Autoras/es: Eduardo Galeano
(Fecha original del artículo: 1987)
Celebración del silencio/1
Hacía años que yo no veía a Fernando Rodríguez. El viento del exilio, que tanto
separa, nos juntó. Lo encontré como siempre, destartalado y rezongón:
- Estás igualito -le dije.
Me dijo que todavía le quedaban algunos
años, no muchos:
- No hay que pasar de los setenta,
porque entonces te envicías y ya no querés morirte.
Esa tarde nos dejamos caminar, sin
rumbo, entre la mar y las vías del tren, allá en Calella de la Costa, íbamos lentos,
callando juntos, y cerquita de la estación nos sentamos a tomar un café,
Entonces Fernando comentó algo sobre el aljibe donde los militares tenían preso
a Raúl Sendic, el tupamaro, y juntos evocamos a Raúl y a su manera de ser.
Fernando me preguntó:
- Leíste lo que publicaron los diarios,
cuando cayó?
Los diarios habían informado que él
había salido de su escondrijo pistola en mano, abriendo fuego y gritando: «Yo
soy Rufo y no me entrego!»
- Sí - le dije -. Lo leí.
-Ah. Y lo creíste?
-No.
Yo tampoco - dijo Fernando -. Ese, cae
callado.
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