Autoras/es: Sistematización del Equipo de Educación Popular “Pañuelos en Rebeldía”, Realizada por Mariano Algava. Ilustraciones del libro: Emilio Saad. Coordinación Editorial: Claudia Korol. Tapa: Beto Palavecino. Ediciones América Libre.
(Fecha original: Octubre 2006)
2. EL LUGAR DEL CUERPO EN LA ED. POPULAR
Otro tema es el del afecto y el del cuerpo. si en este momento yo digo “agarremos las armas” todo el mundo se prende, pero si dijera “desnudémonos, toquémonos”, empieza el pánico absoluto ¿Por qué tengo que sentir vergüenza de mi cuerpo, si lo más valioso que tenemos es el cuerpo? Es el cuerpo para la vida, el cuerpo para la lucha, el cuerpo para todo. Es el bien más absoluto que tenemos.
Lohana Berkins
(Dirigenta travesti)
La iglesia dice: el cuerpo es una culpa
La ciencia dice: el cuerpo es una máquina
La publicidad dice: el cuerpo es un negocio
El cuerpo dice: yo soy una fiesta
Eduardo Galeano.
La concepción de la educación popular implica una radicalizada pedagogía que enfrenta en todos los aspectos al adoctrinamiento del sistema, así se disputa, también, el “lugar” del cuerpo en el aprendizaje. Desde la Educación Popular combatimos la fragmentación, la dualidad histórica que heredamos5, la negación del cuerpo y la “normalización” a que nos somete el sistema. Consideramos a las personas en su integridad, con sus sentires, sus acciones, sus pensares y desde esta convicción el cuerpo se re-integra naturalmente, no como complemento a una educación y una cultura que lo ignora, sino como parte de un proceso concientemente integrado.
El sistema tiene para los cuerpos (no las personas), un lugar en la educación. Detrás de bancos fijos, en espacios que niegan la movilidad, en filas, “bien sentados”, tomando distancia, etc. O bien a través de los especialistas en la educación corporal, (profesores/as de ed. Física, técnicos deportivos, entrenadoras, gimnasios, etc). Que van adoctrinando, corrigiendo, instruyendo, los cuerpos para reproducir la misma relación disociada, fragmentada, mercantilizada de las personas. Este lugar está dado por criterios de tecnificación, de higiene, de estética, moralistas, de resistencia al dolor, de seriedad, de triunfo, etc que son las bases somáticas de las opresiones a que nos someten, aprendidas como matriz corporal y subjetiva, que inclusive nos hace condenar al que o a la que, no se “normaliza” o bien nos dificulta, por vergüenza o por miedo, salir de estas coraza para encontrarnos, abrirnos, y empezar a aprender nuestra propia realidad. Esta negación, esta fragmentación que es parte constitutiva de los espacios educativos, se inscriben como aprendizajes y se reproducen en todos los ámbitos de la vida cotidiana, sin embargo es en el cuerpo de las mujeres donde mas recae la opresión de la herencia dualista y patriarcal
Nos cuenta Diana Mafía:
“Ya en la filosofía platónica la idea del cuerpo era la de una cárcel para el alma, que tenía un estado puro. Platón pensaba que el alma humana estaba dividida en tres aspectos. El alma racional, estaba alojada en la cabeza, impulsaba al conocimiento teórico, la filosofía. Había otra alma , alojada en el pecho, que llamaba el “alma irascible”. Era el alma de los guerreros, tenía que ver con la valentía, el arrojo, con los que iban a ser soldados, custodios de una ciudad, cada una de estas almas, además determinaba un lugar social, el que tenía alma racional, iba a ser filósofo o rey, que condujera a los demás. La tercer alma, era la concupiscible, alojada en el vientre, en el abdomen, y tenía que ver con las bajas inclinaciones: la comida, la bebida y el sexo, y era de un nivel muy bajo.
Para Platón todas las mujeres tenemos alma concupiscible. Esta desvalorización es retomada en buena parte por la iglesia católica.
Hay toda una construcción, que pone el conocimiento como algo que no es sexuado, es neutral. Las teorías, hasta ahora, han sido elaboradas sin la participación de las mujeres, las mujeres somos algo descrito por los varones y funcional a las teorías que construyeron. Teorías que tienen que ver con relaciones de poder.
En la producción del conocimiento, las mujeres hemos estado ausentes.
¿Hasta que modo nuestra identidad de género afecta a las producciones de conocimiento que hacemos?6
La educación popular, en su praxis, es una filosofía de vida, de transformación social y personal, que nos desafía permanentemente a desandar aprendizajes, estructuras y subjetividades que hemos ido incorporando con la educación y el sentido común del sistema y del patriarcado.
Al plantear poner el “cuerpo en juego”, abrimos la puerta a deconstruir todo lo que allí hemos alojado.
El cuerpo es un lugar socialmente construido, el cuerpo es un terreno político, de allí que el poder necesite “normalizarlo”, educarlo, reglarlo, moralizarlo, el patriarcado no acepta que el cuerpo pueda ser un lugar de aprendizaje, de placer y de conocimiento. El sistema niega el mundo de los afectos y los deseos, estos dejados en libertad resultarían un peligro para su status quo. El poder determina los discursos y los cuerpos.
Desde nuestra propuesta de revolucionarnos y revolucionar la realidad, damos batalla por el derecho sobre los cuerpos, por la diversidad de género y el lugar de esta diversidad en la producción de saberes, contra todo tipo de opresiones. Buscamos la Liberación de las ataduras que nos imponen.
Poner el cuerpo, decidir sobre y con el cuerpo, es ejercer el poder. En los encuentros y talleres, en los procesos de aprendizaje grupal, cuando los cuerpos “juegan” juntos, ensayamos el ejercicio del poder.
A la hora de luchar y buscar alternativas para intervenir en la historia, se suele destacar el rol de la conciencia, ¿dónde se ubica esa conciencia?¿cómo se manifiesta?, no es común encontrar la valorización del cuerpo como parte de esta concientización. Esto es fundamental si tenemos en cuenta que es con el cuerpo, que se transforma el mundo. “...el reconocerse limitados por la situación concreta de opresión, no significa aún haber logrado la liberación. Solamente superan la contradicción en que se encuentran, cuando el hecho de reconocerse como oprimidos los compromete en la lucha por liberarse...” (Paulo Freire)7
Suele hacerse referencia al cuerpo sojuzgado, al cuerpo como objeto (torturado, encerrado, desaparecido, exterminado, hambreado) pero no se menciona mucho el cuerpo como protagonista, el cuerpo sujeto , el cuerpo productor de los cambios en las relaciones sociales.8 El cuerpo como protagonista del proceso creador.
Luego de atravesar la barrera que impone el sistema, que se manifiesta a través de la timidez, la desconfianza, el prejuicio, la inmovilidad, etc.; y las personas entran “en juego” a través de una técnica, una dinámica, poniendo el cuerpo, el resultado es el despliegue de sentimientos, acompañado de un alivio, que tiene que ver con sacarse de encima una “norma” que también deja marcas en el cuerpo, y nos sentimos mas livianos o livianas, menos duras , mas sueltos. Luego de “jugar”, o simplemente de hacer unos masajitos, o movilizarnos corporalmente, las personas cuentan lo bien que se sienten, lo placentero que les resultó, etc. Es aquí cuando se entra en un nuevo terreno, donde el cuerpo “vale”, donde vale tocarse, donde vale encontrarse, mirarse, etc, entonces en esta nueva dimensión nos disponemos al aprendizaje, que en realidad ya comenzó. Comenzó a moldearse lo subjetivo, relacionado al modo vincular del proceso de aprender.
Volvemos a aclarar que no se trata de utilizar una técnica por su efecto de alegría o desentumecedor, para hacer de ese momento un momento compensatorio, para luego volver a aburrirnos, a tensionarnos, a negar el cuerpo. Sino que es parte intrínseca de la concepción, de la “creación” del espacio de libertad, involucrar lo que nos pasa, desde los sentimientos, la historia y el cuerpo. Tampoco se trata de una actitud metafísica, ni de algo “sentimentalista”, ni melancólico, sino de una convicción primordial de que cuando aprendemos somos una unidad cuerpo-mente-sentimientos-ideología, etc y todo esto se moviliza, se emociona, se transforma. (nos movilizamos, nos emocionamos, nos transformamos).
Un encuentro, un taller, un espacio de aprendizaje, es un lugar que habitualmente reproduce las relaciones sociales-político-pedagógicas-culturales que se dan hegemónicamente en la sociedad. En los encuentros de ed. Popular, intentamos que la lógica vincular, el lugar del cuerpo, de los sentimientos, del saber, etc, responden a una nueva lógica, a la del hombre y la mujer nueva, a la nueva sociedad que estamos construyendo, a una lógica en construcción y dialéctica permanente.
Al jugarnos entramos en pugna con las matrices de aprendizaje adquiridas, con el sentido común, burgués y patriarcal, y la subjetividad que impone el mercado, la globalización, el miedo, la impunidad, el silencio y la quietud. Esta batalla cultural, esta construcción es una difícil tarea.
5 Nuestra civilización occidental es heredera de veinte siglos de dualismo. Por empezar el dualismo teológico que separa radicalmente el alma (esencia divina), del cuerpo ligado a la animalidad; cuerpo culposo; cuerpo vergonzoso; cuerpo de pecado; cuerpo que es necesario disimular y ocultar. A este dualismo teológico, le siguió el dualismo filosófico y cartesiano (SXVII). “La mente” toma el lugar del “alma” La razón es soberana y el cuerpo despreciable. Existe una continuidad ideológica, al costo de una educación intelectual, esencialmente verbal, donde es necesario disciplinar al cuerpo para ponerlo al servicio de la razón. André Lapierre, “el lugar del cuerpo en la educación”
6 “géneros, sexualidades y subjetividades. Diálogo con Diana Mafía”, en “revolución en las plazas y en las casas”, ed. América Libre – Ed. Madres de Plaza de Mayo, Bs. As., 2004.
7 En “Pedagogía del oprimido” , ed. Tierra Nueva, Montevideo, 1970
8 Sobre ideas de Magali Muguercia en su artículo “la performance” en Colección educación popular en Cuba, Ed. Caminos, 1996
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