Autoras/es: Jubileo Sur/Américas
Compartimos una documentación y denuncia importante sobre la        situación de Paraguay
(Fecha original del artículo: Septiembre 2012) 
El presente informe recopila los resultados preliminares de la          Misión Internacional de observación sobre la situación de los          derechos humanos, que permaneció en Paraguay del 5 al 11 de          Septiembre, y que tenía por objetivo realizar una investigación          seria y autónoma sobre las violaciones a los derechos de los          campesinos indígenas relacionadas con la falta de acceso a la          tierra, antes y después de la masacre de Curuguaty, levantando          información in situ a través de entrevistas a las familias sin          tierra, movimientos sociales y organizaciones no          gubernamentales. Con el fin de incidir a nivel internacional          exigiendo que se investigue de manera imparcial y expedita los          hechos relacionados con la masacre de Curuguaty del 15 de junio          del 2012, los resultados de la misión serán presentados en un          informe final.
La misión estuvo compuesta por las siguientes organizaciones:          FIAN Internacional, Campaña Global por la Reforma Agraria (Via          Campesina Centroamérica), el Grupo de Investigación en Derechos          Humanos y Sostenibilidad de la Cátedra UNESCO de la Universidad          Politécnica de Cataluña, Radio Mundo Real (Amigos de la Tierra          Internacional), ANAMURI (Via Campesina Sudamérica).          Conjuntamente con organizaciones nacionales de Paraguay          pertenecientes a la Via Campesina, MCNOC, OLT, CONAMURI, MAP y          ONAI, la misión visitó a las víctimas del caso Marina Cué en          Curuguaty, departamento de Canindeyú. Se realizaron entrevistas          y se recogieron testimonios in situ de las familias de las          víctimas, víctimas imputadas, dirigentes referentes de la          región, Defensoría del Pueblo y Juzgado Civil de Curuguaty. A          continuación se recogen las conclusiones y recomendaciones          preliminares.
Conclusiones
Paraguay es el país con mayor concentración de la tierra en el          mundo. El 2,5% de los propietarios concentra en su poder el 85%          de las tierras. La estructura agraria actual se originó a          finales del siglo IXX con la entrega de enormes superficies de          tierras fiscales a personas y empresas de capital extranjero y          se consolidó durante la dictadura Stronista en la segunda mitad          del siglo XX. Los proyectos de colonización no modificaron el          carácter dual de la estructura agraria del país, ya que al final          de la dictadura se registró una reconcentración que motivó          masivas ocupaciones de tierra. Al mismo tiempo, y          posteriormente, tanto el régimen dictatorial como los          posteriores gobiernos entregaron de forma fraudulenta enormes          cantidades de tierras sujetas a la reforma agraria a políticos,          empresarios y militares, afines al gobierno, generando tierras          denominadas "mal habidas".
En este contexto, la misión concluyó que el caso de la tierra          mal habida de Marina Cue es un caso emblemático que refleja un          conflicto histórico dado por la desposesión de las familias          campesinas de su principal medio de producción, la tierra.          Testimonios de familias residentes de la zona señalaron que en          este lugar, previo a la masacre del 15 de junio, se ejerció          violencia contra la población indígena originaria y campesina,          incluyendo asesinatos a personas del pueblo Axe.
Marina Cué se encuentra en el departamento de Canindeyú en el          este paraguayo. Este es uno de los departamentos que concentra          el mayor número de propietarios extranjeros de tierra, en su          mayoría brasileños, lo que para muchos campesinos y campesinas          ha significado una creciente expulsión de su ámbito de vida. La          presencia de arrendatarios brasileños productores de soja en la          tierra Marina Cué ha tenido un impacto fuerte en la vida de las          poblaciones campesinas. La población había denunciado reiteradas          veces los problemas de salud, en especial en los niños, causados          por las fumigaciones en las explotaciones sojeras sin tener          ninguna respuesta de parte de los agro-empresarios ni de las          instituciones estatales responsables.
La misión ha recogido testimonios de la sobrepoblación campesina          en la zona. Todas las familias entrevistadas reconocieron que su          principal argumento para acceder a la tierra es la existencia de          muchos miembros de la familia en pequeños lotes de tierra (10          hectáreas para entre 6 - 10 personas de la familia) y su          necesidad de trabajar la tierra para producir alimentos y          mantener su cultura familiar campesina.
Dado este contexto, la misión no encuentra justificaciones para          la emisión de una orden de allanamiento por parte del juez penal          de garantía de la ciudad de Curuguaty, en un caso de conflicto          jurídico respecto del derecho de propiedad de la tierra, el cual          se encontraba pendiente de resolución por la Corte Suprema de          Justicia de una acción de nulidad contra la empresa "Campos          Morombí". Es decir, no existía cosa juzgada respecto de la          titularidad de las mismas. Más aún existen numerosos elementos          que indican que se trata de tierras pertenecientes al Estado          paraguayo e ilegalmente ocupadas por la empresa referida. Por          tal razón, ni la orden de allanamiento ni el desalojo que se          produjo de facto eran procedentes.
Los testimonios de las víctimas del grupo de campesinos sin          tierra que se asentaron en Marina Cué denunciaron la presencia          policial diaria con amenazas de desalojos y presencia de          policías sobre la Ruta 10 "Las Residentas" y en el monte, en los          días previos al 15 de junio. Por la indefinición del proceso          civil de titularidad de la tierra, y las informaciones que          recibieron dichas familias de diferentes fuentes respecto de la          llegada de funcionarios públicos para darles una respuesta          respecto de su situación, los campesinos consideraban la tierra          como propiedad estatal, y por lo tanto entendían no estar          inmersos en un supuesto hecho delictivo.
La misión concluye que la construcción del escenario general          -presencia policial desproporcionada, uso indiscriminado y          desmedido de la fuerza policial con la presencia de          aproximadamente 400 efectivos, 20 patrulleros, policía montada,          un helicóptero y ambulancias desde las 4 de la mañana del 15 de          junio- evidencia que desde las instituciones estatales          responsables ya existía una predisposición a provocar una          situación de extrema violencia.
Según los testimonios, los campesinos fueron cercados desde dos          frentes (uno provenía de la ruta 10 "Las Residentas" y otro          desde detrás de la estancia de propiedad brasileña denominada          "La Paraguaya", desde donde se desplazaba un helicóptero).          Fuentes consultadas aseguran que la primera persona ejecutada          fue el dirigente campesino de larga trayectoria por la          recuperación de tierras en reclamo, Avelino Espínola. Ante la          masiva presencia de policías y los primeros disparos, varios          testigos huyeron para salvar su vida escondiéndose en el monte y          los esterales.
Numerosos testimonios coinciden en que hubo ejecuciones          extrajudiciales, persecución, amenazas de muerte, torturas          físicas y psicológicas, y desatención médica a los campesinos          durante el operativo, inmediatamente después y los días          siguientes al suceso del 15 de junio. Para la misión es notorio          que un número significativo de heridos y cadáveres fueran          recogidos por la población y no por las instituciones          responsables, inclusive un día después de los hechos en algunos          casos.
Varias de las personas heridas que fueron entrevistadas por la          misión afirman no haber sido atendidas adecuadamente, habiendo          sido trasladadas a la comisaría y, posteriormente a la cárcel,          sin una debida asistencia médica, dada la situación delicada de          salud en que se encontraban. Testimonios de los detenidos en la          cárcel Coronel Oviedo, departamento de Caaguazú, que presentan          graves heridas, señalan que no recibieron el diagnóstico médico          del hospital y han solicitado medidas sustitutivas a la prisión          que han sido denegadas por el juez de Curuguaty competente en la          causa, además de haber interpuesto una acción de habeas corpus          para ser trasladados al Hospital, que no se ha concedido hasta          el día de hoy. Así mismo, el juez de la causa ha denegado a          Richard Ariel Barrios, menor de 15 años, detenido y golpeado por          los policías, su derecho al habeas corpus y continúa retenido en          el centro de menores de Villarica.
La misión constató que se ha imputado arbitrariamente a 54          personas por 7 cargos penales (hecho punible de homicidio          doloso, homicidio en grado de tentativa, lesión grave,          asociación criminal, coacción grave, coacción e invasión), ya          que se carece de indicios mínimamente suficientes que permitan          presumir la responsabilidad de las mismas en los hechos que se          les atribuyen. Incluso se ha llegado a incluir en la lista de          personas imputadas a algunas que ni siquiera estaban presentes          en el lugar del conflicto, en base a un antiguo listado de          familias asentadas en el lugar.
Los testimonios de familiares de las víctimas denunciaron a la          misión que los cadáveres de los campesinos asesinados fueron          traídos desde Asunción en condiciones de conservación indignas,          sin el resultado de la autopsia, lo que impidió su          identificación en algunos casos.
La misión pudo constatar el alto grado de vulnerabilidad en la          que se encuentran los presos, imputados, familiares y personas          cercanas a las víctimas. Se observa la ausencia de las          instituciones del Estado responsables para garantizar tanto la          integridad física como las condiciones de vida básicas de          personas que perdieron a miembros de su familia que aseguraban          el sustento familiar, además de verse obligadas a vender sus          escasos bienes debilitando sus bases de reproducción social.
Finalmente, la Misión ha observado con preocupación que el caso          Marina Cué demuestra la violencia de sectores económica y          políticamente poderosos de la sociedad paraguaya contra          integrantes de las comunidades y organizaciones campesinas en el          país, en connivencia con numerosas agencias del Estado          paraguayo. Ello se traduce fundamentalmente en una manifiesta          desprotección judicial de los derechos de las comunidades y en          el empleo de las fuerzas represivas del Estado para salvaguardar          los intereses de los grupos poderosos del país. Esta situación          acentúa la dificultad de arraigo de las comunidades rurales en          el campo, ya que la violencia y desprotección se suma a un          contexto estructural de carencia de condiciones mínimas para una          vida digna. La misión manifiesta la preocupación por la          inmediata derogación con posterioridad al 15 de junio del          Protocolo de procedimiento para uso de la fuerza en casos de          desalojos.
La misión ha evidenciado la ausencia de información imparcial en          los medios de comunicación masiva, que ha acentuado la          estigmatización y criminalización de los campesinos y sus          organizaciones ante la opinión pública. Lo cual resulta en el          aislamiento social y falta de solidaridad para con las y los          afectados del caso Marina Cué, asociándolos incluso con grupos          guerrilleros. La actuación del Estado y la estigmatización tiene          un impacto directo en el acceso y disfrute de los campesinos y          campesinas de sus derechos humanos más básicos tales como la          alimentación, salud o la educación y el respeto por parte de la          sociedad para ser tratados como personas dignas.
RECOMENDACIONES
1. A LAS AUTORIDADES PARAGUAYAS:
Cumplir con su deber de investigar y sancionar de forma expedita          todos los crímenes y diversas violaciones a los derechos humanos          de los campesinos y campesinas cometidos en el caso Marina Cué,          y castigar penalmente tanto a los autores materiales como          intelectuales.
Cesar de inmediato la represión y la violencia contra el          movimiento campesino, contra aquellas personas que se organizan          para denunciar violaciones de los derechos humanos civiles,          políticos, económicos, sociales y culturales, así como la          agresión a sus defensoras y defensores.
Adoptar medidas efectivas que brinden protección a las personas          en estado de vulnerabilidad, garantizando el derecho a la vida,          la integridad física, la libertad de expresión y la asociación          de campesinas, campesinos e indígenas.
Reorientar el modelo de desarrollo rural vigente basado en el          agro-negocio y el acaparamiento de tierras hacia políticas de          reforma agraria integral; que fomenten la agricultura campesina          e indígena sostenible avanzando en la recuperación de la          soberanía alimentaria, orientada a la realización de los          derechos humanos, dotando de suficientes recursos presupuestarios          e institucionales para ello y garantizando el arraigo efectivo y          adecuado de las familias campesinas asentadas.
Tomar medidas políticas y legislativas encaminadas hacia el          cumplimiento de las obligaciones estatales nacionales e          internacionales en materia de respeto, protección y garantía de          los derechos humanos, particularmente el acceso a la justicia,          el derecho a la alimentación, salud, vivienda y educación.
2. A LA DEFENSORÍA DEL PUEBLO
Actuar con mayor diligencia en la investigación de los          asesinatos ocurridos el 15 de junio de 2012, coordinando de          manera efectiva y transparente con la Fiscalía de Curuguaty en          aras de garantizar la protección plena de los derechos de los          campesinos imputados y el castigo correspondiente a los          responsables.
Constituir una Comisión Internacional de Observación de la          investigación y los resultados de la misma.
Urgir al Ministerio del Interior el restablecimiento de la          vigencia y aplicación del Protocolo de procedimiento para uso de          la fuerza en casos de desalojos.
Exigir la asistencia integral inmediata, incluyendo los medios          de producción agrícolas a las familias afectadas por el          conflicto de forma urgente, así como el otorgamiento de una          indemnización justa y adecuada a las familias de las víctimas          acorde a sus necesidades reales, que les permita satisfacer su          derecho inmediato a la alimentación.
3. AL MINISTERIO PÚBLICO
Garantizar la objetividad en la investigación del caso que nos          ocupa, eludiendo la presión que pudieran ejercer sobre dicha          investigación los hechos de índole política que acontecieron en          Paraguay en el mes de junio del año en curso.
Investigar posibles amenazas de muerte, persecución, detenciones          arbitrarias, ejecuciones extrajudiciales, desatención de          víctimas y torturas que se hubieran podido dar derivados de la          acción de las Fuerzas de Seguridad del Estado en el          procedimiento de desalojo forzoso de facto o allanamiento formal          del terreno de Marina Cué.
4. AL PODER JUDICIAL
Asegurar que se actúe conforme a las obligaciones          internacionales de derechos humanos en materia de asesinatos y          ejecuciones arbitrarias de miembros de comunidades campesinas.
Actuar conforme a las obligaciones internacionales de derechos          humanos en materia de desalojos forzosos.
Garantizar que en lo sucesivo las Fuerzas de Seguridad del          Estado cumplan su mandato legal y constitucional evitando          actuaciones provocativas y desproporcionadas, sujetándose a las          obligaciones internacionales asumidas en materia de derechos          humanos.
Dictar la libertad y el sobreseimiento de los campesinos y          campesinas imputados arbitrariamente en el caso Marina Cué, así          como aquellos que han participado en ocupaciones pacíficas de          tierra, cortes de rutas y otras manifestaciones de protesta y          desobediencia civil, desvinculándolas definitivamente de los          procesos penales en su contra. Abstenerse de penalizar la          protesta y la movilización social, asegurando las garantías          procesales de personas presas e imputadas.
Dar respuesta efectiva a los campesinos y campesinas sin tierras          del caso Marina Cué, otorgándoles las tierras reclamadas,          garantizando el derecho de acceso a la tierra.
5. A LA COMUNIDAD INTERNACIONAL (ESTADOS Y ORGANISMOS          INTERNACIONALES)
Contribuir con medidas concretas y contundentes a una mayor          protección de las personas en riesgo, en particular en relación          al caso Curuguaty, con acciones tales como, entre otras:
Visitas a las oficinas de los defensores públicos y          organizaciones campesinas e intercambio de información constante          con estas.
Pronunciamientos públicos específicos sobre casos de violaciones          de derechos humanos.
Realizar un monitoreo e investigación permanente de la situación          en Curuguaty y formular recomendaciones a las autoridades          nacionales.
Garantizar el cumplimiento de las observaciones y          recomendaciones realizadas a Paraguay desde las distintas          instancias de Naciones Unidas.
Reforzar el plan estratégico de implementación de las líneas          directrices de la Unión Europea para la protección de defensores          de derechos humanos, con atención especial a la región de          Curuguaty.
Realizar visitas in situ, tanto por parte de las relatorías          especiales de Naciones Unidas, de la Comisión Interamericana de          Derechos Humanos como de la Corte Penal Internacional, para          recoger información de primera mano sobre las violaciones de          derechos humanos y derecho penal internacional que se han          cometido y se siguen cometiendo en Curuguaty, en especial sobre          Independencia de Jueces y Magistrados, Detenciones Arbitrarias y          Ejecuciones Extrajudiciales.
Asunción, Paraguay, 9 de septiembre de 2012.
JUBILEO SUR/AMERICAS
secretaría regional a/c PACS
Políticas Alternativas para el Cono Sur
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