Envidias del alto cielo
Creen los Mayas que al principio de la historia, cuando los dioses nos dieron nacimiento, nosotros, los humanos, éramos capaces de ver más allá del horizonte. Entonces estábamos recién fundados, y los dioses nos arrojaron polvo a los ojos para que no fuéramos tan poderosos.
Yo pensé, en esa envidia de los dioses, cuando supe que había muerto mi amigo René Zavaleta. René, que tenía una inteligencia deslumbrante, fue fulminado por un cáncer al cerebro.
De cáncer de garganta había muerto, medio siglo antes, Enrico Caruso.
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