Autoras/es: Pablo Gentili
(Fecha original del artículo: Julio 2012)
A comienzos de este mes, visitaba España e Inglaterra el ministro de educación chileno, Harald Beyer Burgos, acompañado de algunos rectores de reconocidas instituciones universitarias de su país. Como detalló la prensa trasandina, el viaje incluyó diversos intercambios con su par ibérico, José Ignacio Wert, quien lo recibió en su despacho el viernes 6 de julio.
No deja de ser curioso que el Ministerio de Educación español
siquiera haya emitido un comunicado de prensa al respecto ni que tampoco
se haya realizado ninguna mención del encuentro en su página web.
Podría suponerse que semejante omisión es directamente proporcional al
desinterés que suele generar este tipo de eventos en la opinión pública
española. ¿A quién podría interesarle el motivo de un encuentro entre el
ministro Wert y el representante de un lejano país latinoamericano, más
conocido por sus vinos que por sus afinidades educativas con España?
Sin embargo, el motivo de la reunión estuvo lejos de ser banal o meramente protocolar. En ella, el ministro Wert sostuvo su deseo de profundizar intercambios entre ambos países que permitan conocer los beneficios que tendría para España el sistema de financiamiento de la educación superior chilena.
¿Por qué los españoles deberían preocuparse con la visita del ministro de educación de Chile y con las probables recomendaciones que éste podría formularle al principal responsable de la cartera educativa de España?
El ministro de educación chileno, Harald Beyer y su par español, José Ignacio Wert, en Madrid, el pasado viernes 6 de julio. Foto: Embajada de Chile en España.
Harald Beyer, como J.I. Wert, tiene una sólida formación académica y
una experiencia política marcada por posiciones conservadoras. Doctor en
Economía por la Universidad de California en Los Angeles, Beyer se ha
desempeñado como subdirector del Centro de Estudios Públicos, un destacado think tank
de la derecha chilena. Como investigador de esta institución, el actual
ministro ha sobresalido por sus opiniones favorables hacia los procesos
de privatización del sistema universitario nacional y por sus críticas
vehementes a las políticas igualitarias y a la escuela pública. Harald
Beyer ha sido, sin lugar a dudas, uno de los más relevantes
intelectuales orgánicos de un proceso de reforma educativa que ha
segmentado y fragmentado el sistema escolar chileno con nefastas
consecuencias en términos de justicia social y equidad: un sistema
educativo pobre para los pobres y uno rico, elitista y altamente
competitivo para los ricos. Los efectos de estas desigualdades han sido
puestos en evidencia por numerosos estudios y, fundamentalmente, por los
jóvenes chilenos, las estudiantes y los estudiantes de enseñanza media y
superior, cuyas movilizaciones y luchas han transcendido las fronteras
nacionales por su dinamismo y su combatividad. Lo que para el ministro
Wert es un modelo a ser imitado, ha transformado a Chile en una de las
sociedades más injustas y desiguales del continente americano.Sin embargo, el motivo de la reunión estuvo lejos de ser banal o meramente protocolar. En ella, el ministro Wert sostuvo su deseo de profundizar intercambios entre ambos países que permitan conocer los beneficios que tendría para España el sistema de financiamiento de la educación superior chilena.
¿Por qué los españoles deberían preocuparse con la visita del ministro de educación de Chile y con las probables recomendaciones que éste podría formularle al principal responsable de la cartera educativa de España?
El ministro de educación chileno, Harald Beyer y su par español, José Ignacio Wert, en Madrid, el pasado viernes 6 de julio. Foto: Embajada de Chile en España.
En la actualidad, el sistema universitario chileno funciona con la lógica de un mercado privado de provisión de servicios educativos, donde se ha abolido definitivamente el principio de gratuidad y donde la posibilidad de iniciar los estudios depende de las buenas condiciones económicas de los alumnos o del acceso a un sistema de préstamos de carácter extorsivo y de efectos profundamente excluyentes. Familias endeudadas y una montaña de frustraciones se acumulan como los resultados más visibles de un sistema universitario altamente precario en su calidad democrática.
Las alianzas y afinidades del actual gobierno chileno con la educación privada pueden observarse sin demasiados matices en la delegación de representantes universitarios que acompañó al ministro Beyer en su viaje a Europa:
Federico Valdés Lafontaine - Rector de la Universidad del Desarrollo, una institución privada que pertenece al ex candidato a la presidencia y ex ministro de educación del actual gobierno, Joaquín Lavín. Un activo miembro del Opus Dei y dirigente de la neoliberal Unión Demócrata Independiente (UDI) que llevó al empresario Sebastián Piñera a la presidencia de la República. La Universidad del Desarrollo es una rara mezcla de institución ultra-liberal y decimonónica, promotora del libre mercado y del catolicismo reaccionario del Opus Dei. Otro de sus fundadores fue Hernán Büchi, ex ministro de hacienda de la Dictadura Militar del General Pinochet. También, Cristian Larroulet, actual secretario general de la presidencia, un político de estrechas vinculaciones con el ex gobierno de facto y, junto con el ministro Beyer, uno de los ideólogos de la nueva Ley General de Educación que tanto combaten los estudiantes por sus amenazas a la escuela pública y su cristalización de las inequidades educativas.
Jaime Arancibia - Vicerrector de la Universidad de los Andes, la institución orgánica del Opus Dei en Chile. Su rector es Orlando Poblete, quien, entre 1979 y 1987, fue asesor especial de Augusto Pinochet y luego su ministro general de gobierno.
Andrés Benítez - Rector de la Universidad Adolfo Ibáñez, institución extremadamente conservadora, cuyo origen ha sido la Escuela de Negocios de Valparaíso. Uno de sus principales impulsores fue Pedro Ibáñez Ojeda, hijo de Adolfo Ibañez, integrante del Consejo de Estado de la Dictadura de Pinochet y conocido por sus exaltados ataques al voto democrático. La universidad está estrechamente vinculada a los intereses del Partido de Renovación Nacional del presidente Piñera.
Pedro Uribe - Rector de la Universidad Andrés Bello, institución perteneciente al consorcio conservador Laureate International Universities. El presidente de su Junta Directiva es Juan Antonio Guzmán Molinari, quien fuera ministro de educación de la última Dictadura Militar. En rigor, la Junta Directiva de la Universidad Andrés Bello es una verdadera galería de la fama de ex funcionarios del gobierno de Augusto Pinochet.
José Rodríguez - Rector de la Universidad Federico Santa María, institución de orientación básicamente técnica y de ingeniería. Creada por el filántropo homónimo a comienzos del siglo XX con el objeto de servir “al proletariado de mi patria”. Centro educativo que, tal como estableció en su testamento Federico Santa María, debería ser laico y gratuito, pero que hoy cobra más de 7.000 dólares por año a los estudiantes que allí cursan sus carreras.
Nicolás Cubillos - Rector de la Universidad Finis Terrae, de la Congregación de los Legionarios de Cristo, fundada por el sacerdote mexicano Marcial Maciel, quien murió mientras se desarrollaban decenas de juicios contra él por abuso sexual y pederastia. Las instituciones educativas de los Legionarios de Cristo continúan, dentro y fuera del país, siendo objeto de denuncias por abuso sexual contra niños, como las realizadas recientemente en el colegio chileno Apoquindo, propiedad de la Congregación.
Menuda banda de amigos…
Vale destacar que ninguno de los participantes de la comitiva del ministro Harald Beyer pertenecía a cualquiera de las universidades públicas chilenas ni, mucho menos, tenía en su legajo cualquier compromiso con la democracia y la defensa de los derechos ciudadanos en su país.
El gobierno del presidente Rajoy va rehaciendo asi su tejido de relaciones con Latinoamérica. Cuenta para ello con una vasta experiencia que cultivo él mismo como ministro de educación del gobierno de José María Aznar, así como la herencia de su antecesora, Esperanza Aguirre, quien, desde el gobierno de la Comunidad de Madrid, continúa manteniendo un estrecho vínculo con los más conspicuos representantes de la derecha chilena.
Resta la duda de los motivos por los que el ministro Wert no informó a la opinión pública española sobre las inspiradoras conversaciones con su par trasandino. Seguramente, tiene más charme anunciar que se pretende imitar el Sistema de Formación Profesional alemán que el modelo de privatización y endeudamiento estudiantil chileno.
La sociedad española deberá elegir si aspira a que su sistema universitario consolide un modelo basado en la calidad y la equidad o si, por el contrario, se aproxima al recetario de exclusión y abandono que pregona el actual gobierno chileno. Los intereses y afinidades del ministro Wert van quedando cada vez más definidos.
Sea como fuera, habrá que apostar a que la marea verde que levanta la bandera de la escuela pública en España atraviese el océano, llegando hasta los Andes. Y también, a que la lucha por el derecho a la educación que protagonizan esos aguerridos y valientes jóvenes chilenos inspiren y acompañen a todos aquellos que no se resignan a que España siga siendo maltratada por quienes la gobiernan.
Desde Santiago de Chile
No hay comentarios:
Publicar un comentario