Autoras/es: José Carlos Escudero
Lo que sigue es la desgrabación de las reflexiones formuladas por José Carlos Escudero, médico sanitarista, sociólogo, profesor en las Universidades de Luján y de La Plata, durante una reunión de Carta Abierta en Buenos Aires, el 23 de Mayo del año 2011.
(Fecha original del artículo: Mayo 2011)
Muchas gracias por estar acá. Hay muchas cosas para decir en poco tiempo.
Para describir el nivel de salud de la población argentina voy a empezar haciendo un análisis de las tasas de mortalidad. ¿Por qué mortalidad? Porque la mortalidad es un dato demográficamente sólido. La muerte es un fenómeno fácil de definir, y ocurre una sola vez. Leyendo la literatura se refieren algunos casos de resucitaciones, pero son muy pocos, estadísticamente no pesan, así que voy a centrarme en la mortalidad.
¿Por qué no datos de morbilidad, de enfermedad? Quiero plantear por qué no los elijo pese a que se los usa en el análisis habitual. En Argentina, los datos de morbilidad suelen ser datos de “gente atendida” por su enfermedad, no de “gente enferma, esté o no atendida“. Esta diferencia es muy grande; por ejemplo, si la situación política argentina se sigue caldeando, cosa que no descarto para nada - ¿vieron lo que es un “personal trainer”? un personal trainer entrena a alguien para mantenerse en buen estado; la oposición salvaje que recibe el gobierno nacional es el mejor personal trainer-, como decía, no descarto que, si se caldea la situación política, el gobierno genere una inversión en salud pública gratuita mucho mayor que la insignificante actual de 1,9 % del PBI. Imagínense que se duplicara la oferta estatal gratuita de horas de atención, aparecería gente que está enferma pero que hoy no sale de la casa porque sabe que si va al hospital va a tener increíbles demoras. Además en la Argentina de hoy no se buscan activamente casos de enfermedad, así que si esta inversión estatal adicional se tradujera en una mayor oferta de servicios y una activa búsqueda de enfermos veríamos que .las estadísticas actuales de morbilidad no sirven, y que para conocer el verdadero perfil de morbilidad nacional solamente servirían estas nuevas. Adivino lo que en esta circunstancia va a hacer el grupo Clarín, ya que las personas que estaban ocultas y ahora se atienden generan estadísticas de morbilidad, todas las tasas de morbilidad subirían y no porque aumente la enfermedad sino porque aumenta la atención. Esto, en manos de un monopolio mediático se va a usar para decir: “Este gobierno es espantoso, aumentan las enfermedades”.
Con respecto a salud mental y a hacer consideraciones sobre ella hay un problema; como todo porteño intelectual clasemediero tengo un estrecho contacto con gente “psi”, en parte como paciente. Lo que yo creo notar en los análisis “psi” de la salud mental argentina, es que subestiman datos de la “materialidad” argentina. Argentina era a partir de 1946 el mayor Estado de Bienestar en la periferia capitalista, esto fue conseguido por el primer peronismo: proteccionista, keynesiano, industrializador, con buenas tramas de seguridad social. A partir del baño de sangre de 1976 empezó el salvajismo. Quiero darles unas cifras: entre el 76 y el año 2003 -momento máximo de la crisis de la burbuja de la convertibilidad- la pobreza subió 7 veces, este es un record para poner en el Guinness; la indigencia, que es la pobreza extrema, que es no tener plata para comprar la canasta de alimentos, subió doce veces. En contra de un mito de la clase media, la gente que más sufrió no fue esta, sino los mas pobres, y quien más pobre ya era, más sufría; la deuda externa subió 20 veces; la diferencia entre el 10% más pobre y el 10% más rico en la distribución de ingreso, que era más o menos 10 a comienzos de la década de los 70, subió a treinta y tantos en el 2002 y ahora bajó un poco, a veintitantos a uno; el trabajo se precarizó, el desempleo pasó a ser de dos dígitos, estructural. Todo esto generó cierta subjetividad en la población. La subjetividad no es resultado solamente de aquellas categorías explicativas que analizan la construcción del aparato psíquico más o menos endógenamente, sino también, e inclusive predominantemente, de condicionantes exógenos donde la vida material es fundamental. Tema para discutir en clases de “género y vida laboral”: un país que tiene alto desempleo, trabajo precarizado y facilidad para echar gente, es un país donde las mujeres van a tener que bancarse más acoso sexual en el trabajo, esto es estrictamente cierto porque la ética del autorrespeto queda tapada por la supervivencia. Todas estas variables, que convirtieron a la Argentina, en unos pocos años, en un ejemplo extremo de empobrecimiento, crearon una nueva subjetividad colectiva; antes la Argentina no era sólo un país rico en términos latinoamericanos, parecía ser un pedazo de Europa que vino a recalar al cono sur por eso de la dinámica de placas, eso ha creado una notable subjetividad de clase media -recomiendo el libro de Adamovsky, Historia de la clase media para ver cómo se creó cierta subjetividad de clase media en nuestro país-. Y ese país de clase media explotó… Y esa explosión generó una subjetividad de inseguridad, así que si buscamos explicaciones de depresiones, eczemas, asmas, hipertensiones, violencia doméstica, pensemos un país donde parecía que había certezas y las certezas se tradujeron en incertidumbres. Es el insomnio de la gente que está trabajando, que sabe que están echando gente y que los pueden echar. Estas variables de explicación socio-históricas y políticas entran muy poco en el ambiente psi, y si entran en el imaginario de clase media se traducen, o suelen traducirse, en la venta de una molécula patentada: algún psicotrópico: un chaleco de fuerza químico para el malestar.
Así que no voy a hablar de morbilidad, no voy a hablar de salud mental. Hablemos de mortalidad. En este momento algunos países del mundo han llegado a tener menos de 5/1000 de mortalidad infantil, cosa que hace cuarenta años yo pienso que nadie hubiera pronosticado. Menos de 5/1000 es 0,5%, es insignificante. Esos mismo países han llegado, más o menos, a tener mortalidad materna de menos de 10 muertes maternas cada 100 000 nacimientos, eso es prácticamente erradicar la mortalidad materna, salvo que uno sea actuario y no epidemiólogo. Hablemos epidemiológicamente: para conseguir estas cifras espectaculares de erradicar mortalidad materna es condición necesaria despenalizar el aborto y si el aborto, además de despenalizarlo, se hace gratis en hospitales públicos, esa es ya condición suficiente. Los países que lograron esto están teniendo letalidades por aborto de una muerte por aborto cada 100 000 abortos efectuados, ¿se dan cuenta? El aborto es muy traumático, pero deja de ser factor de muerte o factor de mutilación irreversible del aparato genital femenino; esos países han llegado a extremos de buena salud corporal, todo esto lo digo por su mortalidad, que son admirables. Pregunta de cajón a alumnos: “Caractericen políticamente los países que llegaron a esta hermosa situación”, respuesta obvia: Escandinavia, bien, chocolate por la noticia; respuesta un poquito menos obvia: los estados de bienestar de Europa occidental, bien; y del sur de Europa, también bien; respuesta aún un poco menos obvia: Australia y Canadá, no, Nueva Zelanda, no, Estados Unidos, no; respuesta no obvia: los tigres asiáticos, Japón, Corea del Sur, Singapur, Hong-Kong. Y digo esto porque mis alumnos suelen ser autodefinidos de izquierda, conocen todos los clásicos canónicos, conocen los catecismos de esos clásicos que generan respuestas automáticas. Para algunas personas, se consulta a los clásicos y está todo aclarado. Para complejizar estas simplezas, los países “tigres asiáticos” llegaron a tener una buenísima salud por un carril que es diferente al carril social-democrático europeo o de Europa del Norte, que vale la pena estudiar. Si uno compara la mortalidad de Corea del Sur con Argentina es para llorar, si uno es argentino; Corea del Sur llegó hoy a tener niveles de mortalidad cuasi-europeos, y tenía niveles mucho peores que los de Argentina en 1960. Así que pensemos: con estos buenos niveles de salud, hay que estudiar el mecanismo político que los consiguió y hay que admirarse que estos países han llegado a una situación absolutamente deseable. A esto se puede llegar. Se suma a estos países Cuba, país pobre, a diferencia de los anteriormente nombrados, y que por suerte sobrevivió a varias invasiones norteamericanas y al colapso del “socialismo real“ que la subsidiaba. En salud colectiva hay que pensar en mecanismos de causalidad originales, esto sirve para Cuba. Yo propuse como tema de tesis de doctorado “La fuerza aérea revolucionaria y la buena salud colectiva de Cuba”, cosa que puede interesar a algún doctorando. Reflexionemos: como Cuba es una isla, hay que invadirla por mar, invadir por mar es complicado. En el caso de la invasión de Playa Girón, la Fuerza Aérea Revolucionaria tenía ocho aviones en condiciones de vuelo; la CIA pensaba que no tenía ningún avión en condiciones de vuelo y tenía ocho. Los aviones despegaron y hundieron los barcos; y el juego norteamericano, que era una cabecera de playa para que aguantara una semana hasta que Estados Unidos reconocía el gobierno de Miami aposentado en la playa, no se pudo dar porque la invasión se combatió y se derrotó rápido. ¿Me siguen el razonamiento? Entonces, categoría analítica para salud colectiva: un Sea Hawk en condiciones de vuelo y equipado con bombas, bien, sigo el hilo central. Argentina: si tuviéramos la mortalidad infantil de Cuba, tendríamos por año 5000 muertes infantiles menos que las que tenemos hoy. Si tuviéramos la de Suecia tendríamos 8000 muertes menos. Tenemos una muerte por aborto cada día por medio, más o menos. Eso hay que cambiarlo.
El gobierno argentino acaba de tomar una medida fundamental para mejorar la salud argentina, una medida que uno puede calificar de “Carrillista”, ambiciosa, universalizadora, carísima e inclusiva en grado máximo: es la Asignación Universal por Hijo. Se dan cuenta de la ironía, esta medida espectacular, 0,6 % del producto bruto, 10.000 millones de dólares por año, con tres millones y medio de chicos incluidos, está mejorando los niveles de salud porque la gente muy pobre tiene bastante más plata en el bolsillo. Esa medida no salió del Ministerio de Salud, salió del Ministerio de Desarrollo Social, porque lo que yo observo como observador independiente -soy profesor universitario- es que la única débil medida útil importante que hizo el Ministerio de Salud en los últimos años fue cuando hizo alguna señal para propiciar la fabricación pública de medicamentos. Eso retrocedió con el ministro Manzur, están acá en la platea varias personas que han sido purgadas debido al retroceso de esa medida. El Ministro Manzur se opone a la fabricación pública. Medicamentos es un tercio del gasto total argentino en salud. Medicamentos fabricados por el Estado serían, para empezar, el establecimiento de “controles” para poner en evidencia lo que es caro, e inclusive de baja calidad, del sector privado. En Salud a nivel nacional tenemos un estancamiento o un retroceso. Ironía: en salud argentina, la posta la está tomando el Ministerio de Desarrollo Social. Si uno quiere ser intelectual crítico de la Asignación Universal, el problema es que si se da plata a la gente en el bolsillo, esto tiende a aumentar la compra de alimentos -porque los pobres lo primero que compran son alimentos- y como la oferta es inelástica, eso da inflación. Yo hubiera propuesto en paralelo más medidas desmercantilizadoras en el sector salud, como por ejemplo, un sistema mucho más ofertor gratuito en salud, y en educación algo así como doble escolaridad para todas las escuelas públicas. Son satisfactores no mercantiles, no son inflacionarios, absorben mano de obra para trabajar, lo cual políticamente es esencial. De cualquier forma, la Asignación Universal por Hijo es una buenísima medida.
Salud es el peor lobby que hay en el capitalismo. Mario Rovere lo explicó. Si uno es capitalista e invierte en salud gana más plata que invirtiendo plata en ningún otro sector y la posibilidad de control es mínima. Yo estoy preocupado por Obama, porque a Obama lo esmerilaron, y porque el sector salud, a diferencia y peor que el “campo argentino”, aprieta un botón mucho más sensible en la población, que es miedo a la epidemia, la plaga, la enfermedad bíblica. Esto es lo que van a decir a gritos cuando el Estado quiera tomar medidas activas de justicia social en el sector salud. La epidemia de dengue fue un verso del principio hasta el fin, el miedo por el dengue. Y a nivel mundial tuvimos el verso de la gripe porcina, que permitió que algunos ganen 40 000 millones de dólares. Así que la forma de manejar “verso” por un sector salud cada vez más corrupto, que maneja medios, que paga políticos -no solamente en Estados Unidos- es terrible, es un enemigo feroz. Yo veo un escenario más activo por parte del Gobierno si se caldea la lucha política y si el gobierno tiene en cuenta que la salud es un factor de legitimación muy rápido. Si uno quiere legitimar a través de la educación, o de la vivienda el resultado es más diferido. En salud la mejora y su percepción son casi instantáneas. Tengo escrita una de varias propuestas con diferentes escenarios que usan como variable exógena el poder político: “con mucho poder político hacés esto, con poco poder político hacés esto otro”; lo que estoy proponiendo con poco poder político es que el Estado Federal pague salarios para los trabajadores de salud en las provincias, como hizo aquel revolucionario Sarmiento (¿se acuerdan de Sarmiento, el izquierdista?), pagaba salarios de maestras con plata federal, eso era la ley 1420 de educación pública. La relaciones bilaterales del gobierno federal con una provincia aumentan la legitimidad de ambos gobiernos, generan la contratación de trabajadores del Estado que por conservar el empleo se van a resistir al sabotaje, que va a ser feroz, y la gente –pequeño detalle- se muere y enferma menos. Fíjense en experiencias recientes de creación de legitimidad a través de la salud: lo que hizo Chávez con Barrio Adentro, y diciendo una cosa que es políticamente incorrecto decir en Argentina, lo que hace Hamás en la franja de Gaza.
Pronóstico mundial: la crisis mundial sigue agravándose, en muchísimos países del mundo están aumentando el desempleo, la desnutrición… El tipo de angustia que los argentinos sentimos en el 2001 la están sintiendo muchos países ahora. Basta leer internet todos los días, esto no aparece en la prensa argentina, el 2001 se está repitiendo en países tan improbables como Islandia, Irlanda, Estonia, Letonia, Ucrania, que replican un modelo argentino y esta burbuja reventó inicialmente en Argentina. Así que se nos vienen tiempos movidos, nosotros trabajamos salud y no solamente tenemos la gratificación narcisista de que tratamos de que la gente se muera menos, sino que la salud es un elemento central en el imaginario y en la acumulación de poder político. El enemigo, para sabotear, dirá “qué mal está la salud”, para nosotros nos queda el ganar poder político a través de acciones de salud que beneficien a la población. Nada más.
Para describir el nivel de salud de la población argentina voy a empezar haciendo un análisis de las tasas de mortalidad. ¿Por qué mortalidad? Porque la mortalidad es un dato demográficamente sólido. La muerte es un fenómeno fácil de definir, y ocurre una sola vez. Leyendo la literatura se refieren algunos casos de resucitaciones, pero son muy pocos, estadísticamente no pesan, así que voy a centrarme en la mortalidad.
¿Por qué no datos de morbilidad, de enfermedad? Quiero plantear por qué no los elijo pese a que se los usa en el análisis habitual. En Argentina, los datos de morbilidad suelen ser datos de “gente atendida” por su enfermedad, no de “gente enferma, esté o no atendida“. Esta diferencia es muy grande; por ejemplo, si la situación política argentina se sigue caldeando, cosa que no descarto para nada - ¿vieron lo que es un “personal trainer”? un personal trainer entrena a alguien para mantenerse en buen estado; la oposición salvaje que recibe el gobierno nacional es el mejor personal trainer-, como decía, no descarto que, si se caldea la situación política, el gobierno genere una inversión en salud pública gratuita mucho mayor que la insignificante actual de 1,9 % del PBI. Imagínense que se duplicara la oferta estatal gratuita de horas de atención, aparecería gente que está enferma pero que hoy no sale de la casa porque sabe que si va al hospital va a tener increíbles demoras. Además en la Argentina de hoy no se buscan activamente casos de enfermedad, así que si esta inversión estatal adicional se tradujera en una mayor oferta de servicios y una activa búsqueda de enfermos veríamos que .las estadísticas actuales de morbilidad no sirven, y que para conocer el verdadero perfil de morbilidad nacional solamente servirían estas nuevas. Adivino lo que en esta circunstancia va a hacer el grupo Clarín, ya que las personas que estaban ocultas y ahora se atienden generan estadísticas de morbilidad, todas las tasas de morbilidad subirían y no porque aumente la enfermedad sino porque aumenta la atención. Esto, en manos de un monopolio mediático se va a usar para decir: “Este gobierno es espantoso, aumentan las enfermedades”.
Con respecto a salud mental y a hacer consideraciones sobre ella hay un problema; como todo porteño intelectual clasemediero tengo un estrecho contacto con gente “psi”, en parte como paciente. Lo que yo creo notar en los análisis “psi” de la salud mental argentina, es que subestiman datos de la “materialidad” argentina. Argentina era a partir de 1946 el mayor Estado de Bienestar en la periferia capitalista, esto fue conseguido por el primer peronismo: proteccionista, keynesiano, industrializador, con buenas tramas de seguridad social. A partir del baño de sangre de 1976 empezó el salvajismo. Quiero darles unas cifras: entre el 76 y el año 2003 -momento máximo de la crisis de la burbuja de la convertibilidad- la pobreza subió 7 veces, este es un record para poner en el Guinness; la indigencia, que es la pobreza extrema, que es no tener plata para comprar la canasta de alimentos, subió doce veces. En contra de un mito de la clase media, la gente que más sufrió no fue esta, sino los mas pobres, y quien más pobre ya era, más sufría; la deuda externa subió 20 veces; la diferencia entre el 10% más pobre y el 10% más rico en la distribución de ingreso, que era más o menos 10 a comienzos de la década de los 70, subió a treinta y tantos en el 2002 y ahora bajó un poco, a veintitantos a uno; el trabajo se precarizó, el desempleo pasó a ser de dos dígitos, estructural. Todo esto generó cierta subjetividad en la población. La subjetividad no es resultado solamente de aquellas categorías explicativas que analizan la construcción del aparato psíquico más o menos endógenamente, sino también, e inclusive predominantemente, de condicionantes exógenos donde la vida material es fundamental. Tema para discutir en clases de “género y vida laboral”: un país que tiene alto desempleo, trabajo precarizado y facilidad para echar gente, es un país donde las mujeres van a tener que bancarse más acoso sexual en el trabajo, esto es estrictamente cierto porque la ética del autorrespeto queda tapada por la supervivencia. Todas estas variables, que convirtieron a la Argentina, en unos pocos años, en un ejemplo extremo de empobrecimiento, crearon una nueva subjetividad colectiva; antes la Argentina no era sólo un país rico en términos latinoamericanos, parecía ser un pedazo de Europa que vino a recalar al cono sur por eso de la dinámica de placas, eso ha creado una notable subjetividad de clase media -recomiendo el libro de Adamovsky, Historia de la clase media para ver cómo se creó cierta subjetividad de clase media en nuestro país-. Y ese país de clase media explotó… Y esa explosión generó una subjetividad de inseguridad, así que si buscamos explicaciones de depresiones, eczemas, asmas, hipertensiones, violencia doméstica, pensemos un país donde parecía que había certezas y las certezas se tradujeron en incertidumbres. Es el insomnio de la gente que está trabajando, que sabe que están echando gente y que los pueden echar. Estas variables de explicación socio-históricas y políticas entran muy poco en el ambiente psi, y si entran en el imaginario de clase media se traducen, o suelen traducirse, en la venta de una molécula patentada: algún psicotrópico: un chaleco de fuerza químico para el malestar.
Así que no voy a hablar de morbilidad, no voy a hablar de salud mental. Hablemos de mortalidad. En este momento algunos países del mundo han llegado a tener menos de 5/1000 de mortalidad infantil, cosa que hace cuarenta años yo pienso que nadie hubiera pronosticado. Menos de 5/1000 es 0,5%, es insignificante. Esos mismo países han llegado, más o menos, a tener mortalidad materna de menos de 10 muertes maternas cada 100 000 nacimientos, eso es prácticamente erradicar la mortalidad materna, salvo que uno sea actuario y no epidemiólogo. Hablemos epidemiológicamente: para conseguir estas cifras espectaculares de erradicar mortalidad materna es condición necesaria despenalizar el aborto y si el aborto, además de despenalizarlo, se hace gratis en hospitales públicos, esa es ya condición suficiente. Los países que lograron esto están teniendo letalidades por aborto de una muerte por aborto cada 100 000 abortos efectuados, ¿se dan cuenta? El aborto es muy traumático, pero deja de ser factor de muerte o factor de mutilación irreversible del aparato genital femenino; esos países han llegado a extremos de buena salud corporal, todo esto lo digo por su mortalidad, que son admirables. Pregunta de cajón a alumnos: “Caractericen políticamente los países que llegaron a esta hermosa situación”, respuesta obvia: Escandinavia, bien, chocolate por la noticia; respuesta un poquito menos obvia: los estados de bienestar de Europa occidental, bien; y del sur de Europa, también bien; respuesta aún un poco menos obvia: Australia y Canadá, no, Nueva Zelanda, no, Estados Unidos, no; respuesta no obvia: los tigres asiáticos, Japón, Corea del Sur, Singapur, Hong-Kong. Y digo esto porque mis alumnos suelen ser autodefinidos de izquierda, conocen todos los clásicos canónicos, conocen los catecismos de esos clásicos que generan respuestas automáticas. Para algunas personas, se consulta a los clásicos y está todo aclarado. Para complejizar estas simplezas, los países “tigres asiáticos” llegaron a tener una buenísima salud por un carril que es diferente al carril social-democrático europeo o de Europa del Norte, que vale la pena estudiar. Si uno compara la mortalidad de Corea del Sur con Argentina es para llorar, si uno es argentino; Corea del Sur llegó hoy a tener niveles de mortalidad cuasi-europeos, y tenía niveles mucho peores que los de Argentina en 1960. Así que pensemos: con estos buenos niveles de salud, hay que estudiar el mecanismo político que los consiguió y hay que admirarse que estos países han llegado a una situación absolutamente deseable. A esto se puede llegar. Se suma a estos países Cuba, país pobre, a diferencia de los anteriormente nombrados, y que por suerte sobrevivió a varias invasiones norteamericanas y al colapso del “socialismo real“ que la subsidiaba. En salud colectiva hay que pensar en mecanismos de causalidad originales, esto sirve para Cuba. Yo propuse como tema de tesis de doctorado “La fuerza aérea revolucionaria y la buena salud colectiva de Cuba”, cosa que puede interesar a algún doctorando. Reflexionemos: como Cuba es una isla, hay que invadirla por mar, invadir por mar es complicado. En el caso de la invasión de Playa Girón, la Fuerza Aérea Revolucionaria tenía ocho aviones en condiciones de vuelo; la CIA pensaba que no tenía ningún avión en condiciones de vuelo y tenía ocho. Los aviones despegaron y hundieron los barcos; y el juego norteamericano, que era una cabecera de playa para que aguantara una semana hasta que Estados Unidos reconocía el gobierno de Miami aposentado en la playa, no se pudo dar porque la invasión se combatió y se derrotó rápido. ¿Me siguen el razonamiento? Entonces, categoría analítica para salud colectiva: un Sea Hawk en condiciones de vuelo y equipado con bombas, bien, sigo el hilo central. Argentina: si tuviéramos la mortalidad infantil de Cuba, tendríamos por año 5000 muertes infantiles menos que las que tenemos hoy. Si tuviéramos la de Suecia tendríamos 8000 muertes menos. Tenemos una muerte por aborto cada día por medio, más o menos. Eso hay que cambiarlo.
El gobierno argentino acaba de tomar una medida fundamental para mejorar la salud argentina, una medida que uno puede calificar de “Carrillista”, ambiciosa, universalizadora, carísima e inclusiva en grado máximo: es la Asignación Universal por Hijo. Se dan cuenta de la ironía, esta medida espectacular, 0,6 % del producto bruto, 10.000 millones de dólares por año, con tres millones y medio de chicos incluidos, está mejorando los niveles de salud porque la gente muy pobre tiene bastante más plata en el bolsillo. Esa medida no salió del Ministerio de Salud, salió del Ministerio de Desarrollo Social, porque lo que yo observo como observador independiente -soy profesor universitario- es que la única débil medida útil importante que hizo el Ministerio de Salud en los últimos años fue cuando hizo alguna señal para propiciar la fabricación pública de medicamentos. Eso retrocedió con el ministro Manzur, están acá en la platea varias personas que han sido purgadas debido al retroceso de esa medida. El Ministro Manzur se opone a la fabricación pública. Medicamentos es un tercio del gasto total argentino en salud. Medicamentos fabricados por el Estado serían, para empezar, el establecimiento de “controles” para poner en evidencia lo que es caro, e inclusive de baja calidad, del sector privado. En Salud a nivel nacional tenemos un estancamiento o un retroceso. Ironía: en salud argentina, la posta la está tomando el Ministerio de Desarrollo Social. Si uno quiere ser intelectual crítico de la Asignación Universal, el problema es que si se da plata a la gente en el bolsillo, esto tiende a aumentar la compra de alimentos -porque los pobres lo primero que compran son alimentos- y como la oferta es inelástica, eso da inflación. Yo hubiera propuesto en paralelo más medidas desmercantilizadoras en el sector salud, como por ejemplo, un sistema mucho más ofertor gratuito en salud, y en educación algo así como doble escolaridad para todas las escuelas públicas. Son satisfactores no mercantiles, no son inflacionarios, absorben mano de obra para trabajar, lo cual políticamente es esencial. De cualquier forma, la Asignación Universal por Hijo es una buenísima medida.
Salud es el peor lobby que hay en el capitalismo. Mario Rovere lo explicó. Si uno es capitalista e invierte en salud gana más plata que invirtiendo plata en ningún otro sector y la posibilidad de control es mínima. Yo estoy preocupado por Obama, porque a Obama lo esmerilaron, y porque el sector salud, a diferencia y peor que el “campo argentino”, aprieta un botón mucho más sensible en la población, que es miedo a la epidemia, la plaga, la enfermedad bíblica. Esto es lo que van a decir a gritos cuando el Estado quiera tomar medidas activas de justicia social en el sector salud. La epidemia de dengue fue un verso del principio hasta el fin, el miedo por el dengue. Y a nivel mundial tuvimos el verso de la gripe porcina, que permitió que algunos ganen 40 000 millones de dólares. Así que la forma de manejar “verso” por un sector salud cada vez más corrupto, que maneja medios, que paga políticos -no solamente en Estados Unidos- es terrible, es un enemigo feroz. Yo veo un escenario más activo por parte del Gobierno si se caldea la lucha política y si el gobierno tiene en cuenta que la salud es un factor de legitimación muy rápido. Si uno quiere legitimar a través de la educación, o de la vivienda el resultado es más diferido. En salud la mejora y su percepción son casi instantáneas. Tengo escrita una de varias propuestas con diferentes escenarios que usan como variable exógena el poder político: “con mucho poder político hacés esto, con poco poder político hacés esto otro”; lo que estoy proponiendo con poco poder político es que el Estado Federal pague salarios para los trabajadores de salud en las provincias, como hizo aquel revolucionario Sarmiento (¿se acuerdan de Sarmiento, el izquierdista?), pagaba salarios de maestras con plata federal, eso era la ley 1420 de educación pública. La relaciones bilaterales del gobierno federal con una provincia aumentan la legitimidad de ambos gobiernos, generan la contratación de trabajadores del Estado que por conservar el empleo se van a resistir al sabotaje, que va a ser feroz, y la gente –pequeño detalle- se muere y enferma menos. Fíjense en experiencias recientes de creación de legitimidad a través de la salud: lo que hizo Chávez con Barrio Adentro, y diciendo una cosa que es políticamente incorrecto decir en Argentina, lo que hace Hamás en la franja de Gaza.
Pronóstico mundial: la crisis mundial sigue agravándose, en muchísimos países del mundo están aumentando el desempleo, la desnutrición… El tipo de angustia que los argentinos sentimos en el 2001 la están sintiendo muchos países ahora. Basta leer internet todos los días, esto no aparece en la prensa argentina, el 2001 se está repitiendo en países tan improbables como Islandia, Irlanda, Estonia, Letonia, Ucrania, que replican un modelo argentino y esta burbuja reventó inicialmente en Argentina. Así que se nos vienen tiempos movidos, nosotros trabajamos salud y no solamente tenemos la gratificación narcisista de que tratamos de que la gente se muera menos, sino que la salud es un elemento central en el imaginario y en la acumulación de poder político. El enemigo, para sabotear, dirá “qué mal está la salud”, para nosotros nos queda el ganar poder político a través de acciones de salud que beneficien a la población. Nada más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario