Autoras/es: Leonardo Boff
La visita del Papa Francisco a
Brasil, tiene muchos significados y expectativas que se irán analizando
y respondiendo con el correr de los días de las misas, de las
declaraciones y de los gestos de sumo pontífice. Brasil fue y sigue
siendo una referencia fundamental para la Teología de la Liberación, su
principal exponente Leonardo Boff opinó en un libro y diversos
artículos. ¿Que hará Francisco?
(Fecha original del artículo: Julio 2013)
Muchos se han preguntado si el actual Papa
Francisco, como proviene de América Latina, es un seguidor de la
teología de la liberación. Esta pregunta es irrelevante. Lo importante
no es ser de la teología de la liberación sino de la liberación de los
oprimidos, de los pobres y de los que sufren injusticia. Y eso lo es
con claridad indudable.
Este ha sido siempre, en realidad, el propósito de la teología de la
liberación. Primero viene la liberación concreta del hambre, de la
miseria y la degradación moral y de la ruptura con Dios. Esta realidad
pertenece a los bienes del Reino de Dios y estaba en los propósitos de
Jesús. Después, viene en segundo lugar la reflexión sobre el hecho real:
en qué medida se realiza ahí anticipadamente el Reino de Dios y en qué
medida el cristianismo, con el capital espiritual heredado de Jesús,
puede colaborar, junto con otros grupos humanitarios, en esta
liberación necesaria.
Esta reflexión posterior, llamada teología, puede existir o no existir. Lo decisivo es que ocurra de verdad la liberación. Siempre habrá espíritus atentos al grito de los oprimidos y de la Tierra devastada que se preguntarán: con lo que hemos aprendido de Jesús, de los Apóstoles y de la doctrina cristiana de tantos siglos, ¿cómo podemos aportar nuestra contribución al proceso de liberación? Fue lo que realizó toda una generación de teólogos y teólogas, de laicas y laicos comprometidos, de religiosos y religiosas, de obispos y sacerdotes de los años 60 del siglo pasado, y que continúa hasta nuestros días, porque los pobres no cesan de aumentar y su grito es ya un clamor.
Pues bien, el Papa Francisco hizo esta opción por los pobres, vivió y vive pobremente en solidaridad con ellos y dijo claramente en una de sus primeras intervenciones: "Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres". En este sentido, el Papa Francisco está llevando a cabo la intuición primordial de la Teología de la Liberación y secundando su marca registrada: la opción preferencial por los pobres, contra la pobreza y a favor de la vida y la justicia.
Esta opción no es para él solamente un discurso, sino una opción de vida y de espiritualidad. A causa de los pobres ha caído en desgracia ante la presidenta Cristina Kirchner, pues pidió a su gobierno un mayor compromiso político para superar los problemas sociales -analíticamente se llaman desigualdades-, que éticamente representan injusticias y teológicamente son un pecado social que afecta directamente al Dios vivo, que bíblicamente ha mostrado estar siempre del lado de los que tienen menos vida y son los pobres y los que sufren injusticia.
En 1990 Argentina tenía un 4% de personas pobres. Hoy en día, debido a la voracidad del capital nacional e internacional, ascienden a un 30%. Estos no son sólo números. Para una persona sensible y espiritual como el Papa Francisco representa un viacrucis de sufrimiento, lágrimas de niños hambrientos y desesperación de padres sin trabajo. Esto me recuerda una frase que Dostoievski escribió una vez: «Todo el progreso del mundo no vale el llanto de un niño hambriento».
Esta pobreza, ha insistido con firmeza Papa Francisco, no se supera mediante el asistencialismo, sino a través de políticas públicas de los gobiernos que devuelvan dignidad a los oprimidos y los hagan ciudadanos autónomos y participativos.
No es importante que el Papa Francisco no use el término «teología de la liberación». Lo importante es que hable y actúe de manera liberadora.
Es hasta bueno que el Papa no se afilie a un cierto tipo de teología, como la de la liberación o cualquier otra. Lo mismo hicieron sus dos predecesores con las teologías que estaban en sus cabezas y se presentaban como expresiones del magisterio papal.
Saben los teólogos e historiadores que la categoría "magisterio" atribuida a los Papas es una creación reciente. Comenzó a ser empleada por los Papas Gregorio XVI (1765-1846) y Pío X (1835-1914) y se volvió común con Pío XII (1876-1958). Antes el "magisterio" estaba formado por doctores en teología y no por los obispos y el Papa. Estos son maestros de la fe. Los teólogos son maestros de la comprensión de la fe. Por lo tanto, a los obispos y los papas no les toca hacer teología sino testimoniar oficialmente y cuidar la fe cristiana con celo. A los teólogos y teólogas cabe profundizar este testimonio con las herramientas intelectuales que ofrece la cultura presente. Cuando un Papa empieza a hacer teología, como ha sucedido recientemente, se crea una gran confusión en la Iglesia, se pierde la libertad de investigación y se corta el diálogo con otros saberes del mundo.
Gracias a Dios que el Papa Francisco se presenta explícitamente como pastor y no como doctor y teólogo, aunque fuera de la liberación. Así es más libre para hablar a partir del evangelio, de su inteligencia emocional y espiritual, con el corazón abierto y sensible, en sintonía con el mundo de hoy globalizado. Papa Francisco, ponga la teología en tono menor para que en tono mayor resuene la liberación: consuelo para los oprimidos y llamamiento a la conciencia de los poderosos. Por tanto, menos teología y más libertad.
"Una primavera" para la Iglesia con el Papa Francisco
En vísperas de la llegada del papa Francisco a Río de Janeiro para la Jornada Mundial de la Juventud, el teólogo brasileño Leonardo Boff abandonó su posición crítica hacia el Vaticano y adoptó una postura optimista, en la que prevé una \"primavera\" para la Iglesia católica con el nuevo pontífice.
"Hay una primavera prometida para la Iglesia, después de un invierno riguroso\", expresó en una entrevista que publica hoy el portal de noticias UOL el ex fraile franciscano vinculado a la Teología de la Liberación, al aludir a los pontificados de Juan Pablo II y de Benedicto XVI.
Boff, quien escribió un libro dedicado al nuevo papa -\"Francisco de Asís y Francisco de Roma\", que saldrá en breve al mercado-, se manifestó además convencido de que el papa Francisco defiende principios de la Teología de la Liberación, al poner énfasis en la importancia de que la Iglesia esté cerca de los más pobres.
Según el teólogo de 74 años, esas posiciones quedarán evidentes durante la estadía de Francisco en Brasil, en la que, según pronosticó, el papa hará referencia a las protestas populares contra la corrupción y en demanda de mejores servicios públicos de salud, educación y transportes que sacuden el país desde junio.
\"Él hará un llamamiento por que los gobiernos escuchen a las calles, escuchen a los jóvenes. Sus causas son verdaderas, y los gobiernos tienen que escucharlos\", afirmó Boff, quien opinó que el pontífice exhortará a los jóvenes a \"inaugurar una nueva fase de la Iglesia\".
Según el brasileño, su esperanza en el pontificado de Francisco se debe a que, antes de ser elegido papa, el cardenal Jorge Bergoglio "era adepto de una de las vertientes de la Teología de la Liberación, que era propia de Argentina, y que es la teología del pueblo, la teología de la cultura popular".
"La Teología de la Liberación tenía muchas tendencias. En Argentina predominó esa, que viene del Justicialismo (el movimiento político de apoyo al Partido Justicialista, de Juan Domingo Perón)", expresó Boff.
"Francisco siempre se entendió a si mismo como un peronista, un justicialista. Una de las polémicas con (la presidenta de Argentina) Cristina (Fernández de) Kirchner se debió a que él consideraba que el gobierno estaba tratando a los pobres con filantropía, no con justicia social", agregó el ex fraile, quien opinó que esa posición es similar a la de la Teología de la Liberación.
"Él defendía traer a los pobres como participantes, y que no hay solución para los pobres sin su participación. Esto es la Teología de la Liberación. Francisco no usa las palabras Teología de la Liberación, y quizás sea hasta bueno que él, como papa, no esté afiliado a teología alguna", agregó.
Por otra parte, Boff opinó que la "primavera" que augura para la Iglesia se reflejará también en un diálogo más amplio con otras religiones: "Durante la JMJ, él definirá las líneas básicas que serán la marca de su pontificado. Él ya dio señales de que defiende la apertura de diálogo con judíos y musulmanes".
Según el teólogo, Francisco tiene "una visión más abierta" en este campo que Juan Pablo II y Benedicto XVI: "Él pone acento no en la Iglesia, sino en los pueblos del mundo. Él enfatiza que Dios es de todos, no sólo de los católicos".
El ex fraile brasileño opinó que ello supone una "transformación", que "está desarmando los argumentos" de los que veían a la Iglesia "como un castillo rodeado de enemigos".
"Él no entiende a la Iglesia así. La entiende como un diálogo abierto, franco con el mundo. Hay una primavera prometida para la Iglesia, después de un invierno riguroso", concluyó.
Esta reflexión posterior, llamada teología, puede existir o no existir. Lo decisivo es que ocurra de verdad la liberación. Siempre habrá espíritus atentos al grito de los oprimidos y de la Tierra devastada que se preguntarán: con lo que hemos aprendido de Jesús, de los Apóstoles y de la doctrina cristiana de tantos siglos, ¿cómo podemos aportar nuestra contribución al proceso de liberación? Fue lo que realizó toda una generación de teólogos y teólogas, de laicas y laicos comprometidos, de religiosos y religiosas, de obispos y sacerdotes de los años 60 del siglo pasado, y que continúa hasta nuestros días, porque los pobres no cesan de aumentar y su grito es ya un clamor.
Pues bien, el Papa Francisco hizo esta opción por los pobres, vivió y vive pobremente en solidaridad con ellos y dijo claramente en una de sus primeras intervenciones: "Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres". En este sentido, el Papa Francisco está llevando a cabo la intuición primordial de la Teología de la Liberación y secundando su marca registrada: la opción preferencial por los pobres, contra la pobreza y a favor de la vida y la justicia.
Esta opción no es para él solamente un discurso, sino una opción de vida y de espiritualidad. A causa de los pobres ha caído en desgracia ante la presidenta Cristina Kirchner, pues pidió a su gobierno un mayor compromiso político para superar los problemas sociales -analíticamente se llaman desigualdades-, que éticamente representan injusticias y teológicamente son un pecado social que afecta directamente al Dios vivo, que bíblicamente ha mostrado estar siempre del lado de los que tienen menos vida y son los pobres y los que sufren injusticia.
En 1990 Argentina tenía un 4% de personas pobres. Hoy en día, debido a la voracidad del capital nacional e internacional, ascienden a un 30%. Estos no son sólo números. Para una persona sensible y espiritual como el Papa Francisco representa un viacrucis de sufrimiento, lágrimas de niños hambrientos y desesperación de padres sin trabajo. Esto me recuerda una frase que Dostoievski escribió una vez: «Todo el progreso del mundo no vale el llanto de un niño hambriento».
Esta pobreza, ha insistido con firmeza Papa Francisco, no se supera mediante el asistencialismo, sino a través de políticas públicas de los gobiernos que devuelvan dignidad a los oprimidos y los hagan ciudadanos autónomos y participativos.
No es importante que el Papa Francisco no use el término «teología de la liberación». Lo importante es que hable y actúe de manera liberadora.
Es hasta bueno que el Papa no se afilie a un cierto tipo de teología, como la de la liberación o cualquier otra. Lo mismo hicieron sus dos predecesores con las teologías que estaban en sus cabezas y se presentaban como expresiones del magisterio papal.
Saben los teólogos e historiadores que la categoría "magisterio" atribuida a los Papas es una creación reciente. Comenzó a ser empleada por los Papas Gregorio XVI (1765-1846) y Pío X (1835-1914) y se volvió común con Pío XII (1876-1958). Antes el "magisterio" estaba formado por doctores en teología y no por los obispos y el Papa. Estos son maestros de la fe. Los teólogos son maestros de la comprensión de la fe. Por lo tanto, a los obispos y los papas no les toca hacer teología sino testimoniar oficialmente y cuidar la fe cristiana con celo. A los teólogos y teólogas cabe profundizar este testimonio con las herramientas intelectuales que ofrece la cultura presente. Cuando un Papa empieza a hacer teología, como ha sucedido recientemente, se crea una gran confusión en la Iglesia, se pierde la libertad de investigación y se corta el diálogo con otros saberes del mundo.
Gracias a Dios que el Papa Francisco se presenta explícitamente como pastor y no como doctor y teólogo, aunque fuera de la liberación. Así es más libre para hablar a partir del evangelio, de su inteligencia emocional y espiritual, con el corazón abierto y sensible, en sintonía con el mundo de hoy globalizado. Papa Francisco, ponga la teología en tono menor para que en tono mayor resuene la liberación: consuelo para los oprimidos y llamamiento a la conciencia de los poderosos. Por tanto, menos teología y más libertad.
"Una primavera" para la Iglesia con el Papa Francisco
En vísperas de la llegada del papa Francisco a Río de Janeiro para la Jornada Mundial de la Juventud, el teólogo brasileño Leonardo Boff abandonó su posición crítica hacia el Vaticano y adoptó una postura optimista, en la que prevé una \"primavera\" para la Iglesia católica con el nuevo pontífice.
"Hay una primavera prometida para la Iglesia, después de un invierno riguroso\", expresó en una entrevista que publica hoy el portal de noticias UOL el ex fraile franciscano vinculado a la Teología de la Liberación, al aludir a los pontificados de Juan Pablo II y de Benedicto XVI.
Boff, quien escribió un libro dedicado al nuevo papa -\"Francisco de Asís y Francisco de Roma\", que saldrá en breve al mercado-, se manifestó además convencido de que el papa Francisco defiende principios de la Teología de la Liberación, al poner énfasis en la importancia de que la Iglesia esté cerca de los más pobres.
Según el teólogo de 74 años, esas posiciones quedarán evidentes durante la estadía de Francisco en Brasil, en la que, según pronosticó, el papa hará referencia a las protestas populares contra la corrupción y en demanda de mejores servicios públicos de salud, educación y transportes que sacuden el país desde junio.
\"Él hará un llamamiento por que los gobiernos escuchen a las calles, escuchen a los jóvenes. Sus causas son verdaderas, y los gobiernos tienen que escucharlos\", afirmó Boff, quien opinó que el pontífice exhortará a los jóvenes a \"inaugurar una nueva fase de la Iglesia\".
Según el brasileño, su esperanza en el pontificado de Francisco se debe a que, antes de ser elegido papa, el cardenal Jorge Bergoglio "era adepto de una de las vertientes de la Teología de la Liberación, que era propia de Argentina, y que es la teología del pueblo, la teología de la cultura popular".
"La Teología de la Liberación tenía muchas tendencias. En Argentina predominó esa, que viene del Justicialismo (el movimiento político de apoyo al Partido Justicialista, de Juan Domingo Perón)", expresó Boff.
"Francisco siempre se entendió a si mismo como un peronista, un justicialista. Una de las polémicas con (la presidenta de Argentina) Cristina (Fernández de) Kirchner se debió a que él consideraba que el gobierno estaba tratando a los pobres con filantropía, no con justicia social", agregó el ex fraile, quien opinó que esa posición es similar a la de la Teología de la Liberación.
"Él defendía traer a los pobres como participantes, y que no hay solución para los pobres sin su participación. Esto es la Teología de la Liberación. Francisco no usa las palabras Teología de la Liberación, y quizás sea hasta bueno que él, como papa, no esté afiliado a teología alguna", agregó.
Por otra parte, Boff opinó que la "primavera" que augura para la Iglesia se reflejará también en un diálogo más amplio con otras religiones: "Durante la JMJ, él definirá las líneas básicas que serán la marca de su pontificado. Él ya dio señales de que defiende la apertura de diálogo con judíos y musulmanes".
Según el teólogo, Francisco tiene "una visión más abierta" en este campo que Juan Pablo II y Benedicto XVI: "Él pone acento no en la Iglesia, sino en los pueblos del mundo. Él enfatiza que Dios es de todos, no sólo de los católicos".
El ex fraile brasileño opinó que ello supone una "transformación", que "está desarmando los argumentos" de los que veían a la Iglesia "como un castillo rodeado de enemigos".
"Él no entiende a la Iglesia así. La entiende como un diálogo abierto, franco con el mundo. Hay una primavera prometida para la Iglesia, después de un invierno riguroso", concluyó.
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