Autoras/es: Eduardo Galeano
(Fecha original del artículo: 1987)
La vida profesional/3
Los banqueros de la gran banquería del mundo, que
practican el terrorismo del dinero, pueden más que los reyes y los mariscales y
más que el propio Papa de Roma. Ellos jamás se ensucian las manos. No matan a
nadie: se limitan a aplaudir el espectáculo.
Sus funcionarios, los tecnócratas
internacionales, mandan en nuestros países: ellos no son presidentes, ni
ministros, ni han sido votados en ninguna elección, pero deciden el nivel de
los salarlos y del gasto público, las inversiones y las desinversiones, los
precios, los impuestos, los intereses, los subsidios, la hora de salida del sol
y la frecuencia de las lluvias.
No se ocupan, en cambio, de las
cárceles, ni de las cámaras de tormento, ni de los campos de concentración, ni
de los centros de exterminio, aunque en esos lugares ocurren las inevitables consecuencias
de sus actos.
Los tecnócratas reivindican el
privilegio de la irresponsabilidad:
- Somos neutrales - dicen.
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