Autoras/es: Alfredo Grande
En diálogo con Radio Sur, el psicólogo Alfredo Grande reflexionó sobre la situación de maltrato que trascendió en los últimos días que se llevaba adelante en el jardín de infantes Tribilín, en la localidad de San Isidro, del norte del conurbano bonaerense.
(Fecha original del artículo: Febrero 2013) *
Fueron
los padres de una niña, que tras sospechar de alguna situación irregular en el
jardín “Tribilín”, decidieron mandar a su hija con un Ipod para poder grabar su
jornada escolar y enterarse de qué sucedía puertas adentro. Los resultados, que
trascendieron el día martes, fueron abrumadores: gritos, llanto, insultos y
hasta golpes y amenazas por parte de las maestras hacia los niños y niñas de
entre 45 días y 5 años. La reacción fue retirar a su hija, cuya identidad está
preservada, y avisar al resto de los padres sobre los abusos que habían descubierto,
también notificando a los medios de comunicación que durante el día de ayer
brindaron una amplia cobertura del tema.
Ayer por la tarde se realizó un allanamiento, ordenado por el
fiscal Franco Servidio, quien lleva adelante la investigación por la denuncia
contra los propietarios del establecimiento y cuatro maestras por amenazas y
lesiones. Desde 1996 la institución funcionaba sin habilitación como jardín de
infantes.
A raíz de las denuncias, la Dirección General de Cultura y
Educación bonaerense decidió abrir un sumario administrativo para determinar la
responsabilidad a la inspectora en jefe Mónica Seal, titular de la Región VI
-que abarca los distritos de San Isidro, San Fernando, Tigre y Vicente López- y
la referente distrital de San Isidro, Patricia Naso, quienes fueron apartadas
preventivamente de sus puestos.
La Directora General de Escuelas de la provincia de Buenos
Aires, Nora de Lucía, exigió “sanciones ejemplares”, y justificó: “Para
nosotros el establecimiento estaba inhabilitado y cerrado. No podíamos saber lo
que ahí adentro pasaba porque la provincia tiene la fiscalización de lo que
está autorizado"."Igualmente, nos hacemos cargo y vamos a dilucidar
rápidamente la situación", agregó la funcionaria, que solicitó a la
población estar “atentos porque hay gente inescrupulosa” y verificar los datos
de habilitación de jardines para niños de corta edad antes de inscribirlos.
Por su parte, el ministro de Educación de la Nación, Alberto
Sileoni, afirmó que "tiene que haber mucha más rigurosidad en el control
por parte de los estados municipales" y calificó de "mala
praxis" lo ocurrido en San Isidro.
Según la presidenta de la Nación, Cristina Fernández, hechos
como este “parece que hacen a la condición humana, no al color de piel ni a la
condición social", para mostrar que aún en zonas de alto nivel adquisitivo
este tipo de hechos violentos suceden y que no dependen del estrato social al
que se pertenezca.
Una reflexión necesaria
Alfredo Grande es un reconocido médico psiquiatra, psicoanalista
y cooperativista. En su columna semanal en Con el Pie Izquierdo, programa
matutino de Radio Sur, se refirió a los hechos y afirmó que no le sorprenden,
ni le sorprendería tampoco que se produzcan más de estas situaciones. Según
Grande, más allá de la habilitación o no del jardín, lo que es fundamental es
que no existe ningún tipo de control. “Son actividades que están absolutamente
al margen de cualquier legalidad”, afirmó.
También reflexionó que la repercusión mediática que tuvo este
caso “no va a durar nada”, ya que “no hay recursos genuinos para investigar,
controlar o auditar a todos los colegios o geriátricos que hay”. Se refirió así
al descuido que existe hacia la población más vulnerable, como la niñez
inicial, las personas de vejez avanzada y también mencionó a la población en
cárceles: “Donde hay más vulnerabilidad, hay más predisposición a cualquier
tipo de abuso y de excesos”. Retomando los dichos de la Presidenta, afirmó que
en esas circunstancias “la condición humana aumenta su grado de agresividad y
de crueldad directamente”. El psicoanalista destacó que existe un déficit
fundamental en el control por parte de “un poder civil destinado a proteger a
la población de mayor vulnerabilidad”.
Citando uno de sus “aforismos aplicados”, Grande dijo que “el
paranoico siempre tiene razón lo que pasa es que se adelanta a los tiempos”, en
referencia a la actuación de los padres que descubrieron el abuso. “Lo que hizo
el padre fue escuchar indicadores de su hija y actuar en consecuencia”. Existen
indicadores para detectar este tipo de situaciones que “los especialistas en
niñez conocen bien”. Aunque según el psiquiatra, lo central es que existe “una
cultura del maltrato” en la sociedad, es decir, que hay muchas personas que
siguen sosteniendo que “algún grado de maltrato es necesario” y que eso permite
que haya “mucha impunidad dando vueltas por ahí”.
Al ser consultado sobre la contratación de las maestras
responsables de los hechos de violencia y maltrato, afirmó que estas cosas no
pasan por el perfil del profesional, sino que “hay condiciones objetivas que
condicionan lo que podemos llamar ‘la matriz de lo impune’”. “Existe una
estructura educativa, una estructura asistencial, una estructura clerical, en
la que nadie controla nada, y no en el sentido del control policial, sino en el
sentido del poder hacer inspecciones y auditorías para hacer un seguimiento de
las poblaciones vulnerables que son muchísimas, niños, ancianos, enfermos,
presos”, reflexionó. Y agregó que “el factor humano es un factor en riesgo todo
el tiempo”.
“Esto es un caso de impunidad educacional. Quizás la gente que
estaba ahí fue creando una cultura, que nadie cuestionó ni nadie en ningún
momento desarmó, de ‘yo hago lo que quiero’”, analizó Grande. “En muchas casas
seguro que a los chicos se los trata peor que en Tribilín. Guarda con eso.
Tampoco Tribilín es el centro del horror. Es un lugar más, y muchos hogares
argentinos de familias piadosas y temerosas de dios hacen cosas mucho peores
con los pibes. Por ejemplo, el abuso sexual infantil. Yo no demonizo a
Tribilín. Justamente, demonizar un caso es para que todo lo demás quede impune.
Por eso digo que el escándalo es la cara visible de la hipocresía. Y con los
niños y niñas ha existido una cultura, una doctrina oficial que lo habilita”,
agregó.
“Hay que desmantelar toda una cultura represora, de la
mortificación, de la crueldad, que tiene en Tribilín un ejemplo. Yo creo que ni
siquiera el más grave. Hay que ir a los institutos de menores, por ejemplo, y
vas a tener Tribilín por 20, por 100, por 200”, concluyó Alfredo Grande,
haciendo un llamado a la reflexión sobre la infinidad de situaciones de violencia
que atraviesa a la niñez en nuestro país.
* PUBLICADO EN “MARCHA: UNA MIRADA POPULAR DE LA ARGENTINA Y EL
MUNDO” - Jueves, 07 Febrero 2013
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