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domingo, 6 de febrero de 2011

"Fortunata y Jacinta". Un análisis pedagógico

 Una obra de Benito Pérez Galdós
Autoras/es: Stella Maris Torre
1.   Ubicación temporal de la escena. Contextualización de la época en la que se educa a Juanito, con referencia a las transformaciones en las dimensiones económica, política, social y cultural de la realidad en el período.
2.   Continuidades y rupturas respecto de las concepciones y actitudes de las clases en ascenso frente a la educación.
3.   Caracterización de la disciplina que los padres de Juanito imponen a su educación. Continuidades y rupturas respecto del período precedente, teniendo en cuenta la disciplina impuesta a Baldomero. Relación del cambio con las transformaciones políticas del período.
4.   Disciplinas que forman parte del curriculum de la escuela a la que asiste Juanito. Relación entre la difusión de esos saberes y el contexto socio económico y cultural.
5.   Pedagogos e ideas subyacentes al tipo de educación que recibe Juanito.
6.   Elementos de la filosofía positivista en las concepciones de los actores sociales que se presentan en el fragmento y en la pedagogía que guía la realidad educativa en la que está inserto Juanito.
 
(Fecha original del artículo: Noviembre 2003)
1.   Ubicación temporal de la escena. Contextualización de la época en la que se educa a Juanito, con referencia a las transformaciones en las dimensiones económica, política, social y cultural de la realidad en el período.
La escena se ubica en Madrid, durante el período de la "crianza" de Juanito Santa Cruz, que comienza con su nacimiento en septiembre de 1845. Según el autor, en este lapso "sufrió la casa de Santa Cruz la transformación impuesta por los tiempos", y "También la casa de Gumersindo Arnaiz... ha pasado por grandes crisis y mudanzas". Sin embargo, para Galdós, esta transformación "fue puramente externa, continuando inalterada en lo esencial" , "Mientras fue D. Baldomero jefe de la casa, esta no se desvió en lo esencial de los ejes diamantinos sobre que la tenía montada el padre".
A consecuencia de la pérdida, en el siglo XVII, de su condición de imperio colonial hegemónico, España "recayó en un amplio feudalismo agrario" (Hobsbawm, 2000:80) y presenta en la segunda mitad del siglo XIX cierto "retraso" multidimensional con respecto a otros países europeos. Sin embargo, citaremos a continuación las características generales de estas transformaciones:
económicas: encontramos la era liberal en su apogeo, dada por la aplicación de las teorías de la economía política clásica, especialmente la de Adam Smith, formuladas como críticas al mercantilismo, sistema en el cual los gobiernos consideraban las economías nacionales como vital política de Estado. En relación a esta teoría, es decir, al liberalismo, Hobsbawm señala que "el libre cambio y el mercado libre iban dirigidos precisamente contra este concepto del desarrollo económico nacional, que era contraproducente, según creía haber demostrado Smith. La teoría económica, por lo tanto, se elaboró exclusivamente basándose en unidades de empresa individuales...que racionalmente maximizaban sus ganancias y minimizaban sus pérdidas en un mercado que no tenía ninguna extensión espacial específica." (Hobsbawm, 1995:35). Ahora bien, cuando se aplica en la práctica esta teoría general del crecimiento económico cuyo único límite es el mercado mundial, no le toca precisamente a España la mejor parte. Es notable ver en el fragmento de Galdós, cierta disociación entre mentalidad y realidad. Por ejemplo, Arnaiz, en referencia a la antigua teoría económica, considera que "estos proteccionistas no son más que contrabandistas disfrazados", con su amigo Pastor, economista: "todos los grandes problemas se resuelven por sí mismos"; por su parte, los economistas en tertulia refieren frecuentemente al "laissez aller, laissez passer". Pero paradójicamente, el propio negocio de Arnaiz estuvo al borde de la ruina porque "no podían seguir monopolizando la pañolería y demás artes chinescas. Madrid se inundaba de género a precio más bajo".
El fragmento de cuenta del gran desarrollo de los medios de transporte: "Las galeras aceleradas iban trayendo a Madrid cada día con más presteza las novedades parisienses", "Las comunicaciones rápidas nos trajeron mensajeros de la potente industria belga, francesa e inglesa, que necesitaban mercados". ...También se dejó sentir aquí, como en todas partes, el efecto de otro fenómeno comercial, hijo del progreso...los grandes acaparamientos del comercio inglés, debidos al desarrollo de su inmensa marina".
Este desarrollo tuvo en principio graves consecuencias para la economía española, de las cuales se queja amargamente Galdós: "depreciación súbita", "arruinaron el comercio que hacíamos...con aquellas apartadas regiones" y pérdida de rutas marítimas ya que "la vía nueva trazáronla los vapores ingleses combinados con el ferrocarril". Es señal inequívoca del cambio de los tiempos cuando el autor se refiere a España como víctima del saqueo de los ingleses que estaban "cambiando cuentas de vidrio por pepitas de oro; es decir, lanillas, cretonas y merinos, por dinero contante o por obras de arte...y otras muestras riquísimas de la industria española", mientras hasta dos siglos antes aquélla fue victimaria directa de similar saqueo en las colonias, ahora también explotadas por las nuevas potencias económicas: Inglaterra, Holanda.
políticas: en 1848 se dan en Europa dos grandes acontecimientos: uno en el plano teórico y otro en el plano práctico. Por un lado, se publica en Londres el "Manifiesto del Partido Comunista", que perfila los principios de la revolución proletaria; por el otro, y con inmediatas consecuencias, estalla en Francia una insurrección que derrocó a la monarquía y proclamó la república. Esta insurrección se extendió con rapidez y amplitud a varios países europeos, entre ellos, Alemania, Austria, Hungría, Italia, y se convirtió en una revolución potencialmente mundial al influir también en Brasil y en Colombia. Hobsbawm señala que fue la más extendida, ya que afectó tanto a regiones "desarrolladas" como "atrasadas", pero a la vez, fue la de menos éxito, ya que en menos de dos años los regímenes derrocados habían vuelto al poder o, en el caso de Francia, la república se alejaba de la insurrección (Hobsbawm, 2001). Pero, en cuanto a la relación de España con ambos acontecimientos, el mismo Hobsbawm nos advierte que el Manifiesto originalmente no fue traducido al español, y es más, "fuera de los pequeños círculos revolucionarios alemanes, sus ecos políticos fueron insignificantes hasta que fue reimpresa a principios de la década de 1870" (Hobsbawm, 2001:21, nota). Tampoco la revolución europea de 1848 se había extendido a España, ya que dicho autor la considera como uno de los "países demasiado alejados o demasiado aislados en su historia como para que les afectara directa o inmediatamente en algún sentido" (Hobsbawm, 2001:23). Lamentablemente, Hobsbawm no desarrolla en el texto citado una teoría sobre este aislamiento, que considero no necesariamente se deba a su carácter de economía agraria y su falta de desarrollo industrial, sino que puede deberse también a la influencia de la iglesia o a cuestiones meramente geográficas.
sociales: en líneas generales podemos decir que, con la revolución industrial, en Europa se consolidan dos nuevos actores sociales: la burguesía dominante y el proletariado dominado, clases históricamente antagónicas según la concepción marxiana: "No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad chocan con las relaciones de producción existentes, o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Se abre así una época de revolución social" (Marx, 1993:69).
Aunque en la España de la época, no podemos hablar aún de contradicciones demasiado explícitas o "conscientes", encontramos no obstante algunos signos de confrontaciones y "concesiones": "Pero ya los dependientes habían empezado a sacudirse las cadenas; ya no eran aquellos parias ...a quienes no se permitía salir sino los domingos y en comunidad, y cuyo vestido se confeccionaba por un patrón único, para que resultasen uniformados como colegiales o presidiarios. Se les dejaba concurrir a los bailes...". Sin embargo, aún perdura la imposición de "hacerles rezar el rosario todas las noches", lo cual da cuenta de la poderosa influencia de la iglesia en la sociedad española.
En cuanto a la clase media , Galdós relata que "entraba de lleno en el ejercicio de sus funciones, apandando todos los empleos creados por el nuevo sistema político y administrativo, comprando a plazos todas las fincas que habían sido de la Iglesia, constituyéndose en propietaria del suelo y en usufructuaria del presupuesto, absorbiendo en fin los despojos del absolutismo y del clero".
culturales: Hobsbawm señala que la revolución francesa puso fin a una sociedad aristocrática, pero no a la aristocracia en el sentido de estatus social distinguidas por marcas visibles de exclusividad, ya que "las clases que se elevan tienden naturalmente a ver los símbolos de su riqueza y su poderíos en los términos que los anteriores grupos superiores establecieron como modelos de elegancia, lujo y comodidad" (Hobsbawm, 1991:187), lo cual presenta una continuidad histórica con respecto a la burguesía comercial-financiera-artesanal de los siglos XIII/XIV. También señala este autor que las características aristocráticas de la cultura francesa se conservaron con extrema pureza, aunque por otro lado la sociedad era burguesa en su estructura y sus valores: "el hombre que se hace a sí mismo". Por otra parte, aunque este dominio de la nueva sociedad era más evidente en Francia, no era más profundo que en Inglaterra o los Países Bajos.
En España, si interpretamos la situación en base a la fuente de Galdós, que analiza la cultura a través de la moda, (fundado en que "El vestir se anticipaba al pensar"),aparece en cambio una sujeción a las costumbres de las nuevas potencias hegemónicas, con lo cual se da una doble dependencia: "se apuntaba la invasión lenta y tiránica de los medios colores, que pretenden ser signo de cultura. La sociedad española empezaba a presumir de seria; es decir, a vestirse lúgubremente", "La aristocracia los cedía [a las prendas de colores vivos] con desdén a la clase media, y esta, que también quería ser aristócrata, entregábalos al pueblo", "Estamos bajo la influencia del Norte de Europa [que] nos impone los grises que toma de su ahumado cielo". Marcando claramente la diferencia de clases, Galdós opone que "está tan arraigado en la plebe el sentimiento del color, que la seriedad no ha podido establecer su imperio sino transigiendo".
El progreso: En el fragmento de Galdós se citan algunos signos de progreso: "En el escritorio y en el almacén aparecieron los primeros mecheros de gas", "En la caja habían entrado ya los primeros billetes"; los cuales no llegan a estar al nivel del de otros países europeos: "Se hablaba aún de talegas ...con los doblones y ochentines, las pesetas catalanas, los duros españoles, los de veintiuno y cuartillo, las onzas, las pesetas columnarias y las monedas macuquinas, se armaba un belén espantoso", "Aún no se conocían el sello de correo, ni los sobres".
Desde una perspectiva demográfica, otra característica de la época e incluso del período anterior, la expansión de las ciudades capitales europeas se dio en Madrid también con cierto retraso: "Para que el progreso pusiera su mano en la obra de aquel hombre extraordinario [D. Baldomero]...fue preciso que todo Madrid se transformase; que la desamortización edificara una ciudad nueva sobre los escombros de los conventos...que las reformas arancelarias ... pusieran patas arriba todo el comercio madrileño...que el grande ingenio de Salamanca idease los primeros ferrocarriles; que Madrid se colocase, por arte del vapor, a cuarenta horas de París ...que hubiera muchas guerras y revoluciones y grandes trastornos en la riqueza individual".

2.   Continuidades y rupturas respecto de las concepciones y actitudes de las clases en ascenso frente a la educación. Ilustración con citas del fragmento.
Hobsbawm afirma como resultado de la revolución francesa y la industrial que "se abrieran carreras al talento, o por lo menos a la energía, la capacidad de trabajo y la ambición" (Hobsbawm, 1991:194). De los caminos posibles, los negocios o los estudios, no abiertos a todos, señala que el camino de los estudios parecía más atractivo que el de los negocios; aunque parezca una paradoja, "la cultura [es] más fácil de adquirir que el difícil arte de ganar dinero" (Hobsbawm, 1991:195). En su texto, este autor se complica, a mi entender, en una serie de rodeos, hasta reconocer que "la carrera más francamente abierta al talento era la de los negocios" (Hobsbawm, 1991:199).
Y en efecto, el personaje de Isabel Cordero posee escasísima formación teórica, pero gran "olfato" o "visión de futuro", como diríamos contemporáneamente, para el comercio, lo cual podríamos categorizar como saber emírico. La señora es la que logra "salvar" la empresa familiar de su marido: "Para compensar las pérdidas ..., urgía plantear otro negocio, buscar nuevos caminos, y aquí fue donde lució sus altas dotes Isabel Cordero, esposa de Gumersindo, que tenía más pesquis que este. Sin saber...Geografía, comprendía que había un Singapore y un istmo de Suez", "Adivinaba el fenómeno comercial".

3.   Caracterización de la disciplina que los padres de Juanito imponen a su educación. Continuidades y rupturas respecto del período precedente, teniendo en cuenta la disciplina impuesta a Baldomero. Relación del cambio con las transformaciones políticas del período. Ilustración con citas del fragmento.
Dado que en este sentido, el fragmento de Galdós es en sí bastante claro y explícito, pasaremos a ilustrar el punto con citas del mismo:
Caracterización de la disciplina que los padres de Juanito imponen a su educación: "Criáronle con regalo y exquisitos cuidados, pero sin mimo".
Continuidades y rupturas respecto del período precedente, teniendo en cuenta la disciplina impuesta a Baldomero: "D. Baldomero no tenía carácter para poner un freno a su estrepitoso cariño paternal, ni para meterse en severidades de educación y formar al chico como le formaron a él. Si su mujer lo permitiera, habría llevado Santa Cruz su indulgencia hasta consentir que el niño hiciera en todo su real gana", "Santa Cruz tenía muy presentes las ferocidades disciplinarias de su padre, los castigos que le imponía, y las privaciones que le había hecho sufrir. ...Todo fue rigor, trabajo, sordidez".
Relación del cambio con las transformaciones políticas del período: "¿En qué consistía que habiendo sido él educado tan rígidamente por D. Baldomero I, era todo blanduras con su hijo? ¡Efectos de la evolución educativa, paralela de la evolución política! ...Pero lo más particular era que creyendo D. Baldomero que tal sistema había sido eficacísimo para formarle a él, lo tenía por deplorable tratándose de su hijo. Esto no era una falta de lógica, sino la consagración práctica de la idea madre de aquellos tiempos, el progreso", "y al pensar en el progreso sentía ganas de dejar al chico entregado a sus propios instintos". El liberalismo está presente cuando D. Pedro Mata afirma, haciendo un paralelo posivista entre biología y educación-sociedad: "La naturaleza se cura sola; no hay más que dejarla. Las fuerzas reparatrices lo hacen todo, ayudadas del aire. El hombre se educa sólo en virtud de las suscepciones constantes que determina en su espíritu la conciencia, ayudada del ambiente social".

4.   Disciplinas que forman parte del curriculum de la escuela a la que asiste Juanito. Relación entre la difusión de esos saberes y el contexto socio económico y cultural.
Las disciplinas curriculares que se mencionan en el fragmento son Latín, Aritmética, Historia Natural y Química, lo cual supongo es sólo una parte de los saberes transmitidos a Juanito. El conjunto de estos saberes representa a mi entender una transición entre los de hace por lo menos siete siglos, (y de los cuales algunos como el latín no tendrían sentido alguno dentro de la nueva concepción utilitaria de la educación) y los nuevos privilegiados a la luz del progreso y la ciencia. Sin embargo, cabe destacar que el método de enseñanza de algunos saberes tradicionales, como la aritmética, tuvo como característica diferencial el de ser eminentemente empírico: "le hacía ver claros los problemas de aritmética elemental, valiéndose de garbanzos o judías", "Para la Historia Natural, solía...llamar en su auxilio al león del Retiro".
Pero se observan todavía resabios de la educación memoricista de antaño: "se las metía en el cerebro a puñados y a empujones", "También le cultivaba la memoria, descargándosela de fárrago inútil", "en la Química se quedaban los dos parados...concluyendo ella por meterle en la memoria las fórmulas".
No podemos decir mucho acerca de su relación con el contexto socio económico y cultural, ya que para establecer tal relación deberíamos especular acerca de otros saberes transmitidos a Juanito en su escuela concreta, de los cuales carecemos de información. Sin embargo, el hecho de que éste se hiciera bachiller en Artes y luego ingresara a la universidad concurriendo a la cátedra de Salmerón, pareciera indicar que adquirió una formación más filosófica que práctica, no tan acorde con los tiempos, pero que sí confirmaría la hipótesis de Hobsbawm citada en el punto 2.

5.   Pedagogos e ideas subyacentes al tipo de educación que recibe Juanito. Ilustración con citas del fragmento.
Pueden distinguirse por un lado, las ideas pestalozzianas en cuanto a la importancia de la educación en familia y sobre todo de la madre: "su mamá le repasaba las lecciones todas las noches", "aquella señora se convirtió en ... intérprete de toda la ciencia humana, pues le descifraba al niño los puntos oscuros que en los libros había, y aclaraba todas sus dudas". Ahora bien, esta sabiduría "enciclopédica" de doña Bárbara no era para nada adquirida en establecimientos pedagógicos, sino más bien intuitiva, "estimulada por el amor materno", aunque más bien nosotros diríamos que está basada en el poder materno, ya que la señora "sacaba inmenso partido de lo poco que el discípulo sabía". También están presentes las características de acción educativa señaladas en el punto 4.
En cuanto a la disciplina, se advierten rasgos herbartianos en cuanto a la formación del carácter moral: "Felizmente para Juanito, estaba allí su madre, en quien se equilibraban maravillosamente el corazón y la inteligencia. Sabía coger las disciplinas cuando era menester, y sabía ser indulgente a tiempo"

6.   Elementos de la filosofía positivista en las concepciones de los actores sociales que se presentan en el fragmento y en la pedagogía que guía la realidad educativa en la que está inserto Juanito.
El positivismo fue la corriente dominante en el pensamiento intelectual de la segunda mitad del siglo XIX. Siguiendo a Dussel: "El positivismo fue un movimiento intelectual amplio, de gran alcance en la segunda mitad del siglo XIX, y que incluía tanto una renovación filosófica como un plan de regeneración social." (Dussel, 2001:54).
En cuanto al positivismo como movimiento filosófico, Dussel señala que éste engloba diversos sistemas pero es posible localizar elementos comunes a todos ellos. En sus orígenes, el positivismo se aparta de toda metafísica y establece cuatro reglas para distinguir las cuestiones científicas de las meramente especulativas:
·         Los fenómenos no pueden explicarse por la presencia de esencias no observables, imposibles de experimentar.
·         No hay universales, sino objetos particulares y limitados. Las abstracciones son generalizaciones no relacionadas con ningún ente concreto, sino sólo ordenaciones concisas y clasificadoras de los datos obtenidos de la experiencia.
·         Al no ser datos experienciales, ni los juicios de valor ni los enunciados normativos tienen valor cognoscitivo. Sin embargo, la moral es importante para el ordenamiento social.
·         Los modos de adquisición de un saber válido son los mismos para cualquier campo de la experiencia. Las diversas ciencias confluirán en una sola ciencia general.
Todo esto, maravillosa y extrañamente unido a la aceptación y defensa de la religión, tanto en Comte como en Spencer.
El positivismo comteano está ligado a las ideas de orden y progreso que influyen en Don Baldomero: "¿Qué sería del mundo sin progreso?" y en general en toda la burguesía madrileña, que acuña en esos tiempos la expresión "el mundo marcha". El de Spencer, en cambio, se exteriorizan en una preocupación más directa sobre la educación, cuyo fin es preparar para la vida, en los siguientes aspectos:
·         Para la conservación directa del individuo (salud)
·         Para la conservación indirecta del individuo (medios de subsistencia)
·         Para la educación de la familia (fisiología, psicología)
·         Para formar al cudadano (sociología descriptiva y comparada)
En la concepción de Dussel "aunque pueden encontrarse continuidades con el modelo anterior...tanto la pedagogía spenceriana...como la pedagogía nueva, son expresiones del agotamiento de la vieja relación político-pedagógica instalada por los jesuitas, y de la búsqueda de nuevas articulaciones entre sujetos y Estado, escuela y sociedad" (Dussel, 2001:71).
BIBLIOGRAFÍA
·          Dussel, I., ¿Existió una pedagogía Positivista? en AAVV La escuela como máquina de educar, Paidós Cuestiones de Educación, Buenos Aires, 2001, 1º edición
·          Hobsbawm, E., Naciones y Nacionalismo desde 1780, Crítica, Barcelona, 1995, reimpresión [1990]
·          Hobsbawm, E., La era del capital, 1848-1875, Crítica, Buenos Aires, 2001, 2º edición [1975]
·          Hobsbawm, E., En torno a los orígenes de la revolución industrial, Siglo XXI, México, 2000, 27º edición [1971]
·          Marx, K., Contribución a la crítica de la economía política, Siglo XXI, México, 1993 [1859]
·          Hobsbawm, E., La era de la revolución, Labor, Barcelona, 1991
·          Luzuriaga, L., Antología Pedagógica, Losada, Buenos Aires, 1992
·          Manacorda, M., Historia de la Educación II, Siglo XXI

FUENTE:
Pérez Galdós, B., Fortunata y Jacinta. Primera Parte. Cap. 4 y 5 (pp. 35 a 43), CEFYL, se desconocen datos de edición, original publicado en 1888.

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