Autoras/es: Gabriel Brener
(Fecha original del artículo: Noviembre 2010)
Los niños trabajaban junto a sus familias envueltos
en un insoportable olor a pudrición. Imagen: Imagen de TV |
Ayer
publicó el diario Tiempo Argentino , en contraste con el silencio de
muchos medios, la noticia sobre un niño, de apellido Ferreyra, de tan
solo 6 años, que está internado en terapia intensiva por contraer un
cáncer fruto del trabajo ilegal en un criadero del establecimiento La
Mimosa III, de la empresa avícola Nuestra Huella SA. en Capilla del
Señor.
Hace
algunos días Ferreyra, el joven asesinado por la mafia sindical. Hoy,
Ferreyra, un niño que agoniza, un chico que trabajaba desde los 4 años
recogiendo huevos en un establecimiento donde se fumiga con agrotóxicos.
Trágica coincidencia de apellido, que nos permite abordar un tema tan relevante como la infancia, en la medida que se trata de un analizador de nuestra sociedad. En tanto pone al descubierto o de manifiesto, los modos en que nos construimos (o destruimos) como sociedad, el lugar de los adultos y las apuestas que hacemos.
Si bien con infancia se alude a una etapa de la vida humana, bien vale volver sobre esta noción y desnaturalizarla, es decir, comprender que no es algo que viene dado, o que no tiene nada de natural
o de universal, sino que a la infancia se la atraviesa de acuerdo al
momento histórico que se viva y en especial a las condiciones
económicas, políticas y sociales del contexto.
Suele verse la infancia como algo único, homogéneo.
Por ello me interesa hablarde Infancias en plural,
hay múltiples modos de transitar las infancias. Y en clave educativa
bien vale esta idea para pensar la niñez, la noción o idea de
alumno como algo que puede expresarse de muchas maneras.
La
del niño Ferreyra refiere a un tipo de infancia, la de un niño
explotado, que se debate entre vivir y morir a los 6 años, por la
explotación ilegal. En una sociedad tan desigual como la nuestra
niños que cartonean con sus padres
niños digitales, expertos con “la plei” y ávidos de consumo
niños que transitan la escuela pública
niños que van a la privada
niños adultizados
niños y niñas, estas últimas muchas veces ninguneadas por su condición de genero
niños etcéteras…
Hay muchas formas de transitar las infancias, del mismo modo que múltiples maneras de ser adultos, de construir autoridades.
Muchas veces los medios de comunicación portan un discurso clasemediero del niño tipo, de una única infancia, entonces se la interpela ( sin aclararlo) desde ese
punto de vista. Minimizando otras, a veces haciéndolas invisibles, otras
amenazantes. En general suele ser la perspectiva del mercado, de la
publicidad, que solo persigue ganancias, que instala verdades reveladas.
Discursos que suelen circular también por las escuelas, las familias, u otros ámbitos.
Hace
un tiempo leí algo en relación a la toma de decisiones de quienes se
dedican a planificar el mercado. Un dato revelador. Un especialista en
marketing explicaba que la altura promedio en que se debían ubicar los
productos en las góndolas de los supermercados en los años 80
era de 1,60, estatura promedio de las amas de casa, en cambio en los 90
bajó a 0,90. Cosa de estar a la altura de los chicos. [1]
Los niños como sujetos de consumo. Hay algo interesante en torno a la televisión. Hace
algunas décadas, TV de poco canales, de la mesa familiar, pero hace rato
que es una TV de cientos de canales, de diversos colores y gustos,
claro que pagando, como casi todo.
Pero
me parece necesario no demonizar ni a la Tele, ni al mercado, sino
poder comprender que los chicos hoy se forman activamente en sintonía
con todo esto. A veces algunas posturas defensivas, que tenemos los
adultos, tienden a cargarle todas las culpas a la TV y el consumo,
impidiendo mirar otras cosas.
El problema no son las maquinas sino el maquinismo. El problema no es la TV, ni el
mercado, sino los valores o patrones asociados a ellos, que guionizan u
orientan la vida de los chicos, aquello que hay que comprar, como hay
que vestirse, o a qué parecerse…
Tenemos
muchos desafíos como adultos en torno a los más pequeños, pero quizás
algo a destacar es que tenemos que hacerles un mejor lugar en nuestra
sociedad, garantizarles todos sus derechos, cuidándolos, enseñándoles, siendo responsables por ellos y ante ellos.
* Gabriel Brener es Lic. Educación UBA. Capacitador y asesor de docentes y directivos de escuelas. Co-autor de “Violencia escolar bajo sospecha” 2009 Ed. Miño y Dávila Bs As.
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