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domingo, 30 de octubre de 2011

LAS VENAS ABIERTAS DE AMÉRICA LATINA (II-2-f). Eduardo Galeano

Autoras/es: Eduardo Galeano 
(Fecha original: 1970)

SEGUNDA PARTE
EL DESARROLLO ES UN VIAJE
CON MÁS NAUFRAGOS QUE NAVEGANTES
2. LA ESTRUCTURA CONTEMPORANEA DEL DESPOJO: 
f. UN IMPERIO QUE IMPORTA CAPITALES
El «Programa de acción económica del gobierno», elaborado por Roberto Campos, preveía que, como respuesta a su política benefactora, los capitales afluirían del exterior para impulsar el desarrollo de Brasil y contribuir a su estabilización económica y financiera1. Se anunciaron para 1965 nuevas inversiones directas, de origen extranjero, por cien millones de dólares. Llegaron setenta. Para los años siguientes, se aseguraba, el nivel superaría las previsiones del 65, pero las convocatorias resultaron inútiles. En 1967 ingresaron 76 millones; la evasión por ganancias y dividendos, asistencia técnica, patentes, royalties o regalías y uso de marcas superó en más de cuatro veces a la inversión nueva. Y a estas sangrías habría que agregar, aún, las remesas clandestinas. El Banco Central admite que, fuera de las vías legales, emigraron de Brasil ciento veinte millones de dólares en 1967.
Lo que se fue es, como se ve, infinitamente más que lo que entró. En definitiva, las cifras de nuevas inversiones directas en los años claves de la desnacionalización industrial -1965, 1966, 1967- estuvieron muy por debajo del nivel de 19612. Las inversiones en la industria congregan la mayor parte de los capitales norteamericanos en Brasil, pero suman menos del cuatro por ciento del total de las inversiones de los Estados Unidos en las manufacturas mundiales. Las de Argentina llegan apenas al tres por ciento; las de México al tres y medio. La digestión de los mayores parques industriales de América Latina no ha exigido grandes sacrificios a Wall Street.
«Lo que caracteriza al capitalismo moderno, en el que impera el monopolio, es la exportación de capital», había escrito Lenin. En nuestros días, como han hecho notar Baran y Sweezy, el imperialismo importa capitales de los países donde opera. En el período 1950-67, las nuevas inversiones norteamericanas en América Latina totalizaron, sin incluir las utilidades reinvertidas, 3 921 millones de dólares. En el mismo período, las utilidades y dividendos remitidos al exterior por las empresas sumaron 12819 millones. Las ganancias drenadas han superado en más de tres veces el monto de los nuevos capitales incorporados a la región3. Desde entonces, según la CEPAL, nuevamente creció la sangría de los beneficios, que en los últimos años exceden en cinco veces a las inversiones nuevas; Argentina, Brasil y México han sufrido los mayores aumentos de la evasión. Pero éste es un cálculo conservador.
Buena parte de los fondos repatriados por conceptos de amortización de deuda corresponde en realidad a las utilidades de las inversiones, y las cifras no incluyen tampoco las remesas al exterior por pagos de patentes,
royalties y asistencia técnica, ni computan otras transferencias invisibles que suelen esconderse tras los velos del rubro «errores y omisiones»4, ni tienen en cuenta las ganancias que las corporaciones reciben al inflar los precios de los abastecimientos que proporcionan a sus filiales y al inflar también, con igual entusiasmo, sus costos de operación.
La imaginación de las empresas hace otro tanto con las inversiones mismas. En efecto, como el vértigo del progreso tecnológico abrevia cada vez más los plazos de renovación del capital fijo en las economías avanzadas, la gran mayoría de las instalaciones y los equipos fabriles exportados a los países de América Latina han cumplido anteriormente un ciclo de vida útil en sus lugares de origen. La amortización, pues, ha sido ya hecha, en forma total o parcial. A los efectos de la inversión en el exterior, este detalle no se toma en cuenta: el valor atribuido a las maquinarias, arbitrariamente elevado, no sería, por cierto, ni la sombra de lo que es, si se consideraran los frecuentes casos de desgaste previo. Por lo demás, la casa matriz no tiene por qué meterse en gastos para producir en América Latina los bienes que antes le vendía desde lejos. Los gobiernos se encargan de evitarlo, adelantando recursos a la filial que llega a instalarse y cumplir su misión redentora: la filial tiene acceso al crédito local a partir del momento en que clava un cartel en el terreno donde levantará su fábrica; cuenta con privilegios cambiarios para sus importaciones -compras que la empresa suele hacerse a sí misma- y hasta puede asegurarse, en algunos países, un tipo de cambio especial para pagar sus deudas con el exterior, que frecuentemente son deudas con la rama financiera de la misma corporación. Un cálculo realizado por la revista Ficha5 indica que las divisas insumidas entre 1961 y 1964 por la industria automotriz en la Argentina son tres veces y media mayores que el monto necesario para construir diecisiete centrales termoeléctricas y seis centrales hidroeléctricas con una potencia total de más de dos mil doscientos megawatios, y equivalen al valor de las importaciones de maquinarias y equipos requeridas durante once años por las industrias dinámicas para provocar un incremento anual del 2,8 por ciento en el producto por habitante.
        


1 Ministério do Planeiamento e Coordenaçiio Económica, Programa de Açao Económica do Govérno, Río de Janeiro, noviembre de 1964. Dos años después, hablando en la Universidad Mackenzie, de São Paulo, Campos insistía: <Ya que las economías en proceso de organización no disponen de recursos para dinamizarse, por el simple hecho de que si los tuviesen no estarían en atraso, es licito aceptar el concurso de todos cuantos quieran correr con nosotros los riesgos de la aventura maravillosa que es el progreso, para recibir de él una parte de los frutos» (22 de diciembre de 1966)
2 «Las remesas desde Brasil muestran un alza desde la legislación de 1965», celebraba el órgano del Departamento de Comercio de los Estados Unidos. «Aumenta el flujo de intereses, beneficios, dividendos y regalías; los términos y las condiciones de los préstamos están sujetos al compromiso con el Fondo Monetario Internacional.» 1 nternational Commerce, 24 de abril de 1967.)
3 Secretaría General de la OEA, op. Cit. Ya el presidente Kennedy había reconocido que en 1960, «del mundo subdesarrollado, que tiene necesidad de capitales, hemos retirado 1300 millones de dólares tnientras sólo le exportábamos doscientos millones en capitales de inversión» (discurso ante el congreso de la AFL-cio; en Miami, el 8 de diciembre de 1961).
4 Los misteriosos errores y omisiones sumaron, por ejemplo, entre 1955 y 1966, más de mil millones de dólares en Venezuela, 743 millones en Argentina, 71.4 en Brasil, 310 en Uruguay. Naciones Unidas, CEPAL, op. Cit.)
5 Fichas de investigación económica y social, Buenos Aires, junio de 1965.)  

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