Autoras/es: Foro Nacional de Educación para el cambio social
(Fecha original del artículo: Junio 2011)
¿Qué desafíos nos plantea el éxito del Foro?
Hacer un balance detallado del Foro incluiría un conjunto de elementos que tienen que ver con lo político, lo organizativo, lo financiero, el trabajo entre las organizaciones del Espacio Nacional de Estudiantes de Organizaciones de Base (ENEOB), la relación con los panelistas, el contenido de los paneles y de los talleres, la organización de las comidas y del alojamiento, entre muchas otras cosas. Nos vamos a concentrar en este breve balance únicamente en el significado político del Foro y tan sólo lateralmente en algunos de los otros planos.
Teniendo en cuenta que la asistencia al Foro fue de aproximadamente 6.000 personas, lo primero que hay que decir es que este espacio se consolidó como el principal encuentro del movimiento estudiantil de nuestro país. Tras dos primeras experiencias importantes (en La Plata participaron unos 2000 estudiantes y en Córdoba unos 3500), este año el Foro prácticamente duplicó su concurrencia, lo cual expresa la vitalidad y la potencialidad de la izquierda independiente en el movimiento estudiantil. Confirmando esta caracterización encontramos que el Foro se convirtió en un verdadero punto de referencia. Tras un 2010 marcado por las tomas de los colegios secundarios y las universidades de Córdoba y Buenos Aires, habiendo vivido elecciones en el claustro estudiantil altamente politizadas, donde si bien el kirchnerismo irrumpió con mucha fuerza también se mantuvo y amplió la primacía de las expresiones de izquierda, el éxito del Foro es una expresión más del ambiente deliberativo y activo que se vive en el movimiento estudiantil. Tras largos años de letargo, sólo mitigado por el parcial retroceso de la Franja Morada , donde el movimiento estudiantil actuaba esporádicamente, para rápidamente desaparecer; actualmente en el surgimiento y desarrollo de la izquierda independiente estamos encontrando señales de un nuevo movimiento estudiantil.
En segundo lugar, el hecho de que la organización del Foro sea el resultado de un colectivo de agrupaciones nucleadas en el ENEOB, da cuenta de una de las características más destacadas de la izquierda independiente, que es su capacidad de articulación y de construcción colectiva. En verdad, en medio de la fragmentación de la izquierda, y del clima de permanente competencia y mezquindad política, no es nada menor que un conjunto de agrupaciones de dimensiones disímiles pueda dar vida y mantener un espacio que, con pocas contradicciones, organiza un evento de las características del Foro. Es inimaginable que ocurra algo parecido en otro sector de la izquierda, aunque sería deseable que experiencias como ésta puedan generar algún tipo de efecto contagio para ayudar a revertir algunos de los vicios a los que nos tiene acostumbrados nuestra cultura de izquierdas.
En tercer lugar, la magnitud del evento demuestra también la gran capacidad militante y organizativa de la izquierda independiente, capaz de resolver desde el punto de vista logístico y financiero un Foro cuyos costos materiales y organizativos están a años luz de la improvisación y la desidia que habitualmente se manejan en el movimiento estudiantil. Doblemente debe reconocerse esta capacidad al tener en cuenta que el ENEOB no está financiado ni subvencionado por ningún Ministerio ni aparato del Estado y que las agrupaciones que lo conforman mantienen celosamente una autonomía clara del Estado. En momentos en que la “gran novedad” de la política juvenil parece ser una agrupación como La Cámpora , dirigida y financiada por funcionarios, lograr que panelistas de Brasil o Colombia puedan estar presentes, que una carpa de más de dos mil personas funcione todo un fin de semana en una plaza de Buenos Aires, que centenares de estudiantes viajen de distintas ciudades del país en micros y colectivos autofinanciados, que se consiga alojar y garantizar los alimentos para miles de compañeros y compañeras o que estudiantes de distintos países de Nuestra América participen de un segundo encuentro latinoamericano, no es poca cosa. Las enseñanzas políticas y organizativas que todos sacamos de esta experiencia son otro saldo positivo del Foro que acumulamos para el futuro.
Por otro lado no queremos dejar de resaltar una característica distintiva de la izquierda independiente que volvió a actualizarse en el Foro. A diferencia de las construcciones tradicionales, dogmáticas y unitarias, el Foro se fortaleció reconociendo su diversidad y heterogenenidad, tal como ocurre en los distintos frentes y espacios de articulación en los que nos encontramos habitualmente nuestras organizaciones. No solamente las opiniones de los panelistas varias veces tuvieron matices o diferencias entre sí sino que esto también ocurría entre distintos talleres, o en la presencia evidente de estudiantes de muy variadas opiniones ideológicas. La pluralidad es ya una característica persistente de la izquierda independiente que no vemos como un síntoma de inmadurez o debilidad sino como una línea estratégica para el desarrollo de una propuesta política transformadora.
No fue menor tampoco el nivel de los distintos paneles. Con sus diferencias, podemos decir que de conjunto las discusiones planteadas por todos los panelistas lograron el cometido que nos habíamos propuesto desde el principio: tomar distintos elementos de la situación social, política, cultural y educativa de nuestro continente y relacionarlos con la construcción de una propuesta política de la izquierda independiente. Habíamos dudado previamente sobre si la propuesta no era demasiado “política” para un foro de educación, pero al ver la carpa central repleta aplaudiendo un panel de cierre donde Atilio Borón convocaba a la construcción de una herramienta política con la cual aportar a la transformación social, quedaba claro que la propuesta era correcta, que el nivel de politización del movimiento estudiantil es muy grande y que lejos de cualquier conservadurismo, debemos y podemos ser un factor de empuje hacia delante de esa energía. Lo mismo podía verse en el panel de apertura, donde Miguel Mazzeo recordaba el significado de los diez años del 2001, retomando la intensidad de esa experiencia como un punto de partida irrenunciable para la construcción de una nueva izquierda nuestroamericana, contestando el posibilismo de los proyectos neodesarrollistas como el kirchnerista, que hipotecan el carácter emancipador de la política en nombre de las supuestas imposibilidades del cambio social radical. O cuando Manuel Martínez retomaba el surgimiento de los nuevos movimientos sociales en la etapa de resistencia al neoliberalismo y los desafíos que planteaba esta multiforme silueta del sujeto social transformador, en un panel que pudo compartir con Carlos “el perro” Santillán, uno de los mayores exponentes de esas luchas. El mismo Ángel Cappa, insólito protagonista de cada domingo futbolero de nuestro país, afirmaba con contundencia la necesidad de una juventud rebelde y transgresora que cuestione al capitalismo, porque dentro de sus márgenes no hay lugar para el cambio social. Nada de esto era visto con extrañeza o escepticismo por los centenares de asistentes a cada panel, sino todo lo contrario, era aplaudido con fuerza y emoción. Otro punto alto fueron las palabras de Martín Ogando sobre el rol de vanguardia de la juventud en los procesos de transformación social de nuestro continente, contagiando con su espíritu crítico y renovador a los pueblos en lucha, que arrancó un asentimiento sonoro entre los asistentes al panel que compartió con militantes del MST brasileño y del PSUV venezolano. El colombiano Renán Vega Cantor conmocionó al auditorio con su denuncia sentida de la tragedia en la que vive su pueblo, en un panel compartido también con Raúl Zibechi y Atilio Borón, donde estuvo muy presente la reivindicación de la lucha de los pueblos venezolano y boliviano, al mismo tiempo que las contradicciones y lecturas críticas del caso. Esta misma temática tomó el brasileño Nildo Ouriques, quien fue muy escuchado en su análisis de la relación entre los movimientos sociales y los Estados, en el panel en el que estuvo junto con Pablo Stefanoni, Aldo Casas y Hernán Ouviña. El biólogo Andrés Carrasco dejó pensando a más de uno en el panel sobre la mercantilización del conocimiento que compartió con Judith Naidorf, Mabel Thwaites Rey y Laura Marrone donde se discutió el panorama actual de la educación pública. Algo parecido fue el debate sobre los 15 puntos por una nueva Ley de Educación Superior que promueve el ENEOB, una especie de borrador de programa, que fue discutido por legisladores y dirigentes sindicales de la educación, encontrando muy buena recepción. Finalmente el panel de género fue todo un éxito, logrando transmitir toda la fuerza de la lucha feminista, tal como se demostró cuando los talleres que se hicieron a continuación debieron multiplicarse por cuatro por la gran asistencia de público, poniendo en evidencia, por si todavía hacía falta, que para la construcción de una nueva izquierda la lucha contra el patriarcado es de primer orden. Y mucho más se nos queda afuera, desde las discusiones sobre medios de comunicación hasta la precarización laboral en la docencia, el “estudiantazo” del 2010 o la reflexión sobre Fuentealba y el rol docente, pasando por las decenas de talleres que desarrollaron todo tipo de temáticas y los encuentros por carrera del domingo, hasta llegar a las “pasantías” o talleres externos que permitieron a muchos compañeros y compañeras conocer la experiencia de los bachilleratos populares, de las fábricas recuperadas o los centros culturales. Todavía un poco confundidos pero satisfechos por esta verdadera avalancha que fue el Foro, lo que queremos destacar es que este conjunto de debates y de posiciones lograron aparecer como parte de una propuesta política de conjunto que se está abriendo camino, trabajosa pero persistentemente. La marcada presencia en los debates de la voz de los propios militantes de las organizaciones del ENEOB, que demostraron pensar con cabeza propia, desde los presidentes de la FUBA o de la FULP hasta compañeros o compañeras que hablaron a título individual o en nombre de sus organizaciones, expresaron que esa propuesta política está encarnada en personas y espacios políticos concretos y que, en mucha mayor medida que en los dos foros anteriores, la izquierda independiente va adquiriendo una maduración en la que la voz de intelectuales y académicos aporta a un pensamiento que surge desde los movimientos sociales y de las organizaciones políticas mismas. Y eso nos parece todo un mérito. Lejos de cualquier vicio académico, en el Foro de Educación para el Cambio Social los debates tienen la finalidad de aportar a la construcción de la transformación de la injusticia, de la opresión y de la explotación. Es un verdadero triunfo haberlo logrado.
En síntesis, el Foro fue un gran hecho político, posiblemente el más alto logrado por la izquierda independiente del movimiento estudiantil hasta ahora, lo que plantea los más importantes desafíos. ¿Estamos en condiciones de dar un salto como agrupaciones y aportar a la creación de una herramienta política que nos permita trascender el plano estudiantil, tal como surgía naturalmente de algunas de las discusiones, o el próximo Foro nos encontrará con el mismo anhelo insatisfecho? ¿Es posible agrupar a una buena parte de los miles de estudiantes que participaron del Foro en un espacio político? ¿Y a los docentes e intelectuales, a los miembros de los gremios combativos y a los colectivos culturales? ¿Cuánto de todo lo que se vivió en esos tres días se podrá encauzar como proyecto político? ¿Qué pasos podemos dar en un año signado por los debates electorales en los que como izquierda independiente no encontramos ninguna lista que nos represente cabalmente, siendo que por ahora tampoco nosotros podemos dar la pelea en ese terreno?
Lejos de ser simplemente un espacio para el movimiento estudiantil el Foro incluyó también sectores de trabajadores, ambientales, antipatriarcales, de derechos humanos, culturales, es decir que fue un espacio multisectorial, si bien lógicamente estuvo hegemonizado por la presencia estudiantil. A su vez muchas de las organizaciones que lo convocamos formamos parte de la Coordinadora de Organizaciones y Movimientos Populares de Argentina (COMPA), lo que nos lleva a preguntarnos si el Foro también permitirá a otros sectores del movimiento popular una reflexión sobre la importancia de la construcción multisectorial y sobre las posibilidades de dar pie a una propuesta política de conjunto. Esperamos de todo corazón que así sea. Las 10 propuestas por una política emancipatoria que presentó la COMPA son un primer mojón en ese sentido y nos parece significativo que hayan salido justamente en el marco del Foro.
En consecuencia el significado del Foro es para nosotros, antes que nada, la demostración palmaria de que a la izquierda del kirchnerismo hay un espacio político vacante de gran potencialidad, que no puede ser llenado por la izquierda partidaria. Bien plantados en el presente no estamos seguros de qué nos deparará el futuro pero lo miramos con optimismo. Depende de nosotros.
Mirá el blog del Foro: educacionparaelcambiosocial.
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