1924 -1977
Fundadora de la organización Madres de la Plaza de Mayo
Nació en Avellanada, cuando su hijo Néstor, miembro de la Juventud Peronista, y la novia de esté, Raquel Mangin, fueron secuestrados por la dictadura en 1976, Azucena comenzó con la búsqueda de estos. Así fundo junto a otras madres in iguales circunstancias la agrupación Madres de Plaza de Mayo para reclamar públicamente.
Fue secuestrada un 10 de diciembre de 1977, en la esquina de su casa por un comando clandestino de la Armada. Se sabe después que estuvo en la ESMA, se cree que días después fue asesinada y arrojada al mar en los llamados vuelos de la muerte.
Madre de Plaza de Mayo. Señalada por Astiz. Desaparecida. El nombre de Azucena, ama de casa que de joven había trabajado en la fábrica Siam, retumba en la noche oscura de la última dictadura militar. El 30 de noviembre de 1976 desapareció Néstor Devicenti, estudiante de arquitectura y Azucena, como hacían otros familiares en esa época, comenzó a deambular por diferentes reparticiones e inició todo trámite y gestión que le permitiera saber algo de su hijo. Como ella, había muchos en idénticas condiciones pero fue esta mujer a la que el terror no la paralizó quien propuso a otras madres que se reunieran, que se organizaran y que tomaran como centro para esas reuniones la Plaza de Mayo, referente de las manifestaciones en nuestra ciudad. Catorce mujeres se encontraron por primera vez en la Plaza de Mayo la tarde del sábado 30 de abril de 1977. De ahí en más comenzaron a reunirse todos los jueves. Recuerda Adela Antokoletz:
Las primeras rondas nacieron porque la policía les prohibía a las madres mantenerse juntas en la plaza. ‘Retírense!’ –agredían a las madres. Sí, nos retirábamos, para allá, en una diagonal y pegábamos la vuelta y volvíamos por otra. Así es como nace la plaza. Si no hubiese sido por Azucena no sé si hubiera habido Madres de plaza de Mayo. Para todo era ella, nunca faltó. Yo puse también toda mi pasión, venía desde los tribunales de San Isidro de donde era empleada, derecho a la plaza para llegar a las tres y media. Porque a esa hora pasaba un montón de gente. “Ustedes son maestras jubiladas, ustedes por qué se reúnen acá?”, preguntaba la gente. Entonces era la manera, la única manera de difundir y la gente ya avisaría. Cuando empezamos a dar la vuelta iba gente y nos miraba. Y a veces, si llovía nosotras veíamos gente llorando. Se mojaban también, como nosotras, claro. Caíamos con paraguas, con pañuelos, con lo que fuera. Pero vi gente que lloraba. Ya sabían quiénes éramos y a qué íbamos.
Para ese entonces, Astiz se había infiltrado en el grupo que se reunía en la Iglesia de la Santa Cruz haciéndose pasar por hermano de un desaparecido y había marcado el destino de muchos de los que estaban allí. Azucena fue raptada el 10 de diciembre de 1977, el mismo día en que aparecía la solicitada publicada por las madres de Plaza de Mayo en el diario La Nación. En julio de 2005, un equipo de antropología forense identificó sus restos.
La metieron en “capuchita” dentro de la ESMA, con su vestido de mangas cortas, atada y vendada. En las horas siguientes, ella descubrió que allí había otros detenidos y les preguntó sus nombres así, cuando la dejaran libre, avisaría a sus familias. También les dio el nombre de su hijo secuestrado por si alguien sabía algo de él. Pero casi no tuvo más tiempo. Antes de que pasara una semana la sacaron de allí, la subieron a un avión y la arrojaron al mar. Por capricho de las mareas, su cuerpo fue a parar a las arenas de Santa Teresita y quedó enterrada como NN en un cementerio cercano, en donde esperó más de veintisiete años para ‘aparecer’.
El 8 de diciembre las cenizas de Azucena fueron enterradas en la Plaza de Mayo y cubiertas de azucenas blancas y claveles rojos. En la ceremonia, que presidió su hija, se descubrió una placa con la siguiente leyenda: “Fue mantenida en cautiverio en la ESMA y días después arrojada viva al mar. Sus restos fueron identificados en julio de 2005. Juicio y castigo a los culpables”. Madres de Plaza de Mayo, Línea Fundadora, donó en su memoria una placa que está ubicada sobre su calle a metros de los diques. En la esquina de su casa, en la Av. Mitre y Crámer de la ciudad de Avellaneda, otra placa le rinde honor a esta madre que recibió de Astiz el beso de la traición.
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