La necesidad desesperada de no ser distinto o distinta a sus iguales es
parte de la inmadurez de los niños y niñas. Si, además, perciben
cotidianamente los prejuicios discriminatorios de los adultos, asumir
las diferencias como naturales empieza a convertirse en inalcanzable.
Ofrecemos este Taller de Diversidad con dos objetivos: trabajar la comprensión lectora y educar en la igualdad.
Ofrecemos este Taller de Diversidad con dos objetivos: trabajar la comprensión lectora y educar en la igualdad.
(Fecha original del artículo: Octubre 2013)
Materiales: Seis relatos breves, centrados cada uno en
una diferencia (física, intelectual, visual, auditiva y motriz) para
trabajar en clase.
Primera posibilidad: Los alumnos/as leen el relato individualmente y realizan un cuestionario de comprensión lectora que previamente se prepare.
Segunda posibilidad:La
profesora lee dos veces el relato. Tras la escucha, los alumnos/as
dibujan cuatro viñetas en un folio resumiendo la historia con dibujos,
bocadillos y texto. (Es cómodo pedirles que doblen la hoja dos veces y
repasen las marcas con el lápiz) Después se recogen los trabajos para
exponer en clase y se abre un debate sobre la diversidad.
Tercera posibilidad:Los alumnos/as preparan un cuentacuentos colectivo con el relato para leérselo a compañeros de otras clases.
Tras la lectura, se forman grupos heterogéneos entre las dos clases y
se reparte a cada uno un párrafo del cuento. El grupo realizará la
viñeta correspondiente, de forma que, al exponer todas las viñetas en un
corcho, se compone la historia. (Es cómodo numerar los párrafos que se
les dan y poner el mismo número a la viñeta correspondiente. Los
párrafos se pueden cortan directamente de la misma hoja para no hacer
más fotocopias.) VerRevista Digital – Talleres- “Cómo animar la lectura expresiva en el aula”.
LA NIÑA CIEGA Y EL ELEFANTE
Aquella mañana la maestra decidió llevar a los niños al zoo.
- Allí, en mitad de unos jardines, hay una estatua de un animal. – les dijo - Quiero que os vendéis los ojos antes de verla y luego, tocándola, expliquéis de qué se trata.
- Pero... Sofía... ella... No tendrá que vendarse los ojos... – comentaron todos.
- Exacto. – dijo la maestra – La idea es que vosotros os pongáis en el lugar de Sofía. Intento que imaginéis cómo sienten el mundo las personas ciegas como ella.
Una vez en el jardín del zoo, todos, con sus pañuelos cubriéndoles la
vista, se acercaron a la estatua. Bueno, todos no, porque Sofía,
precisamente, permaneció unos metros apartada, quieta, escuchando con
una sonrisa los comentarios que hacían sus compañeros.
Una niña tocó una especie de costado alto y dijo: “Es algo como una pared.”
Un niño palpó lo que podría ser un colmillo y comentó: Esto parece una espada.”
Otra niña tocó una cosa parecida a una trompa y añadió: “Es largo y redondo como una serpiente.”
Otro alcanzó una pata y dijo: “¡Es como un enorme tronco!”
Un quinto niño notó una gran oreja y gritó, ya un poco impaciente: “¡Venga, que no dais ni una! ¡Esto es como un abanico!”
El sexto cogió el rabo y sentenció triunfante: “¡Vamos, vamos! ¡Pero si no es más que una cuerda!”
En vista del desconcierto, decidieron preguntar a la niña ciega, confiando en su habilidad para reconocer objetos a través de tacto.
- ¡Sofía, vamos! – dijeron de pronto todos a la vez – ¡Ven tú
también a palpar la estatua! ¡Seguro que comprendes mejor que nosotros
de qué se trata!
Entonces, la niña ciega, sin dar un sólo paso ensanchó aún más su divertida sonrisa y exclamó: ¡Es un elefante!
Sus compañeros se retiraron la venda de los ojos y, al comprobar que tenía razón, la contemplaron atónitos.
- ¡Pero... si ni siquiera te has acercado! ¿Cómo puedes saberlo?
- Ningún otro animal – añadió Sofía- me privaría del calor del sol y me protegería del viento, de la misma forma.
Adaptación de la fábula clásica india Los ciegos y el elefante, de J.G. Saxe – Noviembre2013
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