¿Qué actitud planteamos ante las adversidades?
Autoras/es: Oscar Canorio *
(Fecha original del artículo: Noviembre 2012)
Lo habitual, cuando sabemos de una persona que triunfa y es dueña de su propio destino, es cuestionarnos si es debido a la suerte o a la habilidad. En ocasiones la respuesta que encontramos es la primera ("es que ha nacido en una buena familia”, “es que lo ha tenido todo fácil”, “es que su pareja/familia lo apoya”, “es que tiene amigos hasta en el infierno”, etc…). Otras veces encontramos la respuesta en habilidades innatas, dones con los que ha nacido esa persona que solo unos pocos privilegiados poseen, como el don de gentes, una mente prodigiosa, un optimismo innato…
Pues bien, yo diría que la única diferencia entre ser vencedor o vencido es la actitud. Y esa actitud puede ser creada si cuestionamos todo aquello que nos ocurre en la vida y cómo reaccionamos y nos relacionamos con los demás. Si sufres los síntomas de la victimitis (“todo me pasa a mí”, “la gente es mala”, “me las vas a pagar”, “si me quieres deberías hacer esto por mí”, “no seré capaz de soportarlo”, “es imposible lograrlo”…) solo un cambio de actitud sería suficiente para comenzar a ver la vida con otra mirada, la del protagonista.
La víctima se pasa la vida buscando una justificación en el pasado (“tuve que hacerlo”, “no tuve otro remedio”, “estaba entre la espada y la pared”, “tenía que defender mis intereses”, “era necesario sacrificarme”…) y postergando las acciones hacia el futuro (“haré ese curso / viaje cuando tenga más tiempo / dinero”…). Por ello no sale de su zona de confort, donde está todo lo que está acostumbrado/a a hacer, pensar, sentir, y cuando lo hace es para viajar a victimlandia, allá donde se encuentran todas sus pre-ocupaciones y sus miedos.
Ser víctima es un hecho objetivo, sin embargo, el victimismo es algo subjetivo, sujeto a la propia interpretación de los acontecimientos. Todo lo que ocurre en nuestra vida lo percibimos a través de nuestros cinco sentidos, por lo que la realidad es filtrada por nuestra percepción. Este es nuestro marco de referencia, definido por nuestras experiencias, creencias, cultura, etc…
Para salir de tu zona de confort te enfrentarás a fuerzas internas y externas que te atraparán en el inmovilismo (voces interiores que te dirán que no eres capaz o no lo mereces, consejos de amigos y/o familiares que te harán desistir de tu empeño, críticas destructivas de personas envidiosas…), por lo que es necesario que tengas una gran motivación (intrínseca) al cambio que te permita vencer tus miedos para provocar nuevas experiencias y por tanto nuevos aprendizajes. Es la acción y la responsabilidad proactiva la que te permitirá pasar de la situación actual a la situación deseada, para así convertirte en dueño/a de tu destino y perseguir tus metas.
La persona protagonista, en cambio, se ocupa de su vida, se responsabiliza de sus circunstancias: “todo lo que pasa/creo lo provoco / permito”. Cuando la protagonista piensa en el pasado lo hace para extraer un aprendizaje sobre la situación y sobre su reacción: ¿qué ocurrió?, ¿quién tiene el problema?, ¿a quién le afectó?, ¿cuáles fueron las consecuencias?, ¿cómo puedo cambiarlo y/o remediarlo?, ¿qué puedo aprender?… Y cuando la protagonista piensa en el futuro es para planificarlo, para visualizarlo y traerlo al presente. La protagonista define sus objetivos con claridad, y procura que cada día que pasa se acerque más a ellos, impidiendo que nada ni nadie le aleje de sus valores y principios, ni siquiera sus propias emociones.
¿Qué nos hace diferentes?
No es que las personas seamos diferentes, simplemente nos diferenciamos por como elegimos vivir la vida. Algunos eligen vivir desde la verdad, la comprensión, la aceptación, la naturalidad y otros desde la superficialidad, la mentira, el rechazo, la separación. Unos viven en la realidad y otros en una falacia constante.
No necesitamos ser perfectos para amarnos; hay que querernos de manera natural y si no podemos hacerlo naturalmente, hay que aprender a querernos. Y lo mismo con cada una de las personas que pasan por nuestras vidas. Ellas son nuestros espejos, van a acumular reflejos para nuestro ego.
Para ser protagonistas tenemos que ser conscientes que somos alguien para dar. Las victimas dan para esperar ser alguien. Cada uno es su dueño, y somos dueños de nuestra vida. Una visión clara de tus sueños movilizará recursos inimaginables. Si quieres algo, ve a por ello.
(*) Oscar H. Canorio es Contador Público, Licenciado en Administración, con un MBA en la UADE Business School. Contacto: ocanorio@olagroup.com.ar. Su página web es www.olagroup.com.ar
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