Autoras/es: Alejandro Simonetti
(Fecha original del artículo: Julio 2013)
¿Porqué, en nuestras culturas, hay actos de amor y solidaridad y actos de violencia, odio y egoísmo?.
Según Darwin, sobreviven las especies que se adaptan al medio ambiente.
Para adaptarse necesitan agresividad y solidaridad.
Sin agresividad no pueden defenderse.
Sin solidaridad, no se aparean, no procrean, no cuidan a la cría, no cuidan a la manada.
Según Freud, los humanos nacen con una pulsión (instinto, en otra traducción del alemán) de vida y una pulsión de muerte.
Los actos de amor y solidaridad procederían de la pulsión de vida y los de odio de la de muerte (thánatos).
En El Proceso Grupal, capítulo "Una nueva problemática para la psiquiatría", dice: "La escisión se produce en el acto del nacimiento y todo vínculo gratificante hará considerar el objeto como bueno. Esto es lo que Freud llama (erradamente a mi juicio) Instinto de Vida (Eros), mientras que la otra parte del vínculo primario y de su objeto, sobre la base de experiencias frustradoras, se transforma en objeto malo, en un vínculo persecutorio, lo que de nuevo freud considera como instinto, en este caso, Instinto de Muerte, agresión o destrucción (Thanatos)".
"Como se ve, a mi entender, el Instinto de Vida o de Muerte son ya una experiencia en forma de comportamiento donde lo social está incluido a través de momentos gratificantes o frustradores, produciéndose la inserción del niño en el mundo social. Ha adquirido, a través de esas frustraciones y gratificaciones, la capacidad de discriminar entre varios tipos de experiencias como primera manifestación de pensamiento, construyendo así una primera escala de valores".
Y en el capítulo "Grupos familiares. Un enfoque operativo"
dice: "El vínculo malo se relaciona con experiencias de frustración y el vínculo bueno con experiencias gratificantes. Referimos la noción de vínculo a lo que Freud llama "Instinto de Vida e Instinto de Muerte".
Sin embargo, no hablamos de instinto sino de Estructura Vincular, de actitudes que son el producto de experiencias muy precoces de gratificación y frustración. El objeto gratificante, en tanto satisface las necesidades del sujeto, le permite establecer con él un vínculo bueno y el frustrante es tal en tanto no satisface estas necesidades, estableciéndose un vínculo negativo. En él, la hostilidad es permanentemente realimentada por el mecanismo de retaliación".
La teoría de las pulsiones es una posición filosófica que naturaliza la violencia de las culturas de la modernidad atribuyéndola a una tendencia innata anterior a toda experiencia, sin datos clínicos que lo avalen, lo que contradice la posición científica que propone Pichon en su búsqueda de objetividad creciente, apoyando toda afirmación en datos de la experiencia.
La agresividad, necesaria para la vida, es confundida, en la Teoría de las Pulsiones, con un impulso innato hacia la muerte, que disimula la responsabilidad de los sectores poderosos de la sociedad que, al maltratar a los padres, provocan el maltrato a los hijos, en el que se construyen los vínculos malos.
Los vínculos buenos, orientados a la satisfacción de las necesidades, llevan a modelos vinculares como la Asociación para la Reciprocidad y la Solidaridad y los malos, que obstaculizan la satisfacción de las necesidades de la mayoría de la población, se expresan en los modelos vinculares de la Complicidad para la Dominación y la Marginación.
La tarea de la Psicología Social es promover el pasaje de las Culturas Imperiales (en el esquema del historiador antropológico uruguayo Gonzalo Abella), en que predominan los vínculos malos de dominación, complicidad y marginación, a las Culturas Fraternas, en que predominan los vínculos buenos de reciprocidad y solidaridad.
Así la Psicología Social participa, como fuerza entre fuerzas, en el Cambio Social Planificado por todos para el bienestar y la seguridad de todos.
Para este fin, promovemos la revisión continua del sentido común alienado que regula nuestra vida cotidiana, convirtiéndolo en sentido común crítico en continua adaptación activa a la realidad histórica cambiante.
Alejandro Simonetti. 4 de julio 2013.
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