En Pizarras y Pizarrones hemos desarrollado un trabajo de campo cuyo objetivo es analizar las preferencias en lecto-escritura de nuestros lectores, así como las nuevas formas de enseñanza y aprendizaje. Les hemos pedido su colaboración para completar una pequeña encuesta anónima que como máximo les insumiría 10 minutos. Agradecemos su participación! La encuesta cerró el 31-08-17 y en unos pocos días publicaremos sus resultados...

lunes, 3 de octubre de 2011

Familiarización de la escuela y escolarización de la familia. Segunda Parte

Autoras/es: Marcos Nunes Soares *
(Fecha original del artículo: Mayo 2011)


Rituales escolares
       Como nos muestra DaMatta (1983, citado por Vaz), los rituales pueden definirse a través del contraste con los actos del mundo diario, con el punto focal pasando a ser las oposiciones básicas entre secuencias de acciones dramáticas que toda ceremonia o ritual debe necesariamente contener, construir y elaborar. Aunque los elementos que constituyen los rituales sean los mismos que componen la vida diaria y su materia prima sea la misma de las demás relaciones sociales, el ritual confiere énfasis a algún elemento específico de la vida social.
       Como toda práctica humana, la educación también se constituye de acciones de rutina y acciones de ritual. Las fiestas, las ceremonias escolares, los exámenes finales, las homenajes a los símbolos nacionales y otros pueden ser considerados rituales escolares. En ese sentido, los rituales suelen transformarse en momentos significativos en la vida del alumno y de la institución, sobre todo porque están fuera de la rutina y de la repetición cotidiana y, por esa razón, es natural que adquieran una importancia para el alumno muchas veces más significativa de lo que es propiamente parte integrante del contenido curricular.
       Un buen ejemplo para ilustrar esa cuestión es la “Hora Cívica”, un ritual que fue común y muchas veces diario en la mayoría de las escuelas de nuestros países y que, sobre todo con los cambios derivados del fin de los gobiernos militares, pasó a ser realizado en fechas específicas, hasta tornándose obyecto de proyectos extracurriculares solamente en la “Semana de la Patria”.
       Por esa razón, para responder a esa consigna, se consideró interesante tratar de ese ritual en las escuelas brasileñas en dos momentos: el primer, desde el inicio del período conocido como Estado Novo (fines de la década de 1930) hasta fines de los años 80, con el último gobierno militar en Brasil. El segundo refiérese al período que va desde el fin del régimen militar hasta nuestros días.
       Se justifica la elección de ese abordaje comparado por el hecho de que, en Brasil surgió, en los últimos años, un interesante movimiento, iniciado al interior de las familias, de que la “Hora Cívica” volviera a ser obligatoria en las escuelas. De ahí se puede percibir, en alguna medida, la eficacia que tuvo ese ritual sobre las generaciones pasadas por medio de la internalización de la idea de que el civismo, el nacionalismo y el respecto por la patria se aprenden en la escuela.
       Con el objetivo de atender a lo solicitado en la consigna, relativo a la descripción de un ritual actual y sus características, se presentará un cuadro (elaborado a partir de informaciones recogidas en bibliografía adicional y – porque no decir – de la experiencia propia como uno de los alumnos que fue vivió esos momentos) que describe el ritual en los dos tiempos elegidos. Siguen a eso algunas consideraciones finales y se adjuntan, como forma de enriquecer el debate, algunas citas de diarios con distintas opiniones sobre el retorno de la obligatoriedad de la hora cívica en las escuelas y también imágenes de los dos periodos. Antes, se presentarán breves consideraciones sobre la obligatoriedad y la no obligatoriedad del acto en los momentos elegidos.
La “Hora Cívica” en dos momentos: de la imposición a la elección
       La “Hora Cívica” en las escuelas brasileñas fue oficialmente establecida en el período conocido como Estado Novo (1937-1945), bajo el gobierno de Getúlio Vargas. En esa época, la educación era fuertemente vista como herramienta de carácter político-ideológico y los instrumentos pedagógicos eran utilizados como “armas” de propaganda del régimen en la búsqueda de la formación de una conciencia nacional.
       Las manifestaciones patrióticas consistían en elementos importantes en la preservación del orden y en la legitimación de la unidad social. Los niños y los jóvenes eran preparados desde muy temprano para aceptar y asimilar los ideales de orden, patriotismo, culto a la patria y sus gobernantes y los rituales cívicos eran momentos máximos de exaltación del país. Las instituciones escolares eran la gran atracción de las festividades, siempre como protagonistas del acto, al cual se sumaban otras instituciones (sobre todo militares).
       Además de las ceremonias al interior de las escuelas se realizaban grandes desfiles por las calles en los cuales las escuelas exhibían con honor sus condecoraciones, con el objetivo de externalizar su atención con los asuntos nacionales. Es decir, el ritual traspasaba los muros de las escuelas, con el claro objetivo de realizar una demostración explícita del sentimiento de patriotismo y, atendiendo a los objetivos del plan gubernamental de nacionalismo impuesto por Vargas y continuado por los gobiernos militares siguientes, ejercer influencia sobre otros sectores de la sociedad.
       Los rituales eran organizados por los coordinadores pedagógicos bajo estrecha coordinación y supervisión del director de la escuela. Los alumnos se presentaban debidamente uniformizados y perfilados. Eran diversos los gestuales que deberían ejecutar. Había una orientación sobre cada tipo de saludación, sobre la posición exacta de las manos, de los brazos, de los dedos y cada gestual tenía una significación patriótica específica. Para la realización del ritual había una articulación entre los departamentos de educación de los estados y de las provincias con el departamento de educación nacional, que dictaba las normas para la realización del acto, así como los objetivos y efectos esperados.
       Con la redemocratización del país, una serie de acciones empezaron a ser emprendidas con el objetivo de romper con los lazos que pudieran recordar el régimen autoritario, entre ellos la no obligatoriedad de las escuelas en realizar la hora cívica que se convirtió en un acto especial, realizado notadamente en las festividades de la “Semana de la Patria” y tratado, muchas veces, como un proyecto extracurricular.
Curiosamente, en años más recientes, surgió, desde los hogares de los alumnos, un movimiento en el sentido de “rescatar el nacionalismo y el patriotismo que se había perdido”. Lo que antes se veía como algo impuesto (y, por lo tanto, indeseable), pasó a ser considerado por los padres que vivieron en esas generaciones como algo positivo, que enseñaba a los alumnos  el sentido de “ser brasileño”. Así, por solicitud de los padres, algunas escuelas volvieron a incluir la “Hora Cívica” en sus calendarios de actividades en otros momentos que no fueran solamente en las festividades por la fecha nacional.
Es importante subrayar que el “nuevo acto” no tenía las mismas características del anterior. Ya no se observaba la rigidez en la presentación de los alumnos, en la ejecución de los gestuales y se agregaron, además, aspectos que antes eran rechazados, como presentaciones artísticas por parte de los alumnos, algunas que hacían referencia a la diversidad cultural del país, de acuerdo a la localidad en que el acto se realizaba[1].
Todo ese movimiento llevó, en septiembre de 2009, a la firma de un decreto del presidente de la República Federativa de Brasil tornando la ejecución del himno nacional en las escuelas como actividad obligatoria y estimulando la realización de la “Hora Cívica”[2]. Sin duda, el retorno de la “Hora Cívica” en las escuelas brasileñas, aunque no tenga el mismo carácter de los tiempos pasados, no fue una cuestión consensual y provocó innúmeras reacciones contrarias y favorables, como se podrá percibir en algunas citas que se presentarán al final.
En lo que se refiere a la hipótesis planteada por Grumet (1997), aunque sea cierto que muchos rituales fueron dejados de lado, no representa la erosión de todo lo que han significado en su debido tiempo, pero más bien una transformación que refleja los cambios habidos en el mundo y, en este caso en especial, en América Latina (sobre todo en las dos últimas décadas, marcadas por profundas transformaciones políticas). La escuela, como institución por excelencia responsable por la formación del “individuo-ciudadano” no estaría ajena a ese proceso.
  Cuadro comparativo: la “Hora Cívica” en dos momentos
ASPECTOS
PRIMER MOMENTO
SEGUNDO MOMENTO
Quienes y como intervienen
Intervienen el Estado Nacional, por medio del Departamento de Educación, los estados, las provincias y la propia escuela a través de la determinación de la obligatoriedad en la realización del ritual. Intervienen a partir de la determinación de la forma y objetivos de realización del ritual.
Intervienen básicamente las escuelas, por medio de la definición de las fechas y formas de organización y realización del ritual. Existe una coordinación de las expectativas tanto por parte de las instituciones como de los alumnos.
Cómo se decide
La realización de la hora cívica era determinada por el Departamento de Educación de los estados y provincias, en articulación con el departamento de educación nacional. Las escuelas no tenían la prerrogativa de no realizarlo y el tema era regulado por leyes nacionales, estaduales y provinciales.
La realización de la hora cívica es decidida por la escuela, con la participación de los docentes, los padres y los alumnos. Algunos estados y provincias mantienen la obligatoriedad del acto, pero sin la determinación del Estado Nacional.
Ejecución del ritual
La ejecución del ritual era determinada por los departamentos de educación, que exigían un rígido cumplimiento de las formalidades que el ritual debería contener, así como de los gestuales y las secuencias de las acciones. Los alumnos eran perfilados, impecablemente uniformizados y minuciosamente organizados por sexo y altura en el patio central de la escuela. Luego seguían los discursos de las autoridades, la ejecución del himno nacional y el izamiento de las banderas (del país, del estado y de la escuela). La salida del patio central también ocurría de manera muy ordenada.
En ese segundo momento, la ejecución del ritual fue cambiando a lo largo de los años. Hasta fines de la década de los ’80, eran muy similares a los años anteriores. Los alumnos también se presentaban perfilados, uniformizados y organizados. Había los saludos de las autoridades (ya sin los discursos tan formales),  la ejecución del himno nacional y el izamiento de la bandera. Después, se fueron incorporando otros elementos, como presentación de manifestaciones culturales al inicio del acto (esas manifestaciones variaban de acuerdo a las regiones del país y destacaban algún aspecto de la cultura local, incluyendo las culturas de los inmigrantes que, en el momento anterior, eran evitadas, consideradas como amenazas a la unidad nacional). Hoy día, los rituales relativos a la “Hora Cívica” asumieron otra característica: aunque se sigan utilizando ese momento para demostrar el respecto por la patria, también es un momento utilizado destacar la diversidad de culturas que forma el pueblo brasileño.
Sentidos o saberes que representa o comunica el ritual
El ritual tenía como objetivo transmitir un único mensaje: el oficial, del Estado Nacional, relativa a la necesidad de consolidar el nacionalismo y el patriotismo, así como de respectar la patria, sus símbolos nacionales y también sus gobernantes. Los sentidos y saberes que intentaba comunicar era, sobre todo, el de la obediencia a los poderes investidos.
La “Hora Cívica” sigue siendo el momento destinado a exaltar el nacionalismo y el patriotismo, pero sin en carácter autoritario de los tiempos pasados. Además, busca transmitir saberes como la tolerancia, el respecto a la diversidad y a la democracia.
Formas
La disposición era de tipo militar, con ejecución de movimientos rígidos, muy bien ensayados y previamente definidos por los departamentos de educación. Todo el acto era muy formal.
Aunque se mantenga la disposición en filas ordenadas, ya no se observa, en muchos casos, la obligatoriedad de los uniformes, la rigidez de los movimientos (que destacaba la disciplina de los cuerpos) y la excesiva formalidad del acto. La forma aún es muy similar a las disposiciones militares, pero no en todos sus aspectos.
Organización del tiempo y del espacio
El ritual tenía la duración de aproximadamente 1 hora. Todo el tiempo era dedicado a discursos del director, profesores y alumnos-modelos; a la entonación de los himnos (nacional, de la bandera, de la independencia y de la escuela) y al izamiento de las banderas. Cuando había algún tipo de presentación cultural esta tenía, obligatoriamente, relación con un aspecto del nacionalismo (como, por ejemplo, la lectura de algún poema o escrito de los héroes y próceres nacionales).
La duración de los rituales fue aumentando a lo largo del tiempo para contemplar la presentación de otras manifestaciones culturales, ya que pasaron de momentos únicamente con objetivos de disciplina a ocasiones en que se puede promover la interacción social. Ya se dedican menos tiempo a la realización de los discursos y a la entonación de los himnos (que se resume al himno nacional) y se priorizan los aspectos de transmisión de distintos valores, además de los ‘patrióticos’.

Teatralización del poder
El poder es representado por los símbolos nacionales y la teatralización ocurre por medio de la ejecución de una secuencia de formalidades que hace sentir como se la propia “nación” tuviera vida y estuviera materializada frente a los alumnos.
No se observa.
Que identidades colectivas o individuales promueve
Busca, únicamente, la promoción de la identidad nacional.
Aunque permanezca la búsqueda por la identidad nacional, la promoción de la identidad individual está presente.


Bibliografía complementaria
BRANDARIZ, Gustavo A. Las paredes también educan: un trabajo sobre el poder, la educación y la arquitectura escolar. Buenos Aires, 1997.
CARVALHO, Maria Eulina Pessoa. Relações entre família e escola e suas implicações de gênero. João Pessoa, Cadernos de Pesquisa, nº 110, p. 143-155, julho/2000.
NOGUEIRA, Maria Alice. A relação família-escola na contemporaneidade: fenômeno social/interrogações sociológicas. Análise Social, Vol. XL (176), p. 563-578, 2005.
VAZ, Aline C. A educação e a semana da pátria no Estado Novo: ordem e progresso no imaginário mineiro. Minas Gerais, PIBC/CNPq, sem data.

Notas

[1] Sobre ese punto es importante observar que uno de los motivos que llevó el Estado Novo a normalizar la realización de la “Hora Cívica” fue garantizar la unidad nacional y, en ese momento, no se recomendaban demostraciones culturales que hacían referencia a culturas extranjeras, aunque de brasileños de descendencia alemana, por ejemplo, en el caso de los estados del sur del país.
[2] Ley 12.031/2009, que determina la obligatoriedad de la ejecución del himno nacional en los establecimientos de enseñanza fundamental.


Continuará

* Este trabajo corresponde a:
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales – FLACSO

Maestría en Ciencias Sociales con Orientación en Educación

Seminario: Escuela, curriculum y cultura

Profesora: Dra. Inés Dussel

Alumno: Marcos Nunes Soares (Cohorte 2008/2010)

No hay comentarios: