FRAGMENTO
Autoras/es: Régis Debray
Enviado por: María Mercedes Rementería
No
quiero perderme en los detalles, y estableceré tres partes, llamémoslas más
bien periodos, desde el renacimiento de las artes hasta nuestra era; cada uno
de ellos se distingue de los otros por una manifiesta diferencia.
Vasari
Le
vite de`piú eccelenti pittori, scultori ed architettiri.
Las
tres cesuras mediológicas de la humanidad – Escritura, imprenta, audiovisual-
dibujan en el tiempo de las imágenes tres continentes distintos: el ídolo, el
arte, lo visual. Cada uno tiene sus leyes.
Confundirlos
es causa de tristezas inútiles.
PRIMERA
REFERENCIA
Aquí
solo nos ocuparemos de cronología: el más sumario pero también el mas necesario
de los procedimientos de análisis.
Si
toda periodización es una bala en el pie del historiador, lo es a fortiori en
el cuello del esteta. ¿ para qué labrar el mar? Preguntará el que confiesa
ahogarse en un océano de bellezas sin límites y cuyo disfrute no conoce mesura.
Sin embargo, la articulación de la historia-duración en períodos convenidos
(antigüedad, edad media, tiempos modernos) es tan antigua como la
historia-disciplina académica. ¿por qué habría de escapara de esta regla el
tiempo de las imágenes?. Aun así, limitarse a declinar el tiempo del arte en antiguo,
medieval, clásico, moderno, contemporáneo, calcando el modelo escolar, no nos
parece especialmente riguroso. La historia del ojo no se ajusta a la historia
de las instituciones, de la economía o del armamento. Tiene derecho auque sea
sólo en occidente, a una temporalidad propia y más radical.
Nadie
escapará a la confusión continuista en que está sumergida la historia oficial
del arte si no toma medidas conceptuales y en primera instancia terminológicas
a función diferente, nombre diferente. La imagen que no soporta la misma
práctica no puede llevar el mismo nombre. De igual manera que para contemplar
adecuadamente la imaginería primitiva hay que quitarse las gafas del arte hay
que quitarse las gafas del arte para descubrir la originalidad de lo visual.
Cada
uno es libre de usar su propio vocabulario siempre que defina sus palabras.
Esto ha tentado al curso de mediología general con una caracterización
detallada de las tres mediásferas. Las divisiones entonces introducidas en la
carrera del sapiens, de acuerdo con la evolución de sus técnicas de
transmisión. ¿pueden explicar la trayectoria de las imágenes? Es evidente que
sí. Distingamos de entrada tres conceptos clave.
A
la logosfera correspondería la era de los ídolos en sentido amplio ( del griego
eidolon, imagen), se extiende desde la invención de la escritura hasta la de la
imprenta. A la grafosfera la era del arte, su época se extiende desde la
imprenta hasta la televisión en color ( mas pertinente, como veremos, que la
foto o el cine) . A la videosfera, la era de lo visual (ya estamos)
Cada
una de estas eras dibuja un medio de vida y pensamiento, con estrechas
conexiones internas, un ecosistema de la visión y, por lo tanto, un horizonte
de expectativa de la mirada( que no espera lo mismo de un pantocrátor, de un
autorretrato y de un clip). Ya sabemos que ninguna mediasfera despide
bruscamente a la otra sino que se superponen y se imbrican. Se producen
situaciones de dominio sucesivo por relevo de la hegemonía; y mas que cortes, habría
que esbozar fronteras a la antigua, como las que existían antes de los
Estados-Nación. Zonas tapón, franjas de contacto, amplios cursos cronológicos
que abarcan ayer siglos, hoy decenios.
Como
la impronta no ha borrado de nuestra cultura los proverbios y los refranes
medievales, esos procedimientos mnemotécnicos propios de las sociedades orales,
la televisión no nos impide ir a Louvre – sino todo lo contrario- y el
departamento de antigüedades egipcias no está cerrado al ojo formado por la
pantalla. Hay que repetirlo: No hay nada después de una cesura que no se
encuentre ya antes. Sin ella, las imágenes no se podrían encadenar cuando en
realidad cada una está en germen en sus precursoras. Pero no en el mismo sitio
ni con la misma intensidad. Lo dicho tiene como fin cortar en seco una objeción
corriente.
De
hecho quien quiera que observe la mirada exclusivamente a través de las formas
plásticas no tardará en comprobar que el poder y el dinero han sido y siguen
siendo los tutores del arte desde la mas remota antigüedad será fácil mostrar
que la factory de Warhol estaba ya en el taller de rembrant y el taller del
maestro en el officium del artesano, donde Alejandro va a ofrecer a apeles su
señora. Que las complicaciones de l contrato que vinculan a Sixto IV y Rafael
eran equiparables a la firma Renault con Dubuffet; que el mecenazgo de empresa
es tan interesado y, a pesar de ello, tan saludable como el de Cayo Clinio
Mecenas en tiempos de Augusto; que en materia de magnificencia, las fundaciones
filantrópicas americanos no son en nada inferiores a los Tolomeos de Alejandría
que el mercado del arte es tan viejo como el arte (de hecho le precede) , y que
sin la preocupación publicitaria de los generosos donantes o patrocinadores de
la ciudad griega Atenas y Delfos no Habrían pasado de ser colinas cubiertas de
maleza. No escaparemos a esa sabiduría de naciones.
Para
nosotros la cuestión es saber, puesto que un fabricante de imágenes es por
destino, en el universo católico y desde hace mil quinientos años, el proveedor
de gloria de los poderosos, si el mismo tipo de individuo que ha trabajado
sucesivamente en la gloria de Jesucristo, de su ciudad, del Príncipe, del gran
burgués coleccionista, de la fundación olivetti o de su propia persona, con los
mismos efectos de presencia y potencia.
Habría
que enlazar esos tres momentos en un solo travelling hacia atrás, pues se basan
en un mismo movimiento de avance que combina aceleración histórica y dilatación
geográfica.
Abreviación
del ideal temporal: El ídolo es la imagen de un tiempo inmóvil, síncope de
eternidad, corte vertical en el infinito inmovilizado de lo divino, el arte es
lento, pero muestra ya figuras en movimiento.
Nuestro
visual está en rotación constante, ritmo puro, obsesionado con la velocidad.
Agradecimiento
de los espacios de circulación. El ídolo es autóctono, pesadamente vernacular,
enraizado en su suelo étnico, el arte es occidental, campesino pero circulante
y dotado para el viaje. Lo visual es mundial (mundo visión), concebido desde la
fabricación para una difusión planetaria. Cada época tiene su lengua materna.
El ídolo se ha explicado en griego; el arte en Italiano; lo visual en
americano: Teología, estética, economía y esto refleja aquello.
En
la era 1, el ídolo no es un objeto estético sino religioso, con propósito
directamente político. Objeto de creencia. En la era 2, el arte conquista su
autonomía en relación a la religión permaneciendo subordinado al poder
político. Cuestión de gusto. En la era 3, la esfera económica decide por sí
sola el valor y su distribución.
Cuestión
de capacidad de compra. Amante de la cultura cristiana, yo puedo hoy mismo, sin
abandonar la pequeña Europa, acceder a esos tres continentes de la imagen pero
cambiando en cada ocasión de viático: misal, guía azul y talonario de cheques.
A
cada estadio corresponde su tipo de organización profesional. Para los
imaginarios la corporación; loa artistas: la academia; el publicitario la red.
El artesano no tiene razones para el trabajo autónomo . El escritorio del
iluminador depende de un convento o una universidad; el decorador trabaja el
fresco directamente en la iglesia o el palacio; el artista trabaja en su propio
taller el jefe de empresa en su fábrica, unido a su clientela por fax y
ordenador. “ ser bueno en los negocios es el arte mas fascinante” Warhol.
Al
primer operador se le pedía fidelidad: trabajo de repetición; al segundo,
inspiración: trabajo de creación; del tercero se espera que de pruebas de
iniciativa: trabajo de difusión. Su imagen de maniobra es mucho mayor, pues
aparte de que no se espera necesariamente de él un objeto pesado o producciones
por naturaleza voluminosas, se beneficia de la desmaterialización general de
los soportes. El imaginero tallaba o pintaba la piedra o la madera; el artista
operaba habitualmente sobre una tela puesta en un bastidor; lo visual se fabrica
sin tocarlo, por electrones interpuestos.
A
oficios diferentes, emblemas diferentes. El nimbo y el rayo para el hombre del
ídolo, sometidos a la doble tutela de la teología y la gracia. El espejo y el
compás para el maestro del renacimiento, dependiente como es de la óptica y la
geometría, cámara obscura y perspectiva. El espejo es el maestro de los
pintores , la cola y las tijeras para el profesional de lo visual que no solo
debe citar, encolar, desplazar, desviar, devolver, glamour izar, sino también
hacerlo de prisa, como todo el mundo, y por lo tanto estandarizar en la medida de
lo posible formato y factura. ¿ por qué piensa la gente que los artistas son
algo especial? El suyo es simplemente un oficio más Warhol.
Así,
la imagen artificial en el cerebro occidental habría pasado por tres modos de
existencia diferentes: la presencia ( el santo presente en efigie); la
representación; la estimulación (en el sentido específico del término). La
figura percibida ejerce su función de intermediaria con tres conceptos
globalizadores sucesivos: lo sobrenatural, la naturaleza, lo virtual. Además
sugiere tres posturas afectivas: El ídolo apela al temor; el arte, al amor; lo
visual, al interés. La primera está subordinada al arquetipo; la segunda está
ordenada por el prototipo; la tercera ordena sus propios estereotipos. No se
declinan ahí atributos metafísicos o psicológicos de un ojo eterno, sino
universos intelectuales y sociales. Cada edad de la imagen corresponde a una estructuración
cualitativa del mundo vivido. Dime lo que ves y te diré cómo vives y cómo
piensa.
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