Autoras/es: Eduardo Galeano
(Fecha original: 1970)
SEGUNDA PARTE
EL DESARROLLO ES UN VIAJE
CON MÁS NAUFRAGOS QUE NAVEGANTES
2. LA ESTRUCTURA CONTEMPORANEA DEL DESPOJO:
e. LOS ESTADOS UNIDOS CUIDAN SU AHORRO INTERNO, PERO DISPONEN DEL AJENO: LA INVASIÓN DE LOS BANCOS
In God We Trust - Jesus Christ Melting. |
Tenían 810 millones de dólares de depósitos en el 64, y en el 67 ya sumaban 1 270 millones. Luego, en 1968 y 1969, la banca extranjera avanzó con ímpetu: el First National City Bank cuenta, en la actualidad, nada menos que con ciento diez filiales sembradas en diecisiete países de América Latina. La cífra incluye a varios bancos nacionales adquiridos por el City en los últimos tiempos. El Chase Manhattan Bank, del grupo Rockefeller, adquirió en 1962 el Banco Lar Brasileiro, con treinta y cuatro sucursales en Brasil; en 1964, el Banco Continental, con cuarenta y dos agencias en Perú; en 1967 el Banco del Comercio, con ciento veinte sucursales en Colombia y Panamá, y el Banco Atlántida, con veinticuatro agencias en Honduras; en 1968, el Banco Argentino de Comercio. La revolución cubana había nacionalizado veinte agencias bancarias de los Estados Unidos, pero los bancos se han recuperado con creces de aquel duro golpe: sólo en el curso de 1968, más de setenta nuevas filiales de bancos norteamericanos fueron abiertas en América Central, el Caribe y los países más pequeños de América del Sur.
Es imposible conocer el simultáneo autr:ento de las actividades paralelas -subsidiarias, holdings, financieras, oficinas de representación- en su magnitud exacta, pero se sabe que en igual o mayor proporción han crecido los fondos latinoamericanos absorbidos por bancos que aunque no operan abiertamente como sucursales, están controlados desde fuera a través de decisivos paquetes de acciones o por la apertura de líneas externas de crédito severamente condicionadas.
Toda esta invasión bancaria sirve para desviar el ahorro latinoamericano hacia las empresas norteamericanas que operan en la región, mientras las empresas nacionales caen estranguladas por la falta de crédito. Los departamentos de relaciones públicas de varios bancos norteamericanos que operan en el exterior pregonan sin rubores que su propósito más importante consiste en canalizar el ahorro interno de los países donde operan para el uso de las corporaciones multinacionales que son clientes de sus casas matrices"2. Echemos al vuelo la imaginación: ¿podría un banco latinoamericano instalarse en Nueva York para captar el ahorro nacional de los Estados Unidos? La burbuja estalla en el aire: esta insólita aventura está expresamente prohibida. Ningún banco extranjero puede operar, en Estados Unidos, como receptor de depósitos de los ciudadanos norteamericanos. En cambio, los bancos de los Estados Unidos disponen a su antojo, a través de las numerosas filiales, del ahorro nacional latinoamericano.
América Latina vela por la norteamericanízación de las finanzas, tan ardientemente como los Estados Unidos. En junio de 1966, sin embargo, el Banco Brasileiro de Descontos consultó a sus accionistas para tomar una resolución de gran vigor nacionalista. Imprimió la frase Nós confiamos em Deus en todos sus documentos. Orgullosamente, el banco hizo notar que el dólar ostenta el lema In God We Trust.
Los bancos latinoamericanos, incluso los invictos, no infiltrados ni copados por los capitales extranjeros, no orientan los créditos en un sentido distinto al de las filiales del City, el Chase o el Bank of America: ellos también prefieren atender la demanda de las empresas industriales y comerciales extranjeras, que cuentan con garantías sólidas y operan por volúmenes muy amplios.
1 International Banicing Survey, lournal of Commerce, Na:eva York. 25 de febrero de 1968.
2 Robert A. Bennett y Karen Almonti, International Activitíes ol United States Banks, en The American Banker, Nueva York, 1969.
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