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viernes, 10 de junio de 2011

Cannabis Sativa y Drogadicción

Autoras/es: Alejandra Noemí Sterpin
Escuela Latinoamericana de Medicina, Cuba
Elegí escribir acerca de la Marihuana no tanto por los efectos físicos y psíquicos que provoca, sino por la historia de la misma, su variedad de usos y porque me llama mucho la atención esta terrible batalla entre legalización-no legalización que se genera en torno a ella cuando hay muchas otras sustancias legales que provocan daños iguales o más graves que ésta.  
“Es mas difícil quebrar un prejuicio que quebrar un átomo”
A.    Einstein.
(Fecha original del artículo: Julio 2008)
Revisión Bibliográfica: Drogadicción

INTRODUCCION
El consumo de sustancias que afectan la conciencia y el comportamiento parece remontarse a los albores de la humanidad, cuando el hombre primitivo en su etapa de recolector comenzó a interesarse por el efecto de las plantas y logró, mediante ensayo y error, acumular rudimentarios conocimientos que pronto se hicieron exclusivos de una élite de chamanes, brujos, hechiceros y sacerdotes, cuyos poderes se basaban en la supuesta comunicación con fuerzas sobrenaturales durante sus viajes alucinóticos, experiencias que eran transmitidas a sus descendientes en forma directa.
A partir de la apreciación de las enfermedades como castigo divino, las plantas psicodélicas entraron a formar parte del arsenal terapéutico de los más remotos antecesores de la ciencia y el arte de curar, quienes las difundieron posteriormente al grupo social colectivo por la vía del banquete sacramental (forma colectiva de ofrenda a los dioses), donde las plantas psicoactivas consumidas recibieron el nombre de pharmacon.
Las primeras referencias escritas sobre la utilización del opio como medicamento aparecen en unas tablillas de arcilla sumerias cuya antigüedad es de 5000 años, y unos 1000 años después se registraron el vino, la cerveza y los derivados de la Cannabis sativa (marihuana), entre otros.
Con el desarrollo científico-técnico que se ha logrado a lo largo de varios siglos, se ha favorecido la aparición de múltiples drogas artificiales utilizadas principalmente con fines terapéuticos, pero que también pueden causar adicción por parte de los consumidores. A éstas todavía se le siguen sumando las drogas de origen natural.
La incorporación masiva de la droga al estilo de vida hedónico, se establece con mayor nitidez en la década de los 60. La constante aparición y agravamiento de problemas sociales, tales como guerras, hambruna, problemas económicos, stress laboral, entre otros, ha colaborado a aumentar enormemente la utilización de estas sustancias que, según los consumidores, ayudarían a disminuir la presión sobre ellos o a sobrellevar todos sus problemas.
A escala mundial se considera que en el transcurso de la vida 10 % de la población mundial puede presentar abuso o dependencia de alguna droga y 7 % de la población no adicta puede  sufrir consecuencias desfavorables por el consumo de estas sustancias; asimismo, se calcula que 17 % de la población mundial corresponde a drogadictos pasivos, no consumen el tóxico pero sufren las consecuencias. Este es un problema que tiene una gran repercusión en la salud de la familia y de las nuevas generaciones.
Este nocivo hábito ya tiene dimensiones, por así decirlo, de pandemia mundial, por lo que autoridades sanitarias y otras organizaciones están luchando por combatirlo por todos los efectos nocivos que provoca a la salud, a la familia y a la sociedad. Se plantea que este problema de salud constituye un problema político y económico: la producción y distribución produce grandes ganancias y en el orden político ha existido por parte de distintos países hegemonía sobre las drogas.
Uno de los problemas más grandes en la actualidad, es la existencia de  múltiples drogas llamadas “sociales”, como el alcohol (legal en todo el mundo), que parecen tener una aceptación o indiferencia por parte de la sociedad causada por la falsa imagen que de ellas se ha formado. Es decir, existe poco y erróneo conocimiento acerca de los efectos o consecuencias que este tipo de drogas provocan en los consumidores y además los cambios de comportamiento que éstos sufren, son más “aceptados” o tolerados por la población no consumidora. Para citar un ejemplo, a diario nos topamos con personas alcoholizadas y no nos produce gran impacto, sólo una mala impresión.
            En este trabajo se desarrollarán diferentes aspectos generales sobre la Drogadicción, pero principalmente, se analizará la Marihuana, debido a que es una de las drogas más antiguas,  más utilizadas en la actualidad, y por la cual hay en nuestros días un debate intenso a nivel mundial en torno a sus propiedades, usos y legalidad.

DESARROLLO
           
Antes de comenzar a desarrollar este tema, es importante mencionar algunos conceptos importantes que se necesitan para entender de que se trata esta enfermedad.
       
* DROGA
    1. Toda sustancia empleada con propósitos no médicos capaz de producir una modificación en la conducta del individuo.[1]
    2. Sustancias naturales o sintéticas, médicas y no médicas, legales o ilegales, que tienen efectos sobre las funciones psíquicas, determinan tolerancia y dependencia y cuyo uso excesivo y/o prolongado conlleva a notables efectos perjudiciales.[2]
    3. Según la OMS se definen las drogas como sustancias naturales o sintéticas que cuando son consumidas por el hombre trastornan la fisiología y provocan, además, en casi todos los casos, trastornos de la conducta humana.[3]
    4. Toda sustancia de origen natural o artificial, de efectos psicoactivos, cuyo consumo frecuente conduce a la tolerancia y dependencia con la determinación de efectos nocivos sobre el sujeto, la sociedad o ambos.[4]
         Existen por supuesto muchas más definiciones de esta palabra, pero como se puede apreciar los aquí mencionados presentan múltiples aspectos en común, lo que nos ayuda a llevarnos más o menos una idea de su significado.
           
    * ADICCION
      1. Según la OMS es un patrón de conducta de consumo de fármacos que se caracteriza por aferramiento insuperable al consumo de una sustancia, conducta de búsqueda compulsiva de la misma y gran tendencia a las recaídas después de la supresión.[5]
      2. Dependencia compulsiva e incontrolable de una sustancia, de una costumbre o de una práctica, de tal magnitud que en su ausencia se producen graves reacciones emocionales, mentales o fisiológicas.[6]
            * DEPENDENCIA
      Según la OMS es un estado psíquico y a veces físico resultante de interacciones entre  un organismo vivo y un fármaco, caracterizado por modificaciones en el comportamiento y por otras reacciones que incluyen un impulso irreprimible a tomar el fármaco de forma continua o periódica, a fin de experimentar sus efectos psíquicos o para evitar el malestar producido por la privación.[7]
      Como menciona la definición, existen dos tipos de dependencia: la dependencia física, un estado de adaptación fisiológica a la droga, que se manifiesta por un síndrome de abstinencia. Éste consiste en una serie de cambios fisiológicos adversos que surgen cuando se interrumpe el consumo de la sustancia en cuestión o cuando su efecto se contrarresta con un antagonista específico que desplaza al agonista de su lugar de enlace en los receptores celulares. La dependencia psicológica se acompaña de un sentimiento de satisfacción y del deseo de repetir la experiencia con la droga o de evitar el displacer que produce el no tomarla.
      Las drogas que producen dependencia actúan sobre el SNC provocando uno o más de los siguientes efectos: reducción de la tensión y la ansiedad, exaltación, euforia u otros cambios placenteros del estado de ánimo, sentimiento de mayor capacidad mental y física, alteraciones de la percepción sensorial y cambios del comportamiento.
      En la base de toda farmacodependencia coinciden siempre 3 constantes:
      • Existencia de un compuesto o producto psicoactivo cuyos efectos son considerados merecedores de ser reexperimentados. Una sustancia es psicoactiva si altera alguna función del SNC, si produce cambios en el humor, en la cognición o en la conducta.
      • La instauración de un condicionamiento de tipo operante en que el fármaco actúa como elemento reforzador.
      • La existencia de diversos estímulos que se presentan simultáneamente en la administración de la sustancia y que pueden quedar asociados a ella o a sus efectos. Estos estímulos pueden ser internos (tristeza, estrés) o externos (encuentro con amigos).
              TOLERANCIA
        Necesidad de ir aumentando progresivamente la dosis para inducir el mismo efecto que al principio se lograba con menos cantidad.[8]
        No se conoce muy bien la progresión desde la simple experimentación al consumo ocasional y el paso a la tolerancia y la dependencia física. La presión de los amigos o del grupo, el alivio del malestar emocional conseguido con las drogas, la tristeza, el aislamiento social y el estrés relacionado con el entorno del individuo (sobre todo si se acompaña de sentimiento de impotencia para lograr cambios u objetivos) son factores que pueden inducir el aumento del consumo, la dependencia y la adicción. Los médicos pueden contribuir involuntariamente al consumo dañino de sustancias psicoactivas al prescribirlas demasiado a la ligera a pacientes con problemas de angustia o al caer en las trampas de pacientes manipuladores. Los medios de comunicación y muchos otros factores sociales posiblemente alientan la expectativa de conseguir alivio para el malestar y satisfacción para las necesidades a través de las drogas. Dicho simplemente, las consecuencias del consumo de drogas dependen de la interacción entre la droga, el consumidor y el marco social.
             
        SINDROME DE ABSTINENCIA
        Malestares físicos que se presentan por la supresión de la droga y que están integrados por una serie de síntomas y signos de naturaleza psíquica y física, que varían según la droga.[9]

        Una vez aclarados estos conceptos, se puede continuar analizando los diferentes aspectos de esta enfermedad.

        Múltiples clasificaciones de las drogas existen en la literatura, entre ellas tenemos:
        1. Legales: cola, té, café, tabaco y alcohol.
        2. De prescripción médica: narcóticos, sedantes, tranquilizantes, hipnóticos, entre otros.
        3.  Ilegales: marihuana, cocaína, heroína, LSD, hongos, etc.
        4. Estimulantes del SNC: cola, cacao, té, mate, café, entre otros.
        5.  Depresoras del SNC: alcohol, tranquilizantes, hipnóticos, morfina, heroína…
        6.  Psicodélicas: antiparkinsonianos, vagolíticos, marihuana, LSD, hongos, etc.
        7.  De efectos simultáneos estimulantes y depresores: alcohol.
        8. De efectos simultáneos depresores y alucinógenos: marihuana.
        9. Naturales: café, tabaco, chamisco.
        10. Sintéticas: metanfetaminas, anfetaminas.
        Así, podemos observar que hay una gran variedad de sustancias que pueden ser utilizadas para lograr distintos objetivos, funcionando a diferentes niveles de nuestro SNC. Vale mencionar que muchas de las drogas mencionadas en la clasificación, son de uso cotidiano, y aunque no causan el daño que causarían otras, también funcionan de la misma forma sin que nos demos cuenta. Para dar un ejemplo, en Argentina y otros países de Sudamérica, es un hábito tomar mate a cualquier hora del día generando, a los consumidores, la necesidad de tomar cada vez más. La gran diferencia entre estas drogas con otras, es que no cambian de modo radical el comportamiento humano, por lo que no son juzgadas ni criticadas.
        Entre las consecuencias del consumo de las drogas que sí cambian nuestro comportamiento, se encuentran:
        • Psicológicas o personales. Afectan cada vez más la valoración y autoestima que tiene la persona de sí misma. Su conducta depende de la adicción que tiene. Hay desvalorización de su persona, poca satisfacción y pérdida de la autoestima.
        •  Sociales. Estas se dan en la interacción del individuo adicto con su medio, ya que al no responder a las expectativas y roles sociales y familiares se altera la relación de familia, y con frecuencia para poder sufragar económicamente el vicio incurre en conductas delictivas. Puede alterarse el aprendizaje y la concentración, por lo que afecta el rendimiento escolar y/o laboral.
        Como sucede en todas las enfermedades, en ésta también existen varias vías a través de las cuales una persona puede convertirse en toxicomaníaco, así tenemos:
        1. Vía sociocultural (por costumbres, ocupaciones, factores religiosos)
        2. Vía hedónica (para generar placer)
        3. Vía asertiva (personalidades inseguras, indecisas)
        4. Vía sintomática (asociada a enfermedades como esquizofrenia o trastornos afectivos)
        5. Vía constitucional (ocasionada por enzimas corporales que aumentan la resistencia a las drogas) 
        Debe recalcarse que todos estos medios están relacionados con los diferentes factores de riesgo que puede presentar una persona a ser drogadicto. Entre ellos tenemos:
        1. Factores individuales: enfermedades mentales o somáticas en cuyo tratamiento hay fármacos que creen dependencia, individuos con personalidad insegura, tímidos, de baja autoestima, alcohólicos, personalidades disociales, prostitutas, proxenetas, consumidores eventuales.
        2. Factores familiares: violencia intrafamiliar, patrones educacionales inadecuados, falta de alguno de los progenitores, excesiva manipulación de dinero.
        3. Factores sociales: poco conocimiento sobre nocividad de las drogas, zonas que sean asequibles conseguir las drogas, pobreza, marginidad, desempleo, carencia de opciones de tiempo libre.
        4.  Factores laborales: trabajadores de distribución o venta de la droga, aislamiento.
        No debemos olvidar que los más susceptibles a volverse adictos a las drogas, son los adolescentes, edad muy difícil en la que encontramos la mayoría de estos factores de riesgo. El comienzo de una nueva etapa en la cual no logran encontrar su posición exacta, los nuevos hábitos, nuevos círculos de amigos, decisiones más difíciles a tomar, el no sentirse entendido por sus propios padres, el ver la realidad desde otro punto de vista, entre otros factores, hacen que los adolescentes se sientan más presionados, lo que los lleva a recurrir a estas sustancias para sentirse más relajados, sin pensar en todo lo que les afecta. Por otro lado, cabe recalcar que también existen en la actualidad grandes grupos de personas adultas que, o continúan con el hábito que adquirieron de jóvenes, o empiezan a utilizar drogas por diferentes motivos. Éstos están bajo otros factores de riesgo como son problemas laborales, el stress ocasionado por la realidad con sus problemas sociales y económicos, las dificultades de llevar una familia, entre otros. También existen los que quieren sentirse “más jóvenes” por lo que acuden a conductas que los hagan sentir como tal.
        La adicción a cualquier droga tiene efectos en todos los niveles. Así, entre las alteraciones que sufren los adictos, podemos mencionar las siguientes:
        1.      Área emocional
        ·         Cambios básicos en el modo de ser: los que salían mucho dejan de hacerlo, los que salían poco ahora siempre salen, etc.
        ·         Incidentes de cambio de humor inexplicables: tensión y nerviosismo, euforia, irritabilidad, inquietud.
        ·         Indiferencia con relación a lo que los rodea: escuela, deportes y otras actividades.
        2.      Familia
        ·         Actitud muy reservada.
        ·         Alejamiento de la familia.
        ·         Mayores conflictos en el hogar.
        3.      Escuela
        ·         Ausencia y llegadas tardías a clases.
        ·         Disminución de las calificaciones.
        ·         Problemas de conducta.
        ·         Actitud negativa con relación a las actividades escolares.
        4.      Amigos y vida social
        ·         Abandono de viejos amigos.
        ·         Abandono de viejas actividades.
        ·         Trato con nuevos amigos o personas que consumen drogas.
        ·         Llamadas telefónicas o mensajes que encubren información sobre drogas.
        5.      Efectos físicos
        ·         Irritación de los ojos.
        ·         Pérdida de peso.
        ·         Trastornos del sueño.
        ·         Fatigabilidad o hiperactividad.
        ·         Cefaleas
        ·         Temblores
        ·         Deterioro de la higiene personal.
        6.      Otros
        ·         Cambios en la forma de hablar y de vestirse.
        ·         Accesorios típicos de los consumidores de droga.
        ·         Cambios en los horarios de sus actividades, en su ritmo de sueño-vigilia y en la alimentación.
        Como se puede observar, existen grandes cambios en la persona adicta, en su conducta, hábitos y hasta de su entorno, por lo que una observación minuciosa de los mismos permiten detectar que están bajo la utilización de estas sustancias. Sucede en muchos casos, donde el ambiente familiar no es el más adecuado, que los padres no reconocen estos cambios en sus hijos, ya sea por falta de comunicación, desinterés hacia los mismos o estadías prolongadas fuera del hogar, por lo que el adolescente no encuentra límites ni asesoramiento continuando con su hábito, empeorando cada vez más su adicción.
        Las acciones terapéuticas frente al abuso de sustancias varían en función de las mismas, de su pauta de consumo de la disponibilidad de sistemas de apoyo psicosocial y de las características individuales de cada paciente. En general, los programas de tratamiento persiguen dos objetivos fundamentales: la abstinencia de la sustancia y el bienestar físico, psicológico y social del paciente.
        Existen dos formas en las que puede realizarse, la ambulatoria y la hospitalaria. La primera tiene la ventaja de que es más natural, es decir, no aísla al paciente de la vida cotidiana, pero por otro lado existe mayor riesgo de “tentaciones” lo que podría obstaculizar el tratamiento. El tratamiento hospitalario está indicado en aquellos casos en que existen patologías médicas o psiquiátricas graves, antecedentes de fracasos con diversos tratamientos ambulatorios una desestructuración de los sistemas de apoyo psicosocial mínimos o una historia de abuso particularmente grave.
                    En primer lugar deberá realizarse una desintoxicación, que estará orientada a que el paciente deje de consumir la droga sin presentar manifestaciones de abstinencia aguda, (lo que expresa dependencia física). Esto puede lograrse con medios farmacológicos o con medidas paliativas de otro tipo, como ejercicios físicos, soporte psicoterapéutico, etc.
        En segundo lugar, se realizará la deshabituación, destinada a disminuir de a poco la dependencia psicológica que presenta el paciente hacia la droga. Aquí se ponen en juego medidas farmacológicas, higiénicas, psicoterapéuticas, socioterapéuticas, etc., lo que a veces necesita de un régimen de internamiento (hospitalización, comunidades terapéuticas). También las personas del entorno más próximo (familiares y amigos) deben participar en mucha de estas terapias, pues en general están muy afectadas e involucradas psicológicamente en todo el comportamiento desarrollado por el adicto.
        Durante el tratamiento suelen ser de gran utilidad las terapias individuales, familiares y de grupo. La educación sobre el abuso de sustancias y el refuerzo de los pequeños logros son aspectos fundamentales en el tratamiento.   
        Cannabis Sativa (Marihuana)
        • Cáñamo índico, cuyas hojas, fumadas como tabaco, producen trastornos físicos y mentales.[10]
        • Droga psicoactiva derivada de la inflorescencia de la planta del cáñamo que ha sido empleada en el tratamiento del glaucoma y como antiemético en algunos pacientes con cáncer para contrarrestar las náuseas y los vómitos asociados a la quimioterapia. El cáñamo común del que se obtiene el cannabis es una planta herbácea anual de la que cannabis sativa es la única especie. Todas las partes de la planta contienen sustancias psicoactivas o cannabinoides, aunque las concentraciones más elevadas se hallan en la resina de las inflorescencias de la planta.[11]
                                               HISTORIA DEL CANNABIS
        El empleo del cannabis por el ser humano parece remontarse hacia tiempos inmemoriales. Es originario de Asia central y se cree uno de los cultivos más antiguos. Los primeros registros confirmados de su uso médico tienen 5000 años de antigüedad, en la región China y de Turkestán. El ta ma (cannabis) era frecuentemente utilizado ya por sus propiedades curativas como nutritivas e incluso era muy importante por su fibra, materia prima de prendas de vestir, redes de pesca y caza. Se le atribuye a Sheng Nung, un poderoso emperador del 3750 A.C., la difusión de las propiedades curativas del cannabis en una antigua farmacopea llamada Pen tsao ching. Ésta obra recomienda el cannabis para diversas afecciones como para la debilidad femenina, el reumatismo, la malaria, el estreñimiento, la gota y la falta de concentración. También se la mezclaba con resina y vino como analgésico para cirugía.
        En el siglo XVI A.C., el egipcio papiro de Ebers consignaba el uso médico del cannabis. Los coptos de Tebas también lo empleaban en rituales de “ingestión de humo” de incienso a fin de comunicarse con Dios.
        Por lo menos desde el siglo XV a.c. se conoce en la península indostánica. El cannabis, allí llamado ganja, bhang o  vijaya (“felicidad”) es mencionado en los Vedas (fuentes de sabiduría de la tradición hindú). El Atharva Veda, la menciona como la bebida favorita del dios guerrero Indra, representante de los invasores arios. En la India aún hoy es frecuentemente utilizada como medicina antiflemática, antiespasmódica y analgésica, tradicionalmente constituye una especie de panacea como aliado a la cura de casi todo. Para la tradición brahmánica su uso otorga virtudes en los planos físicos, mentales y espirituales.
        No se puede saber si Hipócrates conoció las cualidades del cannabis, aunque es sabido que hacía uso de medicinas herbarias y que para algunos males aconsejaba fumarlas. Tenía un gran conocimiento acerca del proceso de enfermar y del concepto del fármaco. Al parecer los griegos conocieron al cannabis por intermedio de los celtas, quienes abastecieron, tanto a Grecia como luego a Roma y a todo el Mediterráneo, de velas, cuerdas y estopa; hechos a partir de fibra de cáñamo. En Grecia se utilizaba una decocción de cáñamo con vino y mirra, llamado vino resinato, para animar reuniones privadas.
        Discórides de Anazarbia, en el siglo I, es el primer latino en describir y clasificar al cannabis, por sus propiedades terapéuticas, con el nombre que aún lleva. Y a Claudio Galeno se le atribuye un uso médico (para aliviar calambres articulares, quemaduras y dolor de oídos) y un uso social (para animar reuniones sociales). Es sabido que tanto Discórides como Galeno e incluso Plinio fomentaron el uso principalmente del opio y también del cannabis sin hacer mención alguna de efectos de acostumbramiento indeseables.
        En los últimos tiempos se han empezado a relacionar pasajes de la Biblia con el consumo de cannabis. Para la iglesia Etíope, de base hebreo-africana, consumir cannabis es un sacramento y su uso está avalado por algunos pasajes del antiguo testamento.
        Recientemente una investigación aseguró que el aceite curativo, que usaban Jesús y sus apóstoles, mencionado en el libro del éxodo como kaneh-bosem, era hecho a base de cannabis “La sustancia es identificada por etimólogos, lingüistas, antropólogos y expertos en botánica como cannabis”.  
        En la edad media, luego de la caída del imperio romano, en Europa surge el decaimiento de la ciencia y el uso del cannabis se hace parte de prácticas transgresoras frecuentemente asociadas a la magia y la brujería. Hay registro de ciertas recetas de brebajes que contienen cannabis, pero no se sabe a ciencia exacta cual era la relación entre su uso y la medicina.
        Mientras tanto en los extensivos territorios de habla árabe, se estableció un punto de contacto entre estas regiones, oriente y occidente. Allí los derivados del cáñamo se llamaron kif, grifa o haschisch. Se dice que la conocen desde el comienzo de la escritura.
        En África, al sur de Rhodesia, exploradores de la época renacentista informaron que, se utilizaba cannabis como parte de medicinas (para la fiebre, malaria, disentería y otras enfermedades), como también para levantar el ánimo. Actualmente en ciertas tribus se tratan con cáñamo picaduras de serpientes y se la fuma antes del parto”.
        Pasados los años de oscuridad europea y claridad oriental, el cannabis vuelve a formar parte de la medicina renacentista. De esta época se pueden encontrar numerosas publicaciones que confirman el uso de la remarcable planta. Entre ellas tenemos:
        ·         Coloquio de los medicamentos simples y de las drogas medicinales de la India publicado en Goa en el 1563. Escrito por el médico, e investigador portugués, García da Orta. El mismo es un tratado científico sobre fármacos y sus aplicaciones en la India y donde se detallan los usos terapéuticos del cannabis. La obra se considera como madre de la medicina tropical.
        ·         En 1621 un pastor inglés de nombre Robert Burton propone el cannabis para el tratamiento de la depresión y lo plasma en su famosa obra The Anatomy of Melancholy.
        ·         En 1645 el compendio Complete Herbal, sintetiza los usos terapéuticos del cannabis y la recomienda para la tos seca o caliente, la ictericia, la fiebre intermitente, los flujos, los cólicos, las lombrices, las picaduras de tijereta, las inflamaciones, la gota, los dolores de cadera y las quemaduras.
        ·         En 1794 el Edinbugh New Dispensatory recomienda las semillas de cannabis para el tratamiento de tos y menciona que es beneficioso para enfermedades venéreas.
        Entre los años 1840 y 1900 surgiría un nuevo apogeo del uso medicinal del cannabis pero terminaría perdiendo prestigio como tratamiento moderno. La comprensión occidental de su valor da un paso al frente cuando Louis Aubert-Roche investigó el cannabis (en 1840) y su uso para el tratamiento de la peste, la fiebre tifoidea y otros trastornos físicos. En la misma época el psicólogo Jacques-Joseph Moreau de Tours usó el fármaco en el hospital psiquiátrico de Bicètre, estudió los efectos del cannabis en la mente y sus posibles virtudes como auxiliar en tratamientos psicológicos. Las publicaciones del médico Moreau merecen una mención especial ya que gracias a ellas llega a Francia el dawamesk, una preparación a base de haschisch. Esto llevaría a un grupo de literatos y artistas a interesarse en éste modo reversible de trasponer las fronteras de su sensibilidad rutinaria.
        En 1842 se conoce la monografía del agudo observador e investigador científico William B. O`Shaughnessy, quien introdujo el telégrafo en la India y el cannabis en Gran Bretaña. Su trabajo asegura que el cannabis alivió con éxito los dolores reumáticos y puso fin a las convulsiones de un bebé. Aunque no podía curar a enfermos de tétanos o rabia, observó que sus propiedades antiespasmódicas reducían el sufrimiento de sus pacientes y ayudaba a aceptar con dignidad su propia mortalidad. Por entonces ya existían variedades cannábicas americanas, importadas por los colonos, y aseguraban ser tan buenas como las índicas.
        El médico personal de la reina Victoria, sir John Russell Reynolds, comprobó que el cannabis era útil para los dolores menstruales, la dismenorrea, la migraña, las neuralgias, las convulsiones epilépticas y el insomnio senil.
        En 1894 el Ejército británico presentó el informe de la Indian Hemp Drugs Commission, preparado por médicos ingleses e hindúes tras varios años de investigación. El mismo intentaría evaluar el impacto en la sociedad del alto consumo de cannabis. Siete volúmenes con más de tres mil páginas se llenaron de entrevistas a centenares de individuos consumidores. Las conclusiones fueron que el uso popular tendía a ser moderado, siendo excepcionales los casos de consumidores de grandes cantidades. Con respecto a las repercusiones físicas la conclusión fue que el cannabis no produce prácticamente ningún resultado nocivo.
        En 1896 se desarrolló la potente variedad Cannabis americano. Eran numerosos los preparados farmacéuticos con cannabis, promocionados por laboratorios. Sin embargo, los importantes cambios en el mundo de la salud como el desarrollo de la morfina y la invención de la jeringa hipodérmica fueron considerados como medios modernos, dejando anticuado al cannabis que es liposoluble y que presentaba dificultades en su aplicación clínica debido a las respuestas desiguales y a la variabilidad de sus preparados.
        Lo siguiente, en la historia del Cannabis, es el devenir de la aún vigente prohibición a nivel mundial. Al analizar las distintas documentaciones y los contextos sociales de principios del siglo XX son varios los factores en los orígenes de la prohibición. Por un lado el cannabis se hizo símbolo de resistencia por parte de nativos en las colonias europeas de Egipto y África. Por otro lado, en América, el uso del cannabis fue adoptado por los esclavos negros, y luego por los inmigrantes mexicanos en los Estados Unidos. La xenofobia cultural dominante por parte de los Estados Unidos condenó su uso como inferior en términos morales, religiosos y económicos.
        El contexto social de los Estados Unidos, que ya perfilaba como gran potencia planetaria, es significativamente influyente en el devenir del asunto. Suman a la propuesta prohibicionista intereses económicos por parte tanto de industrias algodoneras, papeleras y farmacológicas. Surge con fuerza el movimiento prohibicionista, que a partir de entonces se hace consecuente e intentará ilegalizar toda sustancia, embriagante o euforizante, que implique un uso por parte de las minoridades socialmente marginadas. 
        El contexto médico a principios del siglo pasado era complejo. La Asociación Médica Americana se disputaba la exclusividad, por parte del médico, de poder determinar los medicamentos administrables, y de decidir a quien se administrarían; algo que hoy en día es el común, en aquel entonces era todavía un deseo. Desde entonces se engendrarían las pautas entre los fabricantes de materia prima, farmacéuticos, boticarios y doctores y fijarían el régimen de dispensación de fármacos.
        Las pujas entre prohibicionistas, médicos y farmacólogos sobre el control de sustancias condujeron a resoluciones nefastas, siendo que los primeros lograron llevar a la clandestinidad productos de consumo habitual como el alcohol.
        Tras el fracaso de la ley seca, llega finalmente en 1937, la Marijuana Tax Act, por la cual se prohibía la producción y dispensación del cannabis y se ponían excesivas trabas para el uso e investigación médica. El más destacado de los creadores de la ley, H. J. Anslinger, vinculaba al fármaco con asesinatos, suicidios y degeneraciones por parte de inmigrantes mexicanos.
        La ley generó una gran controversia por parte de las asociaciones médicas que no tardaron en reclamar el valor de su uso médico. El doctor William C. Woodward, en representación de la Asociación Médica de los Estados Unidos, declaró frente al Congreso que el informe de Anslinger era “incompleto e inseguro, cuando no falso” y que esta ley “servirá para privar a la población de los beneficios de un medicamento que, si se sigue investigando, podría resultar de considerable valor”
        Sistemáticamente se desoyeron las voces científicas, siendo que los intereses de empresas beneficiadas pesaban más que el beneficio social que implicaba su uso médico.
        Prueba de cuan corrupto era el mundo del cual nacía la prohibición es la desaparición de un estudio oficial hecho sobre la relación del cannabis y la criminalidad, patrocinado por la alcaldía de Nueva York, el informe La Guardia:
        “... de las entrevistas y expedientes se deducía que: 1) los efectos físicos y mentales del cannabis no eran -clínicamente considerables-; 2) los usuarios no se veían tentados por la heroína ni otros opiáceos; 3) no había correlación con delitos de sangre, sexuales o contra la propiedad, esto último se dedujo de examinar 14.954 sentencias dictadas por tribunales de la ciudad. Por consiguiente, la publicidad sobre efectos catastróficos del cannabis carece de fundamento en la ciudad de Nueva York.”
        La Marijuana Tax Act tuvo repercusión a nivel mundial. Países europeos como Inglaterra y Francia no demoraron en incluir al cannabis, en sus listas de sustancias peligrosas.
        El próximo paso hacia la prohibición global se hace en 1961, en Nueva York con la llamada Convención Única de Nueva York, promocionada por el mismo pionero de la ley seca y la Marijuana Tax Act.
        En 1964 dando un importante paso para la parte científica del asunto, el doctor Rafael Mechoulam, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, aisló el principal ingrediente psicoactivo, el delta-1-tetrahidrocannabinol (THC).
        En 1971 se firma el Convenio Internacional sobre Sustancias Psicotrópicas, ubicando al cannabis en el Programa I, el más restrictivo. Países como la India fueron contemplados como excepciones por su uso de miles de años en el contexto cultural.
        En el mismo año del Convenio Internacional, el Departamento de Salud, Educación y Bienestar Social estadounidense publicó un informe en donde reconocía al cannabis, o a sus análogos sintéticos, como posibles valiosos agentes terapéuticos. Se ha usado desde entonces como estimulante del apetito para el tratamiento del síndrome de caquexia.
        Desde el 1972 la National Organization for the Reform of Marijuana Laws reclama a la Drug Enforcement Administration (DEA) la transferencia del cannabis al Programa II así se puede prescribir legalmente. Año tras año se le han sumado numerosas organizaciones médicas que apoyan el reclamo.
        A todo esto, mientras que unos pocos países, a pesar de las trabas, continuaron la investigación del cannabis y sus aplicaciones médicas, el cáñamo industrial cayó totalmente en el olvido.
        La comunidad científica, una y otra vez, mostró que el interés por el cannabis no había pasado a la historia. A finales de la década del setenta unos pocos pacientes lograron tener acceso al cannabis legalmente gracias a que la Food and Drug Administration (FDA) incluyó al cannabis en un programa de investigación para drogas nuevas. 
        En 1988 el juez de la DEA, Francis L. Young, declaró que el cannabis en su forma natural satisfacía los requerimientos para la legalidad para usos médicos en los Estados Unidos. Dijo además “es una de las sustancias terapéuticamente activas más seguras conocidas por el hombre”. Pero su pedido fue denegado, no por alguna autoridad médica, sino por la DEA misma.
        En 1991, un equipo de la Universidad de Harvard descubrió que el 44 por ciento de los oncólogos encuestados había recomendado en privado a sus pacientes que fumaran cannabis. También el 48 por ciento reconoció que si fuera legal la prescribiría y el 54 por ciento coincidió que debería ser legal para que los médicos la recetaran.
        En 1994 había 36 estados en los Estados Unidos en cuyas legislaciones hacían disponible el cannabis para usos médicos.
                                                        
        CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA CANNABIS SATIVA.
        Como se mencionó anteriormente en este trabajo, esta droga está clasificada como natural, de efectos alucinógenos y depresores, e ilegal en la mayoría de los países.
        El consumo de los derivados de la planta, como sustancias embriagantes, se remonta a la antigüedad, en culturas del Oriente Medio y norte de África. El producto resultante del corte de la parte superior de la planta (hojas y tallos), cuando ésta es troceada y enrollada como cigarrillos, recibe el nombre de marihuana.
        De estos derivados, llamados “cannabinoides”, el delta-9-tetrahidrocannabinol es el que ha sido identificado como principal responsable de los efectos psicoactivos de Cannabis (se conoce también como THC o delta-9-THC). Esta sustancia rara vez está disponible para su consumo en forma pura. El contenido de THC de la marihuana varía mucho y ha aumentado significativamente desde los años sesenta, pasando de una proporción del 1-5 % aproximadamente al 10-15. 
        1.  Mecanismo de acción y farmacocinética.
        Los diversos cannabinoides actúan mediante receptores específicos, el CB1 y CB2. El primero se encuentra en diversas áreas cerebrales y el segundo es un receptor periférico.
        Absorción: tras inhalar el humo del cigarrillo de marihuana, los efectos son inmediatos, alcanzándose el máximo en 20-30 minutos, con una duración de 2-3 horas. Por vía oral los efectos son más lentos, prolongados y menos intensos.
        Distribución: los cannabinoides desaparecen con rapidez del plasma y del cerebro, pero al ser muy liposolubles, tienden a acumularse en el tejido adiposo, por lo que se eliminan lentamente del organismo.
        Metabolismo: hepático
        Excreción: su excreción es por la orina pero la mayoría de los metabolitos se eliminan por vía fecal.
        2.  Dependencia 
        Esta droga, muy utilizada en la actualidad por los más jóvenes de todo el mundo, no genera dependencia fisiológica como lo hacen otras, pero es muy intensa la dependencia psicológica que causa. Esto los lleva a un consumo compulsivo que hace que inviertan mucho tiempo en la adquisición de esta sustancia, que al ser ilegal, se consigue en lugares exclusivos y poco conocidos, lo que interfiere en sus actividades sociales, laborales o recreativas. Los sujetos con dependencia de Cannabis pueden persistir en el consumo a pesar de conocer los problemas físicos (p. ej., tos crónica relacionada con fumar tabaco) o los problemas psicológicos (p. ej., sedación excesiva como resultado del consumo de dosis altas) que ello comporta.
        3.  Tolerancia
        Ha sido observada en algunos consumidores crónicos.
        4.  Síndrome de abstinencia
        Como se mencionó anteriormente, esta droga no genera dependencia física, pero aún así, se han observado algunos síntomas de abstinencia, como irritabilidad, alteraciones del sueño y temblores, pero sin significación clínica.
        5.  Características del cuadro tóxico  y consecuencias
        Los efectos del consumo de la Cannabis no dependen solo de las dosis o la vía de administración, pues la personalidad, las expectativas y la experiencia de quien la consume, así como las condiciones ambientales en que se consume, influyen notablemente en la intensidad y la calidad de los efectos que se perciben. Así, cuando se consume estando solo predominan los efectos depresores como la apatía y la somnolencia, pero en un ambiente social apropiado el efecto eufórico puede manifestarse como logorrea, gregarismo y aparente hilaridad.  En general, los efectos de una dosis podrían compararse con los del alcohol (a dosis bajas o moderadas) y los de una sustancia alucinógena.
        La intoxicación se inicia típicamente con una sensación de bienestar seguida de síntomas que incluyen euforia con risas inapropiadas acompañada de grandiosidad y percepciones sensoriales distorsionadas (pueden aparecer alucinaciones auditivas, visuales o táctiles). Ocasionalmente, aparece ansiedad (que puede ser grave), disforia o retraimiento social. A medida que transcurre el tiempo, van cambiando los síntomas apareciendo así  sedación, letargia, deterioro de la memoria inmediata, dificultades para llevar a cabo procesos mentales complejos, deterioro de la capacidad de juicio, deterioro de la actividad motora y sensación de que el tiempo transcurre lentamente.
        Estos efectos psicoactivos se acompañan de los siguientes signos, que se presentan a las aproximadamente 2 horas del consumo: irritación conjuntival, aumento del apetito, sequedad de la boca y taquicardia.
        Debido a que muchos cannabinoides, incluyendo el delta-9-THC, son solubles en grasas, los efectos del Cannabis o Hashish pueden durar o reaparecer ocasionalmente en 12-24 horas a causa de la lenta liberación de las sustancias psicoactivas de los tejidos grasos o de la circulación enterohepática.
        El consumo de Cannabis puede desencadenar, incluso sin trastornos psicológicos previos, ataques de pánico. La mayoría de los consumidores han sufrido experiencias de ansiedad y psicosis agudas toxicas, estas últimas caracterizadas por alucinaciones paranoides con juicio de realidad conservado, que desaparece al cabo de unos días de cesar el consumo. Estos trastornos se diagnostican en lugar de la intoxicación por Cannabis sólo cuando los síntomas exceden de los que habitualmente se asocian a la intoxicación de esta sustancia y son de suficiente gravedad como para merecer una atención clínica independiente.
        A pesar de lo expresado anteriormente, no se han descrito muertes atribuibles a sobredosis, ya que tiene un margen de seguridad o índice terapéutico, mayor al de otras sustancias. Aún así, al producir incoordinación motora y sedación, su consumo puede provocar accidentes con consecuencias negativas tanto para el consumidor como para otras personas.
        Además de los efectos tóxicos crónicos en la esfera psíquica, la principal toxicidad crónica es la respiratoria: aumenta la frecuencia de bronquitis, asma y enfisema. El consumo durante el embarazo aumenta el riesgo de dar a luz niños de bajo peso y quizás también aumente el riesgo de prematuridad.
        6.  Diagnóstico
        ·         Hallazgos de laboratorio.
        Las pruebas de orina identifican los metabolitos de los cannabinoides. Debido a que estas sustancias son solubles en grasas, persisten durante largos períodos en los líquidos del organismo y se excretan lentamente, las pruebas de rutina para cannabinoides pueden
        resultar positivas durante 7-10 días en sujetos que consumen. El resultado positivo en la orina es consistente con el consumo pasado, pero no es indicativo de intoxicación, dependencia o abuso. Las alteraciones biológicas incluyen temporalmente (y probablemente en relación con la dosis) la supresión de la función inmunológica y la supresión de la secreción de testosterona y de hormona luteinizante (LH), aunque el significado clínico de estas alteraciones no está claro. El consumo agudo de cannabinoides puede causar una difusa y lenta actividad en el EEG y supresión de los movimientos oculares rápidos (REM).
        ·    Hallazgos de la exploración física y enfermedades médicas asociadas.
        Fumar Cannabis es altamente irritante para la nasofaringe y la mucosa bronquial y, por tanto, aumenta el riesgo de tos crónica y otros signos y síntomas de patología nasofaríngea. El consumo crónico de Cannabis se asocia a veces al aumento de peso, probablemente como resultado de comer en exceso y de la disminución de la actividad física. El consumo crónico de grandes cantidades puede provocar sinusitis, faringitis, bronquitis con tos persistente, enfisema y displasia pulmonar. La marihuana fumada contiene incluso mayores cantidades de carcinógenos conocidos que el tabaco, y su consumo abundante aumenta el riesgo de padecer enfermedades malignas.
        7.  Tratamiento
        Este tratamiento sigue las mismas directrices que el tratamiento del abuso de cualquier otra sustancia: abstinencia y apoyo. La abstinencia puede seguirse a través de actuaciones directas, como la hospitalización o a través de un control muy detallado mediante análisis de orina, en los que se puede detectar cannabis entre 3 y 4 semanas después de la última toma.
        El apoyo se proporciona en forma de psicoterapia individual, grupal, familiar. La educación debe ser la piedra de toque de la abstinencia y de los programas de apoyo ya que el paciente que no entiende las razones por las cuales aparecen problemas de abuso, tienen una baja motivación para cesar el consumo.
        Para algunos pacientes puede ser de utilidad el uso de ansiolíticos durante un período de tiempo corto, para aliviar los síntomas de abstinencia en caso de que los haya. En otros sujetos el consumo puede estar relacionado con un trastorno depresivo subyacente que puede responder bien al tratamiento antidepresivo.
          
          Programas de rehabilitación
        Los programas de rehabilitación emplean todas las modalidades psicoterapéuticas, tales como la Terapia Conductual, la Terapia Cognitivo-Conductual, la Terapia de Familia, los Grupos de Apoyo y el Entrenamiento en las Actividades Sociales.
           
        Recursos para el tratamiento
        • Centros o equipos de atención a drogodependencias: son centros que desempeñan ambulatoriamente tareas de orientación, evaluación, desintoxicación, deshabituación y cooperan la reincorporación social.
        • Unidades hospitalarias de desintoxicación: destinados a la desintoxicación en régimen de internamiento.
        • Pisos de apoyo a la desintoxicación: en estos lugares acuden adictos para iniciar un proceso de desintoxicación y carecen de apoyo socio-familiar o conviven con otras personas también con problemas relacionados con las drogas. Estos pisos permiten que se lleve a cabo el proceso de desintoxicación, aportando el control externo necesario, las actividades ocupacionales y la puesta en práctica de nuevos hábitos de vida saludables. 
        • Centros de día: son centros destinados al tratamiento en régimen intermedio: la persona duerme en su casa pero pasa varias horas al día en el centro. Proporciona al usuario una atención intensiva y frecuente sin los inconvenientes de la separación total del medio socio-familiar.
        • Comunidades terapéuticas: son centros residenciales en los que se lleva a cabo la rehabilitación terapéutica en régimen de internamiento, separados del medio habitual del sujeto. Suelen estar ubicadas en zonas rurales, o en ocasiones en zonas urbanas.  


          8.  Manejo  en la atención primaria de salud.
          La APS debe tener una relación muy directa con los problemas derivados del abuso o dependencia de drogas. Estos pacientes acuden con relativa frecuencia a los equipos de la atención primaria y muchas veces son mal comprendidos e incluso desorientados respecto a las posibilidades de tratamiento de su enfermedad. Para evitar este tipo de problema tan perjudicial para el paciente, el medico de la familia deberá cumplir las siguientes funciones:
          o   Realizar una detección precoz de la drogodependencia, bien directamente o a través de los familiares del paciente.
          o   Escuchar al paciente y a su familiar. Es importante reducir la ansiedad con la que acuden, así como mostrarse firmes ante la demanda de medicación.
          o   Dar información fiable a los usuarios y familiares que la demanden, de los medios y recursos disponibles para su atención.
          o   Informar al paciente y a su familia de los riesgos de su patología y de la importancia de ponerse en tratamiento.
          o   Derivar al paciente al Centro de Atención al Drogodependiente previa información de las características y objetivos del recurso.
          o   Valorar su estado somático, diagnosticando las patologías asociadas y sus complicaciones, realizando un correcto tratamiento y seguimiento de las mismas.
          o   Proponer pautas alternativas al tratamiento, si el paciente manifiesta su intención de no abandonar la droga.
          o   Colaborar en los programas de rehabilitación y reinserción social.
          A demás de estas medidas especificas para el consumidor de marihuana o cualquier otra droga, el médico de la familia deberá continuar promoviendo hábitos saludables en estas personas y en la comunidad en general, para evitar que aparezcan más casos de consumo y adicción a las drogas y para aumentar la calidad de vida de su población. 
                                                            USOS TERAPEUTICOS DEL CANNABIS
          A continuación se hará una breve mención acerca de los posibles efectos terapéuticos adjudicados a lo largo de los años a esta droga (se han desarrollado algunos en la Historia de la Marihuana). Es importante tener un conocimiento acerca de esto ya que es uno de los principales motivos por los cuales en varios países del mundo hoy en día por los que se lucha para su legalización.
          1.      Glaucoma: la literatura sugiere que el cannabis puede disminuir la presión ocular, hasta en situaciones donde otros tratamientos ya han fallado.
          2.      Esclerosis múltiple: al parecer, el cannabis funciona efectivamente como un relajante muscular. Esto ocurre sin los efectos secundarios perniciosos asociados con los tratamientos sintomáticos convencionales.
          3.      SIDA y efectos secundarios de la quimioterapia para el cáncer: el THC administrado oralmente parece ser un buen anti-emético, aunque estudios comprobaron que el cannabis fumado causa menos efectos secundarios que el administrado por vía oral. El cannabis también tiene la ventaja adicional de incrementar la tolerancia al dolor e incrementar el apetito, lo cual para estos pacientes claramente es un efecto secundario positivo para estos pacientes.
          4.      Asma bronquial: es raro pensar que un compuesto inhalado en los pulmones pueda beneficiar a las personas con asma. De cualquier manera, parece ser que el THC-delta-9 es un material que puede ampliar los bronquios. Espasmos bronquiales, alcanzados por medio de ejercicios físicos, indujeron un ataque que duro hasta una hora en los sujetos de prueba. El cannabis fumado e Isoproterenol permitieron una recuperación inmediata. Una comparación entre el Isoproterenol (1250 microgramos) y cannabis fumada con un 2% de THC, reveló que los efectos dilatorios del cannabis eran mayores, y tenían una duración de hasta una hora, con un máximo de efecto durante un cuarto de hora.
          5.      Como analgésico (migraña, dolor neuropático)
          6.      Otros usos: antidepresivo, anticonvulsionante, antihipertensivo (hay usos conocidos a través de evidencias anecdóticas pero no hay estudios controlados) 
                                                            IMPACTO SOCIAL DE LA MARIHUANA
          Como se pudo leer a lo largo del trabajo, existen múltiples posiciones en relación a la marihuana: algunos rechazan completamente la utilización de la misma, otros opinan que nada más debería utilizarse con fines terapéuticos y hay quienes reclaman su uso tanto para fines recreativos como para los terapéuticos. Actualmente esto trae en la mayoría de los países una eterna discusión sobre como proseguir, y luchas continuas entre las comunidades y las autoridades. Son multitudes las que acuden cada año en la global marcha por el consumo libre de cannabis. Se estiman en el mundo 144 millones de consumidores diarios y es la droga ilícita más utilizada. En Gran Bretaña el 40% de jóvenes entre 15 y 24 años dicen haberla fumado, en Francia, las detenciones por cannabis llegan a representar el 85% del total de las detenciones. Estas cifras revelan, que por más ilegal que sea su consumo, esta es una droga relativamente fácil de conseguir y con un precio accesible a la mayoría de las clases sociales.
          A demás de esto es impresionante la cantidad de medios por los cuales se difunde la utilización de esta droga: hablando específicamente de Argentina, tenemos grupos de música que en sus canciones hablan de los efectos de la misma incitando a su utilización, así como también existen prendas de vestir con el dibujo de la planta de cannabis o con imágenes de personalidades famosas, conocidas también por su adicción a la marihuana.
          Todo esto hace que la gente, sobre todo los jóvenes, tengan incorporada la imagen de la marihuana como algo inofensivo y relacionado a la recreación, sin estar bien conscientes de los daños que el consumo de esta droga pueda ocasionarles.
          Por otro lado, tenemos que ver que también hay países en donde esta droga e incluso algunas otras más dañinas han sido legalizadas, como es el caso de Holanda. Contrariamente con lo que se espera, en este país no hay más adicción que en otros e incluso la utilización es más moderada y cuidada. No hay que olvidarse que muchas veces lo más prohibido es lo que más llama nuestra atención.
          Ahora bien, puede entenderse que el uso de esta droga con fines recreativos sea tan criticada por las alteraciones que genera en el consumidor (pero si hay que analizar este factor, sería importante que las autoridades también revisaran los efectos del alcohol, entre otros), pero ¿qué se puede hacer con aquellas personas que padecen determinadas enfermedades, a las cuales su tratamiento no les ayuda, cuando esta comprobado que los componentes de la marihuana pueden ayudar?  Actualmente, aparentemente, nada puede hacerse. Quienes requieren del cannabis por razones medicinales dan testimonios de la dura lucha contra sus enfermedades crónicas y contra un sistema que no solo les dificulta la obtención de su medicina sino que hasta los transforma en delincuentes. Estas personas padecen enfermedades crónicas, son niños, adultos o ancianos que fracasaron con los tratamientos alopáticos, muchas veces debido a los terribles efectos adversos, y encuentran en el cannabis una solución efectiva, poco dañina y hasta barata. Solucionados sus dolores crónicos, náuseas o anorexias lidian con ser delincuentes y son comúnmente arrestados.
          En Argentina, en el 2006, una señora que padecía un síndrome neuroosteoarticular degenerativo de la columna vertebral con compresión de las raíces nerviosas, usaba cannabis para aliviar sus dolores crónicos ya que tenía intolerancia gástrica a analgésicos. Un día tuvo la inesperada visita de la policía, que con una orden de allanamiento entró en su casa y secuestró su medicina. La acusada aclaró que la usaba para aliviar sus dolores, pero la jueza  la procesó por tenencia simple. Luego, los camaristas dictaron la falta de mérito y ordenaron a la jueza proseguir la investigación. Para abordar la cuestión se requirió la opinión de varios profesionales, como el titular del Departamento de Farmacología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, quien declaró que el cannabis podía tener utilidad en cuadros de dolor crónico. Luego de las consideraciones que merecían el caso, ocurrió, por primera vez en la Argentina, que la justicia consideró justificada la posesión de cannabis para consumo personal por tratarse de un uso terapéutico.
          Hasta aquí hemos visto a grandes rasgos (ya que es una discusión intensa) el gran problema que existe en nuestras sociedades actualmente en referencia a esta droga. Gran parte de este problema se debe a la ignorancia existente de todas las partes, ya sea desde los que luchan por su legalización y fácil consumo sin tener en cuenta los efectos adversos que provoca, hasta por parte de las autoridades que se niegan a permitir las investigaciones en relación a los poderes terapéuticos del cannabis y a poner en practica su utilización para fines terapéuticos ya conocidos.  Tal vez el fortalecimiento de los conocimientos acerca de todas las propiedades de esta droga pueda ayudar a lograr un acuerdo entre todas las partes y así alivianar una de las tantas problemáticas actuales existentes en nuestras sociedades.

          CONCLUSIONES
          Antes de comenzar con las conclusiones a las que se puede arribar acerca de este trabajo, me gustaría recalcar que elegí escribir acerca de la Marihuana no tanto por los efectos físicos y psíquicos que provoca, sino por la historia de la misma, su variedad de usos y porque me llama mucho la atención esta terrible batalla entre legalización-no legalización que se genera en torno a ella cuando hay muchas otras sustancias legales que provocan daños iguales o más graves que ésta. A lo largo de esta revisión, traté de ser lo más objetiva posible, pero al ser una temática tan polémica es inevitable que a veces se escapen algunas opiniones personales.
          Como se ha desarrollado a lo largo de esta revisión bibliográfica, la problemática relacionada con la drogadicción no es un tema actual. Miles de años atrás, cuando se descubrieron las primeras drogas y sus principales efectos, se abrieron las puertas para un gran consumo, especialmente por sus variados efectos en la psiquis del ser humano. Es curioso como al pasar los años las drogas fueron considerándose desde vías por las cuales personas de alto rango social podían comunicarse con fuerzas sobrenaturales, hasta como medios a través de los cuales la gente se convierte en delincuente. La diferencia entre estas dos posturas es, sin duda, el ámbito social en que se vio enmarcada esta problemática, ya que la droga, es la misma. Obviamente, al ser utilizada por “gente importante”, miles de años atrás la drogadicción no era considerada un problema de salud, pero al comenzar a utilizarse por gente cada vez “más corriente”, las drogas fueron perdiendo su “prestigio” y se condenó su uso como inferior en términos morales, religiosos y económicos. En la actualidad, a la drogadicción se la relaciona íntimamente con la delincuencia. Lo que no se tiene en cuenta, es lo que lleva a las personas al consumo de estas sustancias: un individuo está saludable cuando presenta bienestar físico, psíquico y social, por ende, alteraciones en alguno de estos tres aspectos causa enfermedad. Generalmente, y es lo que más trabajo cuesta reconocer, los problemas sociales son los que llevan a la persona a recurrir a las drogas, problemas que muchas veces escapan de sus manos sin poder resolverlos, problemas que miles de años atrás no existían. El hambre, por ejemplo, es un gravísimo problema de la actualidad que lleva directamente a la drogadicción, muchas veces de los más pequeños, y es un problema que un individuo solo no puede resolver, ya que detrás de este hay muchas más dificultades (desocupación, entre otros). Pero, es más fácil criticar a los drogadictos y adjudicar los problemas a las drogas que reconocer los graves conflictos que existen en una sociedad.
          Así es que, sobre todo en las últimas décadas, el problema de la drogadicción ha aumentado por los diversos motivos por los cuales la gente comienza a consumir. Afortunadamente, con el desarrollo de la ciencia y tecnología se descubrieron los mecanismos a través de los cuales las drogas causan sus efectos, y hoy en día se cuenta con variadas terapéuticas para tratar la adicción.
          En el caso de la Marihuana, hemos visto también como con el de cursar de los años fueron cambiando los criterios acerca de la misma, viéndose como droga con altos efectos terapéuticos en un momento, hasta llegar a verse como sustancia potencialmente dañina. Aquí me gustaría mencionar que durante la realización de esta revisión encontré contradicciones entre algunas bibliografías en lo que se refiere a los efectos nocivos de la misma. Podemos ver en el trabajo, por ejemplo, que se la considera un factor agravante del Asma, y por otro lado se le adjudica un poder terapéutico para la misma. Lo que quiero resaltar es que hasta los más especialistas en la materia tienen criterios diferentes en relación a la Marihuana.
                      Sí podemos concluir que la Marihuana es considerada una droga por la gran dependencia psicológica que genera. Sí podemos concluir que es dañina por los efectos que se han mencionado en los diferentes niveles. Sí podemos decir que es peligrosa por ser una portera al consumo de otras drogas. Sí podemos concluir que es una de las drogas utilizadas por todas las clases sociales. Pero, también podemos ver la otra cara de ella, que es una droga a la que desde hace siglos se le encuentran poderes terapéuticos, que no genera una dependencia fisiológica que altere completamente el comportamiento humano, que no causa defunciones por sobredosis (es más, no se han encontrado casos de sobredosis por Marihuana), que no genera tolerancia…entonces ¿están justificadas tanta polémica, prohibición y las barreras para que se continúe investigando sobre esta droga? Eso creo que ya queda a criterio personal. Pero hay que recordar, como mencioné anteriormente, que antes de encerrarse en un criterio específico sobre esta droga (que posee un lado beneficioso), se debe considerar que en el mundo actual hay sustancias permitidas que están causando demasiados daños contra los cuales no se toman medidas y se continúa enmascarando el problema real que existe detrás de esta problemática.


          BIBLIOGRAFIA
          Salud Mental Infanto-Juvenil. Editorial Ciencias Médicas.
          Clínica Psiquiátrica Básica Actual. Editorial Científico-Técnica.
          Farmacología General. Editorial Ciencias Médicas.
          Enciclopedia Encarta 2007.
          Diccionario Mosby 2000.
          Toxicología y Adolescencia. Realidades y Consecuencias. 1999.
          Temas de Salud Pública. Toledo Curbelo.
          Manual Merk. Décima Edición.
          Temas de Medicina Interna. Reinaldo Roca Goderich.
          DSM-IV Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Editorial Masson.
          Páginas Web:  
                                   www.solocannabis.com
              www.cannabis-medicinal.com
              www.lasdrogas.net
              www.cannabis-med.org


          [1] Temas de Medicina Interna. Reinaldo Roca Goderich.
          [2] Toxicomanías y Adolescencia. Realidades y Consecuencias. 1999
          [3] Temas de Salud Pública. Telodo Curbelo.
          [4] Salud Mental Infanto-Juvenil. Editorial Ciencias Médicas.
          [5] Toxicomanías y Adolescencia. Realidades y Conseuencias. 1999
          [6] Diccionario Mosby. 2000
          [7] Manual Merk. Décima Edición.
          [8] Manual Merk. Décima Edición.
          [9] Toxicomanías y Adolescencia. Realidades y Consecuencias. 1999
          [10] Enciclopedia Encarta 2007.
          [11] Diccionario Mosby. 2000

          1 comentario:

          Crema de Marihuana dijo...

          La marihuana es una planta medicinal que lleva millones de años aportando a todas las culturas sus grandes propiedades