Autoras/es: Gabriel Brener *
Corre,
limpia, barre… por allí pasa el servicio cívico voluntario (SCV) que proponen
algunos políticos “preocupados “ por las consecuencias más trágicas de los
procesos de fragmentación y exclusión de las últimas tres décadas. Se trata de
una colimba aggiornada al siglo XXI. Bien vale leer al vicepresidente que dice
que hay 700.000 chicos en riesgo y en defensa del SCV apela a la nueva ley
de...
Corre,
limpia, barre… por allí pasa el servicio cívico voluntario (SCV) que
proponen algunos políticos “preocupados “ por las consecuencias más
trágicas de los procesos de fragmentación y exclusión de las últimas
tres décadas. Se trata de una colimba aggiornada al siglo XXI. Bien vale
leer al vicepresidente que dice que hay 700.000 chicos en riesgo y en
defensa del SCV apela a la nueva ley de educación y la obligatoriedad de
educación primaria y secundaria. No piensa en la escuela su proyecto,
sino en el uso de los cuarteles. Bien vale recordarle que dicha ley no
regula a las FFAA sino en especial interpela al sistema educativo y sus
agentes. Y que en educación las formas están ligadas al contenido( igual
que en otros asuntos), no vayamos a creer que porque haya espacios
ociosos en las FFAA, lugar y mano de obra desocupada de la excolimba
entonces están en condiciones de formar a los jóvenes en ciudadanía
democrática . Así lo expresa Cobos, en el diario La Nación, el mismo día
de la votación en el senado (ver en http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1309262 )
Nota:
(1) Reguillo-Cruz, R. (2002) ¿Guerreros o ciudadanos? En Moraña, M (2002) ed. Espacio Urbano, comunicación y violencia en América Latina. Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana, University of Pittsburgh, Pittsburg
* Gabriel Brener es Licenciado en Ciencias de la Educación (UBA). Docente de la carrera de ciencias de la Educación (UBA) Se ha desempeñado como docente y directivo de escuelas medias en Capital Federal y Pvcia de Buenos Aires. Actualmente es capacitador de docentes y directivos e investigador del proyecto UBACyT “Desigualdad, violencias y escuela: dimensiones de la socialización y la subjetivación” . Co-autor de “Violencia escolar bajo sospecha”, Miño y Dávila, Bs.As. 2009.
** Publicado en ALAI, América Latina en Movimiento, el 06-10-2010
Me
parece necesario poner al descubierto aquellas omisiones que practican
los grandes medios (como si fuera una especie de deporte informativo) y
muchos políticos federados en la misma liga. Bourdieu decía “muestran
ocultando”. Lo que hay que saber sobre el SCV es que quienes sostienen
que los chicos que no están en la escuela y no trabajan están en peligro
lo que quieren expresar pero no dicen es que son peligrosos, o sea,
todos ellos, futuros delincuentes. Y esa definición que esconden (porque
no es ni políticamente correcto, ni cotiza para las encuestas) podemos
desagregarla en algunos indicios, a saber:
•
semejante preocupación en vez de debatirse en el marco de políticas
públicas de educación se hace en las comisiones de Justicia y Asuntos
Penales y Seguridad Interior y Narcotráfico y para ser más claro, la
votación en el senado se realizó junto a un paquete de leyes de
seguridad.
• Aunque
se hable de artes y oficios, en lo que se piensa(o centralmente se
desea) es en disciplinar a estos pibes. Y se cree, conjugando al propio
Foucault, que solo se trata de vigilar y castigar.
• Suelen
decir que son chicos que están en riesgo, y en esa operación discursiva
lo que nuevamente se esconde es que quienes impulsan este proyecto son
quienes se sienten en riesgo, junto a sus familias y “la gente de a
pie”, aquella que suele ver en cualquier pibe de gorrita la figura del
merodeador, sancionada como la amenaza al buen vivir. Representada sin
fisuras por la cadena nacional de inseguridad en los medios.
• Mas
que ofrecerles herramientas que los haga libres, dice el vicepresidente”
educación en artes y oficios y en valores”, la idea del SCV es apostar
al encierro, diseminar una colección de nuevos institutos de menores.
Las cosas mejor si son más claras, podríamos agregarle a las palabras de
algún senador cívico voluntario…. “a mi hijo , que le sigan
enseñando en la escuela y por la tarde en taller de inglés o de yoga,
pero a los hijos de ellos, correr, limpiar, bailar( y allí va el
agregado de artes) , palo ( y allí el oficio, porque a quien se le
enseña a palos solo aprende ese oficio) y a la bolsa.
El SCV
podría ser a buena parte de nuestra sociedad la medicina para el
tratamiento de lo que detectan los GPS, ese dispositivo que mapea
territorios y también poblaciones, bien en sintonía con aquello que
afirma la antropóloga Roxana Reguillo” confiere la ilusión de que
aislando el territorio se combate la violencia. Así, territorializar las
violencias, por ejemplo a la manera de las ciencias forenses, y dividir
la ciudad en zonas de alto riesgo, hacer su “epidemiología” de acuerdo a
temporalidades y horarios en el que las violencias despliegas su rostro
de muerte, y ese afán positivo de asociarlas a ciertos agentes
aceleradores como el alcohol, la droga y el sexo, lógica que es
amplificada por los medios de comunicación que, suman a estos criterios,
su retórica estigmatizadora y sus rutinas de reducción de la
complejidad, contribuyen también a fijar a los agentes de la violencia.
En tanto no hay territorio sin actores, esta forma de representación de
las violencias permite imaginar que las murallas reales y simbólicas
ayudan a frenar el alcance de los que son pensados como responsables del
deterioro.” (1)
El SCV reivindica claramente la necesidad de un Estado de penitencia por sobre un Estado social.
A esta
altura del partido somos pocos y nos conocemos mucho, hagamos un
ejercicio de lectura entrelíneas, vayamos atando cabos, el viejo
proyecto de colimba educativa de 2002 del diputado Alejandro Corvatta,
las policías infantiles en Salta, la de la semana pasada en Chubut con
el capellán de la policía como actor estelar, queriendo inculcar amor a
los chalecos antibalas desde pequeños.... Todo ello forma parte de una
idea sobre la educación, un proyecto de país, y es una manera de pensar
el futuro.
Es la
escuela el lugar para estos chicos y jóvenes, y todos los esfuerzos,
económicos, políticos y pedagógicos deben volcarse a fortalecerla, a
nutrirla de las mejores condiciones y herramientas para incluir y
sostener esa inclusión.
Creo que
se trata de dilucidar sobre cómo miramos y en qué lugar ubicamos al
otro. Es decir, si ese otro es una amenaza, si es preferible
invisibilizarlo o si asumimos la posibilidad de un otro complementario.
Cada una de estas opciones implica una decisión política y esa apuesta
será un modo de proyectar a nuestros niños y jóvenes. Ni más ni menos
que elegir una forma de construir ciudadanía.
Nota:
(1) Reguillo-Cruz, R. (2002) ¿Guerreros o ciudadanos? En Moraña, M (2002) ed. Espacio Urbano, comunicación y violencia en América Latina. Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana, University of Pittsburgh, Pittsburg
* Gabriel Brener es Licenciado en Ciencias de la Educación (UBA). Docente de la carrera de ciencias de la Educación (UBA) Se ha desempeñado como docente y directivo de escuelas medias en Capital Federal y Pvcia de Buenos Aires. Actualmente es capacitador de docentes y directivos e investigador del proyecto UBACyT “Desigualdad, violencias y escuela: dimensiones de la socialización y la subjetivación” . Co-autor de “Violencia escolar bajo sospecha”, Miño y Dávila, Bs.As. 2009.
** Publicado en ALAI, América Latina en Movimiento, el 06-10-2010
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