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miércoles, 21 de noviembre de 2012

ARGENTINA: REPERCUSIONES SOBRE EL PARO GENERAL

Autoras/es: Resumen Lationamericano
(Fecha original del artículo: Noviembre 2012)

ARGENTINA
SEGUN LA PRENSA OFICIALISTA 
La huelga de la CGT de Moyano y la CTA de Micheli se sintió en los cortes de los accesos a la Capital
Paro con la sensación de ciudad bloqueada 
Por los bloqueos, hubo poca actividad en la ciudad. Se registraron incidentes en bares de Avenida de Mayo. Moyano y Micheli consideraron la jornada “un éxito”. Para Cristina Kirchner, se trató de “aprietes y amenazas”.

Por Julián Bruschtein
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Hugo Moyano y Pablo Micheli hicieron por la tarde la evaluación de la protesta, en la sede de la CGT.
“De lo que se trata es de que quien tenga ganas de ir a trabajar, no vaya.” La frase había sido emitida el lunes por el dirigente estatal Pablo Micheli, agitando los 160 piquetes con los que pensaban obstruir los ingresos a la Capital Federal. La amenaza dio sus frutos y la ciudad amaneció como si fuera domingo por la prevención de los trabajadores de no asistir a sus puestos de trabajo, así como no llevar a sus hijos a las escuelas. Para los seguidores del camionero Hugo Moyano y Micheli, el paro general “fue un éxito”. Hubo incidentes frente a bares y cafés para que cerraran y pedradas contra algunas líneas de colectivo que no participaron de la medida de fuerza. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner interpretó que la huelga se trató de “un apriete y una amenaza” (ver página 5).
“Fue una jornada histórica. Sin ninguna duda, la jornada de hoy ha tenido una adhesión mucho mayor de lo que nosotros imaginábamos”, aseguró el líder de la fracción cegetista al analizar el paro en la sede de la calle Azopardo. Acompañado por Micheli y por el dirigente de la CGT barrionuevista Claudio Acuña, Moyano se mostró exultante en su conclusión sobre el acatamiento de la huelga que a esa altura llevaba 16 horas, pero ya había cumplido el objetivo de impedir que los trabajadores pudieran acercarse a su trabajo. El dirigente de la Federación Agraria Argentina (FAA), Eduardo Buzzi, también sonreía y le explicaba a quien se acercara que había viajado sin problemas y que “en la ruta 8 no se veían ni los pajaritos”. Solo faltó el representante de la Sociedad Rural Argentina, que también forma parte de la nueva alianza que impulsa Moyano y que se plegó al paro.
El paro reunió a un grupo de gremialistas y dirigentes que tenían poco en común hasta hace unos meses. Con los piquetes que montaron en los ingresos a la ciudad, la huelga consiguió una mayor efectividad, que igualmente no ocultó el hecho de que debieron levantar la movilización inicialmente convocada a la Plaza de Mayo. Las diferencias entre Moyano y Micheli en ese punto se dieron desde que conformaron la nueva sociedad gremial contra el Gobierno. “Es más fácil bloquear los ingresos a la ciudad con algunos afiliados que movilizar a la plaza y te cuenten las costillas. Evidentemente no confían en su capacidad de movilización”, sostuvo un importante dirigente gremial de la CGT oficial, que conduce el metalúrgico Antonio Caló.
El martes amaneció como si fuera feriado o domingo. Poco ruido en las calles y vecinos paseando a la mañana, con algún que otro vehículo pasando por las esquinas. El corte en los accesos y fundamentalmente la adhesión al paro del sindicato de señaleros de ferrocarriles hizo que las arterias de conexión entre la ciudad y el conurbano quedaran sin vida, aunque la línea Belgrano Sur dio el servicio temprano por la mañana. “Pero no hay que quedarse con la imagen de la ciudad de Buenos Aires, porque el movimiento local fue normal en casi todos los municipios y las provincias”, analizó un funcionario de la Casa Rosada, que evaluaba la medida en el interior del país con los informes que recibía. El paro había sido convocado por la suba del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias, la universalización de las asignaciones familiares y la devolución de una deuda con las obras sociales sindicales.
Por la mañana ya se habían desarrollado los primeros incidentes con gente que quería trabajar, como en el Café Tortoni, igual que en otros bares y cafés de Avenida de Mayo. “Abrimos porque no estábamos de acuerdo con la medida y aparecieron tres personas que nos amenazaron con romper todo si no cerrábamos el negocio”, señaló Juan, uno de los dueños de un local, atacado por seguidores del gastronómico Luis Barrionuevo. El histórico Tortoni recibió piedrazos y le rompieron las sillas y mesas que se encontraban en la vereda. A ello se sumó también la lluvia de piedras que recibieron colectivos de la línea 126 que salían de la terminal para comenzar el recorrido. También se denunció la aparición de clavos miguelito, que se utilizan para pinchar las gomas de los autos, sobre la avenida Córdoba, cerca de Juan B. Justo.
“La proporción de la metodología utilizada va en relación directa con el grado de debilidad que tienen quienes convocan. La totalidad de los trabajadores representados, si hubieran parado absolutamente todos, no representa más del 25 por ciento, porque sumados Micheli y Moyano, ambos no representan a más del 25 por ciento de los trabajadores”, destacó el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, sobre los responsables de la convocatoria. En el gobierno nacional apuntaron a “aprietes y amenazas” con los piquetes por parte de los organizadores del reclamo que resultaron en la reacción de los ciudadanos de quedarse en sus casas. “No se gobiernan nueve años sin escuchar y sin diálogo, así que, como siempre, las soluciones van a terminar llegando por la vía del diálogo”, concluyó Tomada apuntando a la poca voluntad real de dialogar que exponen los gremios opositores.
“Hubo más de 300 cortes en todo el país”, destacó Micheli, poniendo en relieve la estrategia que tomaron junto con Moyano para garantizarse la huelga. “Estoy feliz porque hoy estuvimos los trabajadores en la calle reclamando”, continuó después de recorrer algunos de los puntos en los que se parapetaron sus seguidores para cortar el flujo del tránsito. Los piquetes contaron con columnas pequeñas que cortaron de lado a lado las avenidas o rutas, como en el Puente Pueyrredón, donde Micheli dio un pequeño discurso. Entre los aliados que se movilizaron con la fracción de la CTA que conduce Micheli estuvo parte de la izquierda, como el Partido Obrero, la Corriente Clasista y Combativa y el Partido de los Trabajadores Socialistas, que conformaron un extraño conjunto de organizaciones con poco en común junto a la Sociedad Rural, la CGT de Moyano, la CGT de Barrionuevo y la FAA.
“Esta unidad de acción continuará”, aseguró Moyano y advirtió al gobierno nacional que “si no da respuestas, se van a incrementar las medidas”. A su vez señaló que “ahora es tiempo de realizar una evaluación de esta jornada de protesta y luego esperar, porque la respuesta la tiene el Gobierno”. La alianza temporal entre los distintos grupos también contiene la disputa entre los dirigentes gremiales de la CTA y la CGT por ver quién comanda los reclamos de los trabajadores. “La presencia de Micheli en la CGT para dar la conferencia de prensa muestra la debilidad del estatal y el hecho de que Moyano fue quien se adjudicó el caudal político que pudo haber dejado el paro”, analizó un dirigente kirchnerista el resultado que dejó la huelga entre los dirigentes de ambas centrales obreras opositoras.
FUENTE: PAGINA 12
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SEGUN LA PRENSA OPOSITORA 
Un paro que exhibió la atomización del sindicalismo y el impacto de los piquetes 
Por Ricardo Carpena (DE "CLARIN")
La vertiginosa dinámica argentina lo hizo posible: el mismo Hugo Moyano que bregaba en 2008, en pleno conflicto con el campo, por la “libre circulación” en las rutas y se peleaba con los “piquetes de la abundancia”, basó ayer la eficacia del primer paro general contra Cristina Kirchner en impedir la libre circulación en los principales accesos a la Capital y en su estrategia de aliarse a organizaciones piqueteras.
Suena extraña tanta condena a los piquetes por parte de un Gobierno que los toleró en las calles y ante las puertas de las empresas, que prácticamente forzó a la Justicia a hacerse la distraída cuando debía garantizar la libertad de circulación que consagra la Constitución Nacional y que, incluso, bendijo a sus promotores con cargos públicos, como Luis D’Elía y Emilio Pérsico.
También suena extraño que Moyano haya buscado el respaldo de piqueteros, sectores de izquierda y comisiones internas combativas que fueron, tradicionalmente, los grandes adversarios del sindicalismo peronista más ortodoxo. O quizá no haya sido nada extraño: la fractura de la CGT lo dejó casi sin presencia entre los gremios del transporte , por lo que se vio obligado a compensar esa debilidad con el aporte de “ex enemigos”.
Moyano debió romper ese prejuicio por el cual la mayoría de los sindicalistas atacaba y desconfiaba de los piqueteros, que irrumpieron en las calles y en las rutas en la década del 90 como expresión de desocupados o de trabajadores no contenidos por ninguna organización. Este contundente 20N le debe mucho al acatamiento de muchos afiliados y militantes sindicales, pero muchísimo más a los piquetes organizados por la Corriente Clasista y Combativa, de Juan Carlos Alderete, el Movimiento Barrios de Pie, de Jorge Ceballos, y el MST Teresa Vive, de Gustavo Giménez, además de expresiones de izquierda como el Partido Obrero y el PTS.
Existe otro dato que explica el alto impacto de la huelga de ayer: la atomización del sindicalismo, que diluye la disciplina interna de los afiliados y permite que se consoliden delegados que mantienen autonomía respecto de las cúpulas de los gremios . Por eso fue clave la adhesión al paro por parte de dirigentes a los que ningún dirigente tradicional tiene en cuenta: desde Rubén “Pollo” Sobrero, que permitió frenar el Ferrocarril Sarmiento, hasta Claudio Dellecarbonara, delegado de la línea B de subtes y dirigente del PTS, pasando por la radicalizada comisión interna de la línea 60 de colectivos. El dato más sorprendente, de todas formas, fue el aporte crucial del pequeño gremio de los señaleros ferroviarios, liderado por el moyanista Enrique Maigua: ni la propia CGT Azopardo había anticipado que iba a adherir a la huelga, decisión que, en definitiva, permitió que se paralizaran casi todos los trenes.
Y ahora, ¿cuáles serán los pasos de esta coalición sindical opositora? La semana próxima se reunirán sus principales jefes, Moyano, Pablo Micheli y Luis Barrionuevo (sugestivamente ausente ayer en la conferencia de prensa) para realizar el primer balance y decidir lo que viene: probablemente, como advirtió el dirigente gastronómico, un paro de 36 horas que permita movilizarse a la Plaza de Mayo. La fecha: antes del 20 de diciembre. Después, el vértigo de las fiestas y las vacaciones debilitarían cualquier protesta. Y si no se hace ahora, habrá que suspender todo hasta marzo, pero “falta una eternidad hasta llegar a 2013” , graficó un moyanista.
Para colmo, el menú de reclamos podría empezar a ser satisfecho por el Gobierno y así se debilitaría la embestida sindical opositora: la CGT Balcarce, por ejemplo, participará de las negociaciones para rediseñar desde 2013 el Impuesto a las Ganancias. Si el sindicalismo disidente no aprovecha el malestar de la clase media y de buena parte de los trabajadores contra la Presidenta, corre un altísimo riesgo de languidecer. Y si lo hace también habrá que ver cómo concilia las posiciones internas tan dispares y renueva ese equilibrio ideológico (“un rejunte”, según sus rivales) que ayer paralizó el país.
FUENTE: CLARIN
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Opinión sobre el paro general  
La vereda de enfrente
Por Mario Wainfeld
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Son clásicas, casi un tópico, las discusiones acerca de la magnitud de una movilización o una medida de fuerza. El acatamiento al paro de ayer añade complejidades adicionales. La más relevante fue la realización de piquetes o bloqueos en puntos estratégicos de acceso a la Capital y a varias grandes ciudades del interior. Así las cosas, no es sencillo tabular cuál fue la proporción de quienes adhirieron por convicción o encuadramiento, de quienes no pudieron llegar a sus lugares de trabajo, de aquellos que desistieron previamente de hacerlo conociendo el escenario general. El cronista evitará esas proyecciones, siempre discrecionales.
Puede insinuarse que, como también es costumbre, los organizadores del paro seguramente calcularon a más y el gobierno nacional lo minimizó. El impacto, en lo que son el termómetro habitual de esas medidas (de nuevo, las grandes ciudades), fue alto. En la Capital, que el cronista transitó, parecía un día de fin de semana. Los piquetes habrán incidido lo suyo (para eso se hacen) y fueron herramienta novedosa de la jornada, que habilitará debates en días y semanas por venir. También hubo gremios importantes que garantizaron deserciones muy elevadas. Sin agotar la nómina: los camioneros, los bancarios, la Asociación de Trabajadores del Estado y otros del sector público. La CGT y la CTA opositoras consiguieron el acompañamiento de sus sindicatos, que distan de ser todos, pero también de ser pocos.
“Parar el país”, desde siempre, se procura a través de las limitaciones al transporte público. Aun en la huelga más tradicional se intenta trabar la posibilidad de moverse de los, valga la expresión, ciudadanos de a pie. En este caso, las adhesiones de los gremios respectivos no fueron absolutas. Pero la protesta contó con el concurso de parte del personal aeronáutico, del de ferrocarriles, de los trabajadores de una línea de subterráneo. Un dato que revela fragilidades de la CGT oficial y fue, acaso, uno de los pilares no tan esperados de la protesta.
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Los participantes visibles, los que se movilizaron para cortes o piquetes, fueron trabajadores sindicalizados en buena parte. El resto lo conformaron militantes y cuadros de movimientos sociales o de partidos de izquierda, protagonistas centrales de la ocupación de rutas o calles. La Federación Agraria robó cámara, pero no dio el tono de la jornada.
Fue, en suma, un paro de trabajadores. No es serio decir, como hizo el líder de la CGT opositora Hugo Moyano, que se hicieron presentes la mayoría de los argentinos, cifra voluntarista que se quiere contraponer a la que obtuvo (de modo bien palpable) la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Ni homologar a la movida con “la Patria”, unanimismo fuera de toda razonabilidad.
Medida en base a sus propias pretensiones (menos fastuosas que la Patria toda), la medida fue exitosa. Un modo práctico de analizarla, como sucedió con el cacerolazo de iembre, es especular sobre si puede repetirse y sostenerse en el futuro. Todo indica que así será y que la primera huelga general contra un gobierno kirchnerista (un cambio cualitativo) les dio cuerda a los manifestantes para pensar en una remake (un cambio cuantitativo).
Desde luego, deberán ponderar el malestar de muchos otros argentinos, que lo hubo, la existencia de agresiones (que Moyano ninguneó, pero que existieron). Y no engolosinarse, algo que puede derrapar en la fatiga o el rechazo. El secretario general de los judiciales, Julio Piumato, respondió a quien la preguntaba sobre el punto que no hay que cenarse el almuerzo, lo que puede considerarse un rebusque discursivo, pero debería ser un consejo para el campo propio.
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Toda huelga general es política, lo que relativiza el peso de las críticas que se vuelcan en ese exclusivo sentido. Pero habilita todo tipo de discusión acerca de su pertinencia y orientación. Nada ocurre en el vacío, menos que menos una movida política potente. La de ayer ocurrió en un tiempo determinado. Se ubica entre el 8N (que no tuvo ni líderes ni voceros y representó a un sector social bien diferente al que se manifestó ayer) y el 7D. La protesta confluye objetivamente con quienes resisten al oficialismo desde distintas tolderías. Hay una oposición magmática, de diversas vertientes. Una curiosa vereda de enfrente que no se aglutina en un solo espacio, pero sí concuerda en su antagonismo con un gobierno que viene siendo, largamente, el mejor de la recuperación democrática. Y el más atento al empleo y a los derechos de los trabajadores.
En el plano de la opinión, el cronista opina que la medida se produjo en un momento cuestionable. Es sintomático el apoyo ditirámbico de los medios dominantes, a los que Moyano trató con sorprendente aquiescencia, que matizaron para bien el “canillita” Omar Plaini y otros aliados suyos.
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En la proyección política institucional, los dirigentes que mostraron “unidad en la acción” no parecen tener futuro. Sus orígenes son muy variados, tanto como sus ambiciones. Tal vez, los más beneficiados por el resultado sean los que representan sectores afincados en la resistencia, por ejemplo el Partido Obrero y la CTA de Pablo Micheli.
El PO ha franqueado sus pretensiones para las elecciones de 2013: son, a fuer de modestas, razonables. Lejos de su horizonte cercano está disputar la mayoría electoral al kirchnerismo. Bien otro es el caso de Moyano, quien aspira a ser parte (y quién le dice, cabeza) de una fracción disidente del justicialismo. Será difícil que su perfil combativo, su énfasis en la acción directa, sus sarcasmos y aun esos aliados lo posicionen entre los compañeros dirigentes pejotistas. A éstos les conviene pescar en el río revuelto de los sectores medios y mostrarse tolerantes, capaces de generar “orden”... ese Moyano les pianta votos al menos si se coloca en la primera fila.
En el terreno estrictamente sindical, la oposición al Gobierno asumida como “contradicción principal” está entre ser el mayor factor de cohesión y el único. Casi no es necesario argumentar, basta con pasar lista. Moyano, Micheli, las patronales agropecuarias, el Tío Tom “del campo” Gerónimo Venegas, el gastronómico Luis Barrionuevo, los cuadros del Polo Obrero o la Corriente Clasista y Combativa (CCC)... Distinta conducta durante los ’90 y en este siglo, distinta legitimidad interna, muy diferentes niveles de éxito en la defensa de los laburantes de su sector, alineamientos ideológicos muy divergentes. Quienes más cómodos y expansivos se movieron subrayando esas diferencias fueron los líderes de la izquierda política o social, que no participaron en la conferencia de prensa de la CGT.
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La acción directa, con buenos resultados prácticos, fue una constante desde el 2003. En general la ejercitaron minorías intensas, sindicatos o movimientos sociales en procura de reivindicaciones específicas. De ordinario, no postularon un programa o un proyecto de país alternativos. La novedad del último trimestre de 2012, con muy posible proyección en 2013, es la emergencia de sectores opositores con ansias de convocar muchedumbres aglutinados con el (hasta hoy único) común denominador de proponer el fin del ciclo kirchnerista. Seguramente el escenario próximo agregará ese factor. Habrá que ver cómo combina con las elecciones de medio término. Y también las respuestas que dé el oficialismo en calles y plazas. En estos meses,ó por retraerse, sagazmente, piensa el cronista. Pero ese cuadro puede modificarse en las semanas por venir.
Los tres gobiernos kirchneristas tuvieron como objetivo no reprimir la protesta social. Ese compromiso no vale solo, ni principalmente, cuando ésta se desarrolla con pleno apego a la ley o sin interferir con derechos de terceros. Lo más relevante es hacerlo cuando se transitan zonas grises, aun provocaciones. Ayer se cumplió a rajatabla esa conducta, en una jornada que tuvo cruces retóricos muy altos (de los organizadores y de la presidenta Cristina). Pero su característica más estructural fue la notable vigencia del respeto a la libertad de expresión y de movilización. Un logro del sistema democrático, una garantía que el Gobierno respeta.
Las polémicas sobre la jornada seguirán. El escenario político, queda dicho, plantea nuevos desafíos y formas de expresión. Hasta ahora, el kirchnerismo ha sabido afrontarlos (y remontarlos en su caso) en base a sus políticas públicas. Entre sus expectativas cercanas están el 7D y un mejor año 2013 en materia económica. Rotos todos los puentes con algunos de los líderes de la protesta de ayer (con otros nunca los tuvo), su reto es atender a la base social que, en parte, expresaron. Hasta ahora, de nuevo, ningún gobierno ulterior al segundo de Juan Domingo Perón los representó mejor.
fuente: Página 12
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ARGENTINA 

Micheli y Moyano calificaron de histórico el paro nacional
Martes 20 de noviembre de 2012  *
A horas de finalizados los cortes en todo el país y en una ciudad que lucía como un domingo de enero, Pablo Micheli y Hugo Moyano calificaron la jornada como histórica y volvieron a exigir que el gobierno escuche el fiel reclamo de los trabajadores de todo el país de gozar de trabajos, salarios y condiciones laborales dignas.
Mientras que afuera el sol rajaba la tierra, adentro de la histórica Confederación del Trabajo y ante los cánticos de las decenas de militantes y trabajadores presentes, el secretario general de la CGT, Hugo Moyano, y su homónimo de la CTA, Pablo Micheli, celebraron la huelga nacional que paralizó las principales ciudades del país, así como la Ciudad de Buenos Aires que lució como un día feriado.
Luego de hacer un minuto de silencio por la muerte de dos compañeros de la CGT, Hugo Moyano dijo que “sin dudas hoy fue un día de fiesta, donde todos los que cumplimos esta jornada importante nos sentimos satisfechos por cumplir, defender y expresar lo que el trabajador necesita. Otros hombres y mujeres seguramente no puedan sentirse así”.
Moyano agregó que "la disconformidad de los trabajadores se expresó en el vacío que encontramos en la ciudad, en los centros comerciales, en las rutas, calles y distintos lugares de nuestro país”.
Ante la falta de respuestas del Gobierno, el dirigente sindical agregó: “Ha sido una jornada importantísima. Imagino que el silencio y la falta de gente en las calles es la voz que el Gobierno debe escuchar, ya que a los dirigentes no nos da ningún tipo de respuesta”.
En relación a lo que dijeron Abal Medina y Randazzo sobre el paro, Moyano los calificó de "bocones y jetones que hablan por hablar".
Por su parte, Pablo Micheli, agradeció la invitación a la CGT y agregó: “Estamos felices. Es bueno ser dirigente y haber comprobado que los trabajadores y trabajadoras hayan respondido vaciando las calles. Hay una cosa que quedó demostrada y es que este Gobierno no puede dejar de ver lo que acaba de ocurrir en nuestro país”.
El secretario general de la CTA añadió que “el Gobierno debe sacarse la venda de los ojos y los tapones de los oidos” y pidió a la Presidenta Cristina Fernández que escuche y abra el diálogo a los distintos sectores. “Ojala ae que podamos discutir los problemas que hemos planteado y se pueda sentar a oír”, aseguró y reiteró que desea que Cristina “entienda que para construir una democracia hay que tener la voces de todos, no sólo la de sus amigos”.
Micheli, que estuvo desde temprano en el corte del Puente Pueyrredón aseguró que el paro había sido realizado con felicidad y convencimiento por los trabajadores y trabajadoras "le dimos una herramienta a este pueblo para poder defenderse, en particular a los trabajadores" y aseguró que van a seguir “construyendo en esta senda, con esta unidad de acción”, sin dejar de explicar que entre la CTA y la CGT existen diferencias, pero que no les impide juntarse “todas las veces que sea necesario hasta resolver los problemas de nuestro pueblo y la clase trabajadora de nuestro país”.
Julio Fuentes, secretario general de ATE Nacional agregó que su gremio paró "porque nos cansamos de ser el último orejón del tarro, no nos rige el salario mínimo vital y móvil, paramos porque queremos una solución a nuestros problemas".
De la conferencia de prensa participaron y tuvieron la palabra otros dirigentes gremiales como el Pollo Sobrero, Eduardo Buzzi y Emilio Cornaglia, presidente de la FUA, además de varios de los integrantes de la Mesa Ejecutiva Nacional de la CTA.
Fuente: ACTA
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ARGENTINA 
La presidenta Cristina Kirchner respondió en su discurso a la protesta realizada por las centrales opositoras
No fue una huelga, fue un apriete y una amenaza”  
La Presidenta utilizó el acto de ayer por el aniversario de la Vuelta de Obligado para criticar la medida. Defendió el derecho a huelga, pero condenó que no se dejara llegar a los trabajadores a sus empleos.
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Cristina Kirchner encabezó un acto por el aniversario de la batalla de la Vuelta de Obligado, en la localidad de San Pedro.
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner etiquetó como “apriete o amenaza” las medidas de fuerza tomadas ayer por los sectores opositores del sindicalismo y advirtió: “Me voy a bancar las que me tenga bancar, porque a mí no me corre nadie, y menos con amenazas o matones”. En el discurso que dio por la tarde desde San Pedro, donde conmemoró en el Día de la Soberanía un nuevo aniversario de la batalla de la Vuelta de Obligado, la mandataria defendió el derecho a huelga, pero condenó las maniobras destinadas a impedir que trabajadores que quisieran acudir a sus puestos de trabajo lo hicieran, repudió los episodios de violencia y concluyó con un mensaje por elevación a Hugo Moyano: “Me gustaría que todos los dirigentes estuvieran más preocupados por preservar las fuentes de trabajo”, manifestó.
“El derecho de huelga es sagrado”, sostuvo CFK, aunque, señaló, “también lo es el derecho de cada trabajador a decidir qué es lo que quiere hacer”, en referencia a las medidas de fuerza tomadas por algunos sectores durante el paro de ayer destinadas a disuadir a los trabajadores que querían acudir a sus puestos de trabajo de que lo hicieran y a algunos comercios a de que abrieran. “La voluntad de los trabajadores no puede ser dominada por nadie; los argentinos tenemos que tener la libertad de elegir qué es lo que queremos hacer, no se puede someter a la extorsión o a la amenaza”, completó, antes de evocar a su madre, que fue “delegada gremial durante 30 años” y “a ella le tocó convocar muchas huelgas, pero jamás le tocó obligar a alguien a participar”. Por último concluyó: “La libertad de huelga es como todas las libertades”.
En ese sentido, se refirió a los destrozos ocurridos en el microcentro, en particular en el tradicional Café Tortoni. “No me extrañó, me sorprendió, pero luego recordé que los que fueron hoy a atacar el Tortoni fueron los mismos que quemaron las urnas en la provincia de Catamarca y fueron los que me tiraron huevos en un acto de campaña en Catamarca en 2002”, mencionó la Presidenta en referencia a los incidentes que sufrió con partidarios del gastronómico Luis Barrionuevo, uno de los organizadores de la medida de fuerza de ayer. “Soy una mujer y no me agarro a trompadas, pero me voy a bancar las que me tenga que bancar. A mí no me corre nadie y mucho menos matones con patoteadas.”
“Esos no son los dirigentes sindicales que querían Perón y Evita –continuó en el extenso tramo del discurso que dedicó a la protesta–. Me gustaría que todos los dirigentes estuvieran más preocupados por preservar las fuentes de trabajo.” La Presidenta evaluó que el paro “fue un fenómeno circunsco a unos pocos sectores y el bloqueo fue fundamentalmente contra la Capital” y que no hubo una adhesión masiva porque “la gente quiere laburar, mejorar y cuidar sus fuentes de trabajo”. Por el contrario, recordó, en el pasado “se hacían huelgas en serio, donde no se movía una mosca en el país”, mientras que lo de ayer “no fue una huelga, y ni siquiera un piquete, fue un apriete y amenaza, apenas eso.”
Fernández de Kirchner también hizo referencia a la batalla de la Vuelta de Obligado, cuyo aniversario se celebró con un acto que incluyó música en vivo y fuegos artificiales. “Los hombres que aquí defendieron la soberanía no lo hacían por un cono territorial sino por el de autonomía y el poder decidir sobre el comercio y la navegación de sus ríos. Muchas Vueltas de Obligado hemos tenido desde entonces”, señaló. También recordó que en los barcos franceses e ingleses que se oponían a las fuerzas locales “había Argentina” que “aún hoy tienen su nombre en calles y plazas”, aunque actuaban para dividir al pueblo y sacar provecho para las potencias extranjeras. Por ese motivo pidió “memoria” ya que “cada vez que han dividido vinieron primero por el gobierno y después por el pueblo”.
El discurso de CFK fue elogiado por el gobernador bonaerense, Daniel Scioli: “La Presidenta demostró que defiende con pasión nuestra soberanía política, económica y cultural, como una gladiadora. Qué razón tenía mi compañero Néstor cuando la llamaba la Presidenta Coraje”.
Un rato antes del acto, mientras Moyano y sus asociados daban una conferencia de prensa, la Presidenta publicó en Twitter una serie de conos tomados de un discurso del día anterior, pero que aparecían como una respuesta a las manifestaciones opositoras en el contexto del paro: “Respeto la opinión de todos, pero mientras me toque la responsabilidad de gestionar el Estado como presidenta electa democráticamente por el 54 por ciento, creo que el modelo y lo que estamos haciendo es lo más adecuado a los intereses de Argentina”.
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ARGENTINA

OPINION
El paro de Moyano: ¿Salto a la política o refugio en lo sindical?
POR JOSÉ CORNEJO (de la Agencia Paco Urondo)

José Cornejo se pregunta si el paro acerca o aleja al moyanismo de su carrera presidencial. Y propone una respuesta, a partir de razones históricas y de clase.

No tiene sentido discutir el grado de acatamiento del paro. En su larga trayectoria, Hugo Moyano se ha dedicado a construir poder sindical y lo que no alcance con la adhesión de los trabajadores, Moyano lo reemplazará con piquetes. En una Ciudad siempre al borde del colapso como la Capital Federal, el impacto de la medida de fuerza será notable.
Pero el éxito del paro es también el fracaso de su deseo de “saltar a la política”. Algo que el camionero había explicitado en River Plate el 15 de octubre de 2010, cuando se preguntó “cuando habría un presidente obrero”. Moyano remitía a la experiencia brasilera, donde un sindicalista pudo ser el máximo mandatario dos periodos seguidos. Es decir, un partido de clase, o un frente policlasista con conducción sindical.
No es el primer intento en Argentina de la última mitad de siglo, ninguna de ellas con resultado feliz. Durante el peronismo fundacional, el gremialista de la carne Cipriano Reyes constituyó un Partido Laborista que apoyó el arribo de Perón, luego lo enfrentó y terminó con sus huesos en la cárcel. Hacia la segunda mitad de los 60, el líder metalúrgico Augusto Vandor intentó un peronismo sin Perón. En esta ocasión, a Perón le alcanzó con digitar desde España las elecciones provinciales de 1965 a través de su mujer, Estela “Isabel” Martínez. Vandor fue derrotado y posteriormente ajusticiado por un supuesto comando juvenil del peronismo. El último intento, de menor magnitud, fue la rebelión de Saúl Ubaldini contra Carlos Menem y su entonces vicepresidente Eduardo Duhalde. Ubaldini fue candidato a gobernador contra Duhalde, perdiendo de modo abrumador. Cayó en una profunda depresión: fue parte del núcleo fundacional del MTA pero en sus últimos años terminó como diputado por el duhaldismo. 
El fracaso del salto a la política se debe a límites estructurales de la clase obrera formal en Argentina y Latinoamérica. También a coyunturas específicas, probablemente tenga que ver el fallecimiento de Néstor Kirchner y otra desaparición menos recordada, la del gran estratega del sindicalismo nacional, Juan Manuel Palacios. Del Bocha se sigue diciendo que era el único hombre que lograba detener la proverbial impulsividad de Moyano. Hoy día, ni siquiera sus propios hijos se animan a contradecirlo. 
Si la experiencia política del moyanismo se terminó, es materia de astrólogos. Sin embargo, la virulencia del paro va en ese sentido, después de un largo periplo de alianza con el kirchnerismo (un mandato entero de Néstor Kirchner y otro de Cristina Fernández). Como es bien sabido en política, los aciertos acumulan, los errores dividen. Ese es el actual escenario: cinco centrales obreras, seccionales que paran de gremios que no paran (como Alimentación) y viceversa (Judiciales). Y la fragmentación de la clase obrera suele tener siempre el mismo silencioso ganador: la patronal. 
FUENTE: AGENCIA PACO URONDO
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ARGENTINA  
Aníbal Fernández habló de “Augusto Timoteo Moyano”  y calificó de “traidor” al jefe de la CGT  
El senador, quien ayer tuvo un duro cruce por Twitter con la CGT, volvió a criticar al camionero. Y dijo que el Gobierno no va a cambiar “porque el traidor de Moyano haga un paro”.
21/11/12 -
Aníbal Fernández siguió hoy su disputa contra la CGT y llamó “traidor” al jefe de la CGT.
Y además, lo mencionó como “Augusto Timoteo Moyano”, de modo de vincularlo al dirigente sindical dialoguista, en tiempos de dictadura y proscripción del peronismo.
El senador nacional, quien ayer tuvo un duro cruce por Twitter con el área de prensa de la CGT, volvió a criticar al camionero y dijo que el Gobierno no va a cambiar “porque el traidor de Moyano haga un paro”.
“¿Qué quiere que haga la gente ante semejante muestra de brutalidad, que venga y se agarre a palos?”, preguntó el senador hoy por Radio Mitre.
Y evaluó que ayer "los que pudieron trabajar lo hicieron. La realidad es que en los negocios gastronómicos hubo gente agraviada. La problemática que ellos están planteando no es para hacer un paro. Lo que estamos discutiendo nosotros es que el dinero que usted le quita a alguien quita la posibilidad de pasar gente en negro a en blanco", di jo Aníbal Fernández.
“Si los felicita la Sociedad Rural se pasaron de bando. Augusto Timoteo Moyano es un alcahuete de Magnetto . A lo mejor la Presidenta queda sola con sus alcahuetes. No vamos a cambiar porque el traidor de Moyano haga un paro. Yo no soy alcahuete de nadie, pero si usted me va a poner a elegir entre ser alcahuete de Magnetto y de la Presidenta, prefiero ser alcahuete de la Presidenta”, evaluó hoy el ex jefe de Gabinete.
Moyano le contestó a Aníbal F: "Se hace el guapo cuando está en el poder"  
21/11/12 - “Aníbal Fernández se hace el guapo cuando está en el poder, pero nadie le escuchó decir nada cuando estaba la dictadura”. Lo dijo Hugo Moyano a Clarín, al replicar en fuertes términos al senador kirchnerista, que lo había acusado de “traidor” y lo había comparado con el asesinado dirigente metalúrgico Augusto Timoteo Vandor.
“Ese personaje ha sido oficialista de Menem, de Duhalde, de Kirchner, de todos”, destacó el líder de la CGT Azopardo, al tiempo que advirtió: “La historia y el peronismo nos va a juzgar y va a determinar quién es quién, si yo soy Vandor o si él es el enemigo público número 1 del peronismo y de los trabajadores”.
En ese sentido, dijo que “el peronismo nunca le va a perdonar que le haya dicho hace algunos años al matrimonio Duhalde que se metiera la marchita en el culo”.
Moyano agregó que en las próximas horas analizaría con detenimiento los dichos de Aníbal Fernández antes de decidir una eventual denuncia ante la Justicia por amenazas: al entorno del líder cegetista le resulta sugestivo e inquietante que el legislador ultra K lo haya comparado con un sindicalista que fue asesinado en 1969. 
Dirigentes del moyanismo recordaron que fueron los Montoneros los que, en la década del setenta, tenían como estribillo: “Rucci, traidor, a vos te va pasar lo mismo que a Vandor”. Y que Rucci, ex secretario general de la CGT y dirigente metalúrgico, murió acribillado por 23 balazos en iembre de 1973, en un atentado que habría sido cometido por un comando montonero. 
"Lo que dijo Aníbal es lo más parecido a un mensaje mafioso", agregó una fuente autorizada de la CGT Azopardo.

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