Lamentablemente este terrible día, que aporta un enorme acontecer a la historia latinoamericana, no figura en las efemérides culturales argentinas del Ministerio de Educación nacional. Pero ¿quién puede negar fundamentadamente que este golpe ha sido una masacre, un genocidio físico y a la vez cultural para toda la región? El Chile de Pinochet constituyó (y constituye aún, por más que se niegue de la boca para afuera) la "avanzada y modelo a imitar" por el neoliberalismo-neoconservadurismo que, prácticamente desde esa fecha comenzó a avanzar de forma implacable sobre "la patria grande". Porque Argentina todavía es parte de América Latina ¿o no? Y todavía no pudimos desprendernos de la nueva derecha ¿o sí?
Por eso ansiamos fervientemente que el 11 de Septiembre sea un día de reflexión -familiar, escolar, universitario, radial, televisivo y en cualquier otro ámbito de intercambio cultural- sobre el sistema educativo según el modelo sarmientino, sobre su desmoronamiento paulatino a partir del golpe cívico-militar en Chile, y también sobre la caída de las gemelas (ver nota aparte clickeando aquí) que, de algún modo, forma parte de los acontecimientos que contextualizan el cambio de cara de la política exterior estadounidense: permitir gobiernos "progres" (un poquín de zanahoria) pero sólo hasta ahí (mucho mucho mucho palo).
Va esta canción de Pablo (originalmente escrita para recordar a Miguel Henríquez) en homenaje al pueblo chileno: a los jóvenes de 1973 y a los jóvenes de 2011, que lucharon y están luchando por recuperar (o más bien construir) una sociedad soberana, justa y solidaria.
Por eso ansiamos fervientemente que el 11 de Septiembre sea un día de reflexión -familiar, escolar, universitario, radial, televisivo y en cualquier otro ámbito de intercambio cultural- sobre el sistema educativo según el modelo sarmientino, sobre su desmoronamiento paulatino a partir del golpe cívico-militar en Chile, y también sobre la caída de las gemelas (ver nota aparte clickeando aquí) que, de algún modo, forma parte de los acontecimientos que contextualizan el cambio de cara de la política exterior estadounidense: permitir gobiernos "progres" (un poquín de zanahoria) pero sólo hasta ahí (mucho mucho mucho palo).
Va esta canción de Pablo (originalmente escrita para recordar a Miguel Henríquez) en homenaje al pueblo chileno: a los jóvenes de 1973 y a los jóvenes de 2011, que lucharon y están luchando por recuperar (o más bien construir) una sociedad soberana, justa y solidaria.
Yo pisaré las calles nuevamente
de lo que fue Santiago ensangrentada,
y en una hermosa plaza liberada
me detendré a llorar por los ausentes.
Yo vendré del desierto calcinante
y saldré de los bosques y los lagos,
y evocaré en un cerro de Santiago
a mis hermanos que murieron antes.
Yo unido al que hizo mucho y poco
al que quiere la patria liberada
dispararé las primeras balas
más temprano que tarde, sin reposo.
Retornarán los libros, las canciones
que quemaron las manos asesinas.
Renacerá mi pueblo de su ruina
y pagarán su culpa los traidores.
Un niño jugará en una alameda
y cantará con sus amigos nuevos,
y ese canto será el canto del suelo
a una vida segada en La Moneda.
Yo pisaré las calles nuevamente
de lo que fue Santiago ensangrentada,
y en una hermosa plaza liberada
me detendré a llorar por los ausentes.
y en una hermosa plaza liberada
me detendré a llorar por los ausentes.
Yo vendré del desierto calcinante
y saldré de los bosques y los lagos,
y evocaré en un cerro de Santiago
a mis hermanos que murieron antes.
Yo unido al que hizo mucho y poco
al que quiere la patria liberada
dispararé las primeras balas
más temprano que tarde, sin reposo.
Retornarán los libros, las canciones
que quemaron las manos asesinas.
Renacerá mi pueblo de su ruina
y pagarán su culpa los traidores.
Un niño jugará en una alameda
y cantará con sus amigos nuevos,
y ese canto será el canto del suelo
a una vida segada en La Moneda.
Yo pisaré las calles nuevamente
de lo que fue Santiago ensangrentada,
y en una hermosa plaza liberada
me detendré a llorar por los ausentes.
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