Un mural del subcomandante Marcos adorna una pared en La Realidad. FOTO DR 2013 Alex Mensing |
Autoras/es: Alex Mensing, Especial para The Narco News Bulletin
Aprender de la autonomía zapatista es aprender de la sociedad zapatista en su conjunto
En la Escuelita Zapatista los estudiantes aprenden organización comunitaria y resistencia civil como forma de vida
La clase se detuvo dos veces: la primera para enfatizar la importancia de la disciplina en la organización
Entre el 11 y el 17 de agosto, los zapatistas trajeron a más de
1.500 personas a sus comunidades para asistir a la Escuelita Zapatista.
De acuerdo con un comunicado del EZLN
de febrero pasado, en una curso titulado Libertad según l@s Zapatistas:
Gobierno Autónomo I, nuestr@s compas bases de apoyo zapatistas van a
compartir lo poco que hemos aprendido de la lucha por la libertad, y
l@s compas de la Sexta ahí verán qué les sirve y qué no para sus luchas.
Los alumnos se forman para registrarse para la primera “Escuelita Zapatista” en el CIDECI, el Centro Indígena de Capacitación Integral. FOTO DR 2013 Alex Mensing |
En
muchos sentidos, la Escuelita no era una escuela típica. Los maestros
no tenían títulos, los libros de texto no citaban a prestigiosos
académicos anteriores, y los salones de clase no tenían pizarrón. La
clase estaba en sesión 24 horas al día y la sección de preguntas y
respuestas estaba abierta todo el día. Y, sin lugar a dudas, los temas
no eran ordinarios.
Algunas de las lecciones impartidas en la Escuelita se entregaban en
lecturas de cuadernos de texto y presentaciones de autoridades
zapatistas. Pero la mayoría de las lecciones más importantes se
aprendían al compartir el hospedaje, las comidas, el trabajo la vida y
las conversaciones con las familias y guardianes zapatistas anfitriones
de los estudiantes en sus pequeñas y remotas comunidades durante los
días que duró la Escuelita.
De acuerdo con los zapatistas, el objetivo de la Escuelita era
mostrar a las personas de afuera su territorio y la forma en qué
organizaron su lucha por autonomía, con la esperanza que los estudiantes
compartieran la experiencia con otros y usaran lo que aprendieron para
organizar sus propios movimientos de resistencia. Pero la escuela no se
trató mucho de “cómo hacerlo” sino “te muestro y te cuento”, más bien.
“Esto es lo que hacemos. ¿Preguntas?” De esa manera, la observación era
la clave de aprendizaje en esta escuela.
Algunos principios básicos de su proceso de organización pueden
sacarse de sus cuadernos de texto y experiencia, como la disciplina y el
trabajo duro, el acercamiento cara a cara de las comunidades,
planeación a largo plazo, reducción de la dependencia gubernamental a
través de proyectos colectivos de trabajo, evitar la confrontación con
el enemigo y enfatizar la experiencia compartida para convencer a los
vecinos que no simpatizan con ellos. La estructura de su gobierno
autónomo también revela aspectos clave de la resistencia y democracia
zapatista.
Listo para la Escuela
En las primeras horas de la mañana del 11 de agosto, decenas de
camionetas de pasajeros comenzaron a llegar al Centro Indígena de
Capacitación Integral (CIDECI) en San Cristóbal de las Casas, Chiapas,
en el sur de México. Las camionetas venían de territorio zapatista,
“donde el pueblo manda y el gobierno obedece.” Cada vehículo tenía una
conductora mujer y uno hombre, cada uno de distintas comunidades
zapatistas. Algunas comunidades se encuentran a unas 10 horas de
distancia. Todas llegaron a tiempo.
Más tarde esa mañana hubo una segunda oleada de arribos, los
pasajeros de las camionetas volverían a territorio zapatista más tarde
ese día. Eran invitados de la Escuelita Zapatista, un curso de inmersión
de una semana en gobierno autónomo zapatista. Eran de todos los
rincones del mundo, de todas las edades, y no todos estuvieron a tiempo.
La Escuelita Zapatista fue anunciada a principios de 2013 en un de
los muchos comunicados desde su resurgimiento público en diciembre
pasado. Poco a poco, fueron difundiendo más información sobre la
escuela. Los estudiantes serían hospedados por familias zapatistas, así
que no debían traer su comida o alojamiento. Tampoco debían venir con la
expectativa de aprender cuestiones militares del EZLN—la
escuela se trataba de autogobierno y autonomía, y no sobre su
resistencia armada. ¿El costo para asistir? Además de tener que llegar a
San Cristóbal, 100 pesos por cuatro libros y dos DVD que ellos proporcionarían. Menos de ocho dólares.
En su característico estilo político, los primeros cuatro anuncios
acerca de los estudiantes describían a las personas que NO estarían en
la escuela: líderes de movimientos sociales que han sido desaparecidos,
presos políticos, y aquellos que llegaron antes y enseñaron a los
zapatistas como organizarse y resistir. Sobre aquellos que SÍ estarían:
1,700 personas, de cinco continentes, de entre 11 meses a 90 años (con
una gran concentración de 20 y 30 añeros), independientes o de
colectivos, de instituciones académicas, y grupos solidarios.
Un hombre camina por la calle en Rosario Río Blanco, en el municipio autónomo de San Pedro Michoacán. FOTO DR 2013 Alex Mensing |
Los estudiantes se registraron en el CIDECI
y fueron asignados a uno de los cinco caracoles zapatistas, como se
conocen las regiones autónomas. Aquellos sin invitación no fueron
aceptados. Mientras los organizadores registraban a una larga lista de
los que llegaron tarde, música en vivo entretenía a la gente y los
colectivos vendían los típicos artículos revolucionarios: camisetas,
posters, cuadernos, publicaciones, etc. Mientras tanto, los zapatistas
encapuchados esperaban.
Luego vino la primera lección de organización zapatista: ejecución
rápida de las órdenes. La salida de la primera caravana fue anunciada,
con destino a La Realidad, el caracol más lejano. Esperaban diez horas
de viaje, y querían empezarlo pronto. En tan sólo minutos, los
estudiantes destinados a La Realidad fueron alineados en la entrada,
incluyéndome. Minutos después, nosotros con nuestro equipaje estábamos a
bordo… excepto aquellos estudiantes que habían llegado tarde o no
escucharon el anuncio. Por suerte para ellos, pudieron alistarse
rápidamente.
La Realidad
En el Caracol I, La Realidad, fuimos recibidos a la 1 am por todos
los zapatistas en formación ordenada, con las caras cubiertas por
pasamontañas o paliacates rojos. Los estudiantes cansados caminaron a
través del barro y se pararon bajo la llovizna mientras la comunidad
cantaba el himno mexicano y zapatista. Algunos estudiantes se quedaron a
bailar luego del recibimiento, muchos otros fueron a dormir en el piso
de concreto en los espacios designados para su alojamiento.
Cuando los cursos comenzaron al día siguiente, los presentadores
zapatistas anunciaron que “a través de nuestro voz habla la voz del
Ejército Zapatista de Liberación Nacional.” Todos los maestros, las
familias anfitrionas, y guardianes habían sido declarados portavoces del
EZLN durante la duración de la Escuelita,
dejando en claro el punto que aprender de la autonomía zapatista es
aprender de la sociedad zapatista en su conjunto.
Esa horizontalidad, como fue remarcada en la primera clase, es una
parte fundamental para su gobierno autónomo. Los presentadores nos
introducían en la estructura de su gobierno, algo a lo que muchos ya
están familiarizados. El lenguaje del “buen gobierno” y “mal gobierno”
que los zapatistas usan dice mucho—su gobierno tiene un tipo de
estructura paralela al gobierno tradicional, pero las mecánicas y
esencia son distintas. Muchas características de su gobierno autónomo
fueron explicadas por los zapatistas en relación con el comportamiento
del gobierno mexicano.
“No hacemos campañas electorales,” explicó el presentador. “No
gastamos montones de dinero para elegir a un líder. Los representantes
no están elegidos antes de que la gente vote.” Todas las leyes o
proyectos, los representantes comunitarios y servidores públicos
(maestros, promotores de salud, etc.) en todos los niveles de gobierno
(local, municipal, regional), son elegidos directamente por la gente,
que aprueba o desaprueba las propuestas del gobierno.
El servicio público es realizado por iniciativa y no por recibir un
pago. Cualquier puede convertirse en “líder”. En el sentido estricto, no
hay líderes, sólo miembros de la comunidad en distintos roles. Esto
asegura que el gobierno, la organización, no pueda ir contra la voluntad
del pueblo.
Durante la primera clase, la importancia de la historia del
movimiento zapatista fue clara. Entienden que su movimiento es parte de
un hilo histórico de opresión y resistencia. Uno que se construye de sí
mismo y no olvida, la historia completa es relevante. Los
acontecimientos importantes en su entendimiento de la historia son bien
conocidos:
- Antes de que llegaran los españoles, los pueblos indígenas vivían en pequeñas comunidades y tradiciones culturales que le daban forma a su relación en común y con la tierra que trabajaban.
-La Conquista española destruyó su tejido social e hizo que la gente trabajara como individuos en un sistema de explotación.
-En 1810, Miguel Hidalgo condujo a los campesinos a la independencia de la corona española, pero México permaneció en las manos de los ricos. Ellos consideran esto como la primer manifestación de inconformidad.
-En 1910, Emiliano Zapata luchó en la Revolución por “Tierra y Libertad,” logrando el sistema ejidal (tierras de propiedad comunal).
-Durante el Siglo XX, los terratenientes carcomieron las ventajas obtenidas por el sistema ejidal y, junto con gobiernos corruptos, oprimieron a las comunidades indígenas.
-En 1983 se forma el EZLN y llega a Chiapas, comenzando a entrenar y organizar.
-En 1994 el levantamiento armado del EZLN logra espacio para el diálogo y la autonomía.
-En 2003 se forman las Juntas de Buen Gobierno para organizar el gobierno y autonomía zapatista.
Cuando hablan sobre su autonomía en un contexto histórico,
consideran que lo que han logrado en los últimos 19 años ha sido más
importante que lo logrado en los últimos 500. Esta historia estaba muy
presente para los presentadores, así como para otros zapatistas con los
que hablé. En su opinión, les da fuerza, sentido y contexto a sus
esfuerzos de organización. Mi familia anfitriona y mi guardián me
preguntaron luego tranquilamente sobre la historia y presente de los
movimientos de resistencia civil en mi país.
Cuando un estudiante le preguntó al panel zapatista si tenían planes
de brindar enseñanza superior, la respuesta reveló que su movimiento
tiene ciertos objetivos y su organización tiene prioridades. De
acuerdo al representante que respondió la pregunta, quieren que sus
hijos aprendan a leer, a escribir, a hacer las cuentas requeridas en las
empresas de su gobierno y colectivo, a entenderá la verdadera historia
de su lucha y a entender el mundo natural a su alrededor y su relación
tradicional con él. Así que no, no piensan hacer una universidad, dijo,
“pero ese no es el problema. El problema es el pinche sistema.”
Otra presentación fue dedicada a la importancia de sus propios
medios de comunicación. En cada uno de los cinco territorios tienen dos
radios comunitarias, dijo el presentador. Esto les permite distribuir la
“voz, palabra y trabajo” de todos por igual. Cuando el gobierno trata
de engañarlos o les envía paramilitares, señaló el presentador, sus
cámaras y radios les permite registrar lo que sucede y difundirlo. El
gobierno tiene sus propios medios, explican, así que tuvieron que crear
los propios. De hecho, más tarde durante la escuela, mi guardian me
informó que la Fuerza Aérea Mexicana hizo sobrevuelos a baja altura de
las comunidades la noche anterior. Lo había sabido a través de la radio
comunitaria.
Otras lecciones claves surgieron de la primer clase:
La libertad no es algo que se pide, sino algo que se toma; su forma
de autogobierno no vino de un libro, sino del análisis de las
necesidades y estructura de su sociedad; el trabajo de la resistencia
civil requiere que la gente esté consciente e informada de lo que están
haciendo.
La clase se detuvo dos veces. La primera interrupción fue por varios
momentos en que los zapatistas enfatizaron la importancia de la
disciplina en su organización y cuando los representantes de los grupos
activistas de todo el mundo se les mostró su carencia en esta habilidad
particular. Una autoridad zapatista tomó el micrófono y observó que
muchos estudiantes se estaban parando para caminar por ahí, para ir a la
tienda cercana y comprar café o galletas, o alguna otra cosa. “No
queremos que se distraigan. Les recordamos que el pozol se servirá a la 1
pm. Queremos que entiendan las presentaciones.” En ningún momento sin
humor, el presentador llamó a la seguridad zapatista para que nadie se
quedara dormido. La segunda otra interrupción fue, por supuesto, el
pozol, una bebida a base de maíz que proporciona la energía necesaria al
mediodía para muchos campesinos en Chiapas.
Una segunda lección de disciplina zapatista fue dada esa tarde, pero
al igual que muchas de las enseñanzas de la Escuelita, fue conocida
luego de observar. Todos teníamos la instrucción de pararnos en
formación mientras anunciaban nombres para que los estudiantes se
juntaran con sus guardianes. Mientras los zapatistas anunciaban los
nombres, fue claro que muchos estudiantes no estaban presentes. Muchos
otros estudiantes rompieron la formación y comenzaron a platicar. Cada
vez que el nombre de un zapatista fue anunciado, aparecían prácticamente
de inmediato. Muchos de los nombres de los estudiantes no fueron
respondidos por varios minutos. Una mirada rápida a los guardianes
zapatistas, parados calmadamente en filas ordenadas, fue suficiente para
deducir una lección táctica. Nos moveríamos más rápido y aprenderíamos
más si practicaramos la disciplina. Tardamos tanto que tuvimos que pasar
una noche extra ahí antes de viajar a nuestras comunidades.
La ventaja de quedarnos otra noche en el cuartel del caracol fue
que, sin nada más qué hacer, pudimos probar la tradición musical
zapatista. Después de todo, no puedes mantener una lucha de 30 años sin
alguna canción y un baile. Un zapatista que tocaba la guitarra
finalmente fue convencido para tocar algunos corridos que contaban sus
historias de resistencia. Después de todo, las letras revelaban
conmovedoramente la profundidad del sufrimiento que algunos miembros del
movimiento sentían. Algunas partes:
“Lo mató el maldito gobierno
nada más por exigir la justicia.” “Los asesinos eran soldados de línea
vestidos de campesinos
cuando él dormido estaba
mataron su mujer y niños”
Sin embargo, no todo es sufrimiento.
“Mira que la hora ya llegó
Y no se puede andar de espectador.
La lucha del pueblo es sin parar
hasta ver el triunfo popular.”
El camino es sinuoso y la transportación no es fácil entre los bosques de Rosario Río Blanco y La Realidad. FOTO DR 2013 Alex Mensing |
Al
día siguiente, luego de tres horas en un camión de basura y un caluroso
recibimiento por parte de la comunidad zapatista de Rosario Río Blanco,
el periodo de inmersión en la escuela había comenzado. Por los
siguientes tres días, mi guardián Jorge, mi “padre” anfitrión Rodolfo y
yo nos levantamos a las 4:30 a.m. para el desayuno que la esposa de
Rodolfo, Rosa, ya había preparado. Fuimos a trabajar en el campo hasta
el mediodía, con un descanso a las 9 para tomar pozol, luego descansamos
un poco, nos bañamos en el río, y almorzamos. El resto de cada día
estaba dedicado a estudiar: leer los textos, hablar sobre su
autogobierno, o visitar algunos edificios “institucionales” del pueblo.
Así es como la comunidad de Rosario Blanco decidió llevar a cabo la
Escuelita, sin embargo algunos estudiantes en otras comunidades tuvieron
experiencias un poco distintas. El leer, trabajar, comer y caminar por
el pueblo fueron lecciones distintas sobre la organización zapatista.
Los cuadernos
Los cuadernos de texto para la Escuelita Zapatista, de acuerdo al comunicado de febrero,
“son producto de las reuniones que las bases de apoyo zapatistas de
todas las zonas realizaron para evaluar los trabajos de la organización.
Compañeras y compañeros tzotziles, choles, tzeltales, tojolabales,
mames, zoques y mestizos, procedentes de las comunidades en resistencia
de los 5 caracoles, se preguntaron y se respondieron entre sí,
intercambiaron sus experiencias (que son diferentes según cada zona),
criticaron, se autocriticaron, y evaluaron lo que llevan avanzado y lo
que falta por hacer. Esas reuniones fueron coordinadas por nuestro
compañero Subcomandante Insurgente Moisés y fueron grabadas, transcritas
y trabajadas para la elaboración de los cuadernos de texto.”
Una de las lecciones que aparecía varias veces en los cuadernos era
la importancia de no sobrecargar de trabajo a los miembros de la
organización. Desde su creación en el 2003, casi todas las Juntas de
Buen Gobierno (el nivel más grande de los cuerpos de representación
zapatista) han incrementado el número de representantes y disminuido el
número de tiempo necesario para hacer un trabajo de gobierno. Como un
portavoz del cuartel del caracol había mencionado, “nos dimos cuenta que
tenemos familias.” Cada familia zapatista tiene que mantener sus
propios campos y hogares. Además de ese trabajo, los representantes
hacen sus labores de gobierno.
Un colaborador de los cuadernos, Artemio de La Garrucha, comentó que
“los cambios de los turnos tardaban hasta meses, dos o tres meses,”, y
los representantes de las Juntas tenían otras posiciones
gubernamentales. “Cuando se eligieron los 24 elementos sólo para la
Junta se organizaron en tres turnos de ocho compañeros cada turno y cada
turno quedó 10 días. Eso es lo que se acordó para llevar el proceso más
seguido, que no se nos haya olvidado cuando llegue otra vez nuestro
turno.” Antes de eso, muchos representantes no cumplían sus rotaciones
de trabajo, por necesidades en el hogar.
Incluso con estos cambios, muchos zapatistas se cansan en su
trabajo. Rosalinda, representante del caracol de Oventik, relató en los
cuadernos que en un punto 70 por ciento de sus funcionarios de salud y
educación habían dejado sus puestos, e incluso algunos habían dejado el
zapatismo por completo. Al hablar con mi guardián y la familia sobre
esto, aprendí algo interesante sobre los zapatistas.
“¿Qué haces para mantener a la gente en sus puestos y en la
organización?” les pregunté. Me miraron de una forma extraña, y mi
guardián respondió “Nada. En esta lucha todos somos libres. Si les
dijéramos que se quedaran, se sentirían obligados, y entonces seríamos
como el mal gobierno. Si alguien se va de la organización, es porque ha
cambiado su forma de pensar. Nosotros continuamos trabajando, y cuando
quieran ser parte de ello, pueden volver.”
Debo admitir que al principio fue una sorpresa para mí, al venir de los EEUU
donde hay un énfasis desmesurado en el crecimiento. Los zapatistas han
aprendido que la fortaleza de la organización no viene simplemente de
sus números, sino de la calidad y dedicación de sus miembros. Organizar y
resistir es un trabajo difícil, y siempre habrá gente que no quiera
participar, dijeron mis anfitriones. Uno de los siete principios de
gobierno autónomo zapatista es “convencer y no vencer.”
Y ni que decir de que no hacen esfuerzos por convencer a sus vecinos
para unirse a la lucha. Además de mostrar con ejemplos, practican la
estrategia que se ha utilizado para construir muchos movimientos
sociales no violentos: poner énfasis en las experiencias compartidas.
Los zapatistas siempre hablan con miembros de las comunidades que no
simpatizan con ellos (en persona y a través de sus radios comunitarias,
que son escuchadas por muchos que no son zapatistas) sobre su identidad
indígena compartida y la opresión histórica y continua. También
practican la no confrontación con la gente que consideran hermanos y
hermanas, resistiendo la provocación cuando el gobierno propaga los
conflictos intercomunitarios.
Los cuadernos de texto también enseñan la importancia de convertir
la ayuda externa en independencia interna. En otras palabras, las
donaciones de grupos solidarios casi siempre se invierten en el
establecimiento de proyectos colectivos de trabajo que generen sus
propios ingresos. Los proyectos colectivos de trabajo son parte de la
esencia de la autonomía zapatista.
El escenario de la “Escuelita Zapatista” en La Realidad lleva las figuras de los subcomandantes y de Emiliano Zapata. FOTO DR 2013 Alex Mensing |
Un
cuaderno incluía el testimonio de Alex de La Garrucha, quien describía
cómo su región había invertido en la compra de ganado, que es cuidado
colectivamente por los miembros de cada comunidad en una base
rotacional. “El objetivo de este trabajo”, dijo Alex, “es que los
donativos que hay en la Junta no se mal gasten así nomás en cualquier
necesidad que hay, por eso se creó esa idea de formar un colectivo de
zona para que un día tengamos de dónde sostenernos, no esperar a que
haya alguna ONG que dé proyectos para la Junta de Buen Gobierno.”
Ahora algo sobre igualdad de género en la organización zapatista.
Uno de los cuatro cuadernos de texto estaba dedicado a la participación
de las mujeres en los gobiernos autónomos. Para alentar la participación
de las mujeres, los zapatistas de cada comunidad así como sus
representantes de gobierno celebraban asambleas para discutir la
importancia de la participación de las mujeres. También tenían una
estrategia a largo plazo de proporcionar educación con igualdad, debido a
que muchas mujeres mayores no tuvieron la oportunidad de ir a la
escuela y no saben leer, escribir, o las matemáticas requeridas para
hacer las cuentas financieras.
Los desafíos para la participación de las mujeres incluyen desde los
hombres zapatistas que no dejan que su esposa o hijas trabajen fuera
del hogar, a mujeres que se niegan a tomar puestos de gobierno,
argumentando que son incapaces o analfabetas, o que están preocupadas
porque sus familias no puedan cocinar, lavar o hacer otra de sus
tradicionales tareas. Algunas mujeres dejan sus puestos de gobierno
cuando se casan.
Sin embargo, debido a la profundidad y al impulso generacional de la
cultura tradicional (algo que, en muchos casos, los zapatistas buscan
mantener), el progreso que los zapatistas han logrado en igualdad de
género en los últimos treinta años, aunque incompleto, es impresionante.
Mi guardián era un compañero zapatista ejemplar que cocina, lava y
alienta a que su esposa participe, aprenda y viaje. (No es que necesite
mucho aliento. Luego de reunirme con ella, es fácil ver que nunca se
hubiera casado con un machista.)
Cómo afilar el machete
La primera mañana de trabajo, aprendí a afilar un machete.
Desafortunadamente, debido a que aprendí a afilarlo antes que a
blandirlo, me corté el dedo muy rápido… Cuando mi guardián volvió con
una venda (luego de recoger hojas de una planta para ayudar a la
cicatrización), nos sentamos y platicamos. Esa fue la primera vez que
Rodolfo y Jorge me preguntaron sobre mí. Cuando les expliqué que viajaba
y escribía sobre la influencia de los EEUU en
América Latina, me empezaron a hablar sobre las trasnacionales
estadounidenses, el neoliberalismo y las semillas transgénicas.
Los zapatistas ven a los movimientos sociales globales como
relevantes entre sí, como parte del sistema capitalista global, y aún
así entienden cada comunidad y cada movimiento como algo internamente
independiente. Cuándo les pregunté si tenían algo específico que decirle
a un ciudadano estadounidense, ambos dijeron “no.” Con insistencia,
explicaron que cada uno debía hacer su propio movimiento. Y al mismo
tiempo dijeron, la lucha zapatista es para todo el mundo. Como dice la
frase zapatista, luchan por “un mundo donde quepan muchos mundos.”
Al día siguiente, cuando hablábamos de tomar un descanso para tomar
pozol en el maizal, Rodolfo me enseño a decir “vamos a tomar pozol” en
su idioma nativo, tojolabal. Wah kuti pichi, repetí. Luego me
miró y dijo, “¿sabes por qué tomamos juntos el pozol?” Pensé en muchas
respuestas para esa pregunta, pero no tenía idea de la respuesta que
buscaba.
“Tomamos pozol juntos,” dijo Rodolfo, “porque en la lucha zapatista
hacemos todo colectivamente. Nadie en la organización recibe más o
menos. Tomar pozol uno sólo en un grupo es algo individualista.” Esta
afirmación repentina de Rodolfo llevó mi entendimiento de igualdad
zapatista a otro nivel. Por supuesto, mucha gente habla de igualdad y de
compartir y cooperación comunitaria. Pero lo que para muchos pareciera
un grado innecesario de compartir era algo natural y un hecho para
Rodolfo y Jorge. Cuando los zapatistas dicen que practican un valor, lo
dicen en serio.
Sin duda alguna, la lección más importante al ver a los zapatistas
trabajar, es que trabajan muy duro. Trabajan muy, muy duro. Y es por eso
que han podido construir y mantener su movimiento, su resistencia y su
independencia. Los hombres y mujeres comienzan a trabajar mucho antes de
que amanezca, y cuando terminan el trabajo necesario para mantener a su
familia, participan en proyectos colectivos de trabajo para juntar
dinero para las medicinas de la comunidad o para los costos de
transporte de sus representantes de gobierno. O trabajan en los campos o
cocinan para las familias cuyos miembros trabajan como promotores de
salud, maestros o miembros de la Junta.
La Escuelita enseñó que los miembros de un movimiento de resistencia
civil no sólo deben trabajar duro, sino entender el porqué del trabajo
duro. En el caso de los zapatistas, si no apoyan su propio sistema
médico, educativo o de justicia, entonces dependerían del gobierno
mexicano para esos servicios. Y por doscientos años, el gobierno
mexicano ha fallado en proporcionarle esos servicios o los ha utilizado
para controlar y manipular a la población. El zapatista promedio lo
entiende, habla sobre ello y trabajo duro por ello.
Caminando por la cuadra
Una tarde, mi guardián y mi padre anfitrión me llevaron en un
recorrido por los edificios zapatistas del pueblo. Rosario Río Blanco
tiene una tienda local, una tienda regional, una escuela y una clínica
de salud. En la clínica de salud, el promotor de salud nos dio un
ejemplo de la importancia de la planeación a largo plazo, el compartir
las habilidades y la paciencia en la organización zapatista.
Poco
a poco, los zapatistas han nombrado a miembros de la comunidad para ser
entrenados como promotores de salud. En un principio, voluntarios
externos con experiencia médica entrenaban a los zapatistas, pero al
ganar experiencia, los nuevos promotores de salud han podido entrenar a
otros, y de alguna manera han entrenado a suficientes personas para
tener practicantes generales en cada comunidad.
El gobierno zapatista llevó a cabo una asamblea y determinó 47
factores importantes para mejorar la salud de la población, y ahora que
hay los suficientes practicantes, luego de años de entrenamiento, han
comenzado a abordar esos 47 factores en las comunidades zapatistas al
mismo tiempo. Pero en vez de tratar de trabajar en todos los factores de
una sola vez, eligieron diez de esos factores para abordar este año,
2013. Los factores incluyen higiene personal, el uso de mesas para comer
y el guardar de forma adecuada la madera y los platos, etc.
Al celebrar asambleas locales y al visitar cada hogar para
asegurarse que estén implementando estas mejoras, los promotores de
salud ya han comenzado a ver importantes reducciones en las
enfermedades. Pero el desarrollo organizativo requirió de años de
planeación a largo plazo y de un extenso entrenamiento y de compartir
habilidades.
Otro principio importante en el desarrollo del gobierno autónomo
zapatista, que los promotores de salud y de educación encarnaron, es que
debes de estar haciendo algo incluso cuando te sientas sin preparación.
En el caso de prácticamente todos los representantes zapatistas de
gobierno, maestros y doctores, comenzaron a practicar su papel con poca o
nula experiencia. Pero al mantener la sana cultura de cooperación,
reflexión y autoevaluación y crítica, grupos de individuos han podido
mejorar sus habilidades de acuerdo a las circunstancias y desafíos
locales. Al final, aprender de la experiencia ha ayudado a que los
zapatistas construyan un sistema que se ajuste a sus propias
necesidades.
Conclusión
Al despedirme de mi guardián y agradecerle, su reacción me enseño
una última lección de organización zapatista. Cuando me di cuenta de la
dificultad de traducir y de agradecerle por su esfuerzo, (tradujo entre
tojolabal y español para mí), simplemente me respondió que era su
trabajo, y que todos en la organización habían hecho su parte para hacer
posible la Escuelita. Muchos estudiantes experimentaron esto. Los
zapatistas ven su movimiento como un esfuerzo colectivo, y mientras cada
individuo es responsable de su tarea, no toman crédito personal por el
éxito de la organización. Los movimientos sociales deben compartir sus
responsabilidades y habilidades para lograr sus objetivos. En
consecuencia, los zapatistas compartieron el crédito por sus logros.
El público prestaba atención durante la presentación final anunciando la clausura de la primera “Escuelita Zapatista”. FOTO DR 2013 Alex Mensing |
Los
zapatistas invitaron a la gente a ir a su Escuelita para que pudieran
volver a sus comunidades, sus mundos, y organizar movimientos sociales
para luchar contra el neoliberalismo, contra la opresión, contra la
comercialización de los pueblos y el planeta. Pero la escuelita no
estaba estructurada como una serie de talleres, y no esperaba ser un
modelo para la revolución. Y la mayoría de los estudiantes con los que
hablé después no percibieron a la escuelita de esa forma. De hecho,
muchos dijeron que ya sabían muchas de las cosas que fueron
explícitamente enseñadas en la Escuelita.
Lo que la Escuelita Zapatista proporcionó a los estudiantes, por
sobretodo, fue la inmersión en un mundo donde no sólo se habla de
autonomía, sino que se vive. Vieron en cada acción los principios que ya
habían leído en internet y en panfletos. Probaron lo que es el trabajo
duro y la disciplina requerida para construir una resistencia efectiva a
un sistema poderoso. Hablaron cara a cara con la gente que ha sufrido y
resistido, los miraron a los ojos mientras contaban historias de
represión que muy pocos han estado siquiera cerca de experimentar.
El verdadero entrenamiento, los talleres verdaderos, los modelos
verdaderos, deben construirse fuera del territorio zapatista. Los
estudiantes deben convertirse en maestros. Deben diseñar sus propias
estrategias para alcanzar la autonomía, libertad y justicia; estrategias
que encuentran su camino a través de los obstáculos de sus propios
mundos, y que inevitablemente son distintos a los de los Altos de
Chiapas, pero que tienen los mismos valores fundamentales. Entonces,
queda por ver el papel que la Escuela Zapatista tendrá mientras los
estudiantes de su primera generación vuelven a sus lugares de opresión…
digo, origen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario