Autoras/es: Eduardo Galeano
(Fecha original del artículo: 1987)
Crónica de la ciudad de Caracas
Necesito que alguien me oiga! - gritaba.
- ¡Siempre me dicen que venga mañana! - gritaba.
Arrojó la camisa. Después, las medias y
los zapatos.
José Manuel Pereira estaba parado en la
cornisa del piso 18 de un edificio de Caracas.
Los policías quisieron atraparlo y no
pudieron.
Una psicóloga le habló desde la ventana
más próxima.
Después, un sacerdote le llevó la
palabra de DIOS.
Desde los ventanales del restorán de la
Torre Sur, se lo veía parado en la cornisa, con las manos pegadas a
la pared. Era la hora del almuerzo, y éste fue el tema de
conversación en todas las mesas.
Abajo, en la calle, se había juntado
una multitud.
Pasaron seis horas.
Al final, la gente estaba harta.
-¡Que se decida! - decía la gente.- ¡Que se tire de una vez! - pensaba la gente.
Los bomberos le arrimaron una cuerda.
Al principio, él no hizo caso.
Pero finalmente estiró una mano, y
luego la otra, y agarrado a la cuerda se deslizó hasta el piso 16.
Entonces intentó meterse por una ventana abierta y resbaló y cayó al
vacío. Al pegar contra el piso, el cuerpo hizo un ruido de bomba que
estalla.
Entonces la gente se fue, y se fueron
los vendedores de helados y los vendedores de salchichas y los
vendedores de cerveza y de refrescos en lata.
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