(Fecha original del artículo: Mayo 1997)
En 1993 un escándalo novedoso saturó las pantallas de tevé: Mariela Muñoz reclamaba su derecho de continuar con la crianza de las criaturas que le habían sido confiadas por sus madres de origen y que la justicia amenazaba con quitarle. Alguien había ” denunciado” que Mariela era transexual. Ella ya había educado a otros hijos- en ese entonces adultos- que salieron rápidamente en su defensa. Ante el riesgo de perder a los niños que criaba ,Mariela recurrió a los medios y solicitó la comprensión y el apoyo de la comunidad. por primera vez el público debió tomar partido ante un problema que le resultaba extraño, extravagante quizá, pero que capturaba su interés.
Mariela, que desde su infancia se había sentido psiquicamente ajena a su cuerpo de varón, apelò a una intervención quirúrgica que desprendió sus genitales masculinos, y también se sometió a la eficacia de la química hormonal para regular su fisiología.
¿A favor o en contra?
Podríamos suponer que , cuando alguien identificado como varón, eligiera transformarse en mujer, o sea, decidiera prescindir de algo sumamente valorado por una culrura patriarcal , no contaría con la simpatía del público.Sin perder un instante,radios y empresas televisivas organizaron encuestas para averiguarlo : la gente¿ estaba a favor o en contra de Mariela?
Las respuestas autorizaron a conjeturar que la comunidad apoyaba a esa Mariela que peleaba por defender su vínculo con aquellos niños a quienes consideraba sus hijos ; las respuestas no incluyeron ira ,burla u horror ante el desarraigo de los genitales masculinos- como había sucedido tiempo atrás a raíz de algunos programas televisivos-sino que expresaron simpatía ante la vocación maternante de Mariela.
Aparecieron nuevas redes de sentidos acerca de la significación de ” lo masculino” y” lo femenino” ya que la novedad del episodio evidenció la existencia de personas que, siendo diferentes a la mayoría de la población, se convierten en noticia porque aman. Ajenas a los estilos convencionales en cuanto a su manera de crear vínculos, incluyen su propio estilo de amor; en este caso hacia niños que Mariela convirtió en sus hijos. Hechos que autorizan a suponer un deseo de hijo distinto del que se gesta entre los hombres y las mujeres.
En el ámbito del que se denominó caso Mariela, el deseo de criar hijos y la defensa del vínculo con los niños se transformó en un dato público que, entre otras variables, permitió evaluar desde otra óptica el modelo tradicional que regula la vida de innumerables familias.
Cuerpo ajeno
La figura de Mariela defendiendo su maternidad marca un punto de inflexión en el análisis de las transexualidades porque el tema ahora adquiere otra dimensión en la cual se juegan las perspectivas de los derechos humanos y de la legislación antidiscriminatoria. Tal como los medios relatan la decisión judicial, actualmente no se apuesta a una maternidad capaz de sensibilizar a la comunidad :ahora el territorio es otro. Compromete la identidad civil de las per sonas que, a pesar de su anatomía, no admiten ser consideradas varones,más allá que sus documentos las identifiquen como tales. Defienden su derecho de no acomodarse dentro de un cuerpo que les resulta ajeno , y a no adaptarse a exigencias sociales que los incluyen dentro del género masculino. para lo cual reclaman la posibilidad de una intervención quirúrgica que intercepte la producción original de la anatomía y los defina como psíquicamente necesitan ser: integrantes del genero denominado femenino.
Pero la maternidad no es-necesariamente -el eje de sus anhelos.Mariela fue transexual,lo que no significa que la modificación corporal de quienes son transexuales esté determinada por la necesidad de criar hijos.
A partir de la sentencia actual,la responsabuilidad y el esfuerzo de la comunidad por entender los problemas de la transexualidad , es mucho mayor porque se cuenta con el argumento de Mariela cuya decisión maternal fué capaz de borrar o postergar el asombro y el rechazo que puede producir en una sociedad patriarcal como la nuestra, quien se despoja de sus genitales masculinos y los canjea por la posición social de una mujer. Lo primero que se supone es que se trata de una persona trastornada.
Pero sabemos q ue clasificar como locura aquello que no se conoce constituye una simplificación que tiende a evitarnos el dolor psiquico que resulkta de no entender algo.Así como afirmar que lo no convencional es aberrante,también es una simplificación, o argumentar contra los transexuales en nombre de la Naturaleza( ¡Nuestra querida Naturaleza de la infancia! ¡Tan transparente y previsible como aparecía en los textos escolares!Hoy en día asediada por los embiones congelados,los donantes anónimos de esperma y los clonados en ciernes).
Actualmente se trata de pensar en términos del derecho a la diferencia(en tanto y cuanto no dañe a otros).Mariela introdujo un antecedente para otras personas, pero no olvidemos que inicialmente se consagró como mujer porque habló como una mamá. No pasa por allí el derecho a la diferencia que acaba de sentar un precedente.
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