Autoras/es: Stella Maris Torre
(Fecha original del artículo: Enero 2012)
Pocos
días atrás se publicó el libro "PISA Under Examination. Changing
Knowledge, Changing Test, and Changing Schools" (PISA a examen.
Cambiando el conocimiento, los exámenes y las escuelas), editado por
Miguel Pereyra, Hans-Georg Kotthoff y Robert Cowen. Un resumen del libro
en inglés puede leerse aquí.
El libro resume un simposio de la sociedad de educación comparada europea (CESE), con trabajos de algunos de los máximos especialistas en educación comparada sobre las concepciones, metodologías y efectos de las pruebas PISA de la OCDE.
Se trata de una mirada crítica con diversos niveles de abordaje por parte de un campo de estudios muy apropiado para realizar un análisis en profundidad de la perspectiva comparada que contienen las pruebas más conocidas e influyentes del mundo.
Entre los argumentos más críticos se destaca la conceptualización de PISA como un nuevo "horizonte cognitivo" de la política educativa, que intenta controlar a distancia lo que ocurre en los sistemas educativos nacionales, con un mecanismo "blando" de formulación y regulación de políticas. Este horizonte impone persuasivas tácticas de convergencia educativa con políticas isomórficas de emulación basadas en rápidas traducciones que ignoran las profundas mezclas entre las culturas y las pedagogías (introducción de los editores).
Otra línea de críticas indica que el efecto de PISA sobre el currículum corre el riesgo de una estandarización internacional que borra la necesidad de lógicas curriculares ancladas en cada contexto e historia, incluso para lograr una mejor condición de desarrollo económico aprovechando el potencial de los recursos locales (capítulo de David Berliner).
En esta misma línea PISA es visto como un dispositivo reduccionista que acorrala a los países con escalas que no son neutras, sino basadas en criterios culturales no necesariamente homogéneos entre los países (capítulo de David Scott). Las preguntas de las pruebas PISA no son simplemente sobre "competencias" que todo el mundo debe dominar, sino cierto tipo de competencias, es decir un recorte específico que deja muchas otras competencias afuera o consideradas sólo marginalmente.
Un ejemplo de ello lo muestra Daniel Trohler para el caso de Alemania, que fue muy polémico porque sus bajos resultados tuvieron una amplia repercusión mundial. El autor indica que la visión de PISA contrasta con la noción de Bildung alemana, un concepto muy difícil de traducir por sus raíces culturales, pero que indica una visión inconmensurable de la educación, centrada en el interior de la persona y no en su hacer exterior medible y cuantificable en una prueba.
Incluso desde los países "ganadores" de PISA, como es el caso de Finlandia, se analiza críticamente los usos de la prueba, que traduce fórmulas simplificadas de las políticas ignorando las condiciones históricas de la cultura nacional que explican buena parte de los resultados (capítulo de Hannu Simola y Risto Rinne).
El libro es una advertencia acerca del uso excesivo de PISA para regular los sistemas educativos nacionales. No es una crítica ciega y asentada en opiniones, sino que se trata de una compilación de algunos de los máximos especialistas en educación comparada, con probada experiencia en la temática y con argumentaciones sólidas y constructivas. Así como recomendamos la lectura de los informes PISA para comprender mejor nuestros sistemas educativos, también vale la pena leer este libro para no caer en la fascinación de los resultados ni en las polémicas muchas veces forzadas de sus correlatos mediáticos.
El libro resume un simposio de la sociedad de educación comparada europea (CESE), con trabajos de algunos de los máximos especialistas en educación comparada sobre las concepciones, metodologías y efectos de las pruebas PISA de la OCDE.
Se trata de una mirada crítica con diversos niveles de abordaje por parte de un campo de estudios muy apropiado para realizar un análisis en profundidad de la perspectiva comparada que contienen las pruebas más conocidas e influyentes del mundo.
Entre los argumentos más críticos se destaca la conceptualización de PISA como un nuevo "horizonte cognitivo" de la política educativa, que intenta controlar a distancia lo que ocurre en los sistemas educativos nacionales, con un mecanismo "blando" de formulación y regulación de políticas. Este horizonte impone persuasivas tácticas de convergencia educativa con políticas isomórficas de emulación basadas en rápidas traducciones que ignoran las profundas mezclas entre las culturas y las pedagogías (introducción de los editores).
Otra línea de críticas indica que el efecto de PISA sobre el currículum corre el riesgo de una estandarización internacional que borra la necesidad de lógicas curriculares ancladas en cada contexto e historia, incluso para lograr una mejor condición de desarrollo económico aprovechando el potencial de los recursos locales (capítulo de David Berliner).
En esta misma línea PISA es visto como un dispositivo reduccionista que acorrala a los países con escalas que no son neutras, sino basadas en criterios culturales no necesariamente homogéneos entre los países (capítulo de David Scott). Las preguntas de las pruebas PISA no son simplemente sobre "competencias" que todo el mundo debe dominar, sino cierto tipo de competencias, es decir un recorte específico que deja muchas otras competencias afuera o consideradas sólo marginalmente.
Un ejemplo de ello lo muestra Daniel Trohler para el caso de Alemania, que fue muy polémico porque sus bajos resultados tuvieron una amplia repercusión mundial. El autor indica que la visión de PISA contrasta con la noción de Bildung alemana, un concepto muy difícil de traducir por sus raíces culturales, pero que indica una visión inconmensurable de la educación, centrada en el interior de la persona y no en su hacer exterior medible y cuantificable en una prueba.
Incluso desde los países "ganadores" de PISA, como es el caso de Finlandia, se analiza críticamente los usos de la prueba, que traduce fórmulas simplificadas de las políticas ignorando las condiciones históricas de la cultura nacional que explican buena parte de los resultados (capítulo de Hannu Simola y Risto Rinne).
El libro es una advertencia acerca del uso excesivo de PISA para regular los sistemas educativos nacionales. No es una crítica ciega y asentada en opiniones, sino que se trata de una compilación de algunos de los máximos especialistas en educación comparada, con probada experiencia en la temática y con argumentaciones sólidas y constructivas. Así como recomendamos la lectura de los informes PISA para comprender mejor nuestros sistemas educativos, también vale la pena leer este libro para no caer en la fascinación de los resultados ni en las polémicas muchas veces forzadas de sus correlatos mediáticos.
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