las nominaciones
escolares: ¿alumnos pobres o pobre alumnos?”. Revista Cuaderno
de Pedagogía de Rosario, Año 7, Nº 12
[2] Vieja denominación, aún en
uso en la cotidianeidad escolar de algunas instituciones
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