Cuando Sarmiento llegó a la Presidencia pensó que su madre habría estado contenta con su Domingo.
La última anécdota de doña Paula en www.historiasconlupa.blogspot.com
"No le permito morirse"
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A fines de 1861, Sarmiento volvía a San Juan como auditor de guerra. En el camino recibió noticias de su madre. Así se lo contó a su amiga Mary Peabody de Mann:
"En sus últimos años había dejado de sufrir enfermedades, y era feliz, sino es porque no podía trabajar, y por no verme. Su última obra de manos fue una frazada que me mandó a Buenos Aires, con este tierno rótulo. Paula Albarracín a su hijo, a la edad de 84 años.
Como estuviese tan avanzada en años, hacíamos materia de jocosidad, toda vez que hablaba de morir, diciéndole que iba a vivir un siglo; y conmigo hizo un convenio, para que donde quiera que me hallara vendría yo, cuando ella me llamase, para que la acompañara a dejar esta vida.
Hízolo así y la guerra civil me lo estorbó por lo pronto, pero al partir el ejército para San Juan, le escribí del camino el 22 de noviembre de 1861: ‘No le permito morirse antes que yo llegue’. En San Luis, en el camino, encontré a un sacerdote que venía de San Juan. -¿Y mi madre? –Yo la ayudé a bien morir el 21, y me encargó decirle si lo veía que lo bendecía y que no había podido esperarlo más”.
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