Autoras/es: Raúl Fernández
(Fecha original del artículo: Octubre 2011)
¿Un colegio funcionando sin el equipo directivo en su interior? ¿Estudiantes, apoderados y profesores organizando la educación mientras se mantiene la toma del establecimiento? ¿Universitarios que apoyan realizando clases sin exigir una remuneración a cambio? Todo eso ha sido posible. Hablamos del Liceo A-90, en la comuna de San Miguel, donde tuvimos la oportunidad de estar y conversar con algunos protagonistas. Escribimos estas líneas cuando se cumplen 10 días de autogestión.
Las relaciones autoritarias que se reproducen al interior de los colegios están siendo cuestionadas en la práctica. Los estudiantes tienen derecho a asistir con ropa de calle y también discuten en asambleas comunes con profesores y apoderados, asuntos de disciplina y convivencia. También hay espacio para ajustar los ramos que se estudian. Los educados se autoeducan en esta experiencia. Y educan a sus educadores. Los profesores que realizan las clases las realizan voluntariamente. Llegan puntualmente a las 8 y media, no porque la dirección del colegio se los haya pedido, sino porque los propios estudiantes y apoderados quieren emplear tiempo de la toma para el estudio. Algunos profesores imparten clases tradicionales. Pero también está el espacio para comentar la situación del movimiento estudiantil o discutir problemas políticos, como la autoritaria Constitución de 1980. Y es un acuerdo de todos que cuando hay paro, el colegio no funciona. El jueves 29, una delegación de apoderados, estudiantes y profesores, asistió a la marcha. Se empieza a mostrar una sólida unidad. La toma parece cobrar nueva vida, aunque por la extensión del movimiento no ha estado exenta de dificultades. Tanto las autoridades del MINEDUC como de la Municipalidad (en manos del PS), se han negado a reconocer esta experiencia. Derechistas y concertacionistas dicen a coro: o deponen las tomas o repiten de curso.
Esta experiencia, aunque en un colegio periférico y de escasa matrícula, es potencialmente un peligro, pues puede poner en entredicho el autoritarismo que reina en la educación escolar chilena. Revela que en los colegios también está planteada la pelea por el cogobierno de todos los estamentos, contra las nominaciones "a dedo" que ahora se hace de los equipos directivos que imponen su voluntad a trabajadores de la educación, estudiantes y apoderados.
5 de octubre
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