Autoras/es: Eduardo Galeano
(Fecha original del artículo: 1987)
Teología/3
Fe de erratas: donde el Antiguo Testamento dice lo
que dice, debe decir lo que quizá me ha confesado su principal protagonista.
Lástima que Adán fuera tan bruto.
Lástima que Eva fuera tan sorda.
Y lástima que yo no supe hacerme
entender.
Adán y Eva eran los primeros seres
humanos que de mi mano nacían, y reconozco que tenían ciertos defectos de
estructura, armado y terminación. Ellos no estaban preparados para escuchar, ni
para pensar. Y yo...
bueno, quizá yo no estaba preparado para hablar. Antes de Adán y Eva, nunca había hablado con nadie. Yo había pronunciado bellas frases, como Hágase la luz», pero siempre en soledad. Así que aquella tarde, cuando me encontré con Adán y Eva a la hora de la brisa, no fui muy elocuente. Me faltaba práctica.
bueno, quizá yo no estaba preparado para hablar. Antes de Adán y Eva, nunca había hablado con nadie. Yo había pronunciado bellas frases, como Hágase la luz», pero siempre en soledad. Así que aquella tarde, cuando me encontré con Adán y Eva a la hora de la brisa, no fui muy elocuente. Me faltaba práctica.
Lo primero que sentí fue asombro. Ellos
acababan de robar la fruta del árbol prohibido, en el centro del Paraíso. Adán
había puesto cara de general qué viene de entregar la espada y Eva miraba al
suelo, como contando hormigas. Pero los dos estaban increíblemente jóvenes y
bellos y radiantes. Me sorprendieron. Yo los había hecho; pero yo no sabía que
el barro podía ser luminoso.
Después, lo reconozco, sentí envidia.
Como nadie puede darme órdenes, ignoro la dignidad de la desobediencia. Tampoco
puedo conocer la osadía del amor, que exige dos. En homenaje al principio de
autoridad, me aguanté las ganas de felicitarlos por haberse hecho súbitamente
sabios en pasiones humanas.
Entonces, vinieron los equívocos. Ellos
entendieron caída donde yo hablé de vuelo. Creyeron que un pecado merece
castigo si es original. Dije que peca quien desama: entendieron que peca quien ama.
Donde anuncié pradera de fiesta, entendieron valle de lágrimas. Dije que el
dolor era la sal que daba gustito a la aventura humana: entendieron que yo los
estaba condenando al otorgarles la gloria de ser mortales y loquitos.
Entendieron todo al revés. Y se lo creyeron.
Últimamente ando con problemas de
insomnio. Desde hace algunos milenios, me cuesta dormir. Y dormir me gusta, me
gusta mucho, porque cuando duermo, sueńo. Entonces me hago amante o amanta, me quemo en el fuego fugaz de los
amores de paso, soy cómico de la legua, pescador de alta mar o gitana
adivinadora de la suerte; del árbol prohibido devoro hasta las hojas y bebo y
bailo hasta rodar por los suelos...
Cuando despierto, estoy solo. No tengo
con quien jugar, porque los ángeles me toman tan en serio, ni tengo a quien
desear. Estoy condenado a desearme a mí mismo. De estrella en estrella ando vagando,
aburriéndome en el universo vacío. Me siento muy cansado, me siento muy solo.
Yo estoy solo, yo soy solo, solo por toda la eternidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario