Autoras/es: Gabriel Brener*
Sexualidades, discriminaciones, guerras, drogas,
familias, religiones, historia reciente (la última dictadura militar), y sigue
la lista…
En realidad ningún tema por sí solo es más o menos difícil. Lo más probable es que ponga en evidencia para quienes lo tratan (en especial adultos) por lo menos algún tipo de incomodidad. Ya sea por ignorancia, por tratarse de valores muy arraigados que no...
En realidad ningún tema por sí solo es más o menos difícil. Lo más probable es que ponga en evidencia para quienes lo tratan (en especial adultos) por lo menos algún tipo de incomodidad. Ya sea por ignorancia, por tratarse de valores muy arraigados que no...
Sexualidades, discriminaciones, guerras, drogas, familias, religiones, historia reciente (la última dictadura militar), y sigue la lista…
En
realidad ningún tema por sí solo es más o menos difícil. Lo más probable
es que ponga en evidencia para quienes lo tratan (en especial adultos)
por lo menos algún tipo de incomodidad. Ya sea por ignorancia, por
tratarse de valores muy arraigados que no se prestan a discusión, pueden
aparecer miedos que de movida suelen paralizar, o la sensación de no
estar autorizados para hablar o generar intercambio sobre estas
cuestiones, razones, pueden ser de tipo familiares, religiosas, u otras…
Lo
cierto es que hace tiempo, en la escuela, nos guste o no, hay ciertos
temas que, aunque no se habiliten oficialmente, o no entren por la
puerta de adelante, suelen ingresar de todos modos, se cuelan por
cualquier rincón, se meten sin pedir permiso. Cuestión que revela que la
frontera que separa la escuela del” resto del mundo” es mucho
mas franqueable que en otros tiempos, y ello tratándose de la necesidad
de tratar ciertos temas genera una interesante ocasión, en el sentido de
aprovechar la potencia de una oportunidad.
Lo que no debemos soslayar es que existe una fuerte tradición que sostiene que la escuela tiene que ser neutral,
que no tiene que meterse en ciertos asuntos. Y esa neutralidad incluso
es ponderada como uno de los rasgos más valiosos del conocimiento
escolar. Y allí caemos en una trampa. No hay conocimiento neutro, en la
medida que refieren a nuestra sociedad forman parte de las diversas
tensiones y conflictos que la definen como tal. Existen intereses en
pugna, relaciones de poder desiguales que nos posicionan de una forma u
otra en torno a cada tema.
Lo que
esconden los defensores de la neutralidad (he aquí su más férreo
sentido) es que las cosas sigan siendo como fueron y como son, y de esa
manera suelen mostrar lo neutral como parte de lo habitual que es presentado como natural. Y
lo cierto es que las cosas son bastantes desiguales e injustas para una
gran proporción de nuestra sociedad. Neutralidades que nada dicen de
que hay muchos que tienen muy poco y pocos lo tienen casi todo. Que lo
habitual es que lo masculino cotice más alto que lo femenino, lo
heterosexual sobre cualquier otra elección, lo rubio y el inglés sobre
otras opciones y que familia hay una sola, no me vengan con esos
rejuntes ensamblados que solo promueven anomalías!!
Muchas veces hay temas difíciles que son tratados con explicaciones de tipo binarias,
algo es bueno o malo, y de ese modo se simplifican asuntos que son bien
complejos y con muchos grises como para reducirlos a blanco o negro. Lo
que pasa es que estos razonamientos binarios permiten cerrar una
respuesta, generar certeza y clasificar, entonces parece
tranquilizarnos. Pero lo cierto es que empobrecen el análisis de ciertos
temas, quitando la posibilidad de enriquecer debates y experiencias.
Se me
ocurren algunos ejemplos: suele ser políticamente correcto y casi nadie
estaría en contra de las siguientes sentencias: (muchas veces traducidas
a murales y carteles, de aulas y paredes)
No a la guerra- No a la droga - No a la violencia, Si a la paz.
Y aquí vale señalar una premisa para revisar dichas afirmaciones: el rechazo espontaneo omite la información que ayuda a discernir[1],
o sea , rechazar la guerra sin más elude conversar e investigar sobre
los intereses económicos que existen detrás de ellas, o el inmenso
negocio que significa en el mundo la fabricación de armas .
Decir no
a la droga y solo quedarse allí parece analizar un tema tan preocupante
y sensible solo desde la perspectiva del consumo (que obviamente no es
menor) ocultando aquello que tiene que ver con el tráfico, el verdadero
trasfondo de dicho problema.
Rechazar
la violencia sin especificar a qué nos referimos parece definirla como
una especie de cosa, como un algo que contagia, en vez de verla como
parte de una relación social entre dos o más personas, que siempre nos
dice cosas sobre una sociedad, una fabrica, una familia, o una escuela.
No a la
violencia si a la paz…contraponerle a la violencia la paz es por lo
menos otra trampa. Nada indica que sea lo contrario, incluso de esta
forma parece crearse una idea de armonía, que no es demasiado cierta, y
de esa manera se anula o minimiza el lugar del conflicto, siempre
necesario para resolver la vida entre dos o más personas. Encarar temas
como las diversas violencias (económicas, de género, de los medios, en
el futbol, etc.) supone un saludable espacio para verbalizar lo no dicho. Si
eso ocurre en las aulas estaremos jugando una gran apuesta, reponiendo
la palabra allí donde se expresa el cuerpo, proponiendo un cuento donde
quizás había solo golpes…
La
sexualidad también es parte de este territorio polémico, que a pesar de
su condición de norma pública para enseñarse (lo establecen leyes y
normas recientes) suele generar mucha dificultad como tema de
conversación en las aulas, entre alumnos, alumnas y docentes. Allí es
interesante advertir sobre las relaciones de poder y la religión, de
cómo una escuela a pesar de ser publica puede ser regulada por lógicas
de una institución religiosa en connivencia con el poder político, y
entonces ningunear una norma pública. Claro que aquí quienes pierden son
los más desfavorecidos, los que no pueden acceder a la información
necesaria para vivir su sexualidad en forma libre, digna y más
responsable, claro que quienes pierden son esas miles de pibas pobres a
quienes se les presenta un embarazo antes que la decisión, claro que
quienes pierden estarán más cerca de padecer sufrimientos y muertes por
las prácticas de abortos clandestinos.
Me parece
que hay que tener cuidado con algunas nociones del sentido común, que
circulan, recorren pasillos, y se nos presentan bastante a menudo, pero
creo, merecen ser interrogadas: “la maestra es la segunda madre y la escuela el segundo hogar”.
Estas afirmaciones muchas veces refuerzan lo más arbitrario de la
defensa de la neutralidad para que las cosas nunca cambien, aunque
también parecen anunciar cierta continuidad entre familia y escuela que
deja sin lugar a ciertas rupturas o cambios a veces tan necesarios, que
abren otros horizontes posibles.
Quizás sea momento de ver a la escuela no como segundo hogar sino como el primer ámbito público de ciudadanía para los chicos; y al docente (ni madre ni padre) como el primer referente público, político junto al cual poder crecer como ciudadano libre y democrático.
Será
cuestión de estar atentos a ciertas inercias y representaciones que
suelen oscurecer el panorama y alentar resignaciones, porque al fin de
cuentas siempre el costo lo pagan quienes están peor, y quizás la
escuela, junto a otros ámbitos de la sociedad, pueda convertirse en un
lugar para abrir mundos diferentes (a los de mi familia, del status quo)
un lugar en el mundo para interceder o quebrar ciertos destinos que parecen naturales.
[1] Asunto que trató con enorme lucidez Eva Giberti hace varios años en una contratapa del diario Pagina 12, A saber, en http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/index-2003-05-05.html
* Gabriel Brener es
Profesor de Enseñanza Primaria (Normal 4), Lic. Educación UBA y
Especialista en Gestión y Conducción del Sistema Educativo FLACSO.
Capacitador y asesor de docentes y directivos de escuelas. Co-autor de
“Violencia escolar bajo sospecha” 2009 Ed. Miño y Dávila Bs As.
** ALAI - Columna Educación del miércoles 24 de Noviembre de 2010, en el programa Uno nunca sabe, por las mañanas de la Radio AM 750.Buenos Aires. Argentina.
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