Autoras/es: Jaime Secco (*)
El Frente Líber Seregni en su
documento 15 Reflexiones hizo una defensa del trabajo encuadrada en las
más ortodoxas tradiciones socialistas: Los planes sociales deben
aplicarse exclusivamente en los sectores más vulnerables para
permitirnos reducir y eliminar la profunda brecha social y cultural que
todavía existe.
(Fecha original del artículo: Abril 2013)
Nunca deben ser un factor de debilitamiento
del trabajo como la fuente de progreso, de dignidad de igualdad de
oportunidades. Eso fue entendido como un ataque elíptico a la
propuesta de renta básica universal (RBU) que simultáneamente viene
defendiendo el diputado emepepista Alejandro Sánchez. Parece que el tema
merece una discusión específica, no solapada, para lo cual es
interesante conocer de qué se trata.
Para empezar a despejar fantasmas. Interesa consignar que ya es ley en Brasil (aunque se implementará por etapas) y funciona en Alaska (un reparto de la renta petrolera similar a la tarjeta Mi Negra que alguna vez propuso Hugo Chávez para Venezuela).
Pero también existe, de alguna manera en Uruguay. De hecho, hay varios institutos distintos que aseguran que nadie perciba menos de un mínimo: asignaciones familiares y otros planes del Mides, salarios mínimos, seguro de desempleo y de enfermedad, pensiones a la vejez, mínimo no imponible del IRPF (que la teoría considera un subsidio a quien gana menos). La renta básica universal se presenta como un sistema administrativo más eficiente, que sustituiría a esas prestaciones.
Precursores
Los antecedentes de la propuesta se rastrean hasta Thomas Payne, un teórico radical de la independencia de los Estados Unidos, y a Charles Fourrier, precursor del socialismo, quienes opinaban que la propiedad de la tierra era una usurpación de un bien común y sus usufructuarios debían compensar a los demás con una asignación.
En 1963, Dwight MacDonald propuso (1) una asignación que no dependiera de lo que gana el individuo, como la seguridad social de entonces, la que debiera ser tan sobreentendida como la enseñanza pública.
Poco después, Robert Theobald publicó su libro Hombres libres y mercados libres (2), que retomaba la idea de MacDonald. Tres años después compiló el libro El Sueldo Asegurado, con artículos de Marshal McLuhan, Erich Fromm y otros intelectuales, ampliando la idea. Es interesante que allí lamenta que en 1963 su propuesta fue tildada de izquierdista radical y en 1964 de conservadora, porque Milton Friedman, entonces asesor del candidato ultraderechista Barry Goldwater, había propuesto una idea básicamente similar. Theobald anticipaba una desocupación generalizada por efecto de la cibernética y ya hablaba de darle carácter constitucional a ese ingreso, para evitar la intromisión del Estado en la vida privada de los beneficiarios. Su propuesta era un impuesto a la renta negativo. Es decir, a quien declaraba ganar menos de un mínimo, el Estado le pagaría en lugar de cobrarle. Quien ya percibía ingresos, recibía una compensación como estímulo. Éstos dos antecedentes se detallan aquí, porque suelen ser omitidos.
Van Parijs
En 1992 el belga Philippe Van Parijs introdujo la propuesta de RBU que hoy se impulsa ampliamente. Su idea es una asignación monetaria que recibirá todo residente, sin condicionamiento alguno; especialmente, independientemente de si trabaja o quiere trabajar. Esto implica que lo recibirán todos, inclusive los más ricos; quienes de todos modos lo volverán a pagar en impuesto. Hoy, la promoción de la RBU no es sólo la defensa de un mínimo, sino de éste modelo específico para su administración.
Su fundamento era, por un lado, resolver algunos problemas del estado de bienestar europeo; en particular la desocupación masiva de los 90 y la pesada burocracia que el sistema precisaba para discriminar a quién correspondía o no cada asignación. Por otro lado, una argumentación filosófica liberal, que él llama liberalismo auténtico y otros lo clasifican como rawlsiano, por el eminente filósofo liberal -pero no neoconservador- John Rawls.
Van Parijs entiende que el ejercicio de la libertad -de poder elegir una vida- depende de cierto mínimo de medios y, en aplicación del principio liberal de neutralidad, es cuidadoso de evitar ingerencias de la sociedad o el estado en la elección de cada uno. Reconoce que el monto de la asignación, depende de la situación de la economía, de manera que no asegura que baste para una vida digna , y ni siquiera para la supervivencia. Esto no porque los números no den, sino porque expresamente afirma que no es una propuesta sobre la supervivencia, sino sobre la libertad.
Para promover esta propuesta formó el movimiento Basic Income World Network (BIEN) que en algunos lados es una organización de peso. Como era previsible, aparecieron diversos proyectos más o menos modificados y, sobre todo, aparecieron fundamentaciones muy distintas de la misma idea, incluyendo algunas de personas que se declaran marxistas -aunque muchos otros marxistas se oponen-.
Algunos argumentos (4)
La no intrusión y la desestigmatización de la ayuda social, son un argumento fuerte. Está claro que, Marina Arismendi fundó el Mides con la convicción de que la gente debía exigir derechos, no dádivas. Pero los gobiernos cambian y la discrecionalidad queda. En el estado de Georgia (EEUU), la comisionada del Departamento de Servicios Humanos, Beverly Walker, se propuso la meta de bienestar cero , instruyendo a su administración a que rechace todas las solicitudes por que puedan por el motivo que fuere, desde formulario mal llenado a cualquier otro motivo. Hizo retirar las carameleras de los centros de atención para enfatizar que el Estado no está para regalar nada. Esta guerra republicana contra los pobres logró que solo cuatro mil adultos reciban apoyo económico en un estado con 300 mil familias bajo el nivel de pobreza. (5)
Como Theobald, los partidarios de la RBU aseguran que se aumentará la creatividad social, porque habrá quien opte por proyectos personales y no buscará más ingresos. Van Parijs menciona que a la gente le será más fácil tomar un descanso entre dos empleos hacerse tiempo para más entrenamiento, emprender un autoempleo . En esencia, podrá rechazar un empleo degradante, al no estar forzado por el hambre. Algunos suponen que eso aumentará el poder de negociación de los trabajadores. Pero otros prevén que suceda al revés: algunos trabajos creativos o que dan prestigio social bajarían de cotización porque habrá quienes querrán desempeñarlos aún por sueldos magros, apoyados en su RBU.
Entre los argumentos pragmáticos, se menciona que la vida social se ha desestandarizado. Por lo tanto, si no se aplica una solución uniforme, las categorías tradicionales de beneficiarios -desempleados, madres, etc.- se debieran multiplicar hasta desgranarse en una casuística interminable de cruzamientos y nuevas relaciones de empleo.
Otro tipo de argumento lo manejó el propio Van Parijs en un primer trabajo, donde afirmó que su propuesta aseguraba el comunismo en un orden económico capitalista, porque abolía la alienación. Abandonó esa línea de argumentación; pero hay quienes, como Erik Olin Wright hablan de una ruta capitalista al comunismo. Esas visiones luminosas, en general se alimentan del sencillo procedimiento de maximizar la RBU, que así se transforma en una fuerte herramienta de redistribución. Es enormemente poco probable que eso pueda funcionar, al menos si no se aplica en forma internacional; pero debemos excusarnos de prever el futuro.
Algunos liberales critican la RBU porque viola el principio de reciprocidad, ya que no exige contraprestaciones. Anthony Atkinson ideó una variante que exige como contraprestación alguna actividad socialmente útil, que puede ser cuidar ancianos, o militar política o socialmente. Pero esta solución tiene la debilidad de reintroducir el aparato burocrático de control.
Desde tiendas marxistas, se niega que se disminuya la alienación, afirmando que la amplía como falsa conciencia de independencia, ya que el derecho responde a un principio abstracto y no a la contribución de cada uno al esfuerzo productivo; de su inserción social. También se critica la desvalorización del trabajo, que se considera soporte de la autorrealización.
Éstas críticas atacan el concepto idealizado de hombre racional y aislado que manejan los liberales. Entre nosotros, Karen Wild (6) criticó la idea del hombre inverosímilmente racional de Von Parijs, quien elige racionalmente una vida. Desde la perspectiva de la lucha por el reconocimiento de Axel Honneth, Wild afirma que el hombre real es vulnerable a sus relaciones sociales y sólo construye su autorrespeto, autoconfianza y autoconocimiento con apoyo de sus semejantes: la familia, el derecho, una sociedad inclusiva que lo valore. Por lo tanto, la garantía de las libertades formales más un ingreso monetario no alcanzan para fabricar hombres con autonomía. Antes debe haber una política preventiva del menosprecio, el maltrato, la exclusión, la marginación y la estigmatización. Si no, pueden ocurrir por ejemplo situaciones de preferencias adaptativas.
Éste es un mecanismo psicológico que hace disminuir las aspiraciones a lo que las posibilidades permiten, como en la fábula en que el zorro dice que igual no quería las uvas porque estaban verdes. Y por lo tanto, éstas elecciones no son en realidad libres. Wild menciona adicionalmente la deformación de las preferencias por el mercado, problema que deja planteado.
Conclusiones
En resumen, la RBU es un proyecto liberal para la Europa de los 90 que cuenta con algunos argumentos atendibles, sobre todo de carácter práctico, y otros discutibles. Una discusión sobre su implementación para el Uruguay precisa una propuesta. Una estimación de los montos y recursos impositivos. ¿Solamente distribuye distinto los recursos ya asignados a otros programas? Estudios de este tipo se han realizado en Canadá, por ejemplo.
Y si parece factible, ¿los montos valen la pena? El criterio para evaluar esto, postulado por el propio Van Parijs, es el del llamado maximin lexicográfico , que en resumen dice que quienes resulten menos favorecidos no sean menos favorecidos que quienes lo sean en cualquier otro ordenamiento alternativo. Si la RBU es de $8 mil, supongamos -un salario mínimo-, la mayoría de quienes ahora reciben seguro de desempleo seguramente resulten perjudicados, mientras que, con un IRPF universal del 25%, reciben ventaja hasta quienes tengan ingresos por $ 32.000, porque recibirán por la RBU más que lo que pagan de impuesto. ¿Es realmente más eficiente, para apoyar a nuestro 0,5% de indigentes, o al 13% de pobres, que se pague una asignación a tres millones de personas y se desmanteles todos los planes de contingencia existentes?
Como sea, aún si resulta convincente, parece exagerado hacer de esta propuesta una bandera del cambio social. Eso da la misma ternura que provocaban los integrantes de ATTAC, quienes hace quince años tenían encarnizadas batallas con la policía por un impuesto. Por ingeniosa y positiva que pueda considerarse a la Tasa Tobin.
(1) Dwight MacDonald, Our Invisible Poor, The New Yorker, 19 de enero de 1963
(2) Robert Theobald, Free Men and Free Markets, 1963.
(3) R. Theobald, M. McLuhan, E. Fromm, C .M. Arensberg, C. E. Ayres, M. Lovenstein, B. Seligman, R. H. Davis, E. E. Schwartz y W. Vogt, El sueldo asegurado, Buenos Aires, Paidos, 1968.
(4) Una buena presentación de las argumentaciones es Carmen Demárquez, Ingreso básico universal y derecho de subsistencia, en Introducción a la Renta Básica Universal, Udelar, 2011. De ahí se tomó la mayor parte de las reseñadas aquí.
(5) http://www.slate.com/articles/news_and_politics/politics/2012/12/georgia_s_war_against_the_poor_the_southern_state_is_emptying_its_welfare.single.html
(6) Karen Wild, Libertad real, más que un ingreso básico. Consideraciones críticas a la propuesta de Van Parijs, en Introducción a la Renta Básica Universal, Udelar, 2011.
(*) Periodista. Uruguay
Para empezar a despejar fantasmas. Interesa consignar que ya es ley en Brasil (aunque se implementará por etapas) y funciona en Alaska (un reparto de la renta petrolera similar a la tarjeta Mi Negra que alguna vez propuso Hugo Chávez para Venezuela).
Pero también existe, de alguna manera en Uruguay. De hecho, hay varios institutos distintos que aseguran que nadie perciba menos de un mínimo: asignaciones familiares y otros planes del Mides, salarios mínimos, seguro de desempleo y de enfermedad, pensiones a la vejez, mínimo no imponible del IRPF (que la teoría considera un subsidio a quien gana menos). La renta básica universal se presenta como un sistema administrativo más eficiente, que sustituiría a esas prestaciones.
Precursores
Los antecedentes de la propuesta se rastrean hasta Thomas Payne, un teórico radical de la independencia de los Estados Unidos, y a Charles Fourrier, precursor del socialismo, quienes opinaban que la propiedad de la tierra era una usurpación de un bien común y sus usufructuarios debían compensar a los demás con una asignación.
En 1963, Dwight MacDonald propuso (1) una asignación que no dependiera de lo que gana el individuo, como la seguridad social de entonces, la que debiera ser tan sobreentendida como la enseñanza pública.
Poco después, Robert Theobald publicó su libro Hombres libres y mercados libres (2), que retomaba la idea de MacDonald. Tres años después compiló el libro El Sueldo Asegurado, con artículos de Marshal McLuhan, Erich Fromm y otros intelectuales, ampliando la idea. Es interesante que allí lamenta que en 1963 su propuesta fue tildada de izquierdista radical y en 1964 de conservadora, porque Milton Friedman, entonces asesor del candidato ultraderechista Barry Goldwater, había propuesto una idea básicamente similar. Theobald anticipaba una desocupación generalizada por efecto de la cibernética y ya hablaba de darle carácter constitucional a ese ingreso, para evitar la intromisión del Estado en la vida privada de los beneficiarios. Su propuesta era un impuesto a la renta negativo. Es decir, a quien declaraba ganar menos de un mínimo, el Estado le pagaría en lugar de cobrarle. Quien ya percibía ingresos, recibía una compensación como estímulo. Éstos dos antecedentes se detallan aquí, porque suelen ser omitidos.
Van Parijs
En 1992 el belga Philippe Van Parijs introdujo la propuesta de RBU que hoy se impulsa ampliamente. Su idea es una asignación monetaria que recibirá todo residente, sin condicionamiento alguno; especialmente, independientemente de si trabaja o quiere trabajar. Esto implica que lo recibirán todos, inclusive los más ricos; quienes de todos modos lo volverán a pagar en impuesto. Hoy, la promoción de la RBU no es sólo la defensa de un mínimo, sino de éste modelo específico para su administración.
Su fundamento era, por un lado, resolver algunos problemas del estado de bienestar europeo; en particular la desocupación masiva de los 90 y la pesada burocracia que el sistema precisaba para discriminar a quién correspondía o no cada asignación. Por otro lado, una argumentación filosófica liberal, que él llama liberalismo auténtico y otros lo clasifican como rawlsiano, por el eminente filósofo liberal -pero no neoconservador- John Rawls.
Van Parijs entiende que el ejercicio de la libertad -de poder elegir una vida- depende de cierto mínimo de medios y, en aplicación del principio liberal de neutralidad, es cuidadoso de evitar ingerencias de la sociedad o el estado en la elección de cada uno. Reconoce que el monto de la asignación, depende de la situación de la economía, de manera que no asegura que baste para una vida digna , y ni siquiera para la supervivencia. Esto no porque los números no den, sino porque expresamente afirma que no es una propuesta sobre la supervivencia, sino sobre la libertad.
Para promover esta propuesta formó el movimiento Basic Income World Network (BIEN) que en algunos lados es una organización de peso. Como era previsible, aparecieron diversos proyectos más o menos modificados y, sobre todo, aparecieron fundamentaciones muy distintas de la misma idea, incluyendo algunas de personas que se declaran marxistas -aunque muchos otros marxistas se oponen-.
Algunos argumentos (4)
La no intrusión y la desestigmatización de la ayuda social, son un argumento fuerte. Está claro que, Marina Arismendi fundó el Mides con la convicción de que la gente debía exigir derechos, no dádivas. Pero los gobiernos cambian y la discrecionalidad queda. En el estado de Georgia (EEUU), la comisionada del Departamento de Servicios Humanos, Beverly Walker, se propuso la meta de bienestar cero , instruyendo a su administración a que rechace todas las solicitudes por que puedan por el motivo que fuere, desde formulario mal llenado a cualquier otro motivo. Hizo retirar las carameleras de los centros de atención para enfatizar que el Estado no está para regalar nada. Esta guerra republicana contra los pobres logró que solo cuatro mil adultos reciban apoyo económico en un estado con 300 mil familias bajo el nivel de pobreza. (5)
Como Theobald, los partidarios de la RBU aseguran que se aumentará la creatividad social, porque habrá quien opte por proyectos personales y no buscará más ingresos. Van Parijs menciona que a la gente le será más fácil tomar un descanso entre dos empleos hacerse tiempo para más entrenamiento, emprender un autoempleo . En esencia, podrá rechazar un empleo degradante, al no estar forzado por el hambre. Algunos suponen que eso aumentará el poder de negociación de los trabajadores. Pero otros prevén que suceda al revés: algunos trabajos creativos o que dan prestigio social bajarían de cotización porque habrá quienes querrán desempeñarlos aún por sueldos magros, apoyados en su RBU.
Entre los argumentos pragmáticos, se menciona que la vida social se ha desestandarizado. Por lo tanto, si no se aplica una solución uniforme, las categorías tradicionales de beneficiarios -desempleados, madres, etc.- se debieran multiplicar hasta desgranarse en una casuística interminable de cruzamientos y nuevas relaciones de empleo.
Otro tipo de argumento lo manejó el propio Van Parijs en un primer trabajo, donde afirmó que su propuesta aseguraba el comunismo en un orden económico capitalista, porque abolía la alienación. Abandonó esa línea de argumentación; pero hay quienes, como Erik Olin Wright hablan de una ruta capitalista al comunismo. Esas visiones luminosas, en general se alimentan del sencillo procedimiento de maximizar la RBU, que así se transforma en una fuerte herramienta de redistribución. Es enormemente poco probable que eso pueda funcionar, al menos si no se aplica en forma internacional; pero debemos excusarnos de prever el futuro.
Algunos liberales critican la RBU porque viola el principio de reciprocidad, ya que no exige contraprestaciones. Anthony Atkinson ideó una variante que exige como contraprestación alguna actividad socialmente útil, que puede ser cuidar ancianos, o militar política o socialmente. Pero esta solución tiene la debilidad de reintroducir el aparato burocrático de control.
Desde tiendas marxistas, se niega que se disminuya la alienación, afirmando que la amplía como falsa conciencia de independencia, ya que el derecho responde a un principio abstracto y no a la contribución de cada uno al esfuerzo productivo; de su inserción social. También se critica la desvalorización del trabajo, que se considera soporte de la autorrealización.
Éstas críticas atacan el concepto idealizado de hombre racional y aislado que manejan los liberales. Entre nosotros, Karen Wild (6) criticó la idea del hombre inverosímilmente racional de Von Parijs, quien elige racionalmente una vida. Desde la perspectiva de la lucha por el reconocimiento de Axel Honneth, Wild afirma que el hombre real es vulnerable a sus relaciones sociales y sólo construye su autorrespeto, autoconfianza y autoconocimiento con apoyo de sus semejantes: la familia, el derecho, una sociedad inclusiva que lo valore. Por lo tanto, la garantía de las libertades formales más un ingreso monetario no alcanzan para fabricar hombres con autonomía. Antes debe haber una política preventiva del menosprecio, el maltrato, la exclusión, la marginación y la estigmatización. Si no, pueden ocurrir por ejemplo situaciones de preferencias adaptativas.
Éste es un mecanismo psicológico que hace disminuir las aspiraciones a lo que las posibilidades permiten, como en la fábula en que el zorro dice que igual no quería las uvas porque estaban verdes. Y por lo tanto, éstas elecciones no son en realidad libres. Wild menciona adicionalmente la deformación de las preferencias por el mercado, problema que deja planteado.
Conclusiones
En resumen, la RBU es un proyecto liberal para la Europa de los 90 que cuenta con algunos argumentos atendibles, sobre todo de carácter práctico, y otros discutibles. Una discusión sobre su implementación para el Uruguay precisa una propuesta. Una estimación de los montos y recursos impositivos. ¿Solamente distribuye distinto los recursos ya asignados a otros programas? Estudios de este tipo se han realizado en Canadá, por ejemplo.
Y si parece factible, ¿los montos valen la pena? El criterio para evaluar esto, postulado por el propio Van Parijs, es el del llamado maximin lexicográfico , que en resumen dice que quienes resulten menos favorecidos no sean menos favorecidos que quienes lo sean en cualquier otro ordenamiento alternativo. Si la RBU es de $8 mil, supongamos -un salario mínimo-, la mayoría de quienes ahora reciben seguro de desempleo seguramente resulten perjudicados, mientras que, con un IRPF universal del 25%, reciben ventaja hasta quienes tengan ingresos por $ 32.000, porque recibirán por la RBU más que lo que pagan de impuesto. ¿Es realmente más eficiente, para apoyar a nuestro 0,5% de indigentes, o al 13% de pobres, que se pague una asignación a tres millones de personas y se desmanteles todos los planes de contingencia existentes?
Como sea, aún si resulta convincente, parece exagerado hacer de esta propuesta una bandera del cambio social. Eso da la misma ternura que provocaban los integrantes de ATTAC, quienes hace quince años tenían encarnizadas batallas con la policía por un impuesto. Por ingeniosa y positiva que pueda considerarse a la Tasa Tobin.
(1) Dwight MacDonald, Our Invisible Poor, The New Yorker, 19 de enero de 1963
(2) Robert Theobald, Free Men and Free Markets, 1963.
(3) R. Theobald, M. McLuhan, E. Fromm, C .M. Arensberg, C. E. Ayres, M. Lovenstein, B. Seligman, R. H. Davis, E. E. Schwartz y W. Vogt, El sueldo asegurado, Buenos Aires, Paidos, 1968.
(4) Una buena presentación de las argumentaciones es Carmen Demárquez, Ingreso básico universal y derecho de subsistencia, en Introducción a la Renta Básica Universal, Udelar, 2011. De ahí se tomó la mayor parte de las reseñadas aquí.
(5) http://www.slate.com/articles/news_and_politics/politics/2012/12/georgia_s_war_against_the_poor_the_southern_state_is_emptying_its_welfare.single.html
(6) Karen Wild, Libertad real, más que un ingreso básico. Consideraciones críticas a la propuesta de Van Parijs, en Introducción a la Renta Básica Universal, Udelar, 2011.
(*) Periodista. Uruguay
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