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jueves, 23 de agosto de 2012

¿Cuál es la diferencia entre formación ciudadana y adoctrinamiento político-ideológico?

A propósito de los talleres de la “Cámpora” y la línea 0800 del PRO
Autoras/es: Claudia Baldrich, Laura Marrone[1]
Cras/os, envío nota sobre la cuestión de los talleres de la Cámpora y el 0800 del PRO. Invitamos a debatirlo.


Laura Marrone
(Fecha original del artículo: Agosto 2012)


La polémica abierta por la oposición en los medios acerca del uso partidario de las escuelas que realiza el Gobierno del Frente para la Victoria (F.P.V.) en las escuelas y la convocatoria del Ministro de Educación del Gobierno del PRO en Ciudad de Bs AS a su delación por una línea 0800 nos convoca al debate. La denuncia es contra los talleres del  "El héroe colectivo", auspiciados por la Dirección de Fortalecimiento de la Democracia, dependiente de la Jefatura de Gabinete y a cargo del dirigente de La Cámpora, Franco Vitali.  
El debate plantea algunos interrogantes: ¿Existe neutralidad ideológica en el sistema educativo? ¿Cuál es la diferencia entre formación ciudadana, fortalecimiento de la democracia y adoctrinamiento político-ideológico?
Develemos lo oculto 
Desde la historia que nos dejó Mitre a la fecha, la escuela hizo recortes arbitrarios del conocimiento y por tanto adoctrinamiento ideológico. Blanquizó la cultura escolar y justificó el genocidio indio para beneficio de las grandes familias que como los Bullrich, los Martinez de Hoz y otros nombres de la Sociedad Rural se hicieron latifundistas gracias a las campañas al desierto. Silenció la persecución a los obreros anarquistas, socialistas y comunistas que en la primera mitad del siglo XX denunciaban las condiciones de explotación de la clase trabajadora por parte de los nacientes sectores empresarios industriales.  Ocultó la apropiación privada del plusvalor en la formación del capital de los libros de economía. O las causas de la pobreza para sustituirlos por apelaciones a la caridad de Caritas.
Recientemente, ha recrudecido el adoctrinamiento empresario que propagandiza la libre competencia en el mercado. Autorizados por los ministerios, tanto donde gobierna el F.P.V. o el PRO, se han empezado a abrir las puertas de las escuelas a los empresarios que, escudados en fundaciones, adoctrinan en el libre mercado  y el consumismo como elixir de la felicidad: Fundación "Cimientos", "Junior Achievement", "Fundación Educacional/Coca-Cola", "Fundación Telefónica", etc.
El caso más fragrante de adoctrinamiento ideológico es el de las  escuelas privadas que recortan el conocimiento según el arbitrio de la entidad que las organiza, sean  estas religiosas o empresarias. Bajo la ideología del derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos que pregonara Friedman, se privó y se priva a las jóvenes generaciones que asisten a casi el 28% de las escuelas del país del derecho a conocer la diversidad de pensamientos, otras miradas ideológicas, diferentes a los que la escuela seleccionada por los padres realiza, en una especie de prolongación de la socialización primaria. O sea, negándoles la socialización secundaria, su ingreso a la sociedad con su compleja trama de ideologías, valores y puntos de vista. Las escuelas del Sagrado Corazón, de la Inmaculada Concepción, de Las adoratrices de María, entre tantas otras,  convencen a niños y jóvenes de que es posible caminar sobre las aguas y concebir sin pecado.
Bajo el gobierno del F.P.V. de Néstor Kichner y luego de Cristina Fernández, nuestro sistema educativo reafirmó el curso privatista y por tanto adoctrinador de la educación privada. Lo hizo tanto desde la norma, como del financiamiento. La Ley de Educación Nacional (LEN) la reconoce y alienta. La considera  como pública diferenciando sólo su gestión (privada o pública). Alrededor del 70% de las escuelas privadas reciben subsidios  de los presupuestos nacionales y provinciales.
El adoctrinamiento ideológico desde las escuelas ha sido y es una herramienta de consolidación de poder de las clases dominantes sobre los sectores trabajadores y populares. Su naturalización es tan fuerte que lleva a pensar a los voceros de la Iglesia dentro del Estado, en este caso Bullrich, que solo existe cuando el recorte que se hace es de otro sector dominante diferente, en este caso el que representa el del F.P.V.
Con la apertura democrática irrumpió el debate político en las aulas
A partir del regreso al régimen constitucional en 1984, un cambio se operó en nuestras escuelas públicas. La caída de la Dictadura Militar supuso también la caída del adoctrinamiento ideológico en las escuelas y los medios sobre la teoría de la seguridad y el peligro de la subversión terrorista. El reclamo popular por la democratización de las instituciones hizo que lentamente el debate se abriera. El discurso de los derechos humanos y la defensa de las libertades democrática tomó espacio entre los contenidos que trabajó la escuela.
La restitución del Estatuto Docente y el régimen de designación de docentes por concurso público devolvieron a éstos el derecho a expresar sus ideas sin miedo a la desaparición o el despido. Al mismo tiempo se habilitó la voz de los estudiantes para favorecer el desarrollo del pensamiento crítico. Con tropiezos y desigualdades se fue gestando la cultura de que se podía opinar, disentir, sin miedo a que te bajaran la nota o te persiguieran. La creación de centros de estudiantes y el derecho a agremiación de los docentes dio paso a espacios propios de profundización de los debates políticos sobre diversidad de temas. Las luchas de docentes y estudiantes en distintas etapas hicieron irrumpir la política en las aulas.
Los talleres de la Cámpora, un salto en el adoctrinamiento
Sin embargo, los recientes talleres de “Fortalecimiento de la Democracia” de la Cámpora en las escuelas medias no van ese sentido, el del debate sino, claramente, en el del adoctrinamiento dogmático. Desde la fuerza de poder que da el aparato de Estado, no sólo en recursos  económicos, sino revestido de la legitimidad que tiene la institución escolar en nuestra sociedad y la tradición democrática de la docencia,  se convoca un espacio donde el discurso que circula exclusivamente es el oficialista.
En lugar de fortalecer la educación democrática estamos frente a la reedición de la “educación bancaria”, de la que tanto nos previno el maestro brasileño, y una negación de la “educación problematizadora o dialógica” que éste  propuso. Freire cuestionaba los modelos educativos tradicionales donde la fuente del saber era el/la docente quien lo “depositaba” en un receptor pasivo, el/la alumna. Alertaba que estos diseños eran usados tanto por la derecha como por la izquierda. En cambio promovía una propuesta educativa donde docente y alumno partieran de situaciones problemáticas de la realidad en la que se estableciera un diálogo o intercambio.
 Desde la forma, los talleres políticos con rondas y juegos de la Cámpora se presentan como dispositivos con una apariencia tentadora, casi democrática, que no revista el carácter de clase expositiva tradicional, pegado al diseño bancario o autoritario que criticaba Freire. Sin embargo, si la selección de los talleristas, los contenidos, el costoso decorado con banderas y afiches,  hasta los materiales de trabajo, (mientras las bibliotecas carecen de recursos para abastecer la demanda de libros y material didáctico) son decididas desde el poder político oficial, el resultado no puede ser otro que una imposición de ideas, un abuso de poder en la formación de los jóvenes. Presentar a Néstor Kichner como el “Eternauta” del Siglo XXI no es precisamente crear una situación problemática para una relación “dialógica”. Es presentar un modelo de respuesta política partidaria como salida,  ya digerida por quien la porta,  y para ser receptada por quien la recibe en una clara subestimación de su capacidad de debate y crítica. Descartemos que no existe convocatoria a otras corrientes políticas al intercambio de ideas y propuestas. Hay uso abusivo, incluso, de una figura entrañable como es el personaje de Solano López y Oesterheld para reducir los debates políticos a una especie de Juego de la Oca donde la salida es aprobar lo actuado por el expresidente y su esposa.
La educación es en sí un acto político y quienes suscribimos esta nota nos reconocemos militantes políticas y sociales. La diferencia está en que la escuela como espacio público debe habilitar y alentar el desarrollo del pensamiento crítico sobre la base de garantizar la igualdad de condiciones para la circulación de discursos diferentes, cuestión que está en las antípodas de los mencionados talleres.
Curiosamente, la propia Cámpora impide el debate de otras agrupaciones, allí donde dirige los Consejos Escolares. Vaya como ejemplo el caso del Consejo de San Martín de Provincia de Bs As. que no autorizó a  agrupaciones gremiales docentes de ese distrito el permiso para reunirse en los establecimientos escolares, fuera del horario escolar, para discutir el nuevo Reglamento de Escuelas que quiere implementar el Gobierno de la Provincia de Bs. As.
La respuesta macartista del Ministro de Macri:
La reacción del Ministro de Educación de Educación del PRO de Ciudad de Bs As es francamente  macartista.  La instalación de una línea 0800 para convocar a la delación a las actividades políticas que realicen docentes y estudiantes es un acto propio de una conducción política que reedita viejas prácticas represoras y persecutorias en nuestro país. Una política que ya fue puesta en práctica al inicio del Gobierno de Macri desde el  Ministerio de Educación cuando contrató a Ciro James para realizar escuchas telefónicas y la investigación ilícita de las actividades de docentes y estudiantes en las escuelas. Esto, como es de público conocimiento, derivó en el enjuiciamiento de Macri con fallo de casi inminente resolución. Tampoco nos sorprende de un gobierno que censuró la edición de materiales para el Bicentenario confeccionados por la Dirección de Curriculum de su propio Ministerio porque su visión de la historia no coincidía con la del PRO. O que ha iniciado procesos penales a integrantes del Consejo Directivo de  de Ademys por acompañar los reclamos de estudiantes contra el cierre de cursos.
Las denuncias de Bullrich por adoctrinamiento son un acto de hipocresía. Este Ministro dirige la Educación de Ciudad con cuadros de la Universidad Católica y el CON.SU.D.E.C, justamente los mayores adoctrinadores de nuestro país que cercenan  el conocimiento a la visión de la jerarquía católica de nuestra historia.
La campaña de delación vía el 0800 del PRO va más allá de la Cámpora y el Gobierno Nacional. Es un ataque a la juventud, a su derecho a pensar, a discutir de política y más,  a organizarse por la defensa de sus derechos y propuestas políticas.
Hacer de las escuelas verdaderos espacios públicos
Detrás de la disputa entre el F.P.V. y el PRO existe, sin embargo, una coincidencia de fondo. Ambos comparten que la escuela debe ser trasmisora de una curricula impuesta desde el Estado como poder superior.  Su discrepancia es por el recorte que se debe hacer,  según la visión de su partido, expresión de un particular sector de las clases dominantes de nuestro país.  Si el PRO fuera gobierno nacional elevaría al país la censura de los libros de historia que ya hizo en Ciudad y casi seguro, se diluirían las críticas al General Roca y/o a los militares genocidas.
 La escuela fue y es espacio de disputa de poder. La docencia tiene un lugar de poder en relación al conocimiento al que puede recortar ideológicamente según su propio punto de vista o pertenencia partidaria. También una relación de poder con respecto al/la estudiante que está formándose y no conoce la diversidad de pensamientos. ¿Cómo resolver la tensión entre esta relación de poder desigual, las imposiciones que vienen de los gobiernos de turno y una ética educadora que favorezca el desarrollo del pensamiento crítico,  la construcción del conocimiento público, contrastable, no fanatizado ni doctrinario? ¿Cómo garantizar que la escuela facilite que los diferentes puntos de vista sean puestos en debate?
 La escuela tiene algunos puntos de apoyo sobre los cuales ir edificando esta perspectiva en la medida en que se construya como espacio público. Es decir, donde las reglas de juego coarten las imposiciones de poderes dominantes y en cambio abran el juego a la participación y decisión colectiva del conjunto de sus integrantes. En esa perspectiva defendemos algunas propuestas:
1)    La designación de docentes debe seguir siendo por concursos públicos. Este formato histórico de nuestro sistema educativo público está siendo minado  por las designaciones “a dedo” de docentes  para talleres de formación, planes de mejora, tutores, etc. También está amenazado por los todavía latentes proyectos de evaluación docente que afectarían la pluralidad de miradas además de la estabilidad o carrera docente por fuera de estos concursos.
2)    La bibliografía y/o material didáctico que se use no puede ser impuesta en forma unidireccional por parte de los ministerios de educación de cada jurisdicción sino abierta a la elección en cada institución o cátedra brindando a éstas recursos económicos para ese fin.
3)    Todo dispositivo extra-áulico que se organice o auspicie desde la Institución escolar debe garantizar la igualdad de voces al menos existentes en esa institución para la participación y/o debate. Las instituciones podrán seguir facilitando el uso de los establecimientos escolares para iniciativas particulares de agrupaciones políticas, gremiales o sociales pero sin su auspicio.
4)    La docencia habilite los recursos para que los estudiantes y alumnos/as conozcan y dialoguen con diversidad de discursos más allá de las propias posturas ideológicas.
5)    La formación docente inicial sea resorte exclusivo de Institutos públicos bajo régimen de concurso público.
6)    La educación formal se brinde en un sistema educativo público único, anulándose los establecimientos religiosos o empresariales. Estos tienen la libertad de divulgar su pensamiento o doctrina en espacios particulares, previstos a tal fin: Centros culturales, iglesias, fundaciones, locales partidarios, seminarios, etc.
7)    Es urgente replantearnos el tipo de instituciones escolares, empezando por democratizar las actuales.  Es necesario que sus integrantes, docentes, estudiantes y familias  discutan, decidan y ensayen formas de gobierno verdaderamente democráticas, debatan los contenidos escolares. En fin, practiquen la democracia en el marco de un verdadero espacio público.
Bs As, 20 de Agosto de 2012



[1] Claudia Baldrich es integrante de SUTEBA y docente de Enseñanza Superior y Media en San Martín
Laura Marrone es Secretaria de Asuntos Pedagógicos de Ademys (CaBA)  y docente de Enseñanza Superior en Provincia de Bs As

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