(Fecha original del artículo: Octubre 2013)
Las disfluencias se caracterizan por la falta de fluidez para
hablar. El tartamudeo es la disfluencia más habitual. Es un trastorno del habla
que consiste en una variación del ritmo y la fluidez verbal, se identifica por
repeticiones indeseadas de sílabas, palabras o frases, acompañadas de
interrupciones espasmódicas de la conversación. Esta alteración puede producir
en quien la padece angustia por no poder controlarla.
La tartamudez tiene su origen en la
falta de coordinación de los movimientos periféricos del habla. Se hace visible
entre los tres y los seis años generalmente, aunque también puede iniciarse a
edad adulta debido a un acontecimiento traumático o una lesión en el sistema
nervioso.
Los especialistas consideran que
la tartamudez se debe a un conjunto de causas que interactúan entre ellas como
factores genéticos, orgánicos, psicógenos, la zurdera corregida, trastornos
emocionales.
Disfluencia normal, tartamudez
leve y tartamudez grave:
La disfluencia normal se produce
cuando el niño está aprendiendo a hablar. En esta etapa es habitual que repitan
sonidos, sílabas y palabras, especialmente en el inicio de las oraciones. El
niño tiene muchas ganas de comunicarse, pero su pensamiento es más rápido que
su fluidez verbal. Por ejemplo, cuando no se acuerdan del nombre de un objeto,
repiten sílabas o una palabra hasta que consiguen encontrar el término apropiado.
Se da frecuentemente cuando el
niño está muy contento o enojado,
cansado, o se siente presionado para hablar. Puede desaparecer y reaparecer
semanas o meses después.
En este caso los chicos no le
prestan importancia a sus errores, no se frustran ni se avergüenzan.
La tartamudez leve sigue un
patrón regular, aparece en una determinada situación y cuando esta se repite
vuelve a manifestarse. El chico puede sentirse frustrado y angustiado cuando le
ocurre.
En los casos de tartamudez grave el
trastorno del habla se produce de forma frecuente. Lo habitual es que se presente en niños mayores, pero puede aparecer en
cualquier momento entre los dos y los siete años. Puede presentarse tras un periodo de tartamudez leve o
repentinamente, sin que existan antecedentes. El niño se muestra tenso y puede
evitar a hablar para no pasar vergüenza.
Tipos de tartamudez, síntomas y
tratamiento
La tartamudez puede ser de tres tipos:
-
Clónica: repetición involuntaria de sílabas o
palabras
-
Tónica: el chico tiene espasmos que detienen o
interrumpen la conversación
-
Mixta: combina los síntomas de los dos tipos
anteriores.
Síntomas:
-
El niño repite sonidos, palabras o frases
después de cumplir los cuatro años.
-
Gesticula mucho al hablar (parpadeo, muecas).
-
Sacude la cabeza cuando habla.
-
Siente vergüenza al hablar e, incluso, intenta
evitarlo.
-
Le cuesta comunicarse y se siente frustrado por
ello.
Tratamiento: no existe ningún
tratamiento capaz de eliminar el problema pero la terapia puede mejorar la
calidad de vida del paciente. Mientras más rápido se detecte el trastorno,
mejor será el resultado del tratamiento.
¿Cómo deben actuar los adultos?
A continuación se enumeran los
consejos que dan la Stuttering Foundation of America (Fundación de Tartamudez
de América) y reproduce la Asociación Argentina de Tartamudez, para padres y
maestros.
7 consejos para que los padres hablen con su hijo:
1)
Hable con su hijo de un modo lento y pausado.
2)
Cuando el niño se dirija a usted, deje que
termine lo que está diciendo y espere unos segundos antes de empezar a hablar
usted nuevamente. Que usted hable lento y relajado
ayudará a su hijo mucho más que
cualquier crítica o consejo como por ejemplo
“habla más lento” o “inténtalo nuevamente más
despacio”.
3)
Reduzca la cantidad de preguntas que le hace a
su hijo. En lugar de hacer preguntas, simplemente haga comentarios sobre lo que
su hijo ha comentado.
4)
Utilice expresiones faciales y cualquier tipo de
comunicación no verbal para comunicar a su hijo que usted está escuchando el
contenido del mensaje y no como lo está diciendo.
5)
Disponga de algunos minutos de su tiempo cada
día en los que pueda brindar su total atención al niño. Este momento de tranquilidad
y calma puede ser constructor de confianza para los niños más pequeños,
permitiéndole saber a ellos que usted disfruta de su compañía.
6)
Ayude a todos los miembros de la familia a
aprender sobre la toma de turnos y a escuchar. Los niños, especialmente
aquellos que tartamudean, encuentran este modo de hablar más fácil cuando hay
pocas interrupciones.
7)
Observe el modo que usted interactúa con el
niño. Intente aumentar aquellos momentos que usted dedica a escuchar a su hijo
con todo el tiempo necesario para hablar. Sobre todo, manifieste que usted
acepta a su hijo como es. Lo más valioso será el apoyo a su hijo, tartamudee o
no.
8 consejos para maestros:
1)
No le
pida al niño que “hable más lento” o
“que se relaje”.
2)
No
complete las palabras ni tampoco hable por el niño o la niña.
3)
Ayude a
todos los alumnos de la clase a respetar la toma de turnos al hablar y escuchar.
A todos los niños – y especialmente a aquellos que tartamudean- les resulta más
fácil hablar cuando existen pocas interrupciones y cuando el oyente les presta
atención.
4)
Espere la misma calidad de trabajo de los niños
que tartamudean como de aquellos que no lo hacen.
5)
Hable con
el alumno de un modo poco acelerado, realizando pausas.
6)
Manifieste estar escuchando el contenido del mensaje,
y no como lo dice.
7)
Tenga una
conversación cara a cara con el niño que tartamudea sobre las necesidades de adaptación
dentro del aula. Respete las necesidades del alumno pero no sea demasiado
permisivo.
8)
No haga
de la tartamudez algo por lo que estar avergonzado. Hable sobre la tartamudez
como lo hace sobre cualquier otra dificultad.
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