Autoras/es: Stella Maris Torre
(Fecha original del artículo: Noviembre 2003)
El otro día -buscando otra cosa en mi compu- encontré esta reflexión mía sobre una experiencia educativa que tuve en la primaria... Y décadas después me resiulta un buen ejercicio para el entendimiento compararla con la narrada por Freire, ¿qué opinan Uds.?
Cuando estaba en quinto o sexto grado, la maestra, quejándose del personal de cocina de la escuela, nos dijo sobre una de las señoras, algo más o menos así:
"miren si será bruta la pobre, le pregunté si había lavado bien la taza y me contestó 'por supuesto, señora, si hasta le eché lavandina', ¡pero cómo le va a poner lavandina!"
La maestra realmente estaba tan aterrorizada y convencida... Aparte, era la maestra. Ahí aprendí que a las tazas no se les puede echar lavandina. Tiempo después, mi mamá me explicó que una gotita de lavandina siempre le viene bien a la loza: blanquea y quita olores. Después de años de experiencia en la materia, puedo afirmar positivamente que es así: AHORA SE QUE LA MAESTRA NO LO SABE TODO.
La maestra realmente estaba tan aterrorizada y convencida... Aparte, era la maestra. Ahí aprendí que a las tazas no se les puede echar lavandina. Tiempo después, mi mamá me explicó que una gotita de lavandina siempre le viene bien a la loza: blanquea y quita olores. Después de años de experiencia en la materia, puedo afirmar positivamente que es así: AHORA SE QUE LA MAESTRA NO LO SABE TODO.
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