La autora de Como agua para
chocolate presenta en la Feria del Libro su nuevo trabajo:
Escribiendo la nueva historia o cómo dejar de ser víctima en 12
sesiones.
(Fecha original del artículo: Mayo 2013)
Si de verdad queremos que la realidad cambie, tenemos que empezar por un cambio personal --afirma Laura Esquivel--, esa es la única forma de llegar al deseado cambio colectivo . La escritora mexicana, autora de obras como Malinche (2004), La ley del amor (1995) o Como agua para chocolate (1989), que le dio el reconocimiento internacional y fue llevada al cine con gran éxito, hace un alto en la ficción a la que nos tiene acostumbrados para engrosar la lista de autores que hacen suyo el concepto de pensamiento positivo, tan de moda en estos días de desastre internacional, eso sí, ella lo hace desde la dramaturgia. Su nuevo libro Escribiendo la nueva historia o cómo dejar de ser víctima en 12 sesiones (Suma de Letras, 2013) es un taller de dramaturgia personal que puede ayudar a quien lo sigue, afirma la autora, a reescribir el guión de su propia vida .
En charla con Clarín, Esquivel habló del por qué de este libro y del amplio panorama que ofrece a la hora de encontrarse a uno mismo y superar los miedos más ocultos cambiando así el curso de los acontecimientos, porque la historia no es un accidente, es una opción , afirma la escritora.
-Esto no tiene nada que ver con lo que solés escribir, ¿de dónde sale?
-Este libro es el producto de un taller de dramaturgia personal que imparto en México, destinado a que la gente se visualice, no como una víctima, sino como un ente activo de la sociedad. Viene de mi convicción de que en el mundo urge un cambio profundo, sabemos que nada está bien y queremos que cambie, pero no siempre sabemos cómo y seguimos repitiendo las cosas dolorosas durante generaciones.
-¿Cuál es la idea?
-La idea es que uno puede dejar de repetir siempre lo mismo y de convertirse en víctima y volverse un sujeto activo de la historia, sólo con un acto de voluntad, que la mayoría de las veces, está acallada. Así como en la dramaturgia los personajes toman acciones que cambian el curso de la historia, nosotros lo podemos hacer en nuestra vida personal, familiar y social. Estamos eligiendo equivocadamente, y este libro sirve para ver cómo elegimos correctamente y hacemos las cosas de forma diferente. Y el cambio es individual y colectivo. La pregunta es ¿qué pasa conmigo y con los demás cuando yo cambio?
-¿Qué va a cambiar en mí al leer este libro?
-Vas a descubrir a qué le tienes miedo, qué tienes que cambiar para sentirte mejor y cómo hacerlo.
-¿Y no serán pocas 12 sesiones?
-La verdad que sí, había que ponerle un plazo al taller, pero dejar de ser víctimas nos va a llevar toda la vida, probablemente.
-¿Vos lo hiciste?
-Sí, y quedé impresionada. Yo me reescribí infinidad de veces, pero al empezar a compartirlo con la gente, ver las profundas transformaciones que tenían lugar en ellos fue conmovedor. Darse cuenta de cómo se puede unir pensamiento, palabra y emoción, y organizarlo, estructurarlo y reeditarlo es increíble. Pero cada paso dependerá de la sinceridad de cada uno.
-¿Y a qué le tenés miedo?
-Tengo muchos, pero el mayor era el miedo a la temporalidad, a la muerte, después de trabajar con esto ya no lo tengo, hay que conectarse con el mundo y tomar cartas en el asunto.
-Dices que es muy importante la escritura
-Cuando uno empieza a escribir hay una conexión entre memoria, palabra, elección... algo pasa desde las palabras que vas eligiendo que va haciendo que surja del inconsciente aquello que no sabíamos que teníamos ahí.
-¿Y la dramaturgia dónde entra?
-Se aplican las reglas básicas: un protagonista está en un punto y quiere ir a otro, para ello tendrá que enfrentarse a los obstáculos que se interpongan en su camino. Su voluntad solo se va a activar si logra unir el deseo con la memoria y se pregunta: quién soy yo y a dónde quiero ir . Ahí se pone a funcionar la voluntad que en estos tiempos pareciera estar acallada, parece que nos han convencido de que no hay salida, que el poder económico lo es todo y uno no puede hacer nada. Pero no es así, se trata de escribir de vuelta el guión de tu vida, esta vez sabiendo que está interconectado con los guiones de todos. Si yo dejo de representar el papel del oprimido el opresor cambia su rol: con uno que cambie su guión se desarticulan todos los demás. La idea esencial es que con muchos cambios individuales se llega al cambio colectivo
-¿Lo definirías como un libro de autoayuda?
-No, lo defino como un manual de dramaturgia personal, pero no me importa si dicen que es de autoayuda, la verdad que no sé por qué están tan mal vistos. Esta es mi colaboración en este momento histórico: yo digo que se tenemos el poder infinito de cambiar las cosas, elijamos de nuevo y elijamos un sueño feliz, no esta especie de pesadilla colectiva en que se está convirtiendo el mundo.
-¿Por qué crees que está tan de moda esto de la autoayuda y el pensamiento positivo?
-Por la creciente necesidad de la gente de encontrar una salida. La autoayuda es muy criticada pero a mí no me molesta, al contrario, es bueno que la gente quiera cambiar.
(*) Periodista. Argentina.
Si de verdad queremos que la realidad cambie, tenemos que empezar por un cambio personal --afirma Laura Esquivel--, esa es la única forma de llegar al deseado cambio colectivo . La escritora mexicana, autora de obras como Malinche (2004), La ley del amor (1995) o Como agua para chocolate (1989), que le dio el reconocimiento internacional y fue llevada al cine con gran éxito, hace un alto en la ficción a la que nos tiene acostumbrados para engrosar la lista de autores que hacen suyo el concepto de pensamiento positivo, tan de moda en estos días de desastre internacional, eso sí, ella lo hace desde la dramaturgia. Su nuevo libro Escribiendo la nueva historia o cómo dejar de ser víctima en 12 sesiones (Suma de Letras, 2013) es un taller de dramaturgia personal que puede ayudar a quien lo sigue, afirma la autora, a reescribir el guión de su propia vida .
En charla con Clarín, Esquivel habló del por qué de este libro y del amplio panorama que ofrece a la hora de encontrarse a uno mismo y superar los miedos más ocultos cambiando así el curso de los acontecimientos, porque la historia no es un accidente, es una opción , afirma la escritora.
-Esto no tiene nada que ver con lo que solés escribir, ¿de dónde sale?
-Este libro es el producto de un taller de dramaturgia personal que imparto en México, destinado a que la gente se visualice, no como una víctima, sino como un ente activo de la sociedad. Viene de mi convicción de que en el mundo urge un cambio profundo, sabemos que nada está bien y queremos que cambie, pero no siempre sabemos cómo y seguimos repitiendo las cosas dolorosas durante generaciones.
-¿Cuál es la idea?
-La idea es que uno puede dejar de repetir siempre lo mismo y de convertirse en víctima y volverse un sujeto activo de la historia, sólo con un acto de voluntad, que la mayoría de las veces, está acallada. Así como en la dramaturgia los personajes toman acciones que cambian el curso de la historia, nosotros lo podemos hacer en nuestra vida personal, familiar y social. Estamos eligiendo equivocadamente, y este libro sirve para ver cómo elegimos correctamente y hacemos las cosas de forma diferente. Y el cambio es individual y colectivo. La pregunta es ¿qué pasa conmigo y con los demás cuando yo cambio?
-¿Qué va a cambiar en mí al leer este libro?
-Vas a descubrir a qué le tienes miedo, qué tienes que cambiar para sentirte mejor y cómo hacerlo.
-¿Y no serán pocas 12 sesiones?
-La verdad que sí, había que ponerle un plazo al taller, pero dejar de ser víctimas nos va a llevar toda la vida, probablemente.
-¿Vos lo hiciste?
-Sí, y quedé impresionada. Yo me reescribí infinidad de veces, pero al empezar a compartirlo con la gente, ver las profundas transformaciones que tenían lugar en ellos fue conmovedor. Darse cuenta de cómo se puede unir pensamiento, palabra y emoción, y organizarlo, estructurarlo y reeditarlo es increíble. Pero cada paso dependerá de la sinceridad de cada uno.
-¿Y a qué le tenés miedo?
-Tengo muchos, pero el mayor era el miedo a la temporalidad, a la muerte, después de trabajar con esto ya no lo tengo, hay que conectarse con el mundo y tomar cartas en el asunto.
-Dices que es muy importante la escritura
-Cuando uno empieza a escribir hay una conexión entre memoria, palabra, elección... algo pasa desde las palabras que vas eligiendo que va haciendo que surja del inconsciente aquello que no sabíamos que teníamos ahí.
-¿Y la dramaturgia dónde entra?
-Se aplican las reglas básicas: un protagonista está en un punto y quiere ir a otro, para ello tendrá que enfrentarse a los obstáculos que se interpongan en su camino. Su voluntad solo se va a activar si logra unir el deseo con la memoria y se pregunta: quién soy yo y a dónde quiero ir . Ahí se pone a funcionar la voluntad que en estos tiempos pareciera estar acallada, parece que nos han convencido de que no hay salida, que el poder económico lo es todo y uno no puede hacer nada. Pero no es así, se trata de escribir de vuelta el guión de tu vida, esta vez sabiendo que está interconectado con los guiones de todos. Si yo dejo de representar el papel del oprimido el opresor cambia su rol: con uno que cambie su guión se desarticulan todos los demás. La idea esencial es que con muchos cambios individuales se llega al cambio colectivo
-¿Lo definirías como un libro de autoayuda?
-No, lo defino como un manual de dramaturgia personal, pero no me importa si dicen que es de autoayuda, la verdad que no sé por qué están tan mal vistos. Esta es mi colaboración en este momento histórico: yo digo que se tenemos el poder infinito de cambiar las cosas, elijamos de nuevo y elijamos un sueño feliz, no esta especie de pesadilla colectiva en que se está convirtiendo el mundo.
-¿Por qué crees que está tan de moda esto de la autoayuda y el pensamiento positivo?
-Por la creciente necesidad de la gente de encontrar una salida. La autoayuda es muy criticada pero a mí no me molesta, al contrario, es bueno que la gente quiera cambiar.
(*) Periodista. Argentina.
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