Autoras/es: Raquel Roberti
Director del Laboratorio de Psicología del Trabajo en Francia y profesor honorario de la UBA, analiza las nuevas formas de labor y su importancia en la formación de identidad.
(Fecha original del artículo: Abril 2013)
El trabajo es salud, sostiene un viejo dicho constituido y consolidado en el siglo XX como un imperativo: para estar bien hay que trabajar, y las cuestiones inherentes a la labor desarrollada son una mera anécdota. El burn-out (síndrome del “quemado”) o el mobbing (persecución del empleador para que el empleado renuncie) se ven como una desgracia ajena, al igual que el desempleo. “Todos comparten una sensación de miedo por sí mismos, por sus seres cercanos, por sus amigos o por sus hijos, frente a los riesgos de la exclusión.
Pero no todo el mundo comparte el punto de vista según el cual las víctimas del desempleo, de la pobreza y de la exclusión social serían también víctimas de una injusticia”, señala Christophe Dejours, psiquiatra especializado en temas laborales, director del Laboratorio de Psicología del Trabajo en Francia y profesor honorario de la UBA, donde sus textos forman parte de la currícula obligatoria desde hace 15 años. Autor de, entre otros títulos, El factor humano (Lumen, 1998), Trabajo y desgaste mental (Hvmanitas, 1990) y La banalización de la injusticia social (Topía, 2006), Dejours estará en el país entre el 2 y el 13 de mayo, y entre otras actividades inaugurará el Segundo Congreso Universitario de Psicología Aplicada al Trabajo y dictará el seminario “El sufrimiento en el trabajo”, organizado por la revista Topía. Antes de viajar, conversó con Veintitrés vía e-mail sobre el trabajo en la vida moderna.
El trabajo es salud, sostiene un viejo dicho constituido y consolidado en el siglo XX como un imperativo: para estar bien hay que trabajar, y las cuestiones inherentes a la labor desarrollada son una mera anécdota. El burn-out (síndrome del “quemado”) o el mobbing (persecución del empleador para que el empleado renuncie) se ven como una desgracia ajena, al igual que el desempleo. “Todos comparten una sensación de miedo por sí mismos, por sus seres cercanos, por sus amigos o por sus hijos, frente a los riesgos de la exclusión.
Pero no todo el mundo comparte el punto de vista según el cual las víctimas del desempleo, de la pobreza y de la exclusión social serían también víctimas de una injusticia”, señala Christophe Dejours, psiquiatra especializado en temas laborales, director del Laboratorio de Psicología del Trabajo en Francia y profesor honorario de la UBA, donde sus textos forman parte de la currícula obligatoria desde hace 15 años. Autor de, entre otros títulos, El factor humano (Lumen, 1998), Trabajo y desgaste mental (Hvmanitas, 1990) y La banalización de la injusticia social (Topía, 2006), Dejours estará en el país entre el 2 y el 13 de mayo, y entre otras actividades inaugurará el Segundo Congreso Universitario de Psicología Aplicada al Trabajo y dictará el seminario “El sufrimiento en el trabajo”, organizado por la revista Topía. Antes de viajar, conversó con Veintitrés vía e-mail sobre el trabajo en la vida moderna.
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