Autoras/es: La Nación
(Fecha original del artículo: Septiembre 2013))
Giacobini siempre pone
el foco en los alumnos. Ellos son su prioridad. Y de los que habla casi
con desesperación. Porque desde los roles que ejerció durante su vida
(docente de escuela media pública y privada, docente en profesorados,
profesor universitario y director), siempre lo desveló el mismo
objetivo: aportarle un valor agregado a los niños durante su trayecto
escolar. "En la educación no hay un solo casillero o camino posible, vos
tenés que probar de todo. Esto es un día a día en el que perdés mil
batallas, pero las dos que ganás valen oro. En el fondo lo que hacemos
es tocar almas y esa es una responsabilidad enorme", expresa Giacobini,
que se muestra preocupado por los altos niveles de complejidad que
presentan cada vez más los alumnos.
"La mitad del curso de hoy tiene problemas severos de
aprendizaje como ADD, ataques de pánico o dislexia. Ningún alumno es
igual a otro. Y justamente por eso es que hace falta un equipo
interdisciplinario de profesionales que acompañen a los chicos en todas
las escuelas. El docente es un formador de personas que necesita
herramientas para solucionar", dice este licenciado en Antropología y
profesor de Filosofía y Letras en la UBA.Según su vasta experiencia hay que rescatar el rol de la escuela como contenedora y formadora en valores, y celebrar el hecho de que se haya fomentado la inclusión de todos los chicos en el sistema escolar. "La escuela tiende a ser inclusiva y esto es positivo, porque si un chico de 16 años no está en la escuela está en la calle. Pero no se generaron los cambios para que ellos aprendan, entonces el título no les sirve para nada. Ese lema de preparación para el mundo del trabajo no está funcionando", expresa Giacobini.
Otro de los aspectos por destacar para este director es que hay mucha gente trabajando en serio, con mucha vocación, pero con armas vetustas para que los chicos no dejen la escuela y aprendan a su nivel. Y en ese sentido sostiene que hay que darle nuevas herramientas al docente, que no pasa sólo por dotarlos de computadoras, sino de brindarle alternativas a los planes de estudio o a las notas estrictas que no se pueden ponderar en función del esfuerzo del alumno. "El respeto ya no viene con la figura del profesor. Hoy te lo tenés que ganar conociendo a tus alumnos, siendo cariñoso y sintiendo con ellos. No importa que vos sepas más, sino que sepas cómo se sienten, cuáles son sus problemas, si no el conocimiento no te lo toman", agrega Giacobini.
La imagen que utiliza para representar al sistema educativo habla por sí sola: tiene un gran motor que es el sistema de conocimiento, pero con el resto del auto destartalado.
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