Crisis pregunta, "Crisis".
Autoras/es: Arturo Jauretche *
Autoras/es: Arturo Jauretche *
"Los vencedores de Caseros no hicieron una historia de la política sino una política de la historia."
(Fecha original del artículo: Diciembre 1973)
Bartolomé Mitre |
El origen de la distorsión puede remontarse a la época de unitarios y federales. Los vencedores de Caseros no hicieron una historia de la política sino una política de la historia. Así se escribió y enseñó una historia parcial, porque, como se comprenderá, la escribían los vencedores que habían sido actores y la hacían según su visión. Después, esa parcialización se convirtió en escuela y fue obra del mitrismo.
En realidad es una historia que se proyectó sobre el esquema de "Civilización y barbarie", partiendo del supuesto de que éste era un país original, desprovisto de todas las calidades que hacen a una y al que había que colonizar, que es la verdad de lo que se llama "civilización". Se partió de la base de que la cultura original del país auténtico no era cultura sino barbarie y que la nación carecía de base propia para asimilar la civilización que le correspondía de acuerdo con la técnica del progreso. En lugar de adaptar ésta al país, se trató de adaptar el país a la "civilización", para lo cual era necesario el desconocimiento de los hechos determinantes de la realidad argentina.
Fue historia de héroes y antihéroes, santos y criminales, con los actores despojados de personalidad humana, cuando en la realidad el santo y el pecador andan juntos porque son hombres.
Esa historia era inadaptable a la realidad y sin embargo así se la enseñó, de acuerdo con un modelo prefabricado.
Además de la deformación de las ideas e intereses, hay, en la historia enseñada oficialmente, una total deformación de la realidad y se parece mucho a los cuentos para niños que algunos idiotas escriben, creyendo que los niños son idiotas, mientras que los niños prefieren los cuentos para grandes. De esta misma manera la historia que se les muestra no les interesa. No es necesario demostrar que los chicos se aburren soberanamente aprendiendo la historia escolar y en cambio se divierten leyendo historia francesa, griega o romana, precisamente porque no ha sido escrita por idiotas.
En la historia argentina abundan los soldados impolutos y los campos de batallas verdes como esmeraldas. Pero la historia oficial no se conforma con esto y utiliza también todos los instrumentos de la colonización cultural y sigue haciendo su política de la historia para que el pasado no nos dé las claves del presente.
La "Revolución Libertadora" de 1955 quiso hacer con el peronismo la misma política de la historia que se había hecho con los federales, reforzada por las cátedras de Educación Democrática y por las medidas destinadas a enterrar el pasado, prohibiendo símbolos, cánticos, bombos y retratos. Pero era tarde, porque el pueblo tenía su propia política de la historia y esta vez, precisamente, la contraria.
Por ejemplo, para perjudicarlo a Perón, intentaron identificarlo con Rosas y resultó que Rosas salió ganando porque recién entonces el pueblo empezó a entenderlo.
Como se ve, esa historia no da para más y aún hay riesgo de que tengamos la política de la historia al revés, porque los del otro lado tampoco eran santos ni soldaditos de plomo sino hombres cabales y los hechos son hechos concretos y no imágenes convenientemente prefabricados.
Ya se ha llegado a otra visión de la historia, aunque todavía los Sarmientos y Mitres de bronce, yeso y madera, apabullan los pequeños retratos federales que aparecen. Esto es lo grave de una mentira largamente sostenida, porque cuando la trampa se descubre, la historia tramposa perjudica a sus propios héroes y glorias, como consecuencia del descubrimiento del engaño.
Llegamos al momento en que podrá decirse: "No tan calvo que se le vean los sesos". Ya en la inteligencia de los argentinos la historia falsificada no pesa, pero sí en los mármoles y bronces de las plazas y bustos y retratos de las escuelas donde los personajes aparecen ya como exóticos elementos que no tienen nada de común con el mundo que los rodea.
* (Ver Crisis N° 6)
Fuente: www.elhistoriador.com.ar
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